Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

Terror Jacobino apunta contra Washington, dice LaRouche

24 de agosto de 2001(EIRNS)-- Lyndon H. LaRouche, el economista y precandidato presidencial estadounidense, advirtió el viernes, que el movimiento terrorista internacional que desató una ola de violencia en Génova, Italia, durante la reunión del G-7, se prepara a descender sobre la ciudad de Washington para la reunión anual del FMI y el Banco Mundial, que tendrá lugar los días 28 y 29 de septiembre próximo. Según una declaración que emitió LaRouche in 2004, su comité de campaña, el 24 de agosto, LaRouche dijo:

Todos los informes que hemos recibido de fuentes confiables, indican que el movimiento terrorista internacional que emergió en Seattle, que se movilizó en Porto Alegre, Brasil, y que causó la violencia sangrienta en Génova, ahora apunta contra la capital de los Estados Unidos, Washington, D.C. Es extremadamente importante que aquellos elementos en el movimiento sindical estadounidense que han permitido que sus organizaciones se vean enmarañadas en simpatía con esta pandilla terrorista, se distancien públicamente de las operaciones que ya se están preparando para escenificar motines de corte terrorista tanto en Washington como en otras áreas en los estados aledaños.

Hay que destacar dos cosas sobre la presente ola de terrorismo internacional.

Primero, que los organizadores de hueso colorado de estas operaciones terroristas representan la cuarta generación, de una serie que empezó su existencia como movimiento organizado de terrorismo internacional desde mediados a finales de la década de 1960, los desmanes terroristas antinucleares de fines de 1970, y la oleada terrorista de mediados de los 1980. Como se ve del caso de Tony Negri, y del papel que desempeña la organización terrorista vasca ETA, estas fuerzas terroristas han continuado con el mismo liderazgo de forma ininterrumpida, desde que explotaron el movimiento contra la guerra de Vietnam, hasta la fecha.

Segundo, para entender las fuerzas de muy alto nivel que controlan y respaldan estas acciones terroristas, que incluye a círculos encumbrados de gobierno, tenemos que remontarnos al Terror Jacobino que primero se lanzó desde el Londres de Jeremy Bentham, el 14 de julio de 1789. En esta ocasión, encarar algunos hechos bien documentados de la historia, en vez de los acostumbrados cuentos de hadas de los textos universitarios, sería de tremenda utilidad para las autoridades pertinentes encargadas de defender la seguridad de Washington, D.C., y sus aledaños.

Con la victoria que lograron sobre la monarquía británica las fuerzas aliadas de los EU y Francia en Yorktown, el peligro que más temían la monarquía británica y sus simpatizantes antirepublicanos, tales como los fisiócratas y el duque de Orleans, era que Francia adoptara una reforma constitucional para su monarquía fundada en los mismos principos expresados por la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, y por el borrador de la Constitución federal de los EU de 1787. Se orquestó la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789, que detonó un golpe de Estado, mismo que suprimió la constitución adoptada bajo la conducción de Lafayette y Bailly.

Al momento de ocurrir el golpe, los únicos presos que quedaban en la Bastilla eran unos cuantos enfermos mentales, a la espera de ser trasladados a instituciones mentales. La turba que se juntó frente a la Bastilla, había sido organizada y armada por el antiguo rival de Benjamin Franklin, el duque de Orleans, como parte de una campaña política para que se nombrara al papá de la notoria madame de Stael, el ex ministro de Finanzas de Francia y banquero suizo, Jacques Necker, como primer ministro de Francia.

Por orden de los partidarios del complot de Orleans, el comandante de la Bastilla disparó contra la turba organizada por el aristócrata. A la larga, los guardias de la prisión se rindieron, confiados de que ya que eran instrumentos del duque de Orleans, éste concertaría para que se retiraran con vida. Para silenciar las lenguas de esos guardias, la turba les tumbó las cabezas. La turba se retiró entonces, cargando a los pobres lunáticos balbuceantes en hombros, las cabezas decapitadas de los guardias en las puntas de sus lanzas, y un busto de Jacques Necker, su candidato a primer ministro, a la cabeza de la procesión.

Bailly, quien había codirigido la adopción de la constitución, fue matado por iniciativa del terrorista Marat, quien, junto con el terrorista Dantón, había sido hospedado en Londres, y personalmente adiestrado por Jeremy Bentham, de la British Foreign Office, y enviado a Francia a pronunciar discursos y a aplicar las medidas dictadas por el "comité secreto" de la cancillería británica, a la sazón dirigido por Bentham. A Lafayette lo encerraron en una mazmorra en Olmutz, Austria, por órdenes de Londres. La esperanza de una Francia con una constitución republicana duradera, como la que se había esbozado bajo la conducción de Bailly y Lafayette, tuvo que aguardar la derrota de Napoleón III, y tales notables sucesos posteriores como el logro de la Constitución de la Quinta República bajo el presidente Charles de Gaulle.

Hubo muchos precedentes en la historia para lo que hicieron la monarquía británica, los fisiócratas franceses y sus otros cómplices, al orquestar la crisis de Francia de 1783 a 1794, remontándose hasta la Edad Antigua y el infame papel del culto a Dionisio. Tampoco debe olvidarse cómo se orquestaron las guerras en los Balcanes para causar la Primera Guerra Mundial, ni la forma en la que la guerra irregular fue empleada por las fuerzas rivales de la OTAN y los soviéticos en el período que culminó en la desintegración del Pacto de Varsovia. Como recalqué en 1986, al destacar la importancia del libro del profesor Friedrich Freiherr von der Heydte, "La Guerra Irregular Moderna" ("Der Moderne Kleinkrieg", 1972), hay un vasto repertorio de métodos de "guerra irregular", incluyendo asesinatos y terrorismo supuestamente espontáneo, que comúnmente se emplea para "librar guerras por otros medios".

Este fue el caso en la fase terrorista de los disturbios civiles de los 1960, 1970, 1980 y, de nuevo, en Seatle, en Génova, y que hoy amenaza a Washington.

El mundo actualmente es presa de la crisis financiera y monetaria más profunda, más mortífera, que se haya visto desde mediados a finales del siglo 14 en Europa. Nos encontramos en un período en el que circunstancias económicas y relacionadas han hecho de la guerra regular moderna una broma de mal gusto, período en el que las guerras regionales y otras "guerritas", el terrorismo, los asesinatos políticos y otras formas de desestabilización, son los temas principales en las agendas de los planificadores estratégicos. El estado avanzado de la actual crisis financiera y monetaria conduce a ciertas fuerzas políticas al borde de la desesperación, fuerzas políticas desesperadas que prefieren llevar a la civilización misma al borde del abismo, en vez de tolerar los cambios en las instituciones financieras y monetarias que la presente crisis demanda.

Washington, D.C. es la capital de una potencia mundial muy venida a menos, pero que no obstante es la principal potencia mundial. Cualquier movimiento que pudiera aterrar a los personeros oficiales del gobierno de Washington y sus alrededores a esconderse bajo la cama, constituiría una amenaza estratégica de proporciones mayúsculas para la paz de todo el mundo, al igual que el Terror Jacobino de 1789-94 condujo inexorablemente a las guerras napoleónicas que dominaron a Europa hasta la conclusión de ese Congreso de Viena que sembró las semillas de las catástrofes que ocurrieron posteriormente.

Por favor, no seas meramente otro incauto

La razón por la que muchos sindicalistas, por ejemplo, se hayan dejado embaucar en este asunto de la continuidad de los motines terroristas de Seattle, Génova y los que se planean para Washington, es porque están afligidos por una enfermedad mental que se conoce como "monotematismo". Me refiero a la misma locura que impulsa a individuos desquiciados a perpetrar ataques terroristas contra clínicas de aborto. El desorden mental en tales casos, surge de la idiotez de no luchar por soluciones positivas, en vez de meramente protestar negativamente contra un aspecto aislado de la situación general que hay que enfrentar. Como he enseñado en todas las ocasiones pertinentes, sea en la ciencia física, en la economía, o en la vida personal, la palabra "principio" no debe emplearse nunca para expresar otra cosa que el equivalente a un principio físico universal. Lo único por lo que verdaderamente vale la pena luchar, es por lo que resulte de que tú hayas vivido, de que tu nación haya existido durante el lapso de tu vida. Lo que importa es lo que transmitamos para que se haga realidad en generaciones aún por nacer. En lo que hagamos para efectuar eso, yace nuestra verdadera identidad personal, nuestra única cuestión fundamental de principio universal.

Lo más depravado de toda política de "monotematismo" y otras tácticas, es la práctica descocada de aliarse hasta con el diablo, si el diablo le está haciendo algo desagradable a alguien que he identificado como el enemigo del momento.

Estoy enfilando contra los sindicalistas, sólo para ilustrar lo mismo que podríamos decir sobre muchas otras partes de la sociedad.

Algunos sindicalistas justifican su toleración de los terroristas con un argumento que más o menos es como sigue: 1) El TLC y otras formas de globalización le están robando a los trabajadores estadounidenses sus empleos y sus ingresos. 2) Los terroristas que emergieron en Seattle, la conferencia de Teddy Goldsmith en Porto Alegre, y en los motines de Génova, "dicen que están combatiendo la globalización". 3) Esos terroristas son parte de un movimiento muy grande y poderoso. 4) Por tanto, debemos simpatizar con ellos, y hasta avalar el que nuestro sindicato trabaje con ellos.

Es un hecho que,

1) el más apasionado partidario del TLC dentro del liderato del Partido Demócrata era el mismo vicepresidente Al Gore, quien atacó salvajemente al primer ministro de Malasia, Mahathir bin Mohamed, en Kuala Lumpur, en defensa del superglobalizador George Soros, y en defensa de la globalización total del mercado internacional.

2) Por tanto, ¿la AFL-CIO respaldó la precandidatura de Gore a la Presidencia de los EU!

Eugene V. Debs nunca fue tan tonto como esos dirigentes de la AFL-CIO en 1999-2001. Él advirtió: es mejor votar por lo que quieres, y perder, que votar por lo que no quieres, y ganar. En el caso de Al Gore, la AFL-CIO votó por lo que no quería, la política de Gore a favor de la globalización, y ganó la candidatura para Gore. Pero, al hacer eso, los sindicalistas traicionaron todo lo que sus nietos hubieran considerado un resultado decente de esa contienda. Votaron por Gore, y ganaron la globalización. Como resultado, podrían perderlo todo.

Lo que los dirigentes sindicales oportunistas no quieren ver, es que la intención de esos círculos encumbrados que respaldan el despliege de terroristas en Seattle, Génova y Washington, es provocar la instalación de algo parecido a un Estado policíaco de corte fascista en los Estados Unidos y otras partes. Sabemos qué sucede con los intereses sindicales bajo tales circunstancias.

La única norma cuerda de comportamiento político y relacionado, es adoptar una intención cuyo resultado no sea algo que avergüence a tus bisnietos, sino que más bien les cause orgullo. Los sindicalistas y otros deben retirarle todo el apoyo al despliegue terrorista que pretende realizarse en Washington, D.C.

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