28 de febrero de 2024 (EIRNS) — El secretario de Estado de Estados Unidos, Tony Blinken, se reunió ayer en el Departamento de Estado con su homólogo (anglo) polaco, el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski.  El tema ostensible de su agenda era preparar la visita a Washington, el 12 de marzo, del Presidente de Polonia, Andrzej Duda, y del Primer ministro, Donald Tusk. No obstante, antes de reunirse en privado, Sikorski anunció en sus comentarios públicos que "por encima de todo, lo que deseo discutir es lo que podemos hacer para asegurarnos de que Putin no conquiste Ucrania". Tenemos planes audaces en este sentido, dijo, al tiempo que promovía a Polonia como un recurso probado para el proyecto de derrotar a Rusia, ya que actualmente es el país de la OTAN que más gasta en defensa, per cápita. 

"Pero los tiempos son dramáticos", concluyó, "y por eso este momento es sublime, porque nos acercamos a una encrucijada en el camino y, dependiendo de adónde vayamos, la historia será diferente. Tengo muchas ganas de hablar con usted". 

El mismo día Sikorski habló ante el belicoso Consejo Atlántico, y dejó claro que la " encrucijada en el camino" que propone, implica la militarización de Europa y el compromiso total de derrotar a Rusia en Ucrania. Prometió que  eso aportaría mucho dinero al complejo militar-industrial estadounidense, al tiempo que ayudaría a derrotar a "dictadores" de todo el mundo (China, Irán, Cuba, Siria, etc.). Según el feliz informe del director general del Consejo Atlántico, Fred Kempe, el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia también aprovechó la ocasión para intervenir en la política interior de Estados Unidos; amenazó al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, con que si no sometía a votación el proyecto de ley del Senado de $60.000 millones de dólares para financiar a Ucrania, "y Ucrania sufriera reveses en el campo de batalla, sería su responsabilidad".