27 de mayo de 2024 (EIRNS) –  Después de que el Presidente de Taiwán, Lai Ching-te, respaldado por Estados Unidos, utilizara su discurso de toma de posesión del 20 de mayo para proclamar que Taiwán "es una nación soberana e independiente en la que la soberanía está en manos del pueblo", y de que China, en respuesta, realizara importantes maniobras militares alrededor de la isla de Taiwán para señalar de nuevo que la campaña por la independencia de Taiwán respaldada por Estados Unidos es una línea roja brillante, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, decidió argumentar que la nieve es negra. El 25 de mayo, el Departamento de Estado emitió una declaración atribuida a Miller en la que se desgañita diciendo: "Estados Unidos está profundamente preocupado por las maniobras militares conjuntas del Ejército Popular de Liberación en el estrecho de Taiwán y alrededor de Taiwán. Estamos siguiendo de cerca las actividades de la R.P.C. [República Popular China] y coordinando con aliados y socios nuestras preocupaciones compartidas. 

"Instamos firmemente a Pekín a actuar con moderación. Utilizar una transición normal, rutinaria y democrática como excusa para provocaciones militares entraña el riesgo de una escalada y vulnera las antiguas normas que durante décadas han mantenido la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán, lo que es fundamental para la seguridad y la prosperidad regional y mundial y una cuestión de interés internacional” (o como dicen en Sudamérica: cachicamo diciendo a morrocoy, “conchudo”). 

Luego Miller recurrió al ya conocido sofisma de proclamar la adhesión de Estados Unidos a la política de "una sola China", que, por supuesto, prohíbe un Taiwán independiente. Su declaración concluye: "Estados Unidos sigue comprometido con su política de larga data de una sola China, guiada por la Ley de Relaciones con Taiwán, los Tres Comunicados Conjuntos y las Seis Garantías", (o lo que es lo mismo, la política de tirar la piedra y esconder la mano).