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Dmitry Trenin, experto ruso, vuelve a pedir que "reconsideremos nuestra doctrina nuclear" para tratar de aterrorizar a Occidente y que vuelva a la realidad

26 de marzo de 2024 (EIRNS) — "La declaración hecha por las cinco potencias nucleares el 3 de enero del 2022, de que 'no se debe librar una guerra nuclear' y de que 'no pueden haber vencedores', parece una reliquia del pasado", afirmó el destacado pensador estratega ruso Dmitry Trenin en un nuevo artículo publicado por primera vez en Global Affairs el 21 de marzo bajo el título "Rethinking Strategic Stability" (Reconsiderando la estabilidad estratégica), y que luego fue traducido el 23 de marzo en RT con el título más sugestivo de "Dmitry Trenin: Es hora de que Rusia dé a Occidente un recordatorio nuclear". 

Trenin es profesor de investigación en la Escuela Superior de Economía de Rusia e investigador principal en el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (IMEMO, por sus siglas en ruso); también es miembro del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales (RIAC). En junio del 2023 publicó un artículo muy leído en el que abogaba por un cambio en la doctrina nuclear rusa para abrir la puerta a un primer ataque ruso, a lo que el Presidente Vladimir Putin respondió negativamente en un intercambio personal con Trenin en un acto público. 

Con el recrudecimiento de la crisis estratégica, Trenin está regresando de nuevo a retomar sus argumentos. Comienza afirmando que "las dos mayores potencias nucleares, Rusia y Estados Unidos, se encuentran en un estado de conflicto armado semi-directo", y que la disuasión estratégica (con lo que quiere decir Destrucción Mutua Asegurada) ha fracasado, porque Occidente ya no teme que Rusia emplee armas nucleares. Trenin explica que Estados Unidos "espera que el enemigo no se atreva a utilizar armas nucleares". 

Por lo tanto, "es necesario infundir de nuevo miedo en las mentes y los corazones de los dirigentes enemigos. Conviene subrayar el tipo de miedo provechoso”, agrega Trenin. 

Luego pasa a explicar el tipo de escalada que tiene en mente: "Cambios en la doctrina; ejercicios militares para ponerlos a prueba; patrullas submarinas y aéreas a lo largo de las costas del probable enemigo; advertencias sobre los preparativos de las pruebas nucleares y las propias pruebas; la imposición de zonas de exclusión aérea sobre parte del Mar Negro, etcétera. El objetivo de estas acciones no es sólo demostrar determinación y disposición a utilizar las capacidades disponibles para proteger los intereses vitales de Rusia, sino que, lo más importante, detener al enemigo y animarle a entablar un diálogo serio. La escala de la escalada no termina aquí. Los pasos técnico-militares pueden ir seguidos de actos reales, de los que ya se ha advertido: por ejemplo, ataques a bases aéreas y centros de abastecimiento en territorio de países de la OTAN, etc.". 

El error en el argumento de Trenin, y en su forma de pensar, es su creencia de que elevar el umbral del miedo en Occidente traerá consigo un retorno a la racionalidad. No lo hará. La causa de la crisis y de la locura no es simplemente la absoluta indiferencia de Occidente hacia los intereses de seguridad de Rusia, como sostiene Trenin, sino que, primordialmente, la crisis de descomposición sistémica de todo el sistema financiero transatlántico que lo está empujando a la guerra, a tontas y a locas. En estas condiciones, el uso de armas nucleares tácticas por parte de Rusia no devolverá a Occidente a la realidad, sino que probablemente conducirá a una escalada instantánea hacia una guerra termonuclear a gran escala en todo el planeta. 

Dicho de otro modo, Occidente está tratando de arrinconar a Rusia en una esquina estratégica porque quiere escalar a una guerra nuclear, con el fin de preservar su sistema en bancarrota y evitar el surgimiento de una alternativa centrada en el BRICS. Evitar la guerra nuclear requiere de un cambio en lo que subyace a la crisis económica, para dar lugar a una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo. 

En esas condiciones, y sólo en esas, podemos de forma razonable volver a la sensatez, a "la declaración de las cinco potencias nucleares del 3 de enero del 2022, de que `no se debe librar una guerra nuclear' y de que `no pueden haber vencedores'". 

 

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