9 de enero de 2023 (EIRNS) — Alrededor de las 3:00 pm hora local, en algo que fue claramente una acción planeada, cientos de partidarios del ex Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, atacaron a tres edificios federales en la capital, Brasilia, a saber, el Tribunal Supremo, el Congreso y el palacio presidencial Planalto, con muy poca resistencia de parte de la policía, quien parecía que estaba abrumada. Eventualmente, la policía antimotines y la policía militar entraron a los edificios para enfrentar a quienes estaban adentro, que estaban rompiendo ventanas, vandalizando y saqueando oficinas. Hay vídeos que muestran a un gran número de personas vestidas con camisetas verdes y amarillas participando en los desmanes. 

El Presidente Lula da Silva no estaba en Brasilia en ese momento, pero estaba furioso por lo que había sucedido. Puso a las fuerzas de Seguridad Federal a cargo de la seguridad en la capital hasta el 31 de enero, y acusó a quienes habían estado a cargo de la seguridad de haber permitido que “fascistas” y “fanáticos” sembraran el caos, según la reseña de Reuters. “Estos vándalos a quienes pudiéramos llamar fanáticos nazis, fanáticos estalinistas... fanáticos nazis, hicieron lo que nunca antes en la historia de este país se había hecho”, afirmó. “Vamos a dar con todos los que hicieron esto, y van a recibir su castigo”. Se ordenó que se investigara quiénes financiaron esta operación. Al momento de escribir esta nota 150 personas han sido arrestadas. 

Toda esta operación tiene la firma de Steve Bannon en todos lados. Como algo indicativo de todo este plan, el sábado 7 de enero en la tarde ocho autobuses llenos de bolsonaristas llegaron a Brasilia, y estuvieron merodeando alrededor de los vecindarios de los edificios gubernamentales, cantando y gritando, “Lula es un ladron que debe estar en prisión”, y llamando a un golpe de Estado. Los campamentos de partidarios de Bolsonaro instalados frente al cuartel general del Ejército en Brasilia hace dos meses no habían sido desmantelados, y los coches particulares que entraban en la capital el sábado por la noche eran dirigidos a la zona de los campamentos. 

Y en la noche del 6 de enero, grupos de bolsonaristas tomaron las calles de la ciudad de São Paulo, exigiendo también una acción militar contra el Presidente Lula. Las fuerzas de seguridad también recibieron informes de que los partidarios de Bolsonaro estaban planeando bloquear las refinerías en São Paulo y en Rio de Janeiro.