27 de mayo de 2023 (EIRNS) — El 23 de mayo, el diario New York Times se pronunció sobre el ataque con drones del 3 de mayo contra el Kremlin; publicó declaraciones de funcionarios estadounidenses anónimos que afirman haber tenido acceso al espionaje electrónico de funcionarios rusos y ucranianos el día del ataque. La moraleja de la historia, al igual que con anteriores esfuerzos del Times sobre el asesinato de Daria Dugina, y el bombardeo de los oleoductos Nord Stream, es que las cosas sucias ocurren por fuerzas misteriosas posiblemente conectadas a Kiev, pero sin la aprobación de Estados Unidos, y posiblemente sin el conocimiento directo del Presidente Zelenski de Ucrania. 

Según la narrativa del Times: "Las agencias de espionaje estadounidenses ven que surge el cuadro de una confederación poco definida de unidades ucranianas capaces de llevar a cabo operaciones limitadas dentro y fuera de Rusia, ya sea utilizando su propio personal, o socios que trabajan bajo su dirección. Algunas de estas misiones podrían haberse llevado a cabo con poca o ninguna supervisión por parte del señor Zelenski". 

El artículo para nada menciona las afirmaciones específicas del jefe de la Dirección de Inteligencia Militar (GUR, siglas en ucraniano) de Ucrania, Kyrylo Budanov, sobre las redes de sabotajes y asesinatos dentro de Rusia, ni los nombres de ningún participante en la "confederación poco definida de unidades ucranianas”, como Denis Kaputsin (alias Nikitin) y su "Cuerpo de Voluntarios Rusos", o Ilya Ponomarev y su "Ejército Nacional Republicano" o su "Legión de la Rusia Libre", todos ellos operativos que sostienen que se coordinan con el GUR o pertenecen a las fuerzas especiales de las fuerzas armadas ucranianas. 

En su explicación de la "dificultad" para localizar a los implicados, el Times sí se acerca ahora un poco más que en sus anteriores narrativas: "Por ejemplo, el Servicio de Seguridad de Ucrania, la Dirección Principal de Inteligencia y las fuerzas armadas ucranianas cuentan cada uno con sus propias unidades de fuerzas especiales". Por tanto, hay confusión sobre quién hace qué. 

Por lo demás, el artículo se refiere a las "comunicaciones interceptadas" por Estados Unidos tanto a funcionarios rusos como ucranianos, lo que indica que Ucrania estuvo detrás del ataque al Kremlin, pero "funcionarios estadounidenses dicen que algunos operativos encubiertos ucranianos trabajan en gran medida de forma independiente y sin supervisión directa del señor Zelenski o de sus principales subalternos... Más bien, los funcionarios estadounidenses dijeron que sospechan que el señor Zelenski y sus principales asistentes han establecido los parámetros generales de la campaña encubierta, dejando a los servicios de seguridad y sus operativos las decisiones sobre quién y qué se debe atacar. De este modo, el señor Zelenski y sus principales asistentes pueden negar cualquier conocimiento". 

Esta versión de la narrativa deja de lado deliberadamente la estrecha relación entre Zelenski, sus "principales asistentes" y los servicios de seguridad. Por ejemplo, Roman Mashovets, subjefe de la Oficina del Presidente desde hace tres años, fue durante mucho tiempo un funcionario de alto nivel del GUR. Mashovets fue nombrado recientemente coordinador de un equipo de asesinos que fue capturado, gracias a los esfuerzos de la inteligencia rusa, antes de que llevaran a cabo acciones contra el gobernador de Crimea y otros dos altos funcionarios de Crimea. Independientemente de estas sutilezas, la narrativa del Times y de la comunidad de inteligencia transmite sus mensajes. A Zelenski: No impediremos que usted y su círculo hagan lo que sea que estén haciendo, pero hagan un mejor trabajo distanciándose. Las cosas se están poniendo más delicadas con los rusos. A Putin: Realmente no necesitamos una guerra nuclear, así que sigamos fingiendo. Sólo estamos elevando nuestra guerra sustituta a otro nivel. 

Pero a los destinatarios del mensaje en Rusia no les interesan esos juegos y van a responder como ya lo han advertido, no según el jueguito de Occidente.