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La City de Londres admite que tiene enormes problemas estratégicos con el Sur Global

25 de mayo de 2023 (EIRNS) — A menudo es una buena idea mirar el mundo a través de los ojos de tu enemigo, para ver lo que ve y lo que no ve.

Una declaración del consejo editorial del Financial Times  publicada el 22 de mayo bajo el título “Taking Stock of the G7 Hiroshima Summit” (Haciendo un balance de la Cumbre del G7 en Hiroshima), presenta a vista de pájaro una visión útil de la situación estratégica mundial desde el punto de vista de los intereses financieros de la City de Londres y Wall Street, que se encuentran completamente en bancarrota. Un resumen adecuado sería: las cosas van bien para nosotros en Occidente con nuestro esquema de orquestar un enfrentamiento con Rusia y China, pero tenemos un problema enorme con el Sur Global. Ellos no están ganados para nada a esa política, y será mejor que ideemos algo para solucionarlo. Sin embargo, ese “algo” que propone el Financial Times —inversiones significativas en las naciones del Sur— no se puede lograr con el actual sistema financiero transatlántico.

El subtítulo del editorial identifica el problema: “Las muestras de unidad respecto a Rusia y China deben ir seguidas de acciones concretas”. Señalan que la cumbre del G7 “tuvo algunos logros importantes… La cumbre supuso un esfuerzo positivo para ampliar el apoyo internacional a Ucrania”. Además la reunión “le dio a Zelenski una plataforma mundial… La decisión de Estados Unidos de respaldar a sus aliados con el envío de aviones de combate F-16 y ayudar a entrenar a los pilotos ucranianos, junto con un nuevo paquete de ayuda militar de $375 millones de dólares de parte de Washington, también fue un espaldarazo particular para Kiev”. 

Pero, pero, pero…

“Sin embargo, conseguir el apoyo del ‘sur global’ seguirá siendo un reto importante para el G7. Los vínculos económicos entre estas naciones, Rusia y China, son una barrera. De hecho, India se ha atiborrado de petróleo ruso barato, y el comercio bilateral entre Brasil y China se ha disparado. Dado que China también construye puertos y destina miles de millones a ayudas e inversiones a Latinoamérica, África y el Sudeste Asiático, un diálogo más firme no llegará muy lejos. Los escasos avances de la cumbre en materia de compromisos climáticos tampoco van a servir para convencer a las naciones más pobres de que intensifiquen sus propios esfuerzos. El G7 deberá cumplir sus promesas de apoyar a los países en desarrollo con inversiones y financiamiento contra el cambio climático”.

Pero esto es precisamente lo que las naciones del G7 —que hoy, todas, se encuentran bajo el pulgar de los intereses financieros de la City de Londres y Wall Street, que están irremediablemente en bancarrota— no pueden hacer. Y que, por otro lado, China, Rusia, y el bloque emergente del BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), y la Unión Económica Euroasiática (UEEA), sí pueden hacer. El Foro Económico Euroasiático de dos días, que se lleva a cabo en Moscú, es un ejemplo de esto, como lo son la innovadora reunión de los Jefes de Estado de Irán e Indonesia y la visita del Primer ministro de Rusia, Mijaíl Mishustin, a China, que incluye un encuentro con la nueva presidente del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, Dilma Rousseff.

Con ese impulso en sus velas, hay una campaña imparable a favor de una solución negociada al conflicto en Ucrania, que llevan a cabo diversas fuerzas, tanto por separado como conjuntamente: el Vaticano, el Presidente de Brasil, Lula da Silva, China, y media docena de jefes de Estado africanos. Todo esto está ocurriendo muy a pesar de la rotunda negativa de Londres, Washington y su gobierno títere de Kiev a hacer otra cosa que no sea intensificar la guerra, hasta llegar a un enfrentamiento termonuclear directo con Rusia.

El factor crítico en toda esta ecuación estratégica es la voz de aquellas fuerzas políticas sensatas de Estados Unidos y Europa que comprenden la urgencia de evitar una confrontación nuclear con Rusia, y que se dan cuenta de que sus objetivos y los del Sur Global coinciden plenamente. En estas voces se escucha la del Presidente John F. Kennedy y su histórico discurso en la American University el 10 de junio de 1963, que el Instituto Schiller recordará y revivirá a través de una videoconferencia internacional el 10 de junio del 2023.

 

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