Los ataques israelíes ponen a la región, y al mundo, al borde de la guerra
1º de agosto de 2024 (EIRNS) — En la madrugada del miércoles 31 de julio, Israel asesinó al jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, quien estaba de visita en Teherán para la toma de posesión del nuevo Presidente de Irán. No sólo era uno de los máximos dirigentes del gobierno de Hamás, sino que Haniyeh era el principal funcionario implicado en las negociaciones para un posible cese al fuego y un acuerdo con Israel sobre los rehenes, por lo que prácticamente se garantiza que se retirará de la mesa una resolución diplomática en Gaza. Aunado al hecho de que sólo unas horas antes, Israel asesinó a un importante comandante de Hezbolá en un barrio residencial de Beirut, Líbano, está claro que estamos en la cúspide de una gran guerra que puede desatarse en toda la región y más allá.
Hasta ahora, la respuesta de Estados Unidos ha sido deplorable. En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU convocada el miércoles por la tarde, el representante alterno de Estados Unidos, Robert Wood, no sólo dijo que "Israel tiene derecho a defenderse", sino que "todavía hay tiempo y espacio para una solución diplomática" ¡siempre y cuando el mundo tome medidas adicionales contra Irán! Para cualquier observador honesto, el camino que está tomando actualmente Israel, con la bendición de Estados Unidos, es un camino que garantiza una guerra total.
Esta rápida escalada suscita una serie de preguntas relevantes. En primer lugar, ¿sabía Estados Unidos con antelación algo sobre los dos atentados? Y, ¿estuvo implicado de algún modo? Resulta significativo que estos dos ataques se produjeran sólo unos días después de que el Primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, visitara Washington, DC, y recibiera respuestas pavlovianas de la mayor parte del Congreso de Estados Unidos en el sentido de que "están con Israel". Parece que esta visita fue programada a la perfección para obtener el apoyo de Estados Unidos para una escalada prevista en un futuro próximo, sin la cual Israel probablemente no sobreviviría. Y en segundo lugar, ¿qué hará Estados Unidos ahora? A medida que se hace evidente que estamos al borde de una gran guerra, ¿ejercerá Estados Unidos su control sobre Israel o alentará una guerra que podría extenderse rápidamente por toda la región y desencadenar un enfrentamiento nuclear mundial?
La verdad es que hemos entrado en el período del final del juego. El proyecto angloamericano de utilizar a Ucrania para destruir a Rusia o desacreditarla en la escena mundial se ha vuelto en su contra, y cada día se admite que Ucrania no puede ganar la guerra y debe más bien optar por las negociaciones. Mientras tanto, se extienden las luchas internas dentro del llamado "Occidente colectivo" a medida que, en particular, las economías europeas se tambalean bajo el peso de las sanciones [impuestas a Rusia, el enorme aumento de la militarización y décadas de desindustrialización. Además, a pesar de todo lo que se ha dicho sobre detener la "desinformación rusa" y otras campañas de guerra psicológica de la CIA y el MI6, las narrativas occidentales no han conseguido el apoyo de la mayor parte del mundo, y muchas naciones han ido en dirección contraria, asqueadas por la hipocresía y la degeneración manifiestas, tan dominantes en Occidente.
En vista de ello, y del inminente colapso del sistema financiero transatlántico que está al acecho como telón de fondo, los geopolíticos occidentales están haciendo lo último que saben hacer: crear un caos generalizado. De ahí la agitación de nuevas tensiones en torno a Taiwán y China; de ahí los rimbombantes intentos de provocar el derrocamiento del gobierno de Venezuela y sumir a Iberoamérica en el caos; y de ahí la luz verde para que Israel se lance de cabeza a una guerra general en todo el Sudoeste de Asia. Los recientes ataques a la institución de la presidencia en Estados Unidos, tanto contra Donald Trump como contra Joe Biden, deben considerarse también desde este punto de vista.
En su diálogo semanal del miércoles 31 de julio, Helga Zepp-LaRouche respondió a los acontecimientos ocurridos en el Sudoeste de Asia en las últimas 24 horas con las siguientes palabras:
"Creo que estamos en el umbral no sólo de una guerra regional; un paso más y se convertirá en una guerra regional que implicará a Líbano, a Israel y posiblemente incluso a Irán. Y luego el asunto es que si Estados Unidos respalda a Israel hasta el final, entonces obviamente con Irán, que ha fortalecido mucho sus relaciones con Rusia y China en el período reciente, podríamos estar en unos momentos, en un abrir y cerrar de ojos, al borde de una guerra nuclear global.
"Y esto es tan absolutamente repugnante, que creo que lo único que se puede hacer y que sería eficaz, sería que Estados Unidos cambiara esa actitud, y básicamente le dijera a Israel que se detenga. Nada más va a funcionar.
"Así que creo que esto es terrible, y es una acción más que demuestra el absoluto desprecio del sistema occidental, si se quiere, o del Occidente colectivo, o de Estados Unidos-OTAN, toda esa alianza; la absoluta falta de respeto por la legalidad, la absoluta falta de respeto por cualquier cosa".
Ahora más que nunca, este momento exige un "Concilio de la razón", en el que líderes de diversas naciones y ámbitos de la vida se presenten y hagan un llamado a los gobiernos occidentales para que cambien el rumbo ya. Mientras nos asomamos a las fauces de una guerra sin cuartel, propiciada por un creciente abanico de ataques de represalia, solo preguntarse "¿quién empezó?", resulta del todo insuficiente. En las condiciones actuales, nunca se encontrará una solución buscando a los culpables. Sólo una solución basada en una perspectiva superior, como el principio de Westfalia de 1648 del "provecho del prójimo", puede poner fin a esta situación y proporcionar una vía de supervivencia a la especie humana potencialmente inmortal.
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