Go to home page

El encarcelamiento de Lyndon LaRouche el 27 de enero de 1989
definió una era, que debe terminar ahora

HACEMOS UN LLAMADO AL PRESIDENTE TRUMP
PARA QUE ¡EXONERE A LAROUCHE!

Muchos estadounidenses se mostraron estupefactos de asombro a principios de mes, cuando el venerable New York Times y el aparato del fiscal especial Robert Mueller maniobraron para llevar a juicio al Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por traición, debido a que se atrevió a reunirse y conversar con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin; porque se ha referido a la OTAN como algo “obsoleto” y ha cuestionado su papel; y porque despidió a su director del FBI, James Comey, con la autoridad que tiene según lo manda la Constitución. Muchos se quedaron boquiabiertos cuando salió a la luz pública que los más altos estratos del FBI, de la CIA, y del Partido Demócrata (todo por instrucciones de la inteligencia británica) habían estado empeñados —y lo están todavía—en un golpe de Estado contra el Presidente electo de Estados Unidos. Muchos de ustedes que leen estas líneas hoy se hallan justamente horrorizados ante el hecho de que estos actores, aunque no han logrado todavía su objetivo, hasta ahora se han salido con la suya en su complot, y actúan con una aparente impunidad. “¿Cómo es posible eso?”, se preguntan a sí mismos y a sus amigos.

Para encontrar la respuesta a esta pregunta, solo tienen que considerar los acontecimientos del 27 de enero de 1989, hace precisamente 30 años, cuando Lyndon H. LaRouche y un grupo de sus asociados fueron llevados a prisión con largas sentencias por delitos que nunca cometieron. El montaje y encarcelamiento de LaRouche, facilitado por años de difamación y vilipendios de los medios mentirosos contra LaRouche y su movimiento —que sigue hasta la fecha— lo llevó a cabo el mismo aparato político controlado por los británicos, y en muchos casos, por los mismos sicarios como el caso del fiscal especial, Robert Mueller, que actualmente se empeñan en derrocar al Presidente de Estados Unidos.

Y es debido a que pudieron llevar a cabo esa injusticia en contra de LaRouche hace 30 años, a pesar de la enorme oposición nacional e internacionalmente de destacados dirigentes de los derechos civiles y los derechos humanos, de funcionarios públicos y expertos del derecho, es que están hoy de nuevo en lo mismo, en una escala más grande.

De hecho, los cinco años de encarcelamiento de Lyndon LaRouche definieron toda una era de la historia moderna de Estados Unidos, así como ocurrió con el asesinato de John F. Kennedy en 1963.

No hay ninguna exageración en esto. Ramsey Clark, quien fue Procurador General de Estados Unidos durante el gobierno del Presidente Lyndon Johnson, y que también representó a LaRouche en su juicio de apelación ante el Tribunal de Apelaciones del Cuarto Circuito y la Suprema Corte de Estados Unidos, declaró en una carta abierta que envió el 26 de abril de 1995 a la entonces Procuradora General, Janet Reno:

“Le remito este asunto [el caso LaRouche] a usted directamente, porque creo que se basa en la más amplia gama de conducta dolosa sistemática y abuso de poder a lo largo de un período de tiempo más extenso en un esfuerzo por destruir un movimiento y un dirigente político, que cualquier otro proceso judicial federal en mi tiempo o que yo conozca”.

Clark también dijo en otro momento:

“El propósito [del caso LaRouche] solo se puede ver como la destrucción; es más que un movimiento político, es más que una figura política; son esas dos cosas. Pero es un motor fértil de ideas, un propósito común de pensamiento y estudio y análisis para resolver problemas, sin reparar en el impacto en el status quo, o en intereses creados. Hubo un propósito deliberado de destruir eso a cualquier costo... En lo que fue una utilización compleja y generalizada de las agencias del orden público, juicios, medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales, dirigido a destruir enemigos, este caso no tiene par”.

Con el encarcelamiento de LaRouche, Estados Unidos y el mundo fueron privados de su más ilustre estadista y economista.

Debido a que no se llevaron a cabo las propuestas de LaRouche para sustituir al saqueo mortal de Wall Street y de la City de Londres, por un Nuevo Orden Económico Mundial justo, de desarrollo universal en base a la tecnología avanzada, cientos de millones de personas en todo el mundo siguieron en la pobreza y decenas de millones perecieron innecesariamente. Ha sido solo con la reciente adopción, por parte de China, de políticas muy similares a las propuestas por LaRouche desde hace 50 años, que se ha detenido el genocidio cuando menos en grandes partes del planeta.

Debido a que el programa de LaRouche de una Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), como la que adoptó y propuso el Presidente Ronald Reagan en 1983, fue saboteada y no se llevó a cabo, el mundo ahora se tambalea al borde de una confrontación termonuclear. Solo un regreso al diseño original de LaRouche del sistema de defensa antimisiles balísticos, la IDE, basado en nuevos principios físicos y en cooperación con Rusia y China —no en su contra— nos puede sacar de esta situación.

Debido a que se rechazó la propuesta de LaRouche para la cooperación entre Oriente y Occidente después de la caída del Muro de Berlín y la reunificación de Alemania (pronosticado por LaRouche en octubre de 1988), y a que LaRouche fue llevado a la cárcel solo tres meses después, Rusia fue devastada y el Occidente saqueado bajo la Thatcher, Bush y Mitterand. Y se desató una ola de guerras permanentes, que todavía están entre nosotros hoy en día.

Debido a que nunca se implementó la propuesta de LaRouche de una guerra a las drogas contra el aparato bancario de Narcotráfico, S.A. de Londres, hoy en día envenena a Estados Unidos y al mundo una epidemia de drogas.

Y debido a que se hicieron a un lado las propuestas de LaRouche para generar un nuevo Renacimiento de la cultura clásica y de la ciencia, vemos ahora estupefactos el infierno de una Nueva Era de Tinieblas que envuelve a nuestra juventud en particular.

Algunos de ustedes pueden diferir. Algunos pensarán que ningún encarcelamiento de un solo hombre, no importa que tan injusto sea, podría causar tales resultados. Pero quienes así piensen, no entienden aún cómo funciona la verdadera historia, cómo es que las ideas son la fuerza motriz del avance de la humanidad. En realidad, todo el cuerpo de la obra de LaRouche y de sus extensos escritos científicos, abordan precisamente esa cuestión central: el papel de la creatividad singular del hombre en la forja de su propia historia, y la del universo físico que le rodea. Lee y estudia a LaRouche si quieres entender por qué el imperio británico le teme tanto.

El 30 de marzo de 1984, Lyndon LaRouche escribió una Propuesta de memorando de entendimiento entre Estados Unidos y la URSS, con una visión hacia el futuro que sigue siendo tan válida científicamente hoy como hace 35 años. En este escrito, LaRouche declara:

“El fundamento político para la paz duradera debe ser: a) La soberanía incondicional de todos y cada uno de los Estados nacionales; y b) La cooperación entre los Estados nacionales soberanos al efecto de fomentar las oportunidades ilimitadas a participar en los beneficios del progreso tecnológico, para el beneficio mutuo de todos y cada uno. El aspecto más decisivo de la implementación presente de tal política de paz duradera, es un cambio profundo en las relaciones monetarias, económicas y políticas entre las potencias dominantes y las naciones relativamente subordinadas clasificadas a menudo de ‘naciones en desarrollo’. A menos que se remedien progresivamente las desigualdades persistentes como secuela del colonialismo moderno, no puede haber paz duradera en este planeta.

“En tanto que Estados Unidos y la Unión Soviética reconozcan el avance de las facultades productivas del trabajo en todo el planeta como algo que es de interés estratégico vital de ambos y cada uno, las dos potencias estarán ligadas en esa medida y de ese modo, por un interés común. Este es el núcleo de las prácticas políticas y económicas indispensables para el fomento de la paz duradera entre esas dos potencias.

“Ya es hora de reparar el daño causado por el encarcelamiento de laRouche hace tres décadas; no solo porque se haya hecho esa terrible injusticia a LaRouche, sino porque esa injusticia ha envalentonado al imperio británico para utilizar los mismos métodos contra el actual Presidente de Estados Unidos, lo cual pone en peligro a toda la humanidad. No hay mejor manera de defender a Estados Unidos de América y a la humanidad que exonerar a LaRouche, asegurar que se adopten finalmente sus políticas, y reconocer sus ideas por lo que son, los actos de uno de los mayores genios de la historia, para darle su merecido lugar en la historia”. 

Firme la petición [en inglés] aquí

 

Volver    Volver al inicio

clear
clear
clear