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“La justicia es inevitable": Un momento revolucionario en la ONU

20 de abril de 2024 (EIRNS) — El 19 de abril de 1775 marca para muchos el "comienzo oficial" de la Revolución Americana: la batalla de Lexington-Concord, "el disparo que se oyó en todo el mundo". El 18 de abril, 249 años después, se produjo una "votación que se oyó en todo el mundo" en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU). Argelia, Francia, Eslovenia, Malta, Guyana, Ecuador, Sierra Leona, Mozambique, Japón, la República de Corea, Rusia y China votaron a favor de reconocer a Palestina como Estado miembro de las Naciones Unidas. Fue un voto que se escuchó en todo el mundo, en nombre de la libertad, la justicia y la igualdad humanas. Hubo dos equívocos, el Reino Unido y Suiza, que se abstuvieron. Sólo Estados Unidos, en una votación que vivirá en la infamia, se opuso a la adhesión de Palestina. Como es miembro permanente del Consejo de Seguridad, ese único voto de Estados Unidos impidió que se aprobara la resolución. 

Pero ahí no acaba la historia. El abogado especializado en derecho internacional Francis Boyle, en una reunión anterior de la Coalición Internacional por la Paz (CIP) le preguntaron sobre qué recursos podrían tener los miembros de las Naciones Unidas ante el veto continuado de resoluciones por parte de algún miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y recordó que los propios Estados Unidos, durante la Guerra de Corea, habían introducido una medida para eludir esa práctica por parte de la Unión Soviética. Como resultado, la ONU adoptó el 3 de noviembre de 1950 la Resolución 377 de la Asamblea General, la resolución "Unidos por la paz". Esa medida "resuelve que si el Consejo de Seguridad, por falta de unanimidad de los miembros permanentes, no ejerce su responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales en cualquier caso en que parezca haber una amenaza a la paz, un quebrantamiento de la paz o una agresión activa, la Asamblea General considerará el asunto inmediatamente con miras a hacer las recomendaciones apropiadas a los miembros para que adopten medidas colectivas, incluido, en caso de quebrantamiento de la paz o agresión activa, el uso de la fuerza armada si fuera necesario, para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacional". 

Sólo Estados Unidos, o mejor dicho, el complejo militar-financiero que se ha apoderado cada vez más de Estados Unidos desde el asesinato de John F. Kennedy, se opuso al reconocimiento de Palestina. La retorcida explicación que dio el embajador alterno de Estados Unidos, Robert Wood, sobre el voto negativo fue, en efecto, que ¡el voto negativo se debió en realidad al apoyo de Estados Unidos a un Estado palestino y a la solución de dos Estados! "También tenemos claro desde hace tiempo que las acciones prematuras aquí en Nueva York, incluso con las mejores intenciones, no lograrán la creación de un Estado para el pueblo palestino. Como miembros del Consejo de Seguridad, tenemos la responsabilidad especial de garantizar que nuestras acciones promueven la causa de la paz y la seguridad internacional y son coherentes con los requisitos de la Carta de las Naciones Unidas. Como se refleja en el informe del Comité de Admisión, no hubo unanimidad entre los miembros del Comité en cuanto a si el solicitante cumplía los criterios para ser miembro establecidos en el artículo 4 de la Carta de las Naciones Unidas. Por ejemplo, hay cuestiones sin resolver sobre si el solicitante cumple los criterios para ser considerado un Estado”. 

(Nótese que 140 naciones del mundo ya reconocen a Palestina como Estado). Wood continuó: “Llevamos mucho tiempo pidiendo a la Autoridad Palestina que emprenda las reformas necesarias para ayudar a establecer los atributos de preparación para la condición de Estado y observamos que Hamás, una organización terrorista, ejerce actualmente poder e influencia en Gaza, parte integrante del Estado previsto en esta resolución". Wood también podría haber afirmado que "dado que el actual gobierno de Israel se ha negado a aceptar ese Estado palestino, Estados Unidos se opone a su reconocimiento". 

¿Y qué se piensa en Israel sobre esta cuestión? El 25 de marzo, en una reunión organizada por el Centro Miller de Asuntos Públicos de la Universidad de Virginia, Nimrod Novik, ex asesor de política exterior del Premio Nobel de la Paz y Primer ministro israelí, Shimon Peres, dijo a su auditorio: "La solución de los dos Estados es inevitable. No porque lo deseemos; no porque los palestinos merezcan la igualdad de derechos, que la merecen, pero yo estoy en este asunto por Israel, no por nadie más; sino porque estos dos pueblos no van a vivir felices bajo el mismo techo, a menos que ocurra una cosa. O bien los israelíes concedemos a todos los palestinos los mismos derechos y nos convertimos en una minoría en nuestro propio país, cosa que no vamos a hacer; o bien los palestinos aceptan para siempre vivir privados de la igualdad de derechos, cosa que, en mi opinión, la primera Intifada, la segunda Intifada y, que Dios nos ayude, la tercera Intifada, van a demostrar que es tan poco realista". 

Helga Zepp-LaRouche, luego de conocer las declaraciones de Novik al término de la 46ª reunión de la Coalición Internacional por la Paz del viernes 19, dijo: "Todo el concepto del Plan Oasis es exactamente interrumpir para siempre este ciclo de venganza de la Intifada. La cuestión es que si no hay justicia al permitir una solución de dos Estados y la plena igualdad de derechos y el derecho al desarrollo para todos, entonces la violencia continuará. La única forma de interrumpirla es recurrir al enfoque de la Paz de Westfalia, que consiste en que, si lees los principios que se establecieron tras cuatro años de negociaciones, creo que el primer o segundo principio era que, en aras de la paz, todos los actos cometidos por una u otra parte deben olvidarse o dejarse de lado. No se pueden olvidar, pero tienen que dejar de ser un factor en lo que se hace hoy. 

"Aunque parece muy difícil, porque después de todas estas cosas horribles que se han hecho a la gente, decir que hay que acabar con ello, que hay que trazar una línea y pasar a un modo completamente diferente, a saber, un modo de desarrollo conjunto y beneficio mutuo, parece casi emocionalmente imposible. Pero si se piensa en ello, yo instaría a la gente a hacer una reflexión profunda. A menos que se diga basta, ambas partes han cometido crímenes. Ahora no contamos quién cometió más crímenes, porque si sigues contando lo que hizo un bando u otro, la guerra seguirá eternamente. No es que ponga todo ahora en la misma cuenta de culpabilidad ni nada por el estilo, pero hay que dar este salto intelectual. Hay que cambiar y dejar atrás el pasado y tener una hermosa visión del futuro, que dé esperanza a todos los participantes en el conflicto". 

Así pues, la lucha debe pasar ahora del Consejo de Seguridad a la Asamblea General. Se necesitan siete miembros del Consejo de Seguridad para que se produzca tal movimiento. El representante del Instituto Schiller en las Naciones Unidas, Richard A. Black, informó que el representante de Palestina, el embajador Riyad Mansour, tras la votación, habló de los derechos inalienables de Gaza, una idea contra la que Estados Unidos acababa de votar. En un momento dado, el embajador, tan conmovido por la emoción, no pudo continuar. "Se hizo un silencio sepulcral. Y la cámara pasó a la representante de Malta, que en ese momento se enjugó una lágrima del ojo. Y entonces continuó, y dijo: 'La justicia para Palestina es inevitable'". Son palabras que hoy se escuchan en todo el mundo, tan poderosas a su manera como lo fue aquel disparo y aquel momento en Lexington-Concord hace 249 años.

 

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