22 de enero de 2023 (EIRNS) — Entre 2.000 y 3.000 personas se mantienen en Lima, la capital, de quienes viajaron a Lima desde el sur para “tomar” la ciudad, y que en los últimos dos días ha sido testigo de confrontaciones violentas continuas entre los manifestantes y la policía. Ayer, una casona de 100 años en el distrito histórico de la ciudad fue incendiada completamente, y el líder de la central sindical Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) advirtió que no habría tregua en las protestas ni en la huelga nacional hasta que dimitiera la Presidente, Dina Boluarte, y se cumplieran sus otras reivindicaciones, que son políticas, no económicas: una asamblea constituyente, elecciones y la libertad del depuesto Presidente, Pedro Castillo. 

El caos y la violencia sacuden todo el país, con ataques a la policía, edificios gubernamentales, aeropuertos y centros mineros en varias ciudades. A última hora del viernes 20 se habían registrado 58 heridos por enfrentamientos con la policía. Los 111 bloqueos de carreteras nacionales que interrumpen el transporte están empezando a afectar a la entrega de carne de vacuno, papas y otros productos alimenticios, provocando escasez y alzas de precios. 

En Cuzco, los manifestantes avasallaron a la policía en el centro minero de Antapaccay de Glencore, e incendiaron las instalaciones. En el departamento de Amazonas, los manifestantes incendiaron parte del Oleoducto Norperuano. Otro grupo de manifestantes entró en el Centro Fronterizo Binacional de Desaguadero, en la frontera con Bolivia. Durante semanas, debido a las protestas, los camiones bolivianos han hecho cola en Desaguadero transportando valiosas mercancías con destino a puertos peruanos, pero no han podido entrar en el país, o regresarse. Las pérdidas se cuentan en millones. 

Vatican News informó el sábado 21 que la Conferencia Episcopal de Perú emitió una declaración en la que hace un llamado al diálogo e insta a las “autoridades y actores políticos” a que se comprometan con una vía acordada para encontrar una salida a la crisis. Los obispos ofrecieron sus servicios como mediadores “para construir puentes de encuentro”. 

Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del episcopado peruano, leyó la declaración que hace hincapié en que “en el Perú, todos somos necesarios para construir la patria. ¡Basta de promover polarizaciones! ¡Dejemos de lastimarnos unos a otros! ¡No más enfrentamientos! Esta situación exige diálogo, escucha y decisión. ¡Seamos constructores de paz con justicia!”. (vaticannews. va/es/iglesia/news/2023-01/obispos-peru-ofrecen-mediacion-para-crisis-social-politica.html).