Ex embajador de Australia se opone a la guerra con China respalda la Iniciativa de la Franja y la Ruta
23 de enero de 2023 (EIRNS) — El veterano diplomático australiano, John Lander, que fue embajador en Irán y embajador adjunto en China, así como jefe de la sección de China del Ministerio de Asuntos Exteriores australiano, afirmó sin ambages en una presentación de Zoom el pasado miércoles 18 de enero ante el Comité para la República, con sede en Washington, que Australia estaba siendo utilizada por Estados Unidos como un sustituto para una guerra proyectada contra China, del mismo modo que Ucrania está siendo utilizada como sustituto en una guerra contra Rusia, que puede, como en este último caso, conducir a una guerra nuclear. Señaló que Australia no enfrentaba ninguna amenaza de seguridad de parte de China, ya que su economía se beneficia del comercio con China, y destacó que la razón sistémica para la guerra con China es que China quiere cambiar el sistema financiero mundial, y tiene la influencia para socavar el “oren basado en reglas”.
Dijo que en el marco del Tratado ANZUS (Australia-Nueva Zelanda-Estados Unidos), y ahora con el acuerdo AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos), Australia está siendo movilizada para la guerra, pero en el marco de ANZUS, a diferencia de la OTAN, no existe el compromiso de los otros socios de ir automáticamente a la guerra para defender a Australia si es atacada. Dio a conocer que se están construyendo y ampliando bases militares en el norte de Australia para la guerra proyectada, que su aparato de inteligencia está totalmente controlado por los “Cinco Ojos” (las agencias de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) y su política de defensa por el Complejo Militar Industrial estadounidense.
Piensa que Estados Unidos, cuyos mandos militares, debido al acuerdo de submarinos AUKUS, se han integrado completamente en el mando militar australiano, querría utilizar a Australia como el principal punto de proyección de poder en el Indo-Pacífico, en una guerra sustituta con China por Taiwán, para intentar evitar un intercambio militar nuclear directo con China. Pero también destacó la paradoja de que, con la militarización de Japón, si Japón se ve envuelto en una guerra de este tipo, entonces Estados Unidos tiene un tratado de defensa con Japón que le obliga a defenderlo militarmente si es atacado. Y esto podría, de hecho, desembocar en un conflicto militar directo entre Estados Unidos y China, que podría llegar a ser nuclear.
Durante el debate, Lander respondió a dos preguntas de parte de organizadores del movimiento LaRouche. Mike Billington señaló que había visto las excelentes entrevistas que el embajador Lander le concedió a Robbie Barwick, del Partido de Ciudadanos Australianos, donde ataca esta guerra proyectada con China, y preguntó si otras personas en Australia estaban de acuerdo con sus puntos de vista, aparte de los organizadores de LaRouche. Lander dijo que sí, que había mucha gente en Australia que estaba de acuerdo con él, pero que sus opiniones se mantenían al margen de los principales medios de comunicación.
Gerald Belsky señaló que Lander había señalado como causa de la guerra el hecho de que China viene promoviendo un nuevo orden económico, centrado en torno a la Franja y la Ruta, en cuyo desarrollo habían participado el movimiento LaRouche y el Instituto Schiller. ¿No estaría en el interés de Estados Unidos y de Australia, unirse a la Franja y la Ruta, como una forma de prevenir esta guerra, así como para proporcionar los medios para reconstruir la base manufacturera de Estados Unidos (que otros participantes en la reunión habían estado discutiendo)?
El embajador Lander respondió con entusiasmo que estaba totalmente de acuerdo con el autor de la pregunta, y habló de cuántas naciones de todo el mundo, incluidas algunas de Europa, se estaban uniendo a la Franja y la Ruta. Señaló además que en la ONU, la mayoría de las naciones habían votado una resolución a favor de un nuevo orden económico. Por último, mencionó que incluso algunas empresas occidentales estaban colaborando con China para participar en nuevos acuerdos financieros al margen del sistema SWIFT.
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