19 de abril de 2023 (EIRNS) — Los mandatarios y dirigentes de las naciones del G7 (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Japón) hablan cada vez más y amenazan con causarse más daño a ellos mismos, una tendencia contra la que tienen que intervenir drásticamente sus ciudadanos para evitar los intentos de suicidio económico. 

Recientemente, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, se lamentó de que las sanciones que ha impuesto su gobierno están perjudicando a su propia moneda, el dólar estadounidense; y uno de sus predecesores, el ex secretario del Tesoro Larry Summers, se quejó de lo “solitario que es estar en el lado correcto de la historia”. El lunes 17, la presidente del Banco Central Europeo, Chrstine Lagarde, se hizo eco de los pensamientos de su amiga Yellen (sobre cómo sus gobiernos se han dañado a sí mismos) en una plática que dio en el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York. “Asistimos a una fragmentación de la economía mundial en bloques que compiten entre sí” —dijo Lagarde con tristeza— y con “más inestabilidad” y “más multipolaridad a medida que siguen aumentando las tensiones geopolíticas”. De refirió al hecho de que muchos países actualmente evitan los sistemas de pago y las monedas occidentales, a veces “pro el empleo de las sanciones financieras de la última década”. 

El 12 de abril, en las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, publicaron unas sombrías Perspectivas Económicas Mundiales 2023, en las que advierten que la economía mundial se estancará este año, con la excepción de China e India; y que en los próximos cinco años, China va a contribuir con más del 22% al crecimiento económico mundial, la India 13%, y Estados Unidos algo así como un 11%. Las naciones del BRICS en su conjunto (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) aportarán mucho más crecimiento económico que las del G7 en su conjunto. La “respuesta” de Estados Unidos a esta noticia, es seguir con la guerra económica del gobierno de Biden, ¡con el objetivo de ¡intentar detener la principal fuente de crecimiento económico mundial! Se trata de un nuevo decreto, según informó el lunes 17 el periódico Politico: “Los funcionarios [de la Casa Blanca] parecen estar ahora cerca de un acuerdo sobre un esfuerzo esencial para frenar el ascenso tecnológico y militar de Pekín. Se esperan, para finales de mes, normas sin precedentes que limiten las inversiones estadounidenses en China”. 

El 17 de abril la Casa Blanca de Biden decapitó efectivamente las ventas de vehículos eléctricos de los aliados del G7 en Estados Unidos, al prohibir los subsidios entre $3.750 y $7.000 dólares por vehículo, a los autos eléctricos de BMW, VW, Hyundai, Nissan y Volvo, y les otorgó ese subsidio exclusivamente a 10 fabricantes de automóviles estadounidenses. 

Pero más alarmante todavía fue la formación, en la reunión de ministros del G7 en Sapporo, Japón, de una “alianza de emergencia nuclear” del Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Canadá y Japón, para “desplazar” a Putin del mercado internacional de la energía nuclear. La declaración del gobierno del Reino Unido donde anuncian la formación de la “alianza” evita nombrar a Rusia, que domina el suministro y procesamiento de plantas y de combustible nuclear en todo el mundo. Pero exhibe un odio obsesivo que lleva directamente a ocasionarse un daño: los países de esta nueva “alianza” van a esperar décadas para tener nuevas centrales nucleares, mientras que países como Turquía, India, Egipto, Hungría, China y otras, las tienen en funcionamiento mucho antes, en cooperación con Rusia. 

Mostrando un comportamiento abiertamente delirante que pide a gritos la ayuda de sus ciudadanos, Alemania prohibió las importaciones de cualquier material nuclear “de Putin”, al momento en que cerró la última de sus plantas nucleares.