26 de mayo de 2023 (EIRNS) — La “felicidad” y lo “bello” fueron los temas que trató el Presidente de China, Xi Jinping, en un discurso fundamental que dio por video en la apertura de la sesión plenaria de la Unión Económica Euroasiática (UEEA) en Moscú. Xi explicó por qué piensa que pueden y deben profundizar la sinergia entre las naciones de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) y de la Unión Económica Euroasiática (UEEA). Este es el décimo aniversario de la presidencia de Xi Jinping y de que echara a andar la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR). Su misión es descubrir y hacer realidad el desarrollo común de los países, y así, allanar el “camino de felicidad” que sea beneficioso a todo el mundo.

El desarrollo común entre diferentes países que tienen diferentes fortalezas y debilidades culturales no es tan fácil como parece. Sin embargo, así como “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad” de las que habla la Declaración de Independencia de Estados Unidos, la felicidad es la característica de un mundo creado, en el que el Creador hizo de la libertad de la humanidad, su libertad de pensamiento para crear nuevos avances científicos necesarios para la posibilidad de la vida, para poder resolver el problema existencial recurrente de quedarse sin recursos para el estado actual de la tecnología. En un mundo creado como ese, no es posible que las diferentes culturas existan en oposición fundamental entre ellas. Si parece que existe algún conflicto entre culturas, hay una solución a ello en un nivel superior.

Xi ubicó el fundamento para que haya una sinergia entre la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la Unión Económica Euroasiática. Su razonamiento fue que Eurasia, de la que China forma parte, tiene la mayor población, el mayor número de países y las civilizaciones más diversas del mundo. De ahí que tuviera las mayores posibilidades para un mundo futuro de paz duradera, seguridad universal y prosperidad común: un mundo “bello”.

Hace más de 300 años, el gran genio europeo, Godofredo Leibniz, autor del concepto de “la búsqueda de la felicidad” que Benjamin Franklin introdujo a la Declaración de Independencia de Estados Unidos, planteó que, si China y Europa tenían elementos de una cultura muy elevada, no podía ser que estuvieran condenadas a guardárselos para sí mismas. Evidentemente, la Rusia en crecimiento tenía la misión de transmitir mutuamente esas dos culturas, de China y de Europa, para llevar al mundo al siguiente nivel superior al que tenía que llegar. Ya es hora, y el Presidente Xi lo explica.

Ayer también, Xi se reunió en Pekín con el Primer ministro de Rusia, Mijaíl Mishustin. Mishustin acababa de firmar unos acuerdos importantes de comercio sobre energía y agricultura. Le manifestó al Presidente Xi, que la asociación entre Rusia y China es “de particular importancia para nosotros a la vista de las turbulencias en aumento en el marco internacional. Nuestros países están unidos, hombro a hombro, para hacer frente a los intentos de Occidente de preservar la hegemonía mundial… Estoy convencido de que Rusia y China ofrecerán una respuesta categórica a esas peligrosas aspiraciones y crearán las condiciones favorables para avanzar con paso firme hacia nuestros objetivos estratégicos comunes”.

La cultura europea ha vivido tiempos mejores. La calidad de estadista de Leibniz, hizo acto de presencia en Estados Unidos, en el caso de Abraham Lincoln y del leibniziano moderno, Lyndon LaRouche. Sin embargo, la realidad estratégica principal hoy, es que el mejor ángel de China y el de Estados Unidos tienen que encontrarse. Todavía Rusia tiene un papel esencial que jugar en esto. Que Estados Unidos y Europa envíen armas a Ucrania para que los grupos neonazis invadan Rusia y contribuyan a su destrucción no es el lugar adecuado para empezar.

Ciertamente Xi Jinping mostró ayer que en un solo día se puede hacer mucho. Occidente tiene que aprender de nuevo cómo es eso de pensar en grande, porque pensar en pequeño nos ha metido en un problema bastante grande.