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Argentina está enredada con la geopolítica antichina de Estados Unidos sobre el espacio

18 de marzo de 2023 (EIRNS) — En un contexto de ataques histéricos provenientes del Comando Sur de Estados Unidos por las actividades de China en Argentina, así como los infundados alegatos de que está construyendo una base militar en Tierra del Fuego y gestionando una estación de rastreo del espacio profundo “sin supervisión” en la Patagonia argentina, esta semana anunció LeoLabs, una empresa emergente de Silicon Valley, que había elegido el archipiélago argentino de Tierra del Fuego para instalar su nuevo radar de antenas en fase, diseñado para identificar y vigilar satélites y otra “basura espacial” que pudiera suponer un peligro para la región. 

Sin embargo, no se trata meramente de un “proyecto espacial” inocente, como señalan los expertos argentinos en espacio y defensa. LeoLabs es una empresa especializada en “Servicios de Conocimiento de la Situación Espacial (SSA, por sus siglas en inglés)”, que tiene lucrativos contratos con el Departamento de Defensa para llevar a cabo la “evaluación de amenazas” en el espacio, con claros fines geopolíticos. Como informó el sitio web Breaking Defense el 31 de enero, el radar de antena en fase que instaló recientemente LeoLabs en Australia Occidental está destinado a proporcionar cobertura en la “tensa región del Indo-Pacífico”, y atender a clientes como el Departamento de Estado y otros “aliados regionales” que están preocupados “por la actividad cada vez mayor de China en el espacio, incluidos satélites con capacidades para contrarrestar armas en el espacio”. 

Está previsto que este nuevo radar, el primero que se coloca en el Cono Sur del hemisferio occidental, esté terminado a finales de año, y es la última incorporación a la red de radares de LeoLabs situados en Alaska, Costa Rica, Nueva Zelanda y Australia occidental. El anuncio de su ubicación en Tierra del Fuego fue toda una sorpresa; causó consternación entre muchos miembros de la industria espacial y de defensa argentina, algunos de cuyos proyectos de cooperación espacial con China se cancelaron abruptamente. 

Entonces, ¿cómo es que después de todos los chillidos de la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la general Laura Richardson, y del Congreso de Estados Unidos, sobre el peligro de las actividades chinas en Tierra del Fuego y las supuestas amenazas al Estrecho de Magallanes, la Antártida y todo el Atlántico Sur, se permite que un evidente miembro del complejo militar-industrial de Estados Unidos, que pretende militarizar el espacio y planificar una guerra geopolítica contra la “malvada” China, se instale en la provincia de Tierra del Fuego, sumamente sensible desde el punto de vista geopolítico? Su nombre oficial, “provincia de Tierra del Fuego, Malvinas e Islas del Atlántico Sur” expresa la afirmación de soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas y del Atlántico Sur, ocupadas ilegalmente en la actualidad por Gran Bretaña. 

Algunas personas en la industria de defensa argentina advierten que la operación de LeoLabs no es una empresa o negocio espacial, sino, más bien, una base militar extranjera que se establecerá en territorio nacional “disfrazada de negocio” y en violación de la soberanía nacional. ¿Cómo sucedió esto? Al parecer, el embajador de Argentina en Washington, Jorge Argüello, que trabaja en estrecha colaboración con el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Marc Stanley, es un gran promotor del proyecto y organizó un acto en la embajada la semana pasada para celebrar el “Día Nacional del Espacio” momento en que el director de LeoLabs, Dan Ceperly, tuvo la oportunidad de anunciar el proyecto de Tierra del Fuego. ¿Conocía esto, de antemano, Alberto Fernández? 

El mensaje transmitido a los altos ejecutivos de las empresas argentinas de alta tecnología relacionadas con el sector espacial, así como a los representantes de muchas empresas estadounidenses que asistieron, es que Argentina y Estados Unidos van a ser ahora “socios importantes” en la cooperación espacial en ámbitos como la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, como demuestra el atentado terrorista al gasoducto Nord Stream, cuando se trata de la colaboración con Estados Unidos, se pueden sacrificar en cualquier momento la investigación espacial, el medio ambiente y la propia infraestructura de sus aliados “para salvar el planeta para la democracia” y de la perspectiva de desarrollo económico de China.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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