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Va a haber un cambio; pero ¿cuál será?

2 de abril de 2024 (EIRNS) — Israel lanzó un ataque con misiles contra la embajada de Irán en Damasco. Entre los muertos se encuentra un general de brigada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní. A medida que crece el oprobio internacional contra Israel, ¿se trata de un esfuerzo por ampliar la guerra? ¿Para forzar la participación directa de Estados Unidos, por ejemplo? 

En tanto que continúa la moledora de carne en Ucrania, más voces están señalando lo obvio: Ucrania, con el "apoyo" que la OTAN le ha estado proporcionando, no puede derrotar a Rusia. Incluso Macron lo ha reconocido indirectamente con su propuesta de desplegar directamente tropas en Ucrania. El general alemán (ret.) Harold Kujat ha dicho que si Ucrania no negocia, quizá deje de existir. Elon Musk, cuyo sistema Starlink es esencial para las actividades militares ucranianas, ha dicho lo mismo. 

El apoyo internacional a Israel se está desmoronando rápidamente y todos sus esfuerzos por apuntalarlo no han funcionado; ¿será que piensan que extender la guerra les acarrearía más apoyo? Los dirigentes de la OTAN alegan de manera totalmente incoherente no sólo que si Ucrania fuese miembro de la OTAN, Rusia no se hubiera atrevido a invadirla; pero también alegan no obstante, que después de Ucrania, Rusia marchará sobre Europa Occidental, o sea, contra la OTAN. 

En un entorno lleno de tantas paradojas como el actual, hasta el avestruz más persistente tendría problemas para mantener la cabeza en la arena. ¿Quién podría dejar de ver las incongruencias que exigen una mayor comprensión, si no fuera por los efectos entumecedores de cosas como las drogas, el alcohol y el sometimiento a las redes sociales y a los juegos catastrofistas, que ocupan la mente hasta que se acaba la oportunidad de pensar? 

En ambos casos, el de Gaza y el de Ucrania, el status quo no puede continuar. Va a haber un cambio. Pero, ¿cuál será? 

Se necesita una avalancha de cambio. Un llamado creciente para alcanzar un nuevo paradigma de seguridad, entrelazado con el desarrollo económico, cultural y tecnológico. Aunque los acontecimientos pueden incitar a la reflexión, la resolución viene de adentro. 

Con el telón de fondo de los horrores a los que se enfrenta el mundo, podemos utilizar la belleza de la especie humana, el inmenso bien y la alegría que puede traer consigo un futuro próspero y pacífico, para desarrollar la devoción interior que nos permita superar nuestra inercia e implantar un sistema de relaciones internacionales y sociales que haga posible la resolución de lo aparentemente irreconciliable. 

El Plan Oasis de Lyndon LaRouche, que se presentará  de nuevo en la conferencia del Instituto Schiller el próximo 13 de abril, pinta, paradójicamente, el entorno global en el que es posible la paz, como se materializa por medio de un plan detallado para el desarrollo de infraestructura de agua, transporte y energía en el sudoeste de Asia, para transformar una zona de conflicto en una encrucijada de conectividad. 

A medida que el mundo cambia, esa sería la manera de asegurarse que avanza hacia la paz, en lugar de hacia la aniquilación.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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