Escritos y discursos de Lyndon LaRouche
LaRouche en Radio Mágica , de Caracas, Venezuela
Lyndon LaRouche sostuvo el 8 de octubre una conversación radiofónica con Román Rojas, de Radio Mágica, de Caracas, Venezuela. A continuación, el texto de la discusión.
Pregunta: Señor LaRouche, la guerra formal parece comenzar con los ataques británicos y estadounidenses contra Afganistán y contra el Talibán. ¿Qué piensa usted de esta postura del conflicto, y qué es lo que cree que va a suceder? LaRouche: Aquí tenemos dos problemas. Por un lado, tenemos el problema de Osama bin Laden, y en cierta medida también el Talibán. El Talibán funciona en base al narcotráfico internacional, y es una fuente de inestabilidad basada en Afganistán, pero en toda la región, además. A Osama bin Laden lo conocemos desde hace tiempo, desde muy atrás, desde que fue expulsado de Sudán por el presidente de ese país, y luego desapareció en Afganistán. Ahora, él es un problema. Pero yo siempre he separado el problema de Osama bin Laden de la cuestión de lo que pasó el 11 de septiembre en los Estados Unidos. Como ustedes saben en Venezuela, y en las Américas en general, sí existe un problema de desestabilización financiado por el narcotráfico internacional, y otros tipos de desestabilización. Y, como bien sabemos, ninguna de estas organizaciones podría sobrevivir por mucho tiempo a no ser que las estuvieran protegiendo algunos gobiernos o algunos intereses financieros bastante ricos y poderosos, que a veces ejercen el mismo tipo de poder que un gobierno. Pero es necesario hacer una distinción, como lo hago yo, de lo que fue un intento de golpe dentro de los Estados Unidos, que se sabe por los aspectos técnicos del asunto. Lo que ocurrió acá, que fue una cosa interna, dentro de los Estados Unidos, con las características de un golpe de Estado, y tenemos que distinguir ese problema de un problema que interseca ese problema, que es la combinación del terrorismo internacional profesional, que todo eso lo manejan gobiernos o intereses financieros muy poderosos. Este terrorismo internacional no es una organización como tal. Es una suerte de profesión de la que gobiernos y otros contratan asesinos o sicarios a sueldo. Es decir, tenemos dos problemas. Uno es la importancia del ataque estratégico en contra de los Estados Unidos. Y ese problema se traslapa o se conecta con otro problema, que es este desastre del terrorismo internacional, que debió haberse resuelto y limpiado hace tiempo ya. Ahora, ya tenemos una guerra, que está siguiendo un sendero, el camino de la menor resistencia política existente. La cuestión es si el presidente Bush separará el asunto del ataque al Talibán y a Osama bin Laden, de la tesis de Zbigniew Brzezinski y otros locos, del llamado "choque de las civilizaciones", y del hecho de que también hubo una operación interna dentro de los Estados Unidos, que también se tiene que desenmascarar y destruir. Y este problema interno es de gran significado estratégico para toda la civilización. Así es que ya tenemos guerra, y eso ya es una institución. Vamos a tener que encontrar la manera de salir de ese pasaje peligroso dentro de poco.
LaRouche: Esto es muy peligroso. Henry Kissinger en cierto sentido es un gemelo, una réplica, de Zbigniew Brzezinski. Fue creado en la Universidad de Harvard de los Estados Unidos, por la misma unidad que creó a Brzezinski. Y la gente que los reclutó a ambos aquí, dentro de los Estados Unidos, era un grupo de racistas bajo el liderato de un tal William Yandell Elliot, de Harvard, que pertenecía a ese grupo muy específico de racistas conocido como los Agrarios de Nashville. Y esta gente, como Yandell Elliot y otros, piensa de manera muy parecida, muy cercana al famoso H. G. Wells y a Bertrand Russell. Y este grupo es realmente una de las cosas más perversas que los Estados Unidos han tenido dentro del territorio nacional en, digamos, los últimos 35 años. Lo que quieren hacer estos tipos es regresar a un tipo de guerra que va a poner a toda el Asia Central y toda Eurasia en el caos total, y combinar esto con la guerra religiosa. Esto es la cosa más peligrosa, más loca, que jamás se haya inventado. Ahora Kissinger ya no es tan joven como antes era. Es dos años menor que yo, pero en lo tocante a su condición mental yo creo que es treinta años más viejo que yo. Entoces, ya no es un problema tan serio como era antes. Pero lo que representa y ejemplifica sí es un problema bastante malo.
LaRouche: Putin es un señor muy interesante. No me gustaría sobrestimarlo. Pero, si uno lo compara con la mayoría de los jefes de Estado del resto del mundo, este hombre es efectivamente un punto de luz en el horizonte. Ahora bien, en cuanto a su orientación y la de su gente que lo rodea, obviamente, no he hablado directamente con él, así es que desconozco sus intenciones privadas. Pero sí se algo respecto a las tendencias y las pautas actuales en Rusia. Se ve una pauta de acciones que indican el intento de reunificar a Eurasia en torno al desarrollo económico. Esto incluye un esfuerzo de incluir a Japón, a China, al sudeste asiático y a India, y también a Europa continental. Entonces, lo que Putin propone en estos momentos bien podría ser uno de los puntos principales para respaldar el tipo de propuestas que he hecho yo, lo que a veces he denominado el proyecto del Puente Terrestre Eurasiático. Si se hacen tres cosas, creo que podemos salir de este gran problema mundial que tenemos en estos momentos. Primero, necesitamos, urge, tener una reforma económica y financiera. Tenemos que regresar a algo parecido al sistema de Bretton Woods que teníamos entre 1946 y aproximadamente 1963. Necesitamos cooperación a gran escala en proyectos económicos para reactivar la economía mundial; y usar esta reactivación eurasiática como una manera de también reactivar a África y a las naciones de América Central y del Sur. Si los Estados Unidos entran en cooperación con las naciones de Eurasia en torno a este tipo de proyecto, yo creo que el mundo será un lugar seguro. Entonces, por eso yo me concentro, concentro mis esfuerzos en torno a esa perspectiva.
LaRouche: Sí, absolutamente, esta guerra ha creado esa dificultad respecto a esos proyectos, y es mi preocupación principal.
LaRouche: Sí, yo comparé la situación de los Estados Unidos a unas situaciones parecidas, en particular la de Alemania en los años 1932, 1933 y 1934. Si, por ejemplo, en ese caso, si el canciller alemán von Schleicher se hubiera quedado en su puesto como canciller en Alemania hasta el momento en que Roosevelt asumió la Presidencia de los Estados Unidos, se hubiera logrado un acuerdo entre Roosevelt y von Schleicher en Alemania, un acuerdo para la recuperación económica, que hubiera funcionado a nivel internacional. Al poner a Hitler en el poder, lo que hicieron principalmente fuerzas financieras británicas y estadounidenses, lo que pasó como resultado de eso es que nos fuimos inevitablemente hacia una guerra mundial. No quiero hacer una comparación exacta con la situación de hoy, pero éste es el tipo de comparación que una persona que ha visto y examinado la historia, como lo he hecho yo, necesariamente ve esos paralelos ante la situación actual que vemos.
LaRouche: Esta es la política de H. G. Wells y Bertrand Russell. Sí, porque, H. G. Wells, en 1913, fue el primero en proponer el uso de armas nucleares para acabar con el Estado nacional soberano, e impulsar más bien el gobierno mundial. En 1928, Wells publicó un libro titulado La conspiración abierta, que posteriormente Bertrand Russell alabó públicamente. Y desde ese momento los dos colaboraron en esta idea de impulsar un enfrentamiento nuclear, y hasta llegar al punto de lanzar una guerra nuclear, como Russell propuso públicamente, para aterrar al mundo para que aceptara el gobierno mundial y el fin del Estado nacional. Cuando Russell llegó a un acuerdo con Nikita Jruschov, el secretario general soviético de mediados de los cincuenta, lo que acordaron fue convocar a la conferencia de Pugwash, que tenía el propósito de adelantar esta misma idea de Wells y de Russell en cuanto a la guerra termonuclear. Luego hubo gente de influencia dentro de los Estados Unidos, por ejemplo, como el caso de John J. McCloy, quien contrató a Henry Kissinger como uno de sus subordinados, que aplicó esta política, y se llegó a acuerdos con la Unión Soviética que se llamaron la política de distensión, de SALT I, II, III, etc. Uno encuentra que esta ideología, que se resume, esta forma de pensar, en el libro de Wells, La conspiración abierta, que ésta es la ideología actual de Kissinger, de Madeleine Albright, la ex secretaria de Estados de los Estados Unidos; también de Zbigniew Brzezinski, de Joseph Korbel, el padre de Madelein Albright, y también el que apadrinó la carrera de Condoleezza Rice, actualmente en el Consejo de Seguridad Nacional de los EU. Esta idea de la lucha entre defender la idea del Estado nacional soberano, por un lado, y por el otro lado el gobierno mundial. Y estas ideas no son solamente de la Conferencia Pugwash, sino también del Club de Roma y otros. Este conflicto entre la civilización europea y este tipo de ideología, es el conflicto central que existe en el globo hoy en día. Esto es también lo que enfrentamos en las Américas, por ejemplo. Todos los que somos patriotas de nuestros respectivos países en las Américas estamos a favor de la soberanía de nuestros países, en el sentido de que cada nación defenderá el bienestar general de su población, de su territorio, y de su posteridad, de la gente que viene. Y tenemos que trabajar juntos por los intereses comunes que tenemos, y esa es la manera, el camino hacia la paz y la prosperidad. Estos otros tipos tienen una idea muy diferente. Ellos odian todo lo que representamos nosotros. Y nos quieren destruir.
LaRouche: No muchos tienen esas posibilidades. Esto va a ser un acto de conciencia de algunos líderes, que en general son más grandes, más viejos. Podríamos hablar de los sabios, los hombres sabios de la tribu humana. Van a tener que hablar con los jóvenes que están en el poder, y decirles: Miren, ustedes han hecho un desastre de todo esto; ahora escúchennos a nosotros; sí hay una forma de salir de este problema. Y enseñarles también cómo hay que movilizar al pueblo, a la gente, verdaderamente. No con propaganda sintética a gran escala, sino llevándole a la gente, al ciudadano común, al agricultor, lágrimas de felicidad. Y de esa manera podemos sobrevivir. La humanidad, muchas veces, ha salido y resuelto situaciones y condiciones terribles. Hay una bondad muy esencial dentro del ser humano, que le permite, en ciertas circuntancias, y con el liderato apropiado, salir del problema, aun en tiempos de crisis tan difíciles como el actual. Ha habido peores crisis en el pasado de la humanidad. Entonces, no soy optimista en el sentido de hacer una promesa, sino más bien optimista en el sentido que sé que hay una solución, y hay una buena posibilidad de que podemos caminar por ese camino. Y ahora pienso que eso es lo que verdaderamente debemos hacer.
LaRouche: Bueno yo tengo muchas reuniones. Europa, por supuesto, es el centro de muchas de las cosas que hago. Tengo una serie de reuniones y conferencias en las que estaré trabajando en las próximas semanas, en varios países.
LaRouche: Bueno hay muchos países que pueden ayudar. Pero los puntos centrales son los siguientes. Como le he recalcado a la gente, si uno entiende y sabe lo que le ha pasado al mundo, solamente hay tres países en este mundo, en tanto naciones o culturas nacionales, que tienen confianza en su propia capacidad de iniciar soluciones globales, para bien o para mal. Por un lado, la monarquía británica, que también es la monarquía de Canadá, de Australia, de Nueva Zelanda. Luego, la cultura estadounidense, que se considera una cultura que nunca ha sido derrotada o dominada. Y tercero, la cultura nacional rusa, que tiene una mentalidad eurasiática en su cultura. Lo que las naciones del mundo buscan y quieren es que dos o tres de estas potencias le den liderato para juntar al resto de las naciones, para deliberar sobre estos asuntos como hicimos en el caso de Bretton Woods, en 1944. Esto depende no simplemente de una conferencia, sino de un proceso de discusión y de organizar a la gente. Y mientras tanto, cada vez que tenemos una reunión o una conferencia que junta a la gente en ese sentido de orientación, es un paso en la dirección indicada. Para hacer de esto una cosa muy personal, yo estoy muy envuelto sicológica, emocionalmente, con las naciones de América Central y del Sur. Y les digo que yo quiero darles permiso para que ustedes tomen la palabra y que digan lo que están pensando en reuniones y discusiones sobre estos temas. Tenemos que crear una situación en que los Estados nacionales cambien su condición actual de casi colonias, a una de poder. Para ser verdaderamente un país moral, tener un liderato o gobierno moral. Ese gobierno, su pueblo, su gente, sus instituciones tienen que tener un sentido de soberanía, de responsabilidad. Y eso, pienso yo, es la esperanza.
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