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El GNL no llegara a Alemania a tiempo, pero los verdes apuestan a eso

23 de noviembre de 2022 (EIRNS) — El cambio que pretende el gobierno alemán, de sustituir el gas natural ruso por gas natural licuado (GNL) procedente de otros países totalmente inciertos, es más que nada una apuesta al azar y no una estrategia para asegurar el suministro de gas para la industria y los hogares alemanes. Pero esa apuesta encuadra en el objetivo de los “verdes” ambientalistas de abandonar el gas en absoluto para 2030. 

La apuesta azarosa comienza con los costos de adquisición y mantenimiento de las terminales flotantes de GNL, que costara a Alemania cuando menos unos €3.000 millones de euros más de lo previsto originalmente, según informó la agencia británica de noticias Reuters, con base en una declaración del ministro de Economía del país. El costo global de las terminales, también conocidas como Unidades Flotantes de Almacenamiento y Regasificación (UFAR) se estima ahora en unos €6.560 millones de euros, más del doble del presupuesto original de €2.940 millones de euros. 

La semana pasada, Alemania concluyó la construcción de su primera UFAR, en el puerto de Wilhelmshaven, en el Mar del Norte. El ministro de Economía, Robert Habeck, declaró en ese momento que Wilhelmshave entraría en funcionamiento a finales de este año, junto con la segunda terminal en el puerto del Mar del Norte en Brunshuettel. Se espera que comiencen a funcionar proyectos similares en Stade y en Lubmin para finales de 2023, así como la segunda UFAR en Wilhelmshaven. Cada instalación tiene una capacidad de regasificación prevista de 5.000 millones de metros cúbicos de GNL al año. Esto suma 25.000 millones de metros cúbicos, menos de la mitad de lo que Nord Stream 2 habría bombeado a Alemania. Además, el precio del GNL es entre 3 y 4 veces mayor que l del gas ruso, si no es que más. 

La otra cuestión no resuelta —una cuestión decisiva, para empezar— es de dónde va a proceder ese GNL, ya que ni Estados Unidos puede cumplir sus promesas de suministro en los volúmenes solicitados, ni Qatar —que Alemania promueve como una “buena alternativa” a Rusia— tiene intención de llegar a un acuerdo con los alemanes si éstos no se comprometen con acuerdos a largo plazo. Pero como decíamos, Alemania, bajo la dictadura ambientalista verde, contempla prescindir totalmente del gas dentro de 8 años, y no se ha mostrado dispuesta a firmar contratos de más de cinco años, a lo que Qatar se opone justamente, porque para proyectos realmente grandes de GNL habría que hacer inversiones del orden de los €45.000 millones de euros. En comparación, China acaba de firmar un acuerdo de 27 años con Qatar.

 

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