21 de enero de 2023 (EIRNS) — El Consejo Atlántico presentó el 19 de enero en su foro Serie de Comandantes, a la comandante del Comando Sur de Estados Unidos, la general Laura Richardson. Ella le explicó a un público muy amplio el papel que el Pentágono estadounidense pretende que desempeñen Iberoamérica y el Caribe en la próxima guerra que contempla la OTAN contra China. (youtu. be/S2ry5Xl7AhM?t=334).

China obtiene el 36% de sus alimentos de esa región, señaló Richardson, al enumerar todos los ricos recursos de la región (litio, oro, cobre, petróleo, agua dulce, etc.) a los que Estados Unidos ha decretado que China no debe tener acceso. (Aquí Richardson metió la pata: China no depende en absoluto de la región para su alimentación. Sin embargo, importa alrededor del 36% de su consumo de soya de la región; pero la intención del Pentágono es clara, no obstante).

Richardson alegó que la participación de los países de la región en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y su aceptación de los proyectos de inversión chinos, es la principal amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. A la pregunta de qué amenaza a la seguridad le quita el sueño, respondió: la inversión china en infraestructura crítica y en el espacio, en la región.

¡Esto es pura demencia criminal! Esos son precisamente los proyectos de desarrollo necesarios para salvar a los más de 170 millones de personas que viven en la pobreza en Iberoamérica y el Caribe, proyectos que Wall Street y los carteles de las materias primas no permiten que los países de la región construyan.

Las implicaciones del planteamiento de Richardson, o de su amenaza, son enormes:

En primer lugar, habló como si las fuerzas armadas de Estados Unidos fuese el organismo que dirige la política del gobierno de Estados Unidos, en esta región en particular, pero en general por añadidura. Aunque Estados Unidos no tiene embajadores confirmados en 12 de sus 31 países, el Comando Sur convoca con regularidad a reuniones interinstitucionales, firma Memorandos de Entendimiento con instituciones académicas y ONG estadounidenses, organiza y despliega visitas de las principales corporaciones industriales militares para sostener “discusiones francas” con los mandatarios de estos países y “aconsejarles” sobre lo que debería preocuparles, para construir un “Equipo de la Democracia” en toda la región contra los supuestos “actores estatales malignos”, o sea, China y Rusia.

En segundo lugar (pero no en importancia) presentó a Ucrania como modelo y cuña para el “Equipo de la Democracia”. Ya de lleno en el ámbito de la corrupción descarada, Richardson explicó que Estados Unidos está haciendo el ofrecimiento, “de manera muy enérgica”, a los nueve países de la región que utilizan material militar ruso, y que debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos, ya no pueden obtener piezas de repuesto o mantenimiento ruso, de que Estados Unidos sustituirá ese material si esos países donan sus existencias militares rusas a Ucrania, pero ya.

Y ya metiéndose de lleno en los asuntos internos de los demás, Richardson destacó de manera presuntuosa el papel de Estados Unidos en la reconstrucción de las fuerzas armadas ucranianas para que hicieran su parte en la guerra sustituta de la OTAN contra Rusia, y lo ofreció como modelo de lo que el Pentágono pretende hacer con sus “vecinos” del sur en el hemisferio. Richardson se vanaglorió de “nuestra gran relación militar con Ucrania” y señaló que empezó con “la palanca” que significó la Asociación Estatal de la Guardia Nacional de California con Ucrania. Hay 24 Asociaciones Estatales con países de Iberoamérica y el Caribe, más que con cualquier otra región del mundo, y destacó que están aprovechando esas asociaciones “a la enésima potencia”, para construir lo que insistió en llamar “Equipo de la Democracia, también conocido como disuasión integrada”.

Para que no quedara duda del mensaje al estilo de la mafia, Richardson dijo que “nuestros socios” al sur de la frontera saben que somos confiables, “porque ven lo que somos capaces de hacer con Ucrania” (una promesa de combatir a los chinos “hasta el último latinoamericano y caribeño”).