Go to home page

No culpes a Macron por su locura; ¡es la política, menso!

17 de marzo de 2024 (EIRNS) — El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, escogió el décimo aniversario de la votación del referéndum en Crimea, del 16 de marzo del 2014, a favor de la reunificación con Rusia (en el que un abrumador 96,8% de los votos emitidos fueron a favor) para proclamar que no habrá paz duradera en la guerra entre Ucrania y Rusia hasta que Crimea sea devuelta a Ucrania. También podría haber anunciado que, a partir de ahora, toda la nieve que caiga será negra. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, respondió simplemente: "El asunto de la afiliación de Crimea y Sebastopol está cerrado. La península es una parte integral de Rusia". 

En las últimas semanas, Macron ha propuesto en repetidas ocasiones que se envíen tropas de la OTAN a Ucrania para luchar directamente contra Rusia, una sugerencia suicida que no ha sido bien recibida por los dirigentes marginalmente más sensatos de Europa, como el canciller alemán Olaf Scholz. Así, el 14 de marzo, en vísperas de una tensa reunión con Scholz y el Primer ministro de Polonia, Donald Tusk, Macron declaró a una entrevistadora en la televisión francesa que la gente debería dejar de tratar de "poner demasiados obstáculos con las palabras. Hace dos años dijimos que nunca enviaríamos tanques. Luego lo hicimos. Hace dos años dijimos que nunca enviaríamos misiles de medio alcance. Luego lo hicimos". 

Pero no culpen a Macron por la locura de la política de buscar destruir a Rusia a toda costa, si es necesario, mediante una confrontación militar directa entre la OTAN y Rusia; esto difícilmente es algo original de él. Por ejemplo, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, señaló recientemente que si se perdía Ucrania, muy pronto la propia OTAN estaría en guerra con Rusia. 

En respuesto a estas sandeces, el Presidente Putin ha explicado en repetidas ocasiones que la doctrina militar rusa sólo permite el uso de armas termonucleares si Rusia es atacada primero con armas nucleares o si la propia existencia de la nación se ve amenazada por otros medios, así que no lleguen a ese extremo, aconseja a la clase dirigente de Occidente. 

Pero para allá nos llevan. La política de empujar obsesivamente la guerra surge de la desesperación causada por el hecho de que el sistema financiero transatlántico está en bancarrota y ha recurrido de manera irrevocable a la economía schachtiana para preservar tanto su burbuja financiera de 2 mil billones de dólares, como para tratar de mantener militarmente su dominio político sobre un imperio que se desmorona. 

Un perspicaz artículo de opinión publicado el 15 de marzo en la cadena rusa RT por el historiador turco Dr. Tarik Cyril Amar, reconoce que no todas las voces de Occidente comparten esa insensata perspectiva. "Las élites de Occidente están divididas entre 'pragmáticos' y 'extremistas'", escribió. "Los pragmáticos son tan rusófobos y estratégicamente equivocados como los extremistas, pero [los primeros] rehúyen la Tercera Guerra Mundial.  Sin embargo, estos pragmáticos, que tratan de resistir a los intransigentes de una escalada, y de contener al menos a quienes apuestan por un riesgo mayor... comparten la misma narrativa delirante con los extremistas". 

Aunque Tarik Cyril Amar no aborda los fundamentos económicos de ese delirio mortal, concluye con acierto: "Nos encontramos en una encrucijada potencial, una crisis de trayectoria a largo plazo. Si los pragmáticos de la Unión Europea y la OTAN en Europa realmente quieren contener a los extremistas, que juegan con desatar una guerra abierta entre Rusia y la OTAN que devastaría al menos a Europa, entonces ya deben sincerarse y, por fin, abandonar la narrativa común, ideológica y totalmente irreal sobre una amenaza existencial de parte de Moscú". 

La fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, fue más allá de las descripciones de la crisis y aportó una solución política real en su discurso de clausura de la 41ª reunión semanal consecutiva de la Coalición Internacional por la Paz (CIP), que se llevó a cabo el viernes 15 de marzo: 

"Creo que el mundo se encuentra en un estado de crisis tan avanzado que no se puede esperar remediarlas todas una por una, si no se cambian los axiomas que las sustentan, que son la geopolítica y la idea errónea de que un grupo de naciones tiene derecho a imponer sus intereses frente a otro grupo de naciones. La idea de la geopolítica causó dos guerras mundiales en el siglo 20, y estamos a punto de ser testigos de la última guerra mundial si no cambiamos esta manera de pensar. 

"Es por ello que necesitamos esta nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo, porque desecha la idea de la geopolítica y pone en primer plano la idea de una sola humanidad. Una nueva arquitectura tiene que tener en cuenta los intereses de todos y cada uno de los países del planeta, porque la historia de la Paz de Westfalia, del Tratado de Versalles, y otros ejemplos, demuestran que si no se tienen en cuenta los intereses de todos, es sólo un paso hacia la siguiente guerra". 

En la conferencia internacional que se llevará a cabo el próximo 13 de abril, patrocinada por el Instituto Schiller, se presentará una detallada descripción de este enfoque en relación con el genocidio de Gaza y la guerra en el sudoeste asiático: "Plan Oasis: La solución LaRouche para la paz mediante el desarrollo entre Israel y Palestina y para todo el Sudoeste de Asia". No dejes de registrarte. 

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

Volver    Volver al inicio

clearclearclear