20 de enero de 2023 (EIRNS) — La “toma de Lima” comenzó ayer jueves 19, con varias marchas en distintos puntos de la ciudad, todas ellas exigiendo la dimisión de la Presidente, Dina Boluarte, el cierre del Congreso, el establecimiento de una asamblea constituyente y la libertad del encarcelado y depuesto Presidente, Pedro Castillo. Los grupos procedentes de las comunidades más pobres del sur de Perú también plantean reivindicaciones más amplias, denuncian que se les ha abandonado por completo y se han violado sus derechos económicos, sociales y humanos durante años.

No se trata de un movimiento unificado, y hay mucho margen para que actúen provocadores vinculados a los narcoterroristas de Sendero Luminoso. La gente ha elegido distintos lugares hacia los que marchar o a dónde reunirse, pero todos con exigencias similares. El gobierno desplegó alrededor de 10.000 policías para mantener el orden y proteger el palacio de gobierno y el Congreso. Algunos videos muestran a manifestantes atacando a la policía con piedras y otros proyectiles, a lo que la policía respondió con gases lacrimógenos. La policía también utilizó grandes mangueras de agua para responder a los manifestantes más radicales. Se han producido varios casos de enfrentamientos violentos entre la policía y los manifestantes por toda la ciudad. 

La situación en el país sigue siendo extremadamente inestable. Se siguen produciendo acciones violentas en comunidades del sur. Hubo manifestantes que intentaron asaltar los aeropuertos de las ciudades de Juliaca, Cusco y Arequipa. El Ejército tomó el control del aeropuerto de Arequipa. Cientos de carreteras permanecen bloqueadas en todo el país, con piedras, cristales rotos y neumáticos ardiendo, que hacen imposible el transporte. El gobierno declaró estado de emergencia durante 30 días en los departamentos de La Libertad, en el norte, Amazonas y Tacna, en el sur, en la frontera con Chile.