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Un debate para asustar de muerte a los estadounidenses

29 de junio de 2024 (EIRNS) — Los millones a los que Scott Ritter no llegó a través del evento del Instituto Schiller en el Club Nacional de Prensa de Washington, DC, del pasado 12 de junio "para asustarles hasta la muerte" sobre el peligro de una guerra nuclear, se habrán asustado tanto tal vez al ver a sus candidatos a Presidente "debatir" el jueves por la noche. El argumento que dominó el debate del 27 de junio fue: Cuál de los dos, el Presidente Joe Biden o el ex Presidente Donald Trump, era "de lejos" el peor Presidente de la historia de Estados Unidos. El debate dejó claro que, los dos juntos, son, "con mucho", la peor elección presidencial jamás ofrecida al electorado estadounidense; y este ha sido, con mucho, el peor evento presidencial de la historia de Estados Unidos. Tanto Biden como Trump querían bajar al albañal, pero es de esperar que no haya ningún albañal callejero en Estados Unidos que tolere este debate. 

Estados Unidos parece no tener futuro Presidente, salvo por el levantamiento de su pueblo en torno a los líderes que puedan dar forma a una nueva Presidencia. La visión de un Presidente visiblemente atado por la edad, y por la rabia, supuestamente el comandante en jefe en una guerra mundial, debería haber asustado al público televidente. 

La previsible y patética actuación de Biden sirvió al instante de luz verde para que las principales figuras políticas y medios noticiosos británicos y estadounidenses de la casta dominante exigieran a Biden que se echara a un lado y permitieran que otro candidato demócrata ocupara su lugar. Patrick Lane, jefe de redacción digital del semanario británico The Economist, arremetió contra "la miserable actuación de Joe Biden en el debate presidencial de anoche", preguntando y respondiendo: "Ahora se trata de si debería presentarse. Creemos que no". Un artículo relacionado de The Economist proclamo que "la terrible actuación de Joe Biden en el debate pone en duda toda su candidatura", ya que ofreció "una de las peores actuaciones en un debate de la historia moderna". El Times de Londres coincidió en que la campaña de Biden estaba "sumida en una crisis". 

Al otro lado del Atlántico, el consejo editorial del diario New York Times se hizo eco de las demandas británicas para pedirle a Biden que se haga a un lado. Por su parte, la CNN, que auspició y dirigió el debate, parece haber recibido la misma línea, con el encabezado en su portal: "Biden reconoce su floja actuación en el debate mientras los demócratas se preguntan si seguirá en la carrera presidencial". En su mesa redonda tras el debate, Van Jones, el comentarista de CNN, dijo: "Él [Biden] no lo hizo nada bien"; y el veterano estratega de Obama David Axelrod dijo: "Creo que van a oír debates, no sé si llegarán a algo, pero va a haber discusiones sobre si debe continuar". La Christian Broadcast Network (también conocida como "700 Club") tituló: "Los demócratas entran en pánico por la temblorosa actuación de Biden en el debate". 

Prácticamente nada de lo que dijo Donald Trump era cierto; eran los cuentos grandilocuentes de un Jack Falstaff, el personaje tragicómico de las obras de Shakespeare. La mayor parte de lo que dijo Joe Biden fueron las consignas chapuceras de un Polonio intrigante (el personaje de Shakespeare en Hamlet), pero pronunciados de forma apresurada e incoherente, que a veces terminaban con la pérdida de memoria de lo que estaba diciendo y con una expresión invariable de furia inexpresiva. En la primera respuesta de Biden a una pregunta, trató de hablar de la negociación de Medicare (la atención médica para los jubilados) con las grandes farmacéuticas para conseguir precios más bajos, pero se le olvidó lo que estaba diciendo, se quedó callado y abatido durante 15 segundos, y luego estalló: "¡Estoy luchando contra Medicare!". 

Ese fallo hizo saltar las alarmas, aparentemente al instante, en todas las filas de los "líderes" y recaudadores de fondos del Partido Demócrata. 

La cuestión más urgente, el peligro de guerra mundial, apenas se abordó como tal. Trump dijo que si el Presidente Putin de Rusia hubiera respetado al Presidente estadounidense (Biden), la guerra OTAN-Rusia nunca habría ocurrido; y que él, Trump, de alguna manera sería capaz de resolverla entre su elección y su toma de posesión. "200.000 millones de dólares a Ucrania, 200.000 millones de dólares es mucho dinero", dijo. Dijo que, como resultado de los fracasos de Biden, existía el peligro de la Tercera Guerra Mundial. 

Biden gritó triunfalmente, con el mayor énfasis y afecto de todo lo que dijo en toda la noche: "Putin es un criminal de guerra. Somos el país más admirado del mundo. Tenemos el mejor ejército de la historia del mundo". 

Hubo poco contenido que el espectador pudiera sacar del debate. Más bien el espectador se enfrentó al odio de los dos hombres entre sí, a su desdén por el mundo fuera de Estados Unidos; a su desdén por los votantes estadounidenses a los que les mintieron en todo momento; a su incompetencia para cualquier problema serio, a la incapacidad que proyectaron para considerar "el otro lado" de cualquier problema, o para reconocer jamás haber calculado erróneamente cualquier peligro.

 

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