Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

LaRouche sobre la actual situación del Oriente Medio

por Lyndon H. Larouche

Hussein al-Nadeem, del semanario EIR, entrevistó a Lyndon LaRouche en la víspera de la reunión cumbre de la Liga Árabe, sobre los desarrollos en el Oriente Medio, las nuevas amenazas de guerra en la región y la posibilidad de una solución.

EIR: El vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, realizó una visita por 11 naciones del Oriente Medio. En cada uno de esos países, recibió de los líderes un claro "No" a los planes de EU para lanzar un nuevo golpe militar contra Iraq. Por otra parte, expresaron su grave preocupación por las prácticas brutales del ejército de Israel contra el pueblo palestino y su dirigencia. No obstante, Cheney, a su regreso a Washington, dijo que los líderes árabes le habían dicho lo contrario a lo que en verdad le dijeron respecto a Iraq. ¿Qué piensa usted de semejante comportamiento?

LaRouche: Puesto que el vicepresidente Cheney no ha permitido que se revele el contenido de estos intercambios confidenciales, tenemos que evaluar la situación a la luz de lo que sabemos, y a sabiendas de lo muy poco que se puede fiar de la mayoría de las declaraciones oficiales de los EU sobre estas cuestiones, y otras relacionadas. La apreciación que debemos tener del señor Cheney, es que habla por el efecto, lo que recientemente ha sido, cada vez más, la práctica acostumbrada de su gobierno sobre casi cualquier asunto de importancia. Debemos seguir viendo esas cuestiones a la luz de la ausencia casi total de cualquier informe veraz sobre el comportamiento real del gobierno y los militares de Israel, por parte del gobierno de los EU, en los meses recientes.

Aparte de otras consideraciones, los entendidos estadounidenses en la materia seguirán teniendo en cuenta el impacto de las elecciones de los EU, que tendrán lugar en noviembre, sobre el comportamiento del gobierno en la actualidad, respecto a todos los temas, en todas las áreas del mundo, y en especial el Oriente Medio.

EIR: En vista de su conocimiento de la situación política y económico-financiera de EU, ¿son capaces los EU de lanzar una nueva guerra general, sea individualmente, o en combinación con Gran Bretaña e Israel, contra Iraq o contra cualquier otro de los llamados "Estados forajidos"? Y, ¿para cuándo se emprendería semejante operación, si es que realmente existe?

LaRouche: Desde el punto de vista militar, cualquier ataque de los EU contra Iraq, a excepción de un ataque nuclear preventivo contra un Estado no nuclear, requería entre 200.000 y 300.000 hombres, según se calcula entre círculos militares y afines. Se estima que no podría montarse antes del cuarto trimestre de este año y, políticamente, no antes de las elecciones federales y estatales de noviembre de 2002. Sin embargo, en las presentes circunstancias, todos los cálculos y pronósticos acostumbrados son cuestionables. Es posible cualquier cosa, en cualquier momento. El hecho de que una opción sea descabellada desde el punto de vista logístico o cualquier otro, no significa que los gobiernos involucrados en los pretendidos ataques, sean cuerdos o realistas en nigún sentido.

Para ilustrar el asunto, veamos la situación actual en Afganistán, donde los EU pretenden haber prácticamente ganado, precisamente cuando la esperada fase larga de la guerra apenas comienza. Toda expectativa militar racional, incluyendo estudios, tanto de la experiencia británica ahí, en el siglo 19, como la soviética, en los 1980, implicaba que ninguna potencia cuerda jamás cometería un error tan estúpido como el de repetir la experiencia soviética, de una guerra de montaña en esa área. Adoptar una postura de una guerra más amplia, de "cien años", en muchas partes del mundo, incluyendo Iraq, mientras se suprimen los informes de los recientes sucesos embarazosos en Afganistán, no es el comportamiento de una potencia estratégica realista, sino de un gobierno desesperado por la combinación de una situación económico-financiera y estratégica mundial imposible. Le viene a uno a la memoria el mítico Ricardo III de Inglaterra, pidiendo desesperadamente un caballo.

EIR: ¿Cuál es el papel del primer ministro de Israel, Ariel Sharon, y de los comandantes de las Fuerzas de Defensa de Israel en la creción de un pretexto para ampliar un conflicto árabe-israelí, y probablemente una guerra religiosa mundial?

LaRouche: El asesinato del primer ministro de Israel, Yitzak Rabin, y la negativa de las actuales instituciones israelíes a castigar a las instituciones tras ese asesinato, nos muestran un Israel atrapado, en lo ideológico, en la demencia suicida del complejo del "Eretz Israel-Masada". La creciente rivalidad entre Sharon y Netanyahu, subraya el creciente sentido de desesperación que existe entre esos círculos israelíes.

La situación interna de Israel se ve agravada por los impulsos de la facción utopista del choque de civilizaciones en el entorno de Brzezinski, Huntington, Kissinger, la Fundación Smith Richardson, el American Enterprise Institute, el Instituto Cato, etc., dentro de la élite política de los EU. Los muy íntimos vínculos entre esos círculos fascistas de Israel asociados a Sharon y a Netanyahu, y los círculos fascistas universales de Brzezinski y demás, entre los utopistas estadounidenses, constituyen la principal amenaza a la civilización mundial en este momento.

Al respecto, Iraq no es el asunto como tal; el uso de un ataque contra Iraq para detonar una guerra de choque de civilizaciones mundial, es el elemento decisivo del móvil de Israel y sus copensadores utopistas estadounidenses. Estos últimos están tan profundamente enquistados en los círculos del Partido Demócrata del ex vicepresidente Gore y del senador Lieberman, como lo están entre los republicanos del senador McCain.

El problema es que la situación mundial es tal, que los utopistas de los EU no pueden aceptar ningún curso de acción que no lleve directamente a la generalización de una guerra total. Hay alternativas para el actual derrumbe económico mundial, pero ninguna que sea aceptable para los más destacados bandidos arraigados en Israel y los EU. Sólo si son forzados a aceptar alternativas que no tolerarían de buen grado, habría alguna esperanza de evitar el peor desenlace del presente periodo de crisis globales.

Por tanto, somos presa de una situación mundial, en la que no puede hacerse ningún tipo de pronóstico normal con ningún grado de fiabilidad. En el pasado, siempre que una civilización ha entrado en un predicamento similar, el resultado final ha sido espantoso para la mayoria de la raza humana afectada. Como el derrumbe de los dos imperios romanos del pasado, cuando la supervivencia de una cultura requiere que acepte las alternativas que, como cultura, no puede aceptar, el resultado probable es el hundimiento de esa cultura en una forma autoinflingida y genocida de nueva era de tinieblas.

EIR: ¿La filtración a la prensa de la "revisión de la postura nuclear" del Pentágono —sobre la posibilidad de hacer blanco de ataques nucleares preventivos a naciones no nucleares—, ¿es un caso de los "locos tomando el control del manicomio", en la definición de la política militar estadounidense? O, ¿es parte de la guerra sicológica que practica lo que usted ha llamado la facción del imperio "utópico" en los EU y la Gran Bretaña?

LaRouche: Desde la adopción del borrador de la Constitución Federal de los Estados Unidos de 1787, el mundo ha estado dominado por los efectos que irradian del hecho de que esa Constitución representó una amenaza mortal tanto al sistema de la monarquía británica, como a las reliquias del feudalismo europeo continental caracterizadas por los Habsburgo. Luego tuvimos el primer Estado fascista del mundo, el del emperador Napoleón Bonaparte, y el surgimiento de la cooperación, posterior a 1814, entre los rivales mortales, la monarquía británica y la Santa Alianza, las que se unieron, como Henry A. Kissinger lo ha descrito, por un deseo común de cortarse mutuamente el cuello, pero por un irresistible deseo de primero aplastar y hacer desaparecer a los Estados Unidos; visión que Henry Kissinger ha compartido y declarado en público por casi cincuenta años a la fecha.

Por ejemplo, cuando la monarquía británica puso a Adolfo Hitler en el poder, en enero de 1933, la intención original de esa monarquía era mantener a los EU fuera de la nueva guerra que Gran Bretaña fraguaba para Europa. Sin embargo, cuando Londres descubrió que la estrategia del régimen de Hitler era lanzarse primero contra Inglaterra y Francia, Londres se deshizo del entonces acomodaticio rey Eduardo VIII, y buscó el compromiso de Franklin Roosevelt de prepararse para una guerra contra Hitler.

Entretanto, con el logro del asesinato del presidente William McKinley en 1901, por círculos terroristas asociados a Emma Goldmann en la ciudad de Nueva York, las presidencias del proconfederado Theodore Roosevelt, el fanático del Ku Klux Klan Woodrow Wilson, y la camarilla Coolidge-Mellon de los 1920, se transformó a los Estados Unidos en un virtual miembro de la Mancomunidad de la monarquía británica. Sólo el presidente Franklin Roosevelt, y, mientras vivió, el presidente John F. Kennedy, han sido excepciones notables al papel dominante de una camarilla financiera que se considera a sí misma prácticamente parte, y al mismo tiempo rival, de la Mancomunidad de la monarquía británica, como Henry A. Kissinger meramente caracteriza esto.

Después de esa guerra, y de la expulsión del general del ejército Douglas MacArthur, se introdujo un cambio radical en la política militar. Al término de la presidencia de Eisenhower, esta nueva política, que Eisenhower y MacArthur denunciaron, modelada en las legiones imperiales de Roma y en las Waffen-SS nazis, tomó el poder, en colaboración con sus correligionarios en España, Francia y en otras partes. Los intentos de asesinar al Presidente de Francia, Charles de Gaulle, fueron representativos de este cambio.

Con el derrumbe de la Unión Soviética de 1989–1991, la facción utopista de Brzezinski y demás, emprendió su campaña a largo plazo para erradicar la existencia del Estado nacional soberano en toda región de este planeta. La "globalización" es una expresión típica de esto. Su política es lo que el compinche de Kissinger, Michael Ledeen, ha descrito correctamente como "fascismo universal": un resurgimiento, en principio, de los objetivos de las Waffen-SS nazis, tal como las políticas de Ariel Sharon hacia los palestinos son una calca de las prácticas de las SS contra el gueto de Varsovia. Sus políticas estratégicas son parodias de las del antiguo Imperio Romano y sus legiones; ese es el significado del ataque a Afganistán y de la amenaza contra Iraq.

EIR: ¿Qué cree que deben hacer los líderes árabes y sus países en esta situación, para evitar la "solución final" de Sharon contra los palestinos, y una guerra contra Iraq?

LaRouche: La llave estratégica para cualquier solución perdurable, sólo se encontrará en la clase de reforma del sistema monetario y financiero mundial que se derrumba, a la que le he dedicado mis esfuerzos por más de 30 años. En breve, un resurgimiento del sistema proteccionista de Bretton Woods de 1945–1965, pero que esta vez incluya a todas las naciones como socias en el esfuerzo común de una comunidad de Estados nacionales respectivamente soberanos. Esto significa un compromiso a largo plazo para la reconstrucción de la economía mundial de manera justa. La cooperación pacífica en el desarrollo de infraestructura a gran escala por toda Eurasia debe ser la piedra angular de ese proceso de reconstrucción, donde la restauración de África ocurra como un subproducto de los avances en Eurasia.

Aquí, la cuestión fundamental es que el sistema monetario de 1945–1965 funcionó, mientras que los cambios de los pasados 35 años, especialmente desde agosto de 1971, han sido una catástrofe. Para realizar cambios súbitos, sería mejor comenzar con modelos que funcionaron en el pasado reciente, y proceder desde ahí a nuevas mejoras.

EIR: ¿Cuál es la alternativa a las presentes políticas?

LaRouche: Un diálogo de culturas no debe abordarse como una negociación entre religiones, sino más bien, como un proceso de definir, no los detalles, sino los principios comunes bajo los cuales estemos de acuerdo en ser gobernados en nuestros respectivos Estados. El principio conocido como el "bienestar general" o el "bien común", es fundamental, y debiera ser el requisito constitucional de los gobiernos, y de la búsqueda de la cooperación mutuamente benéfica entre Estados. El Tratado de Westfalia de 1648, cuya principal estipulación era que los pueblos que habían sufrido treinta años de guerra religiosa debían amarse unos a los otros, pese a sus diferencias, es un ejemplo aplicable a la presente realidad.

EIR: >El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y Wall Street han estado hablando de una recuperación económica. ¿Es esto una mera fantasía? ¿O es parte del deseo de una mobilización industrial militar para la guerra?

LaRouche: Es peor que una fantasía. Es una mentira intencional. No hay recuperación en marcha, sino sólo una enorme estafa que pretende engañar por un poco más de tiempo a la necia y crédula mayoría de la población. La filtración de informes sobre las actas de una reciente sesión de un comité de la Reserva Federal de los EU, pone al descubierto los fraudes descarados perpetrados para engañar a la opinión pública un poco más de tiempo. Jamás funcionará. La mentada movilización militar para la guerra es, en su forma actual, una farsa.

EIR: >Desde el 11 de septiembre, las esperanzas de un diálogo de civilizaciones parecen haberse desvanecido, un diálogo del tipo al que instó el Presidente de Irán, Mohamed Jatami, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU en 2000; o al que usted instó en una conferencia en Jartum, Sudán, en enero de 2001. ¿Puede revivirse un diálogo tal? ¿Sobre qué base puede realizarse semejante diálogo?

LaRouche: Podría funcionar, pero sólo si los eventuales participantes se reúnen bajo condiciones en las que reconozcan las terribles consecuencias de un fracaso en lograr que semejante diálogo resulte exitoso. La mayoría de la gente se aferrará con tenacidad a las pequeñas diferencias, hasta que se den cuenta de que no lograr un acuerdo razonable podría resultar en una catástrofe terrible para todos los afectados. Ese fue el secreto del éxito del Tratado de Westfalia de 1648, después de treinta años de una atroz guerra religiosa.

EIR: ¿Cómo se relaciona esto con la reconstrucción del sistema económico y financiero mundial?

LaRouche: Esto lleva nuestra atención al aspecto fundamental de la ciencia económica, al aspecto fundamental de mi especialidad, la ciencia de la economía física. No existe ninguna forma sostenible de modelo social o tecnológico fijo de economía. El imperativo es el progreso, o la muerte por desgaste. Es el sentido de participación del individuo al revivir los grandes descubrimientos y logros relacionados del pasado, y acarrear las mejoras necesarias para el futuro, lo que le da a ese individuo un sentido de participación significativa, como criatura a imagen del Creador, en hacer posible el futuro.

La popularización de ideas perversas en las últimas décadas, tales como la noción de que el planeta está sobrepoblado, establece la forma de odio basado en el deseo expreso de aquellos más infames entre los israelíes, de que otros —los palestinos— deben morir para que los asentamientos israelíes puedan robar más tierra y más agua para vivir. Esa es, de hecho, la doctrina de Lebensraum de Hitler, reproducida por los actuales seguidores del fascista declarado, y alguna vez admirador de Hitler, Vladimir Jabotinsky.

Contrario a las ideas de corte nazi de las fuerzas asociadas a Sharon, el desarrollo de la tierra y el agua del Oriente Medio es la única base duradera para la paz en esa región. La situación alrededor del mundo, sea en el interior de China, o donde sea, es similar. Como seres humanos, debemos hacer el bien para las futuras generaciones, y debemos encontrar alguna forma en que, como individuos, podamos participar en la generación de ese bien.

Una vez que nos libremos de ese perverso dogma del brutal Thomas Hobbes, el Hobbes cuya filosofía Kissinger confiesa preferir, será posible la paz duradera sobre este planeta.

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