Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

Conferencia de prensa de Lyndon LaRouche en Moscú
Esta crisis pudiere resultar lo mejor

Aparecen abajo las palabras iniciales del economista Lyndon H. LaRouche en la conferencia de prensa que sostuvo el 28 de junio en Moscú. El doctor Serguei Glaziev hizo una declaración inicial y después presentó a LaRouche. Glaziev presentó más adelante a Helga Zepp-LaRouche, que también habló en la conferencia de prensa.

Lyndon H. LaRouche

Abordaré tres asuntos al mismo tiempo: la naturaleza del derrumbe [económico]; segundo, las posibles medidas para remediar los efectos del derrumbe; y, en tercer lugar, los indicios de que es posible que estos cambios positivos se lleven a cabo.

La presente crisis financiera mundial está en su fase terminal. No podemos predecir con exactitud qué día ocurrirá el derrumbe, porque esto dependerá de ciertas decisiones políticas, que acelerarán o retardarán el momento exacto del derrumbe. Pero éste es inevitable. El sistema financiero mundial, el sistema monetario mundial, su forma presente, pronto dejará de existir, punto.

Ahora, al contrario de lo que algunos piensan, una crisis monetaria no es lo peor que le pueda ocurrir al mundo: podría ser lo mejor. Es como ir al doctor a extirparse un cáncer: puede ser lo mejor que le pueda pasar a uno. La razón por la que el sistema se viene abajo es que no debería haber existido en primer lugar. Las decisiones tomadas en 1971 para cambiar al sistema monetario internacional, seguidas de las decisiones tomadas entre 1979 y 1991, crearon el desastre presente.[FIGURE 3]

La clave resulta obvia, o debería serlo. Primero que nada, debemos poner al sistema existente en un proceso de reorganización por bancarrota. Esto quiere decir que, de los 400 billones de dólares de deudas pendientes a corto plazo, una gran parte deben ser condonadas. Recuérdese que el producto nacional bruto (PNB) de todo el mundo es de unos 42 billones de dólares anuales hasta el presente. Ademas de la deuda normal que se ha amontonado sobre los países, hay cerca de 400 billones de dólares de deudas especulativas de varios tipos. Se debe recordar que después de la guerra, se sometió a las monedas más débiles a una reorganización fundamental de este tipo. Tenemos la experiencia del "franco pesado" de De Gaulle como ejemplo de algo así.

Ahora, la posibilidad de recuperación depende de que se establezcan tipos de cambio fijos entre las monedas, por lo menos las más importantes. En otras palabras: para que haya crecimiento, debe haber, en primer lugar, la capacidad de extender crédito a largo plazo, a un interés simple del 1 ó 2 por ciento. En otras palabras, si los intereses rebasan el ritmo del crecimiento posible en la tecnología, la industria y la agricultura, dicha deuda no se puede amortizar. Lo que debemos hacer es lo que se acordó en Bretton Woods en 1944-45: poner todas las monedas a una tasa de cambio fija en relacion a algo similar a un sistema de reserva de oro.

Se le debe poner fin al libre comercio y la globalización. No se puede tener producción, a menos de que se dote a la gente que produce de un ingreso que le permita mantenerse en su negocio. Si no se pueden garantizar condiciones razonables de vida familiar y salud familiar, no podrán sobrevivir como familias y funcionar.

Lo que se necesita es un sistema de acuerdos a largo plazo, normalmente de hasta 25 años —digamos, para infraestructura— para iniciar la reconstrucción de la economía del desastroso estado en que se encuentra. Esto es lo que los Estados Unidos, Europa Occidental y el Japón hicieron entre 1945 y 1964. Estas regiones del mundo aumentaron de modo continuo su productividad y prosperidad en estas condiciones. Desde 1971, vivimos autodevorándonos. Y a partir del derrumbe del Comecón y la Unión Soviética, el mundo se desquició y todos empezaron a devorarse.

Si pudiéremos hacer una alianza entre un selecto grupo de Estados nacionales en base a un acuerdo de esa naturaleza, para reorganizar el sistema internacional, podremos salir del desastre actual; lentamente, pero podremos salir adelante.

El segundo punto: a diferencia de lo que sostienen los economistas librecambistas, el progreso no ocurre así no más. Cada época y cada parte de la economía del mundo [en donde hubo progreso] contuvo una directiva, un propósito, una misión. Cuando De Gaulle era presidente de Francia, la denominó "planeación indicativa". En la historia de los Estados Unidos, entre 1961 y 1876 [se obtuvo] uno de los mayores ritmos de crecimiento jamás alcanzados por nación alguna, lo cual fue resultado de la planeación de Lincoln y Henry C. Carey.

Esto no es sólo un ejemplo: esto es parte de la historia de Rusia, así como de la historia del resto del mundo. Los Estados Unidos celebraron una Convención Centenaria en 1876 en Filadelfia, a la que acudieron personas como el gran ruso [Dmitri] Mendeleiev, así como gente de Alemania, de Japón. Como resultado de esta conferencia, Bismark, en 1877, hizo del sistema americano la política de Alemania. Al mismo tiempo, Mendeleiev pudo convencer al gobierno zarista de ese entonces de copiar la red ferroviaria transcontinental de los Estados Unidos. Y bajo la influencia de Mendeleiev, y Witte, después, hubo un desarrollo industrial en Rusia, que giró en torno a estos conceptos. Japón adoptó el sistema americano al mismo tiempo y cambió su economía y su gobierno nacional.

Fueron las grandes obras, en ocasiones movilizaciones de tiempo de guerra, los que nos dieron los ímpetus tecnológicos que han producido cada gran recuperación económica. Y ningún sistema monetario podrá funcionar sin estos impulsos económicos a largo plazo correspondientes. Todos los grandes movimientos de desarrollo económico han necesitado por lo menos un cuarto de siglo para llevarse a cabo.

Hoy día, la mayor oportunidad para producir una recuperación mundial yace en Eurásia. Por ejemplo, el centro y el sur de Asia, o el norte y el sur de Asia, son esencialmente desérticos en la actualidad. Están habitados, pero no están desarrollados. Para Rusia y el Asia central, es fundamental el desarrollo de Asia central y aun la región de la tundra del norte de Asia es decisiva para el futuro de Rusia. Para desarrollar estos recursos, debemos contar primero con la infraestructura económica básica, para estar en capacidad de explotarlos eficientemente. Tenemos a Europa occidental, que tiene el potencial económico, pero que está básicamente en bancarrota actualmente, y no podrá sobrevivir para este propósito. La mayor concentración de la población del mundo se encuentra en Asia central y del este. Cuentan con algo de tecnología en esa región; China ha progresado, India ha progresado; pero no existe la tecnología suficiente para satisfacer las necesidades de toda la población de esta región. La garantía de la sobrevivencia de las economías de Europa occidental depende de la capacidad de poder utilizar estos mercados asiáticos para la tecnología avanzada.

En los 25 años venideros, Eurasia, en tanto continente, representa la mayor región nueva de crecimiento potencial del mundo entero. ¿Por qué? Rusia, como la única nación de veras aurasiática, es el eslabón necesario y esencial entre toda la civlización europea extendida por el mundo y el Asia oriental, del sur y del sudeste. Sin ese papel coordinador de Rusia, la clase de realización que he dicho es necesaria no sería posible.

Para mantener seguridad en Eurasia, a fin de que la inseguridad no arruine la posibilidad del desarrollo económico, debemos tener también un diálogo de las culturas, como lo propuso el presidente Jatami, de Irán, en un discurso que dio hace poco en Berlín. Porque, vemos al Asia, y Rusia, que es en parte una cultura europea, si bien es una nación eurasiática. En la mayor parte del mundo —América, por ejemplo— domina la cultura europea extendida a escala mundial.

En China, en India, en el sudeste de Asia, los paradigmas culturales son diferentes de los de Europa y las culturas europeas. La cuestión es, pues, que tenemos que pensar en el peligro, la amenaza, de que guerras religiosas y tipos semejantes de guerras étnicas desarticulen la posible paz futura y la seguridad económica en Eurasia. Y, por eso, debemos aceptar la proposición que esbozó el presidente Jatami en esa reciente visita a Berlín. Debemos entender que, para conquistar la seguridad económica, debemos conquistar la seguridad con el diálogo de las culturas, que evita que cosas como las guerras religiosas destruyan las oportunidades que se nos presentan.

Ahora, el punto final: ¿que posibilidad hay de que tengamos buen éxito en esta magnífica reconstrucción de la economía mundial? El reciente acuerdo del presidente Putin en Shanghai, [en cuanto a] la formación de un nuevo grupo de consulta, es un paso importante en la dirección que he indicado. No es el paso final, pero es un paso importante, que refleja lo que emprendió Primakov cuando fue primer ministro: la idea de un pivote triangular Rusia-China-India para concertar las relaciones en Eurasia. Ese es primer paso. Las discusiones entre el presidente de Rusia y el gobierno alemán y círculos alemanes son otro aspecto del mismo potencial de Eurasia.

Y aquí está la dificultad final. ¿Cuál es el papel de los Estados Unidos en todo esto? Bueno, tenemos un desastre en la nueva Presidencia, pero tenemos algunas mejoras desde que devino presidente: los demócratas se han apoderado del Senado; un número significativo de republicanos están en revuelta; todos los planes que ha planteado el presidente han fallado. El abismo entre los Estados Unidos y Europa se profundiza. Muchos de los que tenemos influencia política en los Estados Unidos estamos muy preocupados por esta situación. Y venimos ganando cierto terreno. Así que podemos conquistar nuestro objetivo, pero será sólo a través de una serie de crisis.[FIGURE 2]

Todo lo que puedo decir, desde mi punto de vista, es que la situación es clara, la alternativa es clara, y lo que debemos hacer es claro. Debemos tener claro en nuestra propia mente lo que necesitamos hacer. Entonces creo que podemos salir victoriosos. Gracias.

Palabras de Helga Zepp-LaRouche

Puesto que soy ciudadana alemana, solamente quiero añadir por qué es de interés propio fundamental para Alemania cooperar no sólo con rusia, sino con todos los países del Puente Terrestre Eurasiático. La situación de la economía y el sistema financiero alemanes no no es menos grave que la que describe el señor Glaziev en el caso de Rusia, o el señor LaRouche en el del mundo entero. La bancarrota de facto de la ciudad capital, Berlín, y la quiebra del Berliner Bankgesellschaft y los cinco bancos involucrados, es en verdad la condición de cada banco de Alemania. Ahora mismo, la inflación en Alemania es 3,6 por ciento, según el Tribunal Federal Constitucional. Para la transición al euro, la inflación no puede pasar de 3 por ciento.

De modo que quizá muy pronto veamos acciones constitucionales para evitar que el euro cobre vida. Sobre todo porque hay, entre bastidores, pánico en el gobierno y los círculos financieros por el hecho de que hay unos 200.000 millones de marcos en efectivo, además de los varios cientos de miles de millones de marcos en los bancos centales, lo que se teme que desemboque en un completo caos en la transformación. Así que Alemania va a sufrir, en el segundo, el tercero y el cuarto trimestre de este año, una combinación de una creciente tendencia a la hiperinflación, la depresión y el caos en la transición al euro.

Así que, en este caos, bien puede ser que el euro no cobre vida, lo cual, para la sobreviviencia de Alemania y Europa Occidental, sería lo mejor. Mantener monedas nacionales soberanas, en las condiciones de la cooperación económica del Puente Terrestre Eurasiático, sirve a los mejores intereses no sólo de Alemania, sino de todos los países europeos.

Alemania depende económicamente de ampliar mercados de exportación con clientes cada vez más prósperos. La globalización ha destruido los mercados de exportación tradicionales de Alemania: Africa agoniza; América Latina va por el mismo camino que Africa; y muchas zonas del mundo se hunden en la catástrofe. Para Alemania, colaborar con Eurasia, con el desarrollo del Puente Terrestre Eurasiático, va en su propio interés económico. En un sentido más profundo, va en el interés de seguridad de Alemania, porque los alemanes recordamos muy bien el nexo entre la depresión y la guerra. Si los planes que hubo en 1931 para superar la depresión, los planes que hubo en Alemania en torno al doctor Walter Lautenbach y la Sociedad Federico List, se hubieran puesto en práctica, se pudo haber evitado que los Nacional-Socialistas subieran al poder.

Hoy día, el peligro de guerra existe en muchos lugares, en el Oriente Medio, en Africa, en muchas otras regiones del mundo; y yo creo que se necesita hoy día la visión de todos los países de Eurasia, juntos, para determinar un orden o futuro pacífico, y no la degeneración en la guerra.

Así que estoy preparando a cada fuerza positiva de alemania y de otros países europeos para que formen parte de semejante alianza por un nuevo sistema financiero y por el Puente Terrestre Eurasiático en tanro piedra angular de un programa de reconstrucción mundial, en los meses venideros. Gracias.

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