Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

Documentation: Diálogo con LaRouche
Legalización de las drogas: ¿quién engaña a quién?

Después de la conferencia vía internet del precandidato a la presidencia de Estados Unidos, Lyndon LaRouche, el pasado 11 de septiembre de 2002 (ver Resumen ejecutivo de la 1a quincena de noviembre de 2002), muchos de los escuchas enviaron preguntas y comentarios por e-mail. El texto de este intercambio sobre la legalización de las drogas lo proporcionó el sitio electrónico de www.larouchein2004.com.

Estimado señor LaRouche:

Tuve oportunidad de ver y escuchar con gran interés su discurso de 3hrs. y 24mins., ayer 11 de septiembre de 2002.

Fue muy alentador escuchar a alguien pronunciarse contra la aceptación ciega de la "verdad" oficial.

Su análisis de las raíces de la actual campaña de conquista y destrucción del Oriente Medio fue particularmente esclarecedora.

Le deseo éxito en su candidatura y, más en lo inmediato, éxito en influenciar al gobierno actual para que desista de mayores conquistas.

Ahora, siendo usted una persona de mente abierta, le pido que considere un punto de vista diferente sobre la "guerra a las drogas". Estoy de acuerdo con sus artículos sobre los peligros potenciales para la salud que se derivan del abuso de narcóticos. Sin embargo, le pido que considere los peligros mayores que presenta la lunática "guerra a las drogas", junto con las posibles motivaciones "reales" tras semejante "guerra".

Quiero señalarle, para empezar, la supresión de la marihuana y el hachís, que históricamente se han usado para la manufactura eficiente de una gran variedad de textiles, y que tienen propiedades medicinales (sobre todo analgésicas) que rayan en lo milagroso. Aun si uno se opone al uso recreativo de la marihuana (que no es mi caso), debe buscarse "a dónde va el dinero" al cuestionar los motivos tras la supresión y satanización de la substancia cannabis (thc). ¿Quién se beneficia con la prohibición de tan milagrosa droga? Respuesta: la colosal industria farmacéutica, con su gran inversión en cabildeo. Se trata de una industria despiadada, dedicada por completo a aumentar sus ganancias a expensas de la salud pública. Yo lo conmino a que, como presidente, adopte una "política abierta" frente a esta industria, y otorgue incentivos para desarrollar terápias —"incosteables" desde otra perspectiva— tales como una cura para el sida (la cual sería desastroza para la industria farmaceútica, que vende terapias terribles para los síntomas). Si la marihuana estuviera al alcance de todos, la industria farmaceútica perdería miles de millones de dólares, en especial en el renglón de los analgésicos, y los pacientes sufrirían mucho menos. Si usted no puede aceptar todo esto de un sólo trago, por favor considere al menos el absurdo de negarle la marihuana (y sus obvias y sabidas propiedades para controlar el dolor), a los pacientes en agonía. Gracias.

A continuación, le pido que considere los "méritos" relativos del alcohol (legal ahora, excepto en las repúblicas islámicas) y la marihuana (ilegal dondequiera, excepto en un puñado de países). El alcohol es una substancia mucho más peligrosa en términos de su toxicidad, efectos deshidratantes, daños al hígado, efectos de alteración de la conciencia —incluido el peligro de conducir bajo su influencia— y su propensión a causar adicción. Aun así, el alcohol es legal. En EU intentó prohibirse el alcohol en los 1920, con consecuencias desastrozas. Es un hecho que el mercado proveerá de todo, aunque sea ilegal. Pero al hacer ilegal algo, todo lo que logras es entregarle el control del mercado a los delincuentes. Así, en los 1920, el crimen organizado floreció bajo esta bonanza que creó la "Prohibición".

¿Por qué se considera que la marihuana es un "precursor de las drogas duras"? Como librepensador, señor LaRouche, usted podrá contestar esto. Porque los que venden marihuana son criminales con el incentivo de inducir a sus clientes a comprar drogas más adictivas y costosas.

Por último, le pido que considere la "guerra contra las drogas" actual en el marco de la Prohibición de los 1920 contra el alcohol. ¿Qué pasa ahora en realidad?

1. El mercado para la marihuana, la cocaína, la heroína y otras drogas se encuentra totalmente desregulado y en manos de criminales despiadados nada más.

2. Por tanto, la calidad del producto que se ofrece a la población también está por completo desregulada.

3. La CIA coordina este tráfico y a América Latina se le ataca con todo para encubrir este hecho.

4. La CIA lava dinero de las drogas y lo usa para financiar proyectos especiales, ("poder de fuego", como usted lo denomina correctamente).

5. EU acaba de instalar un gobierno títere en Afganistán, que ha reiniciado la mayor producción de opio del mundo.

Cualquiera que crea que la "guerra a las drogas" es un cometido benevolente para "salvar a nuestro niños', ha sufrido el lavado cerebral de los vulcanos, a los que usted se refiere con tanta elocuencia. ¿Está dispuesto a considerar que a usted quizá también le lavaron el cerebro a este respecto?

Abusar de las drogas es malo. Usar drogas es un asunto privado. Darles drogas a los niños es un crimen. Que los adultos usen drogas es una decisión personal. Penalizar las drogas es un proceso totalmente contraproducente, al entregarle el mercado a los delincuentes y no reducirse el consumo de drogas. Por favor, señor LaRouche, le pido que abra su mente a esto, con tanta nobleza como lo ha hecho con otros temas difíciles. Gracias.

LaRouche Responde

En la parte de tu mensaje sobre el uso y control de la marihuana: primero, te presento un resumen de aspectos del problema que no has tomado en cuenta. Depués, contesto tus preguntas en orden.

En términos generales, la promoción y uso de la marihuana y el ergotamina/LSD, después de 1930, la iniciaron los círculos londinenses autoproclamados "utópicos", seguidores del Thomas Huxley del siglo 19, y asociados con H.G. Wells, Bertrand Russell, el satanista Aleister Crowley y, entre la generación más joven, Aldous y Julian Huxley, y George Orwell. La práctica de inducción generalizada al uso de la marihuana y el ergotamina LSD, la lanzó principalmente la organización británica de guerra psicológica conocida como la Clínica Tavistock de Londres y círculos asociados. La popularización de la marihuana, el LSD y otras drogas psicotrópicas más potentes, incluyendo el uso del destructivo Ritalin entre los estudiantes de primaria y secundaria, pretendía reproducir el papel de ficción del "soma", descrito en la novela de Aldous Huxley, Un mundo feliz.

La aplicación de estas prácticas en EU y Canadá inició en Hollywood, Los Ángeles y entre círculos izquierdistas durante los 1930, 40 y 50, a travésde redes asociadas a Aldous Huxley y a la Clínica y el Instituto Tavistock de Londres. La división de Guerra Especial del Departamento de Defensa promovió este tipo de trabajo por décadas después de la guerra, con programas como "Delta Force". Los "beatniks" de la posguerra y la "adoración" prefabricada a Elvis Presley, son ejemplos típicos de los programas piloto que se utilizaron para abrir el camino a la contracultura del "rock, el sexo y las drogas entre los jovenes", que se disparó como un cohete con la presentación de los "Beatles" en el programa de Ed Sullivan.

Estos incluían el proyecto de "Unificación de las Ciencias" que Betrand Russell inició en la Universidad de Pensylvania en 1938, donde coincidieron la creación de los cimientos de un cambio arrasador en la cultura de EU, de una sociedad productiva a una consumista siempre más decadente, y la guerra de EU en Indochina de 1964–1972.

Mira los períodos sucesivos del paradigma cultural de la vida intelectual y social de EU de 1933–1945 y 1945–1964, y compara los niveles de cultura en esos períodos anteriores con las fases sucesivas de tranformación de la óptica y los hábitos populares de la población en el intervalo 1964–2002. Compara esto con el desplome de la capacidad de la economía estadounidense para producir sus propios satisfactores internamente, en especial de 1972 a 2002, que ha llevado al incontenible proceso de depresión económica, monetaria y financiera internacional. Esta tendencia inducida, cada vez más profunda, hacia un paradigma cultural utópico, ha sido, en lo económico, una de las peores abominaciones de la historia moderna. Juzga la subcultura de la marihuana con esta vara de medir, y la verdad del asunto se aclarará.

Por último, antes de responder tus preguntas, considera lo siguiente. Aun una cantidad pequeña de marihuana produce un cambio significativo en el estado mental de uno después de una o dos inhalaciones. Cualquier consumidor puede darse cuenta de esto, sobre todo la primera vez. Estos efectos disminuyen de manera significativa ciertos aspectos de los poderes mentales cognoscitivos y otras capacidades del consumidor, mientras duran los efectos. Tomando en cuenta que todos los alegatos de los efectos benéficos de tales hábitos, o son muy exagerados en la situación actual, o falsos desde el punto de vista científico, ¿para qué se querría el producto, si no para "disfrutar" los nocivos efectos psicotrópicos? El hecho es que, aparte de los efectos de la dependencia como tales, nadie querría fumar eso, más que en busca precisamente de estos efectos psicotrópicos de "escape". Ciertamente, se obtienen los mismos efectos psicotrópicos por la participación prolongada y habitual en los bailes "dionisíacos" desaforados, tan de moda en nuestros días; pero esa comparación, que fumarse tranquilamente un "carrujo" es menos ofensivo para el vecindario, es una excusa más bien pobre para optar por los "carrujos" de marihuana.

¿Quienes son los criminales?

Pregunta 1: El mercado para la marihuana, la cocaína, la heroína y otras drogas se encuentra totalmente desregulado y en manos de criminales despiadados nada más.

Respuesta: Esta generalización es bastante cierta, con la condición de que tu intención sea incluir como "criminales despiadados" a tipos como George Soros y el presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York [Richard Grasso]. Sin embargo, estos criminales sí ejercen un control brutalmente hermético sobre el mercado.

Pregunta 2: Por tanto, la calidad del producto que se ofrece a la población también está por completo desregulada.

Respuesta: Tu corazón está en el lugar correcto, pero tus generalizaciones te hacen vulnerable al contraargumento de los narcotraficantes, de que distorsionas los hechos. En el caso de la epidemia del crack de cocaína de los 1980, la operación de la Contra propagó esta porquería inmunda en un mercado creado específicamente para ese propósito. También hay un gran mercado de "calidad" disponible para los "clientes regulares", especialmente usuarios habituales de marihuana entre las clases pudientes. Así, en lo que respecta al tráfico, tenemos el caso en que todo es verdad, porque nada es cierto de seguro, por lo generalizado del tráfico mismo; todas las generalizaciones opuestas a menudo resultan equivocadas cuando se expresan como generalizaciones. Lo que es cierto para el mercado en general es que, en una sociedad "consumista", "posindustrial, el producto no es el objetivo del traficante, sino sólo las ganancias. En ese sentido, en parte tienes razon, pero de forma muy simplista.

Pregunta 3: La CIA coordina este tráfico y a América Latina se le ataca con todo para encubrir este hecho.

Respuesta: Falso. En primer lugar, las grandes intervenciones de las agencias del gobierno de EU protegen las principales fuentes y rutas [del narcotráfico], a veces en favor de George Soros y sus amigos. Aquellos individuos del Departamento de Estado como, por ejemplo, con la secretaria Madeleine Albright, que apoyaron a Soros e instituciones como el Diálogo Interamericano en el derrocamiento de gobiernos que amenazaban con interferir con el flujo de dinero de la cocaína y otras drogas a las manos de individuos como el presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York. Bajo Albright, se derrocó al gobierno del presidente Fujimori en Perú como un favor al promotor del narcotráfico, George Soros. Hace poco se realizó una acción parecida de ayuda a los traficantes de cocaína en Bolivia.

Pregunta 4: La CIA lava dinero de las drogas y lo usa para financiar proyectos especiales, ("poder de fuego", como usted lo denomina correctamente).

Respuesta: Tu referencia a la "CIA" es errónea, por simplista. Toma el caso del "crack de cocaína" en California, en el que la cocaína que un cartel de las drogas de Colombia donó para la operación de la Contra de Bush y Olliver North se llevó en la forma de "crack", a través de un proyecto de guerra especial, a las "comunidades de los guetos". La operación no la dirigió la "CIA" como tal, sino la pandilla de utopistas que Eisenhower describió como el "complejo militar-industrial", que es la misma horda que está detrás de los "gallinazos de Cheney" hoy.

Pregunta 5: EU acaba de instalar un gobierno títere de Afganistán, que ha reiniciado la mayor producción de opio del mundo.

Respuesta: Precisamente. El último gobierno títere que instaló la sucesión del consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, el vicepresidente George Bush y demás, era de la misma naturaleza. Sin los ingresos de la gran producción de narcóticos en Afganistán, no hubieran podido financiarse las operaciones militares estratégicas de 1977–1981, del asesor de Seguridad Nacional, Brzezinski, ni las operaciones Irán-Contra pertinentes, como sucedió. También, el mercado financiero de Nueva York depende de manera significativa de los ingresos del narcotráfico de Colombia y otros [países]. Por tanto, el gobierno de EU promueve el narcotráfico internacional, en diversos aspectos y formas, mientras que, por un lado, mantiene una operación antidrogas relativamente figurada, a la que nunca se le permite que alcance "mucho éxito".

La `guerra a las drogas'

Tu escribiste: Cualquiera que crea que la "guerra a las drogas" es un cometido benevolente para "salvar a nuestro niños', ha sufrido el lavado cerebral de los vulcanos, a los que usted se refiere con tanta elocuencia. ¿Está dispuesto a considerar que a usted quizá también le lavaron el cerebro a este respecto?

Respuesta: ¡Error! La guerra a las drogas fue una respuesta al terrible problema de los narcóticos, que constituía una amenaza contra la población estadounidense, y las de Perú, Colombia y Bolivia también. Sin Embargo, mis enemigos dentro del Consejo de Seguridad Nacional, y en otros lugares, y un elemento corrupto en el Departamento de Justicia, arruinaron el programa, a propósito. De hecho, para la segunda mitad de la década de los 1980, estos elementos de nuestro propio gobierno, y sus complices en nuestra propia comunidad financiera y en gobiernos extranjeros, habían convertido el programa en una farsa. (A menudo, según sé, las sardinistas recibían largas sentencias mientras seguido se exoneraba a los peces gordos, o se les daba la condición de informantes dentro del programa de protección de testigos u otros parecidos. El Departamento de Justicia, por ejemplo, llevaba una cuenta de "cabelleras cortadas" para medir el desempeño de las agencias policíacas, en términos de las sentencias y el dinero que declaraban los condenados).

¿Me han lavado el cerebro sobre esto? ¡Ni de chiste! Yo conozco todos los (verdaderos) fraudes del juego, incluidos los procedimientos de las cortes y las agencias policíacas. Tienes razón en ciertas cosas, pero, como dicen, al parecer, sólo estás arañando la superficie. Tomaría días ponerte al corriente de lo que tu versión omite. Mis colaboradores y yo hemos publicado muchas cosas al respecto en los últimos 25 años. Sería justo decir que "somos la biblia"[1] en cuanto a todo aspecto fundamental de la guerra a las drogas y a cómo el narcotráfico viene de cuando la Compañía de las Indias Orientales británica organizó el lado estadounidense del tráfico de opio por 1790, y de cuando los círculos de Wells y Russell introdujeron la fase generalizada de la cultura de las drogas entre la juventud estadounidense como parte del cambio de paradigma cultural posterior al gobierno del presidente Kennedy, más o menos en 1964.

Gracias por tus preguntas. Mis mejores deseos,

—Lyndon


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[1] Dope, Inc.: The Book That Drove Kissinger Crazy (Narcotráfico S.A.: el libro que volvió loco a Kissinger. Washington, D.C. Executive Intelligence Review, 1992.