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El colapso del First Republic demuestra que es hora de actuar

2 de mayo de 2023 (EIRNS)  Con la intervención, la confiscación y la venta del First Republic Bank el pasado fin de semana, se dejó ver mucho más que la ropa interior sucia de ese banco. La Corporación Federal de Seguros a los Depósitos (FDIC) llegó a un acuerdo con JPMorgan Chase de Jamie Dimon, en el que el ya hinchado Chase Bank se hinchará aún más, y el público estadounidense, en la forma de rescates de la FDIC, pagará por el papel tóxico no deseado. Ésta es ya oficialmente la segunda mayor quiebra bancaria en la historia de Estados Unidos, lo que expone el hecho de que Estados Unidos, y por extensión la totalidad de las economías transatlánticas, están en un aprieto existencial, entre un estallido hiperinflacionario por un lado, y un rápido colapso de los valores financieros por el otro. 

Al mismo tiempo, se está intensificando el peligro de que estalle una guerra mayor en el teatro de Ucrania. Rusia lanzó una oleada de ataques contra objetivos ucranianos el lunes 1º de mayo, dirigidos a los puntos de concentración de material militar y tropas a lo largo de la línea de conflicto de Ucrania, en preparación para la supuesta contraofensiva de Ucrania. Esto se produce después de que funcionarios británicos de alta jerarquía visitaran Kiev y advirtieran a Ucrania que no siguiera el camino de la diplomacia tras la llamada telefónica entre Zelenski y el Presidente Xi Jinping la semana pasada. Gran Bretaña también se está moviendo para enviar a Ucrania misiles de mucho mayor alcance de los que se han entregado hasta ahora. Claramente, como dijo recientemente el Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, cualquier proceso de paz es "inaceptable". 

Este impulso bélico no es el resultado de una falta de buena voluntad, ni de propuestas cualificadas. Como dijo el Papa Francisco a su regreso de visitar Hungría, "todo el mundo está interesado en el camino hacia la paz", e indicó que él mismo está involucrado en algún tipo de misión de paz. La fuerza motriz de esta guerra es, más bien, la ominosa quiebra de las economías transatlánticas, cuyas deudas crecen, crujen y aplastan cada vez más a los más pobres bajo su peso. 

La verdad de esto, sin embargo, y el desastre de la guerra sustituta en Ucrania es cada vez más evidente para todos. La aplicación de un proyecto de ley de separación bancaria, también conocida como Glass-Steagall, estuvo a punto de ser aprobada por el Parlamento suizo en abril tras la quiebra de Credit Suisse, pero resulta que ese gobierno fue presionado por Estados Unidos para rescatar la deuda incobrable y forzar el rescate mediante la compra del banco por el UBS. Como dijo un destacado parlamentario suizo, Estados Unidos debería haberlo asumido, "pero nos hicieron pagar. Un ejemplo de la política de una gran potencia". Si así es como el sistema oligárquico occidental trata a uno de sus aliados, ¿cómo cree que se siente el resto del mundo? 

Nos encontramos en un cambio de época en la historia del mundo. Como lo personifica la lucha por Glass-Steagall, la afirmación de que el desarrollo de los pueblos es el único objetivo de la política y no el mantenimiento del papel financiero o la defensa de tu esfera de poder es la base de una definición universal de la práctica política para todas las naciones del planeta. Esto es lo que rechaza Occidente con su decisión de arriesgarse a la aniquilación nuclear de la humanidad para derrotar y desmembrar a Rusia. El reconocimiento de esta dicotomía está creando actualmente una respuesta incontenible en todo el mundo, y también ilustra la salida de esta crisis. 

Lo que hace falta ahora es revivir esa gran tradición de intervenir, de alzar la voz cuando nadie más lo hace. Nuestros enemigos temen esto más que cualquier otra cosa. Y nunca ha sido tan oportuno levantarse y actuar.

 

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