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Ahora son muchos los que advierten de la guerra nuclear; pocos son los que ofrecen una solución

Muchos advierten ahora de la guerra nuclear; pocos son los que ofrecen una solución. 2 de febrero de 2023 (EIRNS) — Lo que se considera pensamiento estratégico entre la casta dominante política transatlántica tiene tanto mérito y moralidad, como la política antidroga que acaba de adoptar el gobierno de su majestad el rey Carlos en la Columbia Británica, en Canadá: simplemente se legalizan las “dosis personales” de todas las drogas (heroína, fentanilo, cocaína, lo que sea) y ya está. Carolyn Bennett, ministra federal de Salud Mental y Adicciones de Canadá, elogió la medida como “un cambio monumental en la política de drogas que favorece el fomento de relaciones de confianza y apoyo en los servicios sanitarios y sociales frente a una mayor criminalización”.

Lo que eso va a significar es que, en lugar de que 1 de cada 100 personas muera por sobredosis de drogas ilegales, serán 10 de cada 100 las que morirán por sobredosis de drogas legales. Eso es avance, en lo que respecta a los maltusianos británicos.

Pasemos ahora a considerar el marco estratégico más amplio. Lo que escuchamos de parte del gobierno británico y de muchos en Washington sobre cómo tratar con Rusia y el inminente peligro de una guerra nuclear, es una variante del viejo dicho sobre cómo cocinar a un sapo: Si intentas echarlo en agua hirviendo, saltará de inmediato fuera de la olla. Póngalo en agua fría y luego aumente gradualmente la temperatura hasta que el agua esté hirviendo, y el sapo se entretendrá hasta que esté cocido. Entonces, la línea de Londres va de esta manera: “Rusia siempre afirma que Occidente cruza sus líneas rojas, pero nunca actúa en consecuencia: todo es un engaño. Enviamos tanques Abrams y Leopard, y no respondieron. Luego vamos a enviar aviones de combate cazas F-16, y no van a responder. Luego vamos a alentar a Ucrania a que ataque Crimea y, ya verán, no van a responder. No hay un peligro verdadero de guerra nuclear”.

En este sentido, el ex Primer ministro británico, Boris Johnson, declaró ayer ante el Consejo Atlántico: “Debemos proporcionarles [a Ucrania], las armas que necesiten, como aviones de combate, misiles, etc… No hay razones concebibles para el retraso”. El jefe de la inteligencia militar ucraniana, mayor general Kyrylo Budanov, descartó la idea de que Rusia utilice armas nucleares, incluso si su territorio (Crimea) es atacado, y dijo que “es una táctica para asustar… Lo siento, pero no va a suceder. Llevar a cabo un ataque nuclear tendrá como resultado no sólo una derrota militar para Rusia, sino el colapso de Rusia”. Y Christoph Heusgen, actual presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, y ex asesor de Seguridad y Política Exterior de la entonces Canciller de Alemania, Angela Merkel, también instó a enviar aviones de combate a Kiev, alegando que no hay riesgo porque Rusia nunca utilizará armas nucleares.

Algunos miembros de la casta política dirigente del imperio británico están incluso dispuestos a declarar abiertamente la guerra a Rusia, convencidos de que no se atreverán a responder. El jefe de la Comisión de Defensa de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, Tobias Ellwood, se pronunció así el 30 de enero: “Ahora estamos en guerra en Europa, tenemos que ponernos en pie de guerra... Tenemos que enfrentarnos directamente a Rusia en lugar de dejar que Ucrania haga todo el trabajo”.

La psicosis puede estar muy extendida en Occidente, pero afortunadamente no es universal. Consideren las últimas declaraciones de Pierre de Gaulle, nieto del famoso ex Presidente de Francia, el general Charles de Gaulle, quien advirtió que el envío de “armas cada vez más poderosas, y armas de mayor alcance” a Ucrania ha aumentado el riesgo de una Tercera Guerra Mundial. “Este es el borde del abismo en el que estamos parados”, afirmó de Gaulle; “ha llegado el momento de hacer la paz, de razonar con los estadounidenses y de alcanzar una paz estable, firme y duradera con Rusia... (para lo cual) es necesario ofrecer a Rusia garantías serias”.

El liderazgo mundial también procede del Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que hizo un llamado a formar un “club” de naciones, como China, India, Indonesia y Brasil, para que ayuden a negociar un acuerdo de paz en Ucrania. Esta propuesta, subrayó hoy la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, es complementaria plenamente con el ofrecimiento del Papa Francisco de que el Vaticano sirva como sede para las negociaciones de paz, sin condiciones previas. “Todas las fuerzas que están moviéndose para encontrar una solución pacífica”, afirmó Zepp-LaRouche en su videoconferencia semanal, “deben unirse. No debe haber competencia entre ellas, porque entre la iniciativa del Presidente Lula y la del Papa y también con lo que el Presidente Erdoğan está haciendo desde Turquía, todo ello debería unirse como un rayo láser en un solo esfuerzo para tratar de parar esta guerra”.

Zepp-LaRouche también señaló la importancia del actual viaje del Papa Francisco a la República Democrática del Congo (RDC) —que es hoy la nación #1 en el mundo en cuanto al número de personas (24 millones) que sufren pobreza— donde condenó “el genocidio olvidado” que se ha llevado a cabo en la nación durante los últimos 30 años, y las “terribles formas de explotación, indignas de la humanidad”. Luego el Papa advirtió a los modernos saqueadores neocoloniales: “¡Saquen sus manos de la República Democrática del Congo! ¡Saquen sus manos del África! Dejen de asfixiar a África: no es una mina para explotar ni un terreno para saquear”. Más bien, dijo a la gente de la RDC: “Ustedes, y solo ustedes, son infinitamente más valiosos que cualquier tesoro encontrado en esta tierra fructífera”.

Zepp-LaRouche presentó el significado más amplio de estos acontecimientos en su videoconferencia semanal: “Se está produciendo un cambio de época, y consiste en que los países del Sur Global están luchando contra el viejo colonialismo, y no están dispuestos a participar en los viejos juegos de las fuerzas geopolíticas de Occidente”. Agregó que “si no se considera el cuadro más amplio, de lo que está mal con nuestro orden internacional actual, fundamentalmente, no creo que puedas resolver el problema. Es por ello que he propuesto una nueva arquitectura mundial de seguridad y desarrollo, y 10 principios subyacentes en los que debe basarse”, como la solución necesaria. Esto será el tema central de la conferencia internacional del Instituto Schiller el sábado 4 de febrero.

El programa y archivo de la conferencia del Instituto Schiller del 4 de febrero, "¿La Edad de la Razón o la Aniquilación de la Humanidad?" está disponible en este enlace: larouchepub. com/ spanish/ events/2023/ 02/0204-si-conf.html

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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