15 de enero de 2023 (EIRNS) — Los cálculos del Banco Mundial para el crecimiento del PIB de Estados Unidos en 2023 cayeron significativamente. En su primera estimación de junio de 2022, en su informe de las “Perspectivas Económicas Globales” (PEG) calculó el PIB de Estados Unidos con un crecimiento de 2,4% para 2023. En su más reciente informe publicado en enero de 2023, lo redujo significativamente a 0,5%. Sus estimaciones para Europa son similares; en junio de 2022 calculó el crecimiento de su PIB en 1,5%, y ahora en enero de 2023 lo redujo a 0,1%. 

Lo más curioso (porque esa revisión la esperaba todo mundo realmente) es que para lamerse la herida, meten a China en el mismo saco recesivo de Estados Unidos y Europa, porque señalan que las estimaciones para China también bajaron. Pero en comparación, la primera estimación en 2022 era que crecería en 5,2% y ahora calculan que crecerá “solo” 4,3%. 

“Estados Unidos, la zona del euro y China”, dice el informe del PEG, “están todos experimentando un período de pronunciada debilidad, y las repercusiones resultantes están exacerbando otros vientos en contra que enfrentan las economías de los mercados emergentes y de las economías en desarrollo. El crecimiento global se ha reducido hasta el punto en que la economía mundial está peligrosamente cerca de caer en una recesión”. 

Así que la buena noticia es que todavía no hay una recesión, aunque está cerca. Ahora bien, los “vientos en contra” que tienen los “mercados emergentes y las economías en desarrollo” es el huracán que se viene gestando apresuradamente con el aumento de las tasas de interés, que es también la causa inmediata de la recesión en el “sector avanzado”. 

En su jerga monetarista, el Banco Mundial explica que la causa del frenazo económico es una “inesperadamente rápida y sincrónica” restricción de la política monetaria global, o sea, de nuevo, el alza de las tasas de interés y el cierre del financiamiento para el desarrollo de cualquier tipo. En otras palabras, los economistas del BM no se esperaban que Europa siguiera a la City de Londres y a Wall Street tan rápidamente en la sincronización de su política recesiva.