Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

La alternativa de escoger entre Roosevelt y Hitler
Cómo el liberalismo crea el fascismo

por Lyndon H. LaRouche

La siguiente declaración la emitió el 14 de marzo el precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche, a través de su comité de campaña, LaRouche in 2004.

La principal fuente de dificultad que experimenta la mayoría de los europeos al intentar comprender la actual crisis interna de los Estados Unidos, es que la erupción en marcha de prácticas imperialistas estadounidenses extremas tiene sus raíces en el mismo modelo liberal angloholandés que la mayor parte de la opinión popular y oficial europea admira hoy. Ahora describo parte de la mecánica esencial de esa conexión.

El sistema liberal de gobierno, economía y filosofía social es, en lo principal, una copia de la antigua época imperial de la potencia marítima de Venecia, gobernada por una oligarquía financiera. Bajo la influencia del poderoso Paolo Sarpi de Venecia y de sus sucesores, el modelo veneciano de liberalismo controlado por una oligarquía financiera se impuso sobre dos potencias marítimas imperiales nacientes en Europa Septentrional: la Inglaterra de Francis Bacon, Thomas Hobbes y John Locke, y los Países Bajos de Guillermo de Orange y el empirista radical Bernard Mandeville. El liberalismo filosófico reinante en la sociedad se complementaba con un empuje hacia esa supremacía marítima, relativamente global, consistente con el interés propio adoptado por la clase oligárquico financiera, tanto mercante como usurera.

El rasgo crucial del modelo liberal angloholandés, que esencialmente se consolidó así, como concepto, en el transcurso del siglo 18, es la independencia relativa de que disfruta un sistema de banca central controlado por intereses privados, respecto del gobierno electo. En efecto, ese sistema de banca central es el agente que de hecho congrega colectivamente a la clase oligárquico financiera de la sociedad.

En el intervalo que va de aproximadamente 1763 a 1945, el principal desafío al poder del modelo liberal dentro de la civilización europea extendida al orbe, se expresó por primera vez en el amplio apoyo entre los europeos a la lucha por la independencia de las colonias inglesas en Norteamérica. Durante el intervalo de 1763–1789, la formación de la naciente república constitucional estadounidense produjo una Constitución cuyo preámbulo representó el triunfo intelectual de los principales patriotas estadounidenses, que reflejaron la influencia de Godofredo Leibniz por encima de la de John Locke. Aun hoy, a pesar del éxito de Eduardo VII de Gran Bretaña en introducir de contrabando lo que se convirtió en el Sistema de la Reserva Federal en los Estados Unidos, el Sistema Americano de economía política, como lo describen Benajamin Franklin, Alexander Hamilton, los Carey, Federico List y demás, se basa en un principio de la autoridad del sistema constitucional de banca nacional —sobre el de cualquier potencia extranjera u oligarquía financiera nacional— en materia de regulación monetaria y financiera.

La mejor forma de entender el modo en que la arrogancia imperial de un presidente Bush cautivo de los "gallinazos" se expresa hoy, es viendo cómo un concierto de poderes angloamericanos oligárquico–financieros encabezado por Montagu Norman de la Gran Bretaña y usando al agente de éste, Hjalmar Schacht y demás, impuso la dictadura de Hitler en Alemania. El interés de la "banca central independiente", así expresado, puso a Hitler en el poder, tanto para evitar que surgiera una opción tipo Franklin Roosevelt en la Alemania del canciller Von Schleicher, como para apertrechar a Alemania para una guerra mundial ideada para destruir tanto a esta nación como a Rusia.

Un cambio en el papel mundial de los EU

La guerra no se dio como Montagu Norman y los suyos pretendían. Alemania decidió atacar primero a Occidente, en vez del Oriente. Eso puso a Londres en posición de tener que pedirle ayuda al Roosevelt que odiaba, y el papel que desempeñaron los Estados Unidos enfrentó a la Gran Bretaña de la posguerra con la absoluta superioridad económica estadounidense a nivel mundial, que no era precisamente el objetivo original de los patrocinadores de Hitler en Londres. En la estrategia, siempre espera lo inesperado tanto como esperas el resultado más probable.

Vean al actual sistema estadounidense en quiebra ante la lección de la Alemania de 1933–34.

En el transcurso de 1964 a 2003, los Estados Unidos se han transformado, de la principal nación productora del mundo, en una "sociedad consumidora" económicamente parasítica como la del antiguo Imperio Romano, una que vive del saqueo acumulado por una mezcla de armas nucleares y otro poder predatorio, impuesta sobre el mundo entero. En este proceso, ya por casi dos décadas, los principales partidos políticos de los Estados Unidos se concentran en una base del 20% de las familias de mayores ingresos (es decir, el mentado dogma "suburbano" del Consejo del Liderato Demócrata), y controlan verticalmente las elecciones mediante el puro y enorme poder financiero, y el control sobre los principales órganos de difusión del país que ejercen esos mismos intereses financieros de mentalidad oligarca. Conrad Black, un importante "ángel caído" de la parvada de gallinazos, al igual que el llamado "Grupo Mega", es típico de esas conexiones corruptas.

Antes de ese cambio de paradigma cultural de 1964–1981, durante el período de 1933–1963, el sistema político de los Estados Unidos se basaba relativamente en gran medida, en las fuerzas sociales y económicas asociadas a los agricultores independientes, las manufacturas, la infraestructura económica básica regulada, y así sucesivamente. Hoy, casi a cuarenta años del asesinato del presidente John F. Kennedy, el verdadero empresario emprendedor es una especie en extinción. El panorama político económico del poder lo dominan formas predatorias de especulación financiera, como las empresas Enron y Halliburton, que se codean con los barones multimillonarios de la ralea del hampa. Así, tenemos un Presidente cuyos lazos familiares son como una faceta de ese interés financiero, pero a quien, aunque nominalmente sea señor del leporellos estado federal, lo controla una molesta caterva de leporellos irracionales, los gallinazos. Esta es la caterva de lacayos asociados al legado ideológico pro fascista de Leo Strauss de la Universidad de Chicago, del filósofo nazi Martin Heidegger, etc. Los truhanes parecen controlar el gallinero presidencial, al menos por ahora.

La alternativa de escoger entre Roosevelt y Hitler

El papel de esos "gallinazos" representa la amenaza activa e inmediata de un nuevo Hitler.

Como explicaré en una próxima secuela al informe de hoy, el mundo sólo tiene dos alternativas de importancia: escoger entre el Franklin Roosevelt de hoy y los Hitler actuales; entre los programas de recuperación del tipo de los de Roosevelt y la amenaza e intención de usar armas nucleares por parte de los gallinazos. Debiera ser obvio que una estrategia "a la Roosevelt" significa mandar a paseo al sistema liberal angloholandés, al menos "por mientras". Así, Europa ha de reconocer la locura homicida de los hitlers gallinazos como el secretario de Defensa de los EU Donald Rumsfeld y del vicepresidente Dick Cheney. Pero, para evitar que esos Hitler tomen el control, los modelos liberales angloholandeses deben reemplazarse por una reorganización del irremediablemente quebrado sistema monetario–financiero mundial, conforme a los principios del Sistema Americano de economía política y al sistema de economía nacional de List; al menos "por mientras".

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