19 de mayo de 2023 (EIRNS) — Más de un día después de que un misil hipersónico ruso alcanzara la unidad de defensa antiaérea Patriot de Kiev, después de que se hiciera público el vídeo del ataque, incluso después de que las autoridades estadounidenses dijeran que el Patriot había sido alcanzado, la agencia nacional de noticias de Ucrania, Ukrinform, publicó un artículo titulado "La noche de los Kinzhals derribados", en el que explica que no recibieron ningún golpe, que todos los misiles hipersónicos Kinzhal habían sido destruidos y que sólo algunos pobres animales del zoo de Kiev se habían asustado. 

Estos cuentos se han convertido en el procedimiento operativo estándar en Kiev en estos días. Sin embargo, eso fue sólo el principio. El artículo fue al otro lado del espejo de Alicia. No sólo los misiles hipersónicos no causaron ningún daño, sino que las armas "con las que los propagandistas rusos llevan años asustando al mundo entero" son impotentes. Rusia afirma que el sistema Patriot quedó fuera de combate. "Pero, ¿quién se lo va a creer? Sólo la plebe rusa". El "mundo también ha visto que tener miedo... de tales armas es faltarse al respeto a uno mismo". 

Ukrinform cita a varias autoridades, terminando con un tal Sergiy Fursa, que explica que el ataque fue una completa vergüenza para el ejército ruso. "La cuestión de que cuáles son las tecnologías más fuertes y si las armas rusas son capaces de competir con los sistemas estadounidenses ha quedado zanjada. Así que si alguien en el mundo occidental todavía tenía miedo de las armas rusas, ahora debería darse cuenta por fin de que no hay nada que temer. Y si alguien en Estados Unidos seguía dudando si dar a Ucrania las armas más modernas, también ha recibido una respuesta". 

Así pues, una cosa es mirar hacia otro lado cuando el aliado de uno se niega, pero el argumento es que, puesto que Kiev ha demostrado a Occidente que no hay nada que temer por seguir hasta el final, el fallido ataque del 16 de mayo es un cambio de juego histórico. Kiev ha mostrado el camino. Malditos sean los torpedos (o las bombas nucleares), ¡vamos a darle a toda máquina! 

Por si fuera poco, el artículo termina explicando a sus aliados obsesionados por el dinero cómo se va a ganar mucho dinero, utilizando Ucrania como campo de pruebas: "Cada entrega de armas a Ucrania por valor de varios miles de millones de dólares supondrá cientos de miles de millones de dólares en pedidos para las corporaciones armamentísticas estadounidenses en el futuro. Los fabricantes europeos también lo ven. Y por eso también están motivados para presionar a su gobierno para que proporcione a Ucrania armas cada vez más modernas. Lo que destruirá los mitos que quedan sobre el poder de las armas rusas". 

Como Sófocles observó: "Aquellos a quienes los dioses quieren destruir, primero los vuelven locos".