22 de abril de 2024 (EIRNS) — Después de negarse a permitir que se votara el paquete presupuestario suplementario de $95.000 millones de dólares que pedía Biden desde principios de año para financiar las guerras, el presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson dividió el proyecto de ley de asignación que había aprobado ya el Senado, en cuatro proyectos de ley, que fueron aprobados en tres días después de que anunciara el cambio. Este cambio se había planteado debido a la oposición de los republicanos más duros por Trump (los MAGA) al financiamiento de la guerra sustituta en Ucrania, para aprobar el proyecto de ley para Ucrania a pesar de la oposición significativa de los republicanos, mientras que al mismo tiempo le permite a esos mismos republicanos que son firmes partidarios del genocidio de Israel en Gaza, votar a favor de ello. Los cuatro proyectos de ley fueron aprobados el 17 de abril por mayorías relativamente amplias, y Johnson recibió el crédito de los demócratas, que se comprometieron a apoyarlo si los congresistas MAGA enojados procedían con planes para destituirlo. 

Johnson, quien había dicho a los partidarios de Trump que detendría la legislación cuando se estaba postulando a la presidencia de la Cámara de Representantes, siempre ha estado a favor de las guerras del orden unipolar. Sin embargo, para quedar como presidente de la Cámara, se comprometió a trabajar con los partidarios de Trump para acabar con el financiamiento a Ucrania. A medida que crecía la desesperación de los halcones de la guerra, al ver venir el colapso inminente de Ucrania sin más fondos, la presión sobre Johnson aumentó, y Johnson se reunió en silencio con los demócratas para averiguar cómo aprobar el proyecto de ley. 

Además de esas reuniones, fue a visitar a Trump a Mar-a-Lago, Florida, el 12 de abril. Tras esa reunión, dijo que Trump estaba de acuerdo con el plan de dividir el paquete, así como la disposición de Johnson de convertir parte del financiamiento en un "préstamo", que se pagaría en un futuro no especificado. Esto había sido propuesto originalmente por Trump, dejando claro que su oposición a financiar la guerra sustituta de Ucrania no era absoluta. Luego de que Johnson dijera que Trump respaldaba su plan de dividir el paquete en cuatro partes, y que le preguntaran a Trump si estaba de acuerdo con esto; este se limitó a decir que le parece que Johnson es un "buen tipo". 

Al día siguiente de la reunión entre Trump y Johnson, Johnson se reunió con el reverendo John Hagee, presidente de Cristianos Unidos por Israel. Hagee está fervientemente comprometido con el financiamiento de Israel, alegando que cree que nos estamos acercando al "fin de los tiempos", y que el apoyo cristiano a Israel es parte del plan de Dios. Interpreta Ezequiel 36-38 como una hoja de ruta para el regreso de Jesús, que iría precedido por el regreso de los judíos del mundo a Israel, momento en el que todos menos 144.000 de ellos serán masacrados en el Apocalipsis, que será el momento en el que regrese el Mesías. La reunión de Hagee con Johnson fue precedida por un mitin al que asistieron 250 evangélicos llegados en avión desde todo el país. El mitin fue dirigido por Hagee, quien les instó a golpear al Congreso "como un buldócer", para que podamos "bendecir a Israel". Luego presionaron al Congreso, exigiendo la aprobación de la versión de Johnson del proyecto de ley de defensa suplementaria de Biden. 

¿Se ganó esta profecía bíblica delirante a los republicanos que, en las votaciones, se unieron a los demócratas de Biden para votar abrumadoramente a favor de los proyectos de ley? Quizás no. Un youtubero aliado del "movimiento MAGA" dijo que le habían dicho que la estrategia de Trump era "hacerse a un lado" y dejar pasar los proyectos de ley de Johnson. Se dieron tres razones para ello: 

1. No tienen los votos para derrotarlo;

2. Cuando Ucrania caiga, los republicanos que votaron a favor, rechazando el deseo de Trump de verla derrotada, quedarían desacreditados;

3. Trump culpará de la derrota de Ucrania a Biden en la campaña. 

Es decir, el oportunismo más apestoso posible, en lugar de los principios, volvió a determinar el resultado en el Congreso.