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La amenaza de guerra nuclear es muy real

29 de diciembre de 2021

Como hace 59 años, la amenaza de guerra nuclear aumenta progresivamente

21 de diciembre de 2021 (EIRNS) — La intensidad de las tensiones entre Estados Unidos y Rusia en torno a Ucrania aumentó durante el pasado fin de semana, de modo que lo que parecía una esperanza de estabilización hace dos semanas, cuando los Presidentes Biden y Putin sostuvieron una videoconferencia, ahora parece cada vez más una cuenta regresiva hacia una guerra en Europa que involucra a las superpotencias nucleares. 

Un alto funcionario de la Casa Blanca, muy posiblemente el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, declaró a la CNN el domingo 19 de diciembre que sólo hay una “ventana de cuatro semanas” para evitar que Rusia invada Ucrania. “Lo que hemos estado haciendo ha estado muy bien calculado”, dijo el funcionario que declaró a CNN a condición de mantener el anonimato. “Pero sólo tenemos algo así como una ventana de cuatro semanas a partir de ahora”. El funcionario dijo que las sanciones que contempla Estados Unidos contra Rusia “serían abrumadoras, inmediatas y le causarían costos importantes a la economía rusa y a su sistema financiero”. 

Al día siguiente, el lunes 20 de diciembre, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Ryabkov, declaró a los periodistas que el gobierno de Joe Biden no había respondido a las propuestas rusas sobre garantías de seguridad, que se plantearon en las conversaciones mantenidas el 15 de diciembre en Moscú entre Ryabkov y la subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, Karen Donfried. La propuesta incluía la garantía de que Ucrania no formaría parte de la OTAN, y que se detendrían mayores despliegues de fuerzas y sistemas de misiles de Estados Unidos y la OTAN hacia las fronteras de Rusia. 

“No, ellos [los estadounidenses] no han respondido, todavía”, dijo Ryabkov. “Estamos esperando, vamos a ver qué responden. Hasta ahora, solo hemos visto todo tipo de declaraciones públicas”. Entre esas declaraciones públicas se encuentran los planes del comandante supremo aliado en Europa (SACEUR en sus siglas en inglés) de la OTAN, el general Tod Wolters, para desplegar tropas a Bulgaria y Rumania, a las bases de la OTAN en el Mar Negro. 

Y tanto el viceministro de Asuntos Exteriores, Alexander Grushko, como el Negociador para el Control de Armas, Konstantin Gavrilov, se refirieron de manera inquietante a “las capacidades técnico-militares y militares de Rusia” como la única alternativa a una negociación sobre la propuesta de tratado de Rusia. Por su parte, el gobierno de Ucrania, en la persona de su ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, siguió hablando con el Washington Post el 19 de diciembre, para exigir mayores “capacidades militares” y tropas de parte de Estados Unidos y el Reino Unido, y exigir a Estados Unidos que explique públicamente el daño “abrumador e inmediato” que el Departamento del Tesoro estadounidense está preparando para la economía y el sistema financiero rusos, y que lo haga junto con Londres, estén o no de acuerdo los aliados europeos continentales. 

En octubre de 1962 fue la frontera sur de Estados Unidos a la que se acercaban cada vez más los soldados y misiles soviéticos en Cuba, amenazando con un primer ataque devastador. Hoy, es la implacable marcha de la OTAN cada vez más cerca de las fronteras de Rusia. Hace cincuenta y nueve años, el Presidente John F. Kennedy dijo lo siguiente al país en un discurso nacional televisado en directo: “Durante la semana pasada, evidencias inequívocas han establecido el hecho de que se está preparando el emplazamiento de misiles ofensivos en esa isla prisionera. El propósito de estas bases no puede ser otro que el de proporcionar una capacidad de ataque nuclear contra el Hemisferio Occidental”. El Presidente finalizó diciendo: “Pero esta expansión secreta, rápida y extraordinaria... en una zona que es bien conocido que tiene una relación especial e histórica con Estados Unidos y las naciones del Hemisferio Occidental... Esta decisión repentina y clandestina de emplazar armas estratégicas por primera vez fuera del territorio soviético, es un cambio deliberadamente provocador e injustificado del status quo que no puede ser aceptado por este país...”. 

Al mismo tiempo, en 1962 los jefes militares estadounidenses exigían una invasión a Cuba para destruir los misiles y otras fuerzas, y el Presidente Kennedy los mantenía a raya, con dificultad. 

Si Kennedy y Nikita Jrushchov no hubiesen logrado una resolución negociada a la Crisis de los Misiles en Cuba, ¿Qué es lo que probablemente hubiera sucedido? Cientos de millones de personas en todo el mundo estaban aterrorizadas por una guerra nuclear inminente. 

¿En qué se diferencia la formulación del Presidente Kennedy de su exigencia a la Unión Soviética para que retirara los misiles y no intentara de nuevo colocar misiles y aviones con capacidad nuclear prácticamente en la frontera con Estados Unidos, y “en una zona con una relación especial e histórica con Estados Unidos”, de la que hizo el Presidente Vladimir Putin en la propuesta de acuerdo el 7 de diciembre al Presidente Biden, de que Estados Unidos garantice que Ucrania no formará parte de la OTAN y que por lo tanto, no habrían fuerzas y misiles estadounidenses y de la OTAN de varios tipos colocados justo en la frontera de Rusia? Y eso “en un zona que tiene una relación especial e histórica” con Rusia, que de hecho, por siglos fue parte de ella. 

Aquí está la diferencia: ¡Kennedy y Jrushchov querían una solución, y no una en la que el otro Presidente y la nación fueran humillados, o aplastados por medio de un daño nacional “abrumador e inmediato”! 

Eso es lo que se debe negociar ahora entre los Presidentes Biden y Putin, dejando a un lado a los halcones de la guerra, algunos de los cuales están clínicamente dementes, quienes proponen públicamente un primer ataque nuclear a Rusia, como hiciera el senador Roger Wicker el 7 de diciembre. Pero una solución debe y puede ocurrir si los ciudadanos se levantan ahora para exigirla, y siguen siendo optimistas de que estas dos naciones pueden bloquear el siniestro camino de la escalada y la guerra de superpotencias. Más bien, que ambas potencias dediquen sus esfuerzos a proporcionar alimentos, asistencia sanitaria y la reconstrucción de Afganistán.

 

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