Go to home page

El vaso medio lleno o cómo vencer el cinismo

20 de marzo de 2024 (EIRNS) — Para seguir con vida, el mundo quizá tenga que lidiar con una viciosa variedad de cinismo. 

Ayer, el último informe de la ONU sobre la hambruna, la inanición y las muertes en Gaza. La incapacidad de los corazones y las mentes del público y la dirigencia de Occidente para procesar lo que les ocurre a 2,3 millones de almas cuando, desde la segunda semana de octubre, el agua, los alimentos, la electricidad y las medicinas se quedan sin suministro durante semanas. Meses en los que del 80 al 90% de la población se ve obligada a abandonar sus hogares y vivir en tiendas de campaña o en la calle, estaba destinado a provocar infecciones y enfermedades en masa. 

Por primera vez, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) no advierte del comienzo de hambruna. Informa que en el norte de Gaza ya está la hambruna; que más del 70% de los 2,3 millones de palestinos de Gaza se enfrentan a "un hambre catastrófica; y que sólo un cese al fuego inmediato, que permita entregas masivas de ayuda alimentaria, se interpone en el camino de una muerte inminente". Calculan que pueden morir 450 personas al día, no de balas, sino de una muerte más lenta y agónica, por desnutrición, enfermedad e inanición. 

Incluso el frecuentemente obtuso Josep Borrell, responsable de la política exterior de la Unión Europea (UE), consiguió leer correctamente el informe (en la conferencia del lunes 18 en Bruselas sobre la ayuda a Gaza) y declaró: "En Gaza ya no estamos al borde de la hambruna. Estamos en estado de hambruna". 

Como si se tratara de rescatar a personas hambrientas en un campo de concentración, se acude con toda la fuerza militar, los alimentos y medicinas, el personal médico, etc., necesarios para la tarea. Jeremy Laurence, asistente del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, planteó lo que debería ser la normativa: "Israel, como potencia ocupante, tiene la obligación de garantizar el suministro de alimentos y atención médica a la población de acuerdo con sus necesidades y de facilitar la labor de las organizaciones humanitarias para que presten esa asistencia”. 

Como lo explicó ayer en Washington la ministra de Asuntos Exteriores de Sudáfrica, Grace Naledi Pandor: "Israel ha hecho caso omiso de las medidas provisionales, ahora estamos asistiendo a una inanición en masa y a una hambruna ante nuestros propios ojos... Creo que como humanidad tenemos que mirarnos con horror". Sudáfrica se negó a permanecer inmutable. Curiosamente, tenían la fortuna de haber sufrido la tremenda injusticia del apartheid y, evidentemente, de haber formado su identidad en torno a algo necesario para un mundo con horrores tan persistentes. Había una humanidad férrea en la negativa de Pandor a acobardarse ante la fealdad, o la maldad incluso. 

Por último, en un acontecimiento relacionado, el secretario general de la ONU, António Guterres, les leyó la cartilla este lunes 18 a las potencias nucleares del mundo, en el debate abierto del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el desarme nuclear: "Hoy nos reunimos en un momento en que las tensiones geopolíticas y la desconfianza han elevado el riesgo de guerra nuclear a su punto más alto en décadas. El Reloj del Juicio Final está sonando lo suficientemente fuerte como para que todos lo oigan. Académicos y grupos de la sociedad civil piden el fin de la locura nuclear". La humanidad está pidiendo un paso atrás desde el borde del abismo. "¿Y cuál es la respuesta? Los Estados que poseen armas nucleares están ausentes de la mesa de diálogo. Las inversiones en las herramientas de la guerra están superando a las inversiones en las herramientas de la paz. Los presupuestos de armamento crecen, mientras que los de diplomacia y desarrollo disminuyen". 

El diálogo debe girar hacia la valoración y el desarrollo de las poblaciones por sus capacidades, sus talentos, su genio. Una mentalidad cínica, de perro come perro, en la que para salir adelante hay que empujar a otro hacia abajo, nos ha conducido a un horrible espectro de hambruna, muerte y exterminio termonuclear. 

Pandor se ha mostrado horrorizada ayer por algunos de los comportamientos del Congreso de Estados Unidos, pero en lugar de condenar a este país y a otras potencias nucleares, ha planteado: "¿Cómo contribuyen los poderosos a un bien mayor?... Pero, sí creo que cuando tienes los medios de influencia, de recursos, si puedes, utilízalos para construir un bien mayor". 

El diálogo para los "presupuestos de la diplomacia y el desarrollo", en realidad para el florecimiento de los desiertos de Israel y Gaza, del Norte de África, de Arabia Saudita, etc., se construye día a día en torno a la próxima conferencia del Instituto Schiller, el 13 de abril, sobre "El Plan Oasis: La solución LaRouche para la paz mediante el desarrollo entre Israel y Palestina y para todo el sudoeste de Asia". Se necesita optimismo. 

Cada día, cada hora que pasa el espectáculo de horror en Gaza (Haití, Sudán, etc.), el cinismo corroe la imagen de los seres humanos hechos a imagen viva de su Creador. Encontrar acciones para poner fin al espectáculo de horror genera optimismo, el tipo de optimismo férreo que muestra hoy Naledi Pandor. Y ayuda ver el vaso medio lleno, si hay agua fresca y limpia.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

Volver    Volver al inicio

clearclearclear