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¿En dónde estamos, y qué hacemos al respecto?

10 de enero de 2023 (EIRNS) — El Instituto Schiller en el mundo y los movimientos de LaRouche en muchos países han lanzado una campaña durante las próximas seis semanas para catalizar un movimiento de masas internacional, que se extienda desde el llamado Occidente hasta el Sur Global, en torno a la exigencia de que se emprendan de inmediato negociaciones para resolver el conflicto entre Ucrania y Rusia, antes de que estallemos todos en una guerra nuclear. Está movilización singular y continua durante las próximas seis semanas se enfocará en una serie de conferencias para debatir las ideas necesarias para crear una “revolución mundial” por la paz y el desarrollo, que desembocará en una jornada de concentraciones internacionales contra la guerra el 19 de febrero. 

Los países de la OTAN alegan que no puede haber negociaciones de paz sino hasta que Rusia haya sido derrotada en el campo de batalla. La mentalidad lunática de la actual dirigencia ucraniana que la OTAN está desplegando para conseguirlo, se expresó en la impactante entrevista que le dio a la revista estadounidense Newsweek hace tres días el embajador de Ucrania en Londres, Vadym Pyrstaiko, en la que afirma que la misión de Ucrania es la de destruir a Rusia, a costa de la nación y de su pueblo si es necesario. Estamos “perdiendo gente a diestra y siniestra”, reconoció, y el número de militares, civiles y ciudades enteras perdidas es “enorme”. Pero, agregó sin desparpajo, “somos” la mejor oportunidad de la OTAN para derrotar a Rusia, porque “no hay muchas naciones en el mundo que se permitan sacrificar tantas vidas, territorios y décadas de desarrollo con el propósito de derrotar al archienemigo”. 

Eso es locura, simple y llanamente. Se necesita un movimiento de masas ya para detener esa locura. ¿Cómo podemos despertar a tiempo a un número suficiente de personas para derrocar a quienes están detrás de ese compromiso demente? 

Para empezar, únanse a las decenas de miles de personas que ahora ven el intercambio entre el franco ex inspector de armamento, oficial retirado de la Armada, Scott Ritter, la candidata independiente al Senado de EU por Nueva York, Diane Sare, y la presidente del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, que se llevó a cabo el domingo 8 de enero durante el debate programático y estratégico organizado por Sare, con el tema “¿Se puede evitar la guerra nuclear?” 

Este debate demostró el principio de cómo este proceso de diálogo puede conducir a la “revolución mundial de las ideas” que se necesita, en especial el intercambio entre estos tres ponentes, que se publicó (en inglés) por separado con el provocativo título de “Prove me wrong!” (¡Demuéstrame que me equivoco!). Vale la pena verlo. 

Ritter describió el escenario en el que se libra esta batalla del modo siguiente: “¡La muerte cabalga en un caballo pálido, cabalga hacia nosotros, mientras hablamos! Y si no lo reconoces, si no eres consciente de ello, entonces vas felizmente hacia el abismo, al Armagedón del que habla Helga. Estamos en la cúspide de la guerra termonuclear”, expresó. Explicó, paso a paso, cómo hemos llegado a donde estamos hoy: 

“Tenemos los dos arsenales nucleares más grandes del mundo, y la gente responsable de idear mecanismos para controlar estos arsenales, y para que ojala se reduzcan esos arsenales, es la misma gente responsable de modernizar estos arsenales y hacer que esas armas sean más relevantes para sus respectivas posturas de seguridad nacional. 

“¡Esto es una locura! Literalmente, ¡la definición de locura! No se me ocurre un camino más rápido hacia el suicidio global que el que acabo de describir. Nadie habla de desarme. Todo el mundo habla de carrera armamentista”. 

Ritter argumenta que no ve otro resultado posible que una victoria rusa en el campo de batalla, y que solo puede esperar que la OTAN, en ese caso, no “se enfurezca, se enfurezca contra l muerte de su luz”, y acabe con la civilización humana. Elogió el trabajo de Helga Zepp-LaRouche y del Instituto Schiller para forzar una solución negociada, pero dijo que no creía que ese enfoque fuese ya posible. Sin embargo, Ritter instó a Helga Zepp-LaRouche a que, por favor, “demuestra que me equivoco”. 

Helga, que se proclama realista y “eterna optimista”, respondió exponiendo su convincente argumento de que la humanidad, como especie creativa, es capaz de catalizar un bien mayo a este mal al que nos enfrentamos ahora. 

Invitó a la gente a que escuhe lo que tiene que decir Ritter sobre el peligro; tiene razón. Pero este es un momento de cambio de época y hay elementos de esperanza. El Papa Francisco ha ofrecido el Vaticano como foro para esas negociaciones incondicionales, y el Instituto Schiller está movilizando a la gente para que respalde ese ofrecimiento. Se ha planteado también la idea de que Brasil, bajo el nuevo gobierno de Lula, junto con otras naciones prominentes del Sur Global, como India, Indonesia, Sudáfrica, Turquía, etc., podría facilitar negociaciones incondicionales para llegar a un acuerdo pacífico. Todos estos esfuerzos crean el potencial para un gran avance. 

Helga reiteró que el camino hacia la revolución mundial para la nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo que merece la humanidad, que eliminará el peligro de la guerra nuclear, es difundir por todas partes la discusión de “la idea de que el hombre es bueno, su naturaleza es buna, y que todo el mal en el mundo proviene de la falta de desarrollo, y por lo tanto puede superarse… Porque, detener la guerra es el primer paso, pero somos seres humanos creativos, que podemos decidir cuál es el orden bajo el que podemos vivir juntos en el siglo 21, y ojalá los muchos milenios más adelante”. 

Una conclusión final: el domingo pasado, desde un rincón insólito, llegó una hermosa visión de lo que puede ser el futuro de la humanidad. Hablando de los últimos avances en el desarrollo de la energía de fusión, el escritor científico Mark Whittington señaló que esos avances acercan mucho más a la humanidad a los cohetes propulsados por energía de fusión, “que marcarán la diferencia entre los viajes ocasionales al espacio profundo para la exploración científica, y convertir al sistema solar, con todos sus abundantes recursos, en un reino de la civilización humana”. 

Y eso lo dijo antes del anuncio de ayer, del nuevo hito que logró China en el confinamiento de fusión con su programa del EAST Tokamak.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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