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El "Discurso de la Paz": Una movilización internacional para recuperar el gobierno estadounidense

24 de mayo de 2023 (EIRNS) — Aunque el ex diplomático británico Alaistir Crooke reconoce claramente, en sus comentarios a las publicaciones británicas Telegraph y Spectator, sobre el fracaso de la política de sanciones de la OTAN de "guerra nuclear financiera" contra Rusia, que "la arrogancia ilusoria puso 'anteojeras' a los responsables occidentales de la política; no podían ver lo que tenían ante sus propios ojos"; pero no compara esa visión condenada al fracaso con la de la tragedia clásica, por ejemplo, Edipo rey de Sófocles. Crooke, como muchos comentaristas académicos cuya descripción de la actual crisis de la civilización, puede ser precisa, pero no nos dice nada de "la salida", de cómo superar la tragedia. 

Cuando el ex dirigente del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, mencionó las acciones de Sudáfrica, el Vaticano y Brasil en la búsqueda de la paz y el cese de la guerra mundial en curso en Ucrania, el desventurado Primer ministro Rishi Sunak proclamó alegre y orgullosamente la necesaria muerte de la nación ucraniana para mayor gloria de la anglosfera, que Ucrania debe rechazar la paz. Por otro lado, al responder ayer a la pregunta de un periodista, el ex Presidente de Rusia y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev, dijo: "En Occidente no hay nadie con quien hablar de garantías de seguridad. La OTAN no se toma en serio la amenaza de un apocalipsis nuclear. La OTAN se equivoca al considerar imposible un conflicto nuclear, ya que los acontecimientos pueden desarrollarse según un escenario imprevisible". Si esa condición de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos persiste, como ha señalado Medvédev, la guerra termonuclear parecería trágicamente inevitable, dada la autodestrucción axiomática que persiguen la pérfida Albión y sus secuaces de Washington. 

La orientación estratégica alternativa a esta falta de imaginación creativa, disponible para todos los que la busquen, podría llamarse "¡Piensa y lucha como Beethoven!". Lo que hay que entender es "el Papel Indispensable de los Métodos Artísticos Clásicos de pensamiento para la supervivencia a corto plazo y duradera de la humanidad”. Lyndon LaRouche, en su composición de 2000 "La política como arte", en vísperas de las elecciones presidenciales de 2000, señaló la necesidad de un cambio fundamental en la ciudadanía estadounidense, y propuso cierto tipo de discusión de persona a persona como la forma de conseguirlo. 

"El modelo que debes llegar a conocer, para poder elevarte a ese nivel superior de deliberación sobre los temas de la formulación de la política de nuestra nación, es el modelo que se encuentra en la recreación de los diálogos socráticos de Platón, viendo esos diálogos como lo que son: dramas clásicos que retratan intercambios entre caracteres que personifican figuras reales notables de la historia viva de la Grecia de aquella época. Al recrear esos diálogos como dramas, la gente común puede sorprenderse gratamente al tocar algo de esa cualidad de la mente que hace al genio, a medida que se vuelven, a través de la experiencia, cada vez más eficientes, incluso como ciudadanos comunes, en el empleo de los principios más importantes para la selección racional de opciones políticas. Desde ese punto de vista, también llegarán a saber, que toda forma de composición artística clásica importante, funciona exactamente según el mismo principio que el método socrático de Platón”. (larouchepub. com/ eiw/public/2000/ eirv27n45-20001117/eirv27n45-20001117_020-politics_as_art-lar.pdf). 

La fundadora y dirigente del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, utiliza el discurso y el 60 aniversario de ese discurso del Presidente John F. Kennedy en la American University, el "Discurso de la Paz", para el momento actual, lo cual ya ha inspirado un optimismo coherente, aunque algo inesperado, entre quienes han revisado ese discurso o lo han escuchado por primera vez. Lo más sorprendente no es sólo la calidad poética de la visión que ofrece, sino el cambio de mentalidad sobre el que gira el discurso: del abismo de la destrucción del mundo en octubre de 1962, a la declaración de afirmación de la especie ese 10 de junio de 1963: "Porque, en última instancia, nuestro vínculo común más básico es que todos habitamos este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire. Todos queremos el futuro de nuestros hijos. Y todos somos mortales". (jfklibrary.org/archives/other-resources/john-f-kennedy-speeches/american-university-19630610). 

La presidencia de Kennedy es especialmente sorprendente para los nacidos después de 1984, que se han visto agobiados con la experiencia viva de la presidencia desde entonces, en particular desde el 11 de septiembre de 2001. Para ellos, el discurso de la American University es una revelación. Lo más importante, sin embargo, es que el Instituto Schiller, al igual que con su internacionalización de los principios de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, como lo reelabora en su proclamación de la Declaración de los Derechos Inalienables del Hombre, se ha apropiado del "Discurso de la Paz" de John Kennedy como arma para la paz hoy. 

La gente honesta sabe que el pueblo de Estados Unidos necesita hoy ayuda internacional para recuperar su gobierno. La gente honesta sabe que no hay medidas nacionales, en ninguna nación del sector transatlántico, incluido Estados Unidos, que puedan salvar a esas naciones del fatal sistema financiero y bancario que está a punto de colapsar públicamente y sin ceremonias. Una reforma tipo "Glass-Steagall global", no una reforma bancaria de una sola nación, es el "punto de partida" para la supervivencia, incluyendo la supervivencia física de decenas de millones a corto plazo. El mentado "Estado de seguridad" angloamericano —incluyendo al FBI expuesto por el informe Durham, el Pentágono expuesto por la explosión del gasoducto Nord Stream, y la Agencia de Seguridad Nacional, la CIA, etc., expuestos con el cuento del hackeo ruso y el Rusiagate— debe ser desmantelado. Pero, ¿cómo? 

Debe hacerse invocando el poder de la Presidencia estadounidense para denunciar y deshacer la actual política exterior e interior de Estados Unidos. Pero este es un poder espiritual, el poder de la intención del cargo presidencial. Como señaló Robert F. Kennedy, Jr., en una entrevista reciente, "mi tío solía decir... Ben Bradlee, su mejor amigo, le preguntó qué quería que pusieran en su lápida, y él dijo: 'Mantuvo la paz'. Dijo que el principal trabajo de un Presidente de Estados Unidos es mantener a nuestro país fuera de la guerra. Ese es el principal trabajo, y lo hizo. Pero ningún Presidente desde él lo ha hecho". 

Lyndon LaRouche en "Glass-Steagall & Beyond: Our Credit System" (La Glass-Steagall y más allá: nuestro sistema crediticio) decía: "La única expresión legítima de una forma necesaria y general de guerra ha sido la resistencia hasta o más allá de la defensa nuclear contra un enemigo cuya amenaza es una expresión de una forma tecnológica moderna de interés oligárquico. Todas las demás formas de guerra o similares son puniblemente criminales, claramente si el infractor es de la calidad de la actual oligarquía imperial británica dominante y sus títeres aliados. Esa malvada expresión oligárquica debe ser derrotada, y por lo tanto extirpada de su posición de poder, a cualquier riesgo que sea necesario". 

El presidente Kennedy demostró que creía eso, y asumió el riesgo conceptual necesario, en la American University. Sólo una ciudadanía que ahora revive el drama de lo que ese Presidente hizo, entre octubre de 1962 y junio de 1963, puede proporcionar el fundamento político para que esta nación, y quizás el mundo, sobreviva. Los "Diez principios para una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollode Zepp-LaRouche sólo pueden ser adoptados y aplicados por una población que crea y exija que es más grande que el trágico destino de los fracasados oligarcas angloamericanos que, aunque parecen haber gobernado estas últimas décadas hasta este punto, han sido puestos a prueba en la balanza y hallados insuficientes por la historia y las justas leyes del universo. Nosotros, que no estamos tan condenados, debemos reclamar nuestro gobierno utilizando una "política como arte" como nuestro medio eficaz de asegurar la paz. 

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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