9 de marzo de 2024 (EIRNS) — El Presidente Joe Biden pronunció su mensaje anual sobre el Estado de la Unión la noche del 7 de marzo. Biden empezó haciendo comparaciones con Franklin Roosevelt en 1941 al lanzar la lucha contra Hitler, pero el tenor de su declamatorio discurso recordó más a ese odioso canciller alemán que al bien amado Presidente en tiempos de guerra. Las aclamaciones histéricas de los demócratas ante el belicismo de Biden también recordaron a los infames mítines de Hitler en Núremberg. Empezó gritando al principio que "no me doblegaré ante Putin" (quizá debido a la artritis) y realmente no dejó de gritar hasta que terminó su discurso. Sin duda sintó que la gente se convencería de que un hombre de 81 años que podía despotricar durante una hora era capaz de ser Presidente durante otros cuatro años. Tal vez también pensó que su discurso presionaría a algunos miembros "indecisos" para que votaran a favor de su paquete de ayuda a Ucrania, que no ha llegado a ninguna parte en la Cámara. 

Incluso empezó su discurso antes de que el presidente de la Cámara, Mike Johnson, diera su habitual introducción, "saltándose de la cola”, como educadamente dijo Johnson. El contenido del discurso fue una combinación de ataques contra la política de Trump y una lista de "logros" que había conseguido en la "reactivación" de la economía estadounidense. Advirtió sobre los supuestos intentos republicanos de eliminar la Seguridad Social, insistió en el control de armas, prometió gravar a los ricos, atacó a las grandes farmacéuticas y exigió que el Congreso aprobara su proyecto de reforma migratoria. Todo para conformar a sus seguidores demócratas, que le vitorearon en todo momento. La reinstauración de la ley del aborto “Roe vs. Wade” fue también un tema electoral importante que quería subrayar; todas las mujeres demócratas iban vestidas de blanco para subrayar ese punto. Sólo un pequeño puñado de representantes demócratas portaban pequeñas pancartas pidiendo un cese al fuego, que levantaron tímidamente cuando Biden abordó la cuestión de Gaza hacia el final de su discurso. Algunos demócratas, un poco más valientes, levantaron el cartel que rezaba "¡Deja de repartir bombas!". 

Hubo grandes manifestaciones fuera del Capitolio condenando el genocidio en Gaza. Fueron lo suficientemente grandes y estaban estratégicamente situadas como para haber retrasado la llegada de la comitiva del Presidente al acto. El Presidente estaba dispuesto a hacer frente a la revuelta en el partido por su servilismo a los dirigentes israelíes en su guerra de Gaza, presentando su propuesta de entrega de ayuda humanitaria mediante la construcción de un muelle en Gaza. También reiteró su nuevo llamado al alto el fuego, pero no dio ninguna indicación sobre lo que estaba dispuesto a hacer para presionar al líder israelí para que lo llevara a cabo. También reiteró la política estadounidense, de dientes para afuera, de apoyo a una solución de dos Estados.