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Domingo 11 de abril, 2021 - Este volante está circulando ahora en Estados Unidos


Liberen a Assange ¡ya!
Rusia no es el enemigo

¿De qué se trata el caso de Assange? ¿Qué crimen cometió Julian Assange que justificaría una sentencia potencial de 175 años de prisión? ¿Por qué el Presidente Joe Biden está tan deseoso de forzar a que sea juzgado en Estados Unidos? ¿Por qué los tribunales británicos ni siquiera han considerado darle arresto domiciliario, sino que lo mantienen encarcelado en la Prisión de Belmarsh?

El 5 de abril del 2010, WikiLeaks de Julian Assange publicó un cortometraje militar donde se muestra cómo dos periodistas de Reuters fueron asesinados por soldados estadounidenses en Iraq en el 2007. Reuters había tratado infructuosamente de obtener el cortometraje por medio de la Ley por la Libertad de la Información (FOIA, por sus siglas en inglés). Además de los periodistas, unos 20 civiles iraquíes fueron asesinados en el ataque. Un valeroso soldado estadounidense llamado Ethan McCord, dio un paso al frente y habló como testigo presencial, y de su testimonio supimos que muchos de sus compañeros soldados estaban furiosos e indignados por la orden que les dieron sus comandantes de “disparar a cualquiera que les haga sentir incómodos”, pero pocos tuvieron el valor de desobedecerla.

Porque el éxito de nuestra república Constitucional depende del “consentimiento de los gobernados” y de la voz de “Nosotros el pueblo”, Estados Unidos de América es más vulnerable a la corrupción de nuestra identidad y a la degradación cultural desde dentro, lo cual ocasiona que nuestra gente se quede callada cuando se cometen crímenes horrorosos a nombre nuestro. No nos amenaza ninguna potencia militar en el planeta, y no obstante desplegamos portaaviones y aviones de guerra justo en las fronteras de Rusia y China, y le imponemos sanciones asesinas a ellos y a naciones mucho más pobres por supuestas “violaciones de derechos humanos”, violaciones que nosotros mismos estamos cometiendo.

Lyndon LaRouche, que fue un prisionero político por cinco años en Estados Unidos, podría hablar con toda autoridad sobre esta materia. Fue veterano de la Segunda Guerra Mundial, y tenía una memoria viva del día en que falleció nuestro gran dirigente el Presidente Franklin D. Roosevelt, para ser sustituido por ese hombrecito llamado Truman que lanzó dos bombas nucleares sobre Japón, aunque Japón, a través del Vaticano, ya estaba discutiendo los términos para rendirse.

Pero la verdad de nuestras correrías militares en Iraq y en otras naciones no es lo que el gobierno de Biden más teme de Assange. Lo que más temen es que el cuento ya desacreditado del mentado "hackeo ruso” de las computadoras del Comité Nacional Demócrata antes de las elecciones del 2016, se vería exhibido como la mentira que es, y quizás Julian Assange sea la única persona viva que sepa cómo es que WikiLeaks obtuvo los correos electrónicos que detallan cómo Hillary Clinton se robó la postulación del Partido Demócrata.

¿Por qué la verdad acerca de esto tendría que ser más devastadora que la verdad sobre los asesinatos en masa de niños y civiles en todas partes del mundo? Aparte de la venalidad de la política impulsada por el ego en el Partido Demócrata, exponer la verdad sobre esto echaría por tierra la tal “imagen de enemigo” que se ha creado de Rusia que es tan decisiva para continuar con una guerra fría, y que puede avanzar y calentarse hasta convertirse en una guerra nuclear en un futuro cercano.

Consideren la situación en Ucrania (con la cual Biden está íntimamente familiarizado) donde unas fuerzas armadas ucranianas fuera de control están bombardeando las regiones prorrusas de Donetsk y Donbas, y presuntamente asesinaron a una niña de seis años de edad con el ataque de un drone para tumbar el suministro de electricidad y de agua. Estados Unidos está armando a los neonazis ucranianos y acusa a Rusia de agresión.

Joe Biden, Presidente de Estados Unidos, de manera indignante llamó "asesino" a Valdimir Putin, Presidente de la Federación Rusa, en televisión nacional, y Rusia llamó a su embajador en Estados Unidos indefinidamente a Moscú para "consultas". Biden, quien como vicepresidente en el gobierno de Obama, estuvo a cargo de llevar al poder en Ucrania a los banderistas (seguidores del nazi Stepan Bandera) que respaldaron a Hitler, reasignó como secretaria de Estado adjunta de Asuntos Políticos a la misma Victoria Nuland, a quien la última vez que la vieron en Kiev estaba repartiendo galletas a la gente que le lanzaba bombas Molotov a la policía, en 2014.

La verdad de la situación es que Estados Unidos es el que está en peligro ahora, pero no por culpa de algún adversario extranjero, sino desde adentro: nos hemos vuelto indiferentes al sufrimiento de la humanidad, incluso dentro de nuestras propias fronteras. Hemos perdidos más de 500,000 vidas a manos de la pandemia, tenemos 35 millones de estadounidenses que estaban pasando hambre desde el 2019, y cada día tenemos 22 veteranos que se suicidan, pero nadie, nadie en Washington siente la necesidad de abordar esto.

Como dijo el Presidente Franklin Roosevelt hace años: “Es tiempo de que digamos la verdad con franqueza y con valentía”. El pueblo estadounidense, como lo han demostrado Ethan McCord y muchos otros denunciantes valientes, es ciertamente capaz de levantarse al nivel de reto de volver a tomar el control de nuestro destino y movilizarnos para resolver cada uno de estos problemas, con el liderazgo correcto.

¿Es tan débil el actual gobierno de Estados Unidos que tiene que temerle a la verdad? ¿Está el pueblo estadounidense resignado a encogerse de terror y ver hacia el otro lado, como si fuéramos esclavos o una colonia? Si no es así, se deben retirar todas las acusaciones en contra de Julian Assange y Lyndon LaRouche debe ser exonerado.

 

Para mayor información escribe a preguntas@schillerinstitute.org

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