Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

El mundo está en una encrucijada: guerra o paz

A continuación reproducimos el discurso magistral que dirigió el precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche el 15 de febrero en Reston, Virginia, ante la conferencia internacional conjunta del Instituto Schiller y la Junta Internacional de Comités Laborales. Nancy Spannaus moderó la sesión y la vicepresidenta del Instituto Schiller, Amelia Boynton Robinson, presentó al señor LaRouche.

Nancy Spannaus

. . . Esta es la conferencia "más joven" del movimiento de LaRouche que hayamos tenido en bastante tiempo, quizás en décadas. Y eso es bueno, porque tenemos una revolución por hacer en muy poco tiempo. La nuestra será una revolución republicana, aún mayor que la de 1776, cuando un grupo de jóvenes mequetrefes como Alexander Hamilton, John Quincy Adams y James Monroe respondieron al liderato del genio octogenario de Benjamín Franklin. Por supuesto, nosotros tenemos a nuestro propio genio octogenario en Lyndon LaRouche. Y así, nuestra revolución será mucho mayor.

Espero que esta conferencia sea un punto de inflexión en las mentes y vidas de muchos de ustedes, en tanto centren su atención en la posteridad y en contra del temor a la inmortalidad. Y, en cuanto a esto, quiero señalar, con tristeza, que hace un mes uno de los viejos miembros de nuestro movimiento pasó a la inmortalidad: Marianna Wertz. Marianna era esposa de nuestro querido colega Will Wertz, vicepresidenta del Instituto Schiller [en los EU] y una importante fuerza motriz de las actividades del mismo. Me alegra que hayamos podido honrar el deseo de Marianna a tiempo para esta conferencia, reimprimiendo la autobiografía de Amelia Boynton Robinson. Y me dijeron que Amelia autografiará copias de su libro mañana.

Mientras tanto, esta tarde tendremos un homenaje a Marianna y la forma en que vivió su vida. Pero, por ahora, quiero llamar a la mujer que presentará a nuestro orador principal, la heroína de los derechos civiles y dirigente del Instituto Schiller, Amelia Boynton Robinson.

Amelia Boynton Robinson

Siempre espero con interés estas conferencias. Y puesto que toda mi vida, en especial mi vida adulta, he trabajado con gente joven, los jóvenes están en mi corazón. Siento que la única forma en que podremos avanzar es apegándonos a nuestro líder y respaldando a nuestros líderes, que son los mejores de todo el mundo.

Sabemos lo que pasa ahora. Nos damos cuenta de que este mundo, este universo, tiene millones de años. No sabemos cuántos, pero cuando encontramos artefactos en donde se ha excavado y muestran a seres humanos que estuvieron en este mundo hace millones de años, vale más que lo pensemos mejor y nos demos cuenta que podemos convivir con otras civilizaciones, si seguimos al líder, al líder que Dios nos dio, al líder que no es uno más —uno dotado de una vida diferente a la ordinaria—, quien es un economista, un científico y uno que realmente conoce el camino.

Así que, si los seguimos, Dios hace líderes. No sólo saltan y se convierten en líderes. Dios les ordena que sean líderes. De modo que debemos salvar este mundo. Y si ha de salvarse, requerirá a los líderes del Instituto Schiller y a los miembros y gente que trabajarán con nosotros. Viendo el cartel [sobre el podio]: "Éste es nuestro momento". Éste es nuestro momento. Y si no reconocemos que el tiempo pasa, y si éste es nuestro momento, no podemos esperar y decir: "A ver qué pasa". Porque si simplemente continuamos y aceptamos lo que pasa, todos descubriremos que somos esclavos. Esclavos del sistema. Esclavos que critican a otros países, cuyos pueblos no son libres. Esclavos de nosotros mismos, porque seremos como la gente de entonces, cuando trabajé para el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, donde a la gente le da miedo pensar por sí misma. ¿Por qué? Porque piensan que deben seguir la corriente del sistema. Y podríamos encontrarnos nosotros mismos en la misma condición, si no trabajamos juntos.

Yo escuché a Lyndon LaRouche decir: "Podemos salvar este mundo". Y creo que puede hacerse. Pero ninguno puede hacerlo por sí mismo. Se necesita gente. Se necesita gente dedicada. Se requiere gente que sepa que con Dios nada es imposible. Y creo que nuestro Presidente evita todo lo que parezca una luz.

Me viene a la mente una historia que escuché, porque el Presidente siempre dice que "vamos a entrar, llueve o truene, entraremos en Iraq". Me recuerda la historia de una mujer que tenía un hijo. Apreciaba mucho a este hijo, pero entró al Ejército. Finalmente, este grupo de soldados vino al pueblo, y ella les avisó a todos que voltearan: "Mi hijo Micky está en el Ejército. ¡Y Micky marchará con el Ejército!" Y llegaron. Y mientras entraban, marcaban el paso: "Derecha, izquierda, derecha, izquierda". Finalmente, miró y encontró a Micky, y dijo: "¡Oh! ¡Ahí va Micky! ¡Todos perdieron el paso, menos Micky!" Cuando decían "derecha", Micky movía su pie izquierdo, y cuando decían "izquierda", el pie derecho de Micky avanzaba. "¡Todos perdieron el paso, menos Micky!"

Lamento decir que todos perdieron el paso, menos nuestro Presidente.

Así que tenemos un líder. Vamos a seguirlo. Y pondremos de cabeza este país; las actitudes de esa gente, de los "gallinazos". Y lo haremos porque seguiremos a un líder que no necesita mayor introducción. Pero diría que, cuando nos unamos, cuando trabajemos unidos, por una causa común, haremos lo que dije. Esa gente, que cree que puede destruir el mundo, puede hacer lo que quiera. Han dejado de lado el amor. Han dejado de lado la comprensión. Han dejado de lado la comunicación. Y están afuera del círculo. Pero han dibujado un círculo, y creen que pueden controlar al mundo entero. Yo creo que es [más bien] lo que acabo de decir:

"Dibujaron un círculo hereje, rebelde, algo despreciable, y nos dejaron fuera. Pero [con] amor, el Instituto Schiller, Lyn y Helga han trazado un círculo tan grande, que los abarca, con amor".

Les presento al hombre que tiene el espíritu. Él tiene el mensaje: Lyndon H. LaRouche.

Lyndon H. LaRouche

Más o menos en los últimos seis meses, hasta hace una semana, incluso hace unos días, escuchaba de personas en posiciones encumbradas de todo el mundo, cada vez más: "Esta guerra no debe ocurrir. Pero, no puede impedirse. Por tanto, tienes que aceptarla".

Y a medida que el tiempo pasaba, había altas y bajas en el estado de ánimo: pesimismo, optimismo, optimismo modesto. Pero, persistentemente, una y otra vez, insistían: "¡Esta guerra es terrible! No debe ocurrir. ¡Pero es inevitable! ¡No puede detenerse! ¡No se inmiscuyan! Prepárense para hacer algo después. Los EU se desacreditarán. Bush se desacreditará. ¡Esperen! ¡Esperen! ¡Sean inteligentes! ¡No los enfrenten ahora!"

No estuve de acuerdo. Y abordaré ese tema aquí, hoy, de estar o no de acuerdo con semejantes cosas.

Pero ocurrió, como han observado, hace un par de días, en las Naciones Unidas. Ustedes vieron naciones que de hecho representan a la abrumadora mayoría de la raza humana, diciendo directamente, o haciéndose eco de los sentimientos de otras naciones: "No sucederá". Y si hay 100 millones de personas en el mundo que de verdad quieren la guerra, de los 6.000 millones que somos, se me hace difícil creerlo. Un número muy pequeño realmente cree en esta guerra. Y sólo una cuanta gente muy mala en realidad la desea.

Entonces, hemos llegado al punto en que no se ha impedido aún la guerra. Pero hemos visto al mundo moverse de un estado de pesimismo por una guerra inevitable, a una firme convicción, hasta de los líderes de naciones que antes habían mostrado cobardía o vacilación, ahora están decididos a favor de la raza humana en su conjunto: ¡esta guerra no ocurrirá!

Una gran lección. Esto me recuerda, por supuesto, y debiera recordarles, a Abraham Lincoln, quien en una ocasión dijo que: "Puedes engañar a toda la gente parte del tiempo —y en los últimos 40 años hemos visto mucho de eso—, puedes engañar a parte de la gente todo el tiempo —y vemos eso hoy, en especial en Washington y en los círculos de los corredores de bolsa—, pero no puedes engañar a toda la gente todo el tiempo".

A veces, este hecho requiere mucha paciencia de parte de la gente. A veces, la paciencia se extiende por generaciones. Prevalecen las grandes injusticias; seguido, ocurren grandes guerras innecesarias. Pero, no obstante, tarde o temprano, una y otra vez, la gente se percata de que no puede engañársele todo el tiempo.

Ahora hemos llegado al punto en que ese engaño se desvanece. Todavía no hemos alcanzado una victoria. Debemos sacar fuerzas de lo que hemos logrado hasta ahora, para hallar más energía para alcanzar la victoria que todavía nos elude. Pero debemos sacar fuerzas de lo que hemos logrado hasta ahora, al ver que la mayoría de la raza humana expresa, directa e indirectamente, su determinación de que contra lo que hemos combatido ¡no ocurrirá! Por tanto, habiendo llegado tan lejos, tan cerca de ganar, es hora de examinar las bases de nuestra cuasi victoria para discernir ese principio y aplicarlo ahora de manera conciente para hacer que nuestra victoria sea total.

En el período reciente, desde que dirigí un Informe a la nación el pasado 28 de enero —tuve que hacerlo, porque nadie más lo iba a hacer; el presidente no podía hacerlo—, publiqué dos informes francamente amplios, en especial para los círculos del Comité Nacional Demócrata y otros. Uno, era una respuesta a los líderes del Partido Demócrata, a los candidatos a la nominación, a la situación de la guerra, y encontramos que todos ellos han fallado. O consintieron con Bush sobre la cuestión de la guerra, o lo admiraron; o se opusieron, en dos casos, uno de los cuales no dijo nada, sólo se opuso, y el otro dijo que lamentarían que ocurriese. Pero no hubo liderato en esos candidatos, en el Partido Demócrata, ni en otros voceros del Comité Nacional Demócrata contra la guerra.

Entonces escribí una carta —tras denunciar eso—, una carta al Comité Nacional Demócrata, la cual ya está disponible para todos ustedes,[1] en la que esbocé algunas de las cosas que ampliaré y estableceré aquí.

El descenso a la sociedad consumidora

Comenzaré con algunas gráficas que tenemos, de nuevo. La triple curva . Lo que quiero resaltar es lo que nos ha sucedido, sobre todo durante los últimos 40 años. Para tener un cuadro de lo que significa el aforismo de Lincoln, de que "puedes engañar a toda la gente parte del tiempo, a parte de la gente todo el tiempo, pero no a toda la gente todo el tiempo", es un cuadro general, que les he mostrado muchas veces. Esto es lo que le sucedió a la economía estadounidense y a gran parte de la economía mundial desde 1966, desde el presupuesto estadounidense del año fiscal 1966–67. Lo que ha sucedido durante este período, hasta el año 1999–2000, se describe así: primero, arriba [en la gráfica], hubo un crecimiento de los agregados financieros, al tiempo que hubo una caída en la producción física real per cápita de la economía estadounidense y en otras economías. Esto es, la economía se ha encogido, mientras que su valor en dinero ha aumentado, medido en términos financieros. Este crecimiento de los activos financieros lo ha impulsado un aumento de la inyección monetaria de la Reserva Federal de los EU y otras instituciones financieras, instituciones monetarias Así es que han estado inyectándole dinero a una economía que se derrumba, para aumentar el precio de una producción de la economía en su conjunto cada vez menor.

Veamos la siguiente de la serie [ver gráfica 2]. Llegamos a lo siguiente: hay un punto de inflexión en la economía estadounidense, en septiembre de 1998. En agosto de 1998, el acuerdo de Al Gore, o su arreglo con Boris Yeltsin, entonces Presidente de Rusia, el acuerdo de 1996 para cometer una gran estafa contra el mundo; incluso de tipo criminal en lo que Al estaba involucrado, con la empresa Golden ADA y cosas por el estilo. Como parte de esto, además del saqueo a Rusia por parte del amigo de Al, Marc Rich —cuyo abogado era Lewis Libby, quien ahora dirige el despacho del vicepresidente Cheney—, urdieron otra estafa con los llamados bonos rusos GKO. Era una estafa, una estafa de puro papel que involucró a los fondos especulativos de Nueva York y de otras partes. Todo el sistema financiero estuvo a punto de desplomarse en agosto de 1998, cuando ocurrió este desplome de los fondos especulativos con los bonos rusos GKO.

En ese punto, el presidente de los EU, en ese período, junto con su secretario del Tesoro, señalaron —y el presidente lo hizo públicamente, en un discurso que dio en septiembre en la ciudad de Nueva York ante el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York— la necesidad de reformar el sistema monetario y financiero internacional. No lo hizo. Ahora, dejaré que él les diga, en sus propias palabras, en su momento, por qué no lo hizo. Tiene que ver con un cazador que acechaba en el sótano de la Casa Blanca, y con un escándalo que se hizo para evitar que siquiera amenazara con hacerlo.

Como resultado de eso, en octubre de ese año, 1998, hubo una conferencia monetaria en Washington de varias naciones que llegaron agrupadas o alineadas, y adoptaron una política. Ésta se basó en el temor, mismo que manifesté en su momento, y que ellos sintieron, de que la moneda de Brasil estuviese a punto de estallar aproximadamente en febrero de 1999, de forma parecida a la mentada "crisis de Asia" de 1997 y a la crisis de los bonos rusos de 1998. Así que estos tipos se reunieron con George Soros y los de su ralea, como el promotor del narcotráfico que es, el estafador y promotor del narcotráfico. Y George les recomendó una política que llamaron "muro de dinero". O sea, un gran aumento en la cantidad de dinero que se le inyecta al sistema, y que los gobiernos o los sistemas de banca central, o métodos similares, imprimen para tratar de impedir que ocurra el derrumbe.

Ahora, regresemos a la gráfica. Lo que ocurrió, es que a principios de 1999 empezamos a tener indicios de que, al menos en ese momento, la cantidad de agregados monetarios que inyectaba la Reserva Federal e instituciones parecidas, excedía el monto de los activos financieros que se refinanciaban o rescataban por ese método. Ahora bien, ese tipo de cosas ya había ocurrido antes, con mayor fama en junio de 1923, cuando el aumento en la impresión de reichsmarks del banco central alemán, el Reichsbank, resultó en lo que se convirtió en la hiperinflación de Alemania de junio a noviembre de 1923; la famosa hiperinflación de Alemania.

Observamos esto y, luego, en la primavera de 2000, me convencí de que esto no se trataba de un acontecimiento cíclico, como resultado de la política del "muro de dinero", sino que se era un desarrollo de largo plazo. Eso significaba que la economía de los EU había entrado a una fase de crisis, como lo señalé en ese verano del año 2000. Y sobre esa base, hice advertencias sobre este problema en la campaña presidencial de ese año. Y antes de que "43" tomara posesión del cargo —es decir, George Bush II, o la emperatriz Bush II—, señalé lo que le sucedería a la economía bajo su Presidencia. ¡Y todo ha ocurrido! Como indicaré.

Así que los EU, en ese momento, a no más tardar para este período entre la primavera de 1999 y la del 2000, ya había entrado en lo que constituye un derrumbe terminal del actual sistema monetario y financiero mundial. Esto es, la cantidad de dinero que debe imprimirse para evitar que el sistema financiero se derrumbe, es mayor que el monto del valor financiero que ese mecanismo mantiene a flote. Ese es el mecanismo clásico de una hiperinflación pura.

La alternativa a la hiperinflación es una hiperdeflación, un derrumbe de proporciones increíbles. El mayor desplome financiero de la historia moderna es la alternativa, si simplemente dejamos que el sistema siga así.

Bueno, ahora vayamos a un cuadro más detallado de esto: lo que le ocurrió al ingreso de la gente en los EU durante este período de 1966 a la fecha [ver gráfica 3]. En este período —y verán otra gráfica sobre esto, desde 1977, el día que Brzezinski se convirtió en presidente de los EU, hasta el 2000—, las entradas del 80% de las familias de menores ingresos de los EU han venido encogiéndose, mientras que las del 20% de las familias de mayores ingresos fueron aumentando.

Pasemos a la próxima gráfica [ver gráfica 4] para explicar lo que esto significa. Lo que ha ocurrido es que el 80% inferior obtiene menos ingresos que el 20% superior, pero ha ocurrido una catástrofe en este último. La mitad inferior de ese 20%, desde 2000–2001, la gente que (creía) hacía dinero en la mentada "era de la información", ha perdido miles de millones, billones de dólares. Muchos de estos han desaparecido. Lo ven en la carretera del aeropuerto de Dulles Airport a Washington. Es un pueblo fantasma en espera de que el ayudante del comisario ase los muestre.

Bueno, ahora vean esto [ver gráfica 5]. Nos remontamos a 1977. Se ha convertido a Brzezinski en el presidente en funciones de los EU, y Carter sale y da los mensajes. Pero miren lo que sucedió hasta 1982, ¡vean el derrumbe del 20% inferior de las familias estadounidenses! A la gente de menores ingresos la golpeó una catástrofe como resultado de las pérdidas en la agricultura, en particular en la agricultura marginal, la pérdida de empleos en las manufacturas y trabajos parecidos. Se fue zigzagueando así y en el período más reciente ha sufrido una caída mayor.

La siguiente [ver gráfica 6]. Como ven, de nuevo, un cuadro de lo que sucedió, el desplome en el número de trabajadores productivos, gente que realmente produce, obreros, granjeros.

Bien, la siguiente [ver gráfica 7]. Aquí hay algo interesante. Llamé la atención a esto a fines de 1983. Y a principios de 1984, aparecí en un programa de televisión que se transmitió en el ámbito nacional, en el que lo presenté. En esa ocasión informé que el Sistema de la Reserva Federal y el Departamento de Comercio, y algunos otros fulanos, introdujeron una artimaña a la que llamaron "índice de ajuste a la calidad". Lo que hacían con eso era esconder el verdadero derrumbe de la economía —una maniobra política— añadiendo lo que llamaban "factores de ajuste de calidad", en un intento por explicar el aumento de los precios y el desplome de la calidad de los automóviles, los vehículos y otras cosas que la gente compraba.

Así, lo que esto hizo, como Richie Freeman y el equipo [económico] señalaron, es que el precio promedio de un automóvil, un auto nuevo de aproximadamente 23.000 dólares en los EU, en realidad es equivalente, sin este factor truculento, a un precio actual de 9.000 dólares (aproximadamente). Así que cuando pagan 23.000 dólares, obtienen, en términos del dólar de 1984, algo que cuando mucho vale 9.000 dólares. Por tanto, el informe sobre la inflación en los EU se ha falsificado con este método, de modo consistente, durante el último período desde 1983–1984. Siguiente [ver gráfica 8]. Lo mismo, pero desde otra perspectiva.

Y luego —la siguiente— por último [ver Tabla 1]. Este es un cuadro de lo que sucedió con la fuerza laboral. Hemos pasado de una sociedad productora, a una consumidora. Vivimos del saqueo del resto del mundo. Destruimos el empleo, el empleo productivo, en nuestro propio país. Observen, por ejemplo, los obreros, como a la mitad; el agro, a la mitad. Pero entonces vean los "médicos en funciones": ¿Qué les pasó a sus servicios médicos? ¿Cómo los saquearon?

Entonces, lo que han visto, es esta transformación de los EU, de la principal sociedad productora del mundo, en términos del producto físico per cápita y por kilómetro cuadrado, hasta alrededor de 1964, más o menos cuando comenzó la Guerra de Vietnam. Y la degeneración de los EU como sociedad imperial que vive, no de producir riqueza internamente, sino de saquear al resto del mundo, utilizando la fuerza imperial militar y financiera de los EU para obligar a otras naciones a alimentarnos, basándose en un presupuesto de producción con salario esclavo.

Así que hemos llegado al momento en que el sistema se encuentra ahora en un derrumbe fatal. Se trata de un derrumbe sistémico. El sistema, en su forma actual, no podrá salvarse nunca.

Mi historial como pronosticador

Ahora bien, estos hechos que acabo de resumir con ayuda de estas gráficas, son hechos esencialmente disponibles para cualquiera que se tomara la molestia de verlos, desde 1954, cuando comencé a estudiar esto como economista, al observar el efecto de la influencia de Arthur Burns en las medidas del gobierno de Eisenhower. La primera recesión que pronostiqué, en la que estuve bastante acertado —dije que ocurriría en febrero, y así fue; hice el pronóstico a fines de 1956, y sucedió en febrero de 1957—, fue resultado estrictamente de lo que en su momento mostré eran las medidas de Arthur Burns. Cambiamos el carácter de nuestra política en esa dirección monetarista.

Recuerden que Arthur Burns es el tipo que, del fango, inventó a Milton Friedman. Milton Friedman estudiaba contabilidad en una escuela de Nueva Jersey. Por alguna desgracia, cayó en manos de Arthur Burns, quien era entonces profesor y una figura influyente en la Universidad de Columbia, y tenía gran influencia en las medidas económicas del gobierno de Eisenhower. Y convirtió a ese bodoque de fango en economista de la Universidad de Chicago. Nunca llegó a ser un economista exitoso, pero alcanzó una gran reputación; no valía de nada, pero la alcanzó. Ya saben, una de esas cosas que pasan.

Así, han venido destruyendo el sistema, sistemáticamente, desde que asesinaron a Kennedy, y cosas parecidas ocurrieron en varias partes del mundo. ¡Todos estos años he hablado del hecho de que iría en esa dirección! Diciendo, "si esto continúa. . . si esto continúa. . . si esto continúa. . . si esto continúa. . .", y nunca me he equivocado. Bien, esta no es una prueba de mi genio particular, porque cualquiera que haya usado la cabeza y observado los mismos hechos que yo, que generalmente está disponible, habría llegado a la misma conclusión.

Pero, ¿qué estaba mal? ¿Por qué no lo vieron? Todos esos profesores de economía en las universidades, todos esos funcionarios del gobierno: ¿Por qué ofrecieron, todos esos años, cuando ya era patente desde 1954–1956 que se dirigían en la dirección errónea? ¿Por qué nadie lo denunció, ni dijo, "regresemos al sistema que teníamos antes de esto", al sistema de Roosevelt? Debido a lo que se llama "opinión popular". "No puedes ir contra la opinión popular". "¡No puedes meter la pasta de dientes de vuelta en el tubo!" Bueno, ¡yo demostré que sí se puede! Y en una conferencia le dije a la gente exactamente cómo regresar la pasta al tubo. Es una operación muy sencilla, para cualquiera que conoce los elementos de la producción.

Pero, todos estos años hemos dicho, "tienes que seguir la opinión popular". "No puedes ir contra los órganos informativos". "No puedes estar en contra de la opinión popular". "No puedes herir los sentimientos de la gente diciéndole que es estúpida".

Así andábamos. Y como decía Abraham Lincoln, "puedes engañar a toda la gente parte del tiempo", y durante 40 años ¡hicieron muy buen trabajo con eso! Y engañaron a la gente. A la gente engañada se le llama "tontos". Desdichadamente, ¡esos tontos también votaron! Estos tontos también ocuparon posiciones en nuestras principales empresas. Estos tontos deciden las políticas de nuestro gobierno federal y estatal. Hemos sido real y gloriosamente engañados. Y, como decía Abe Lincoln, eso sólo muestra que "puedes engañar a la mayoría de la gente parte del tiempo". Y se ha hecho, otra vez.

La ofensiva bélica

De modo que a lo que estamos llegando es al final, al extremo de un proceso. Ya no puede engañarse a la gente acerca de la economía. El modo en que tratan de engañarlos sobre la economía estos días, es tratando de iniciar una guerra, en Iraq; una guerra contra el Islam; una guerra demente. Una guerra que viola toda moralidad. Nadie puede defender esta guerra y considerarse moral. No se puede. Hay normas en la guerra, en especial en la civilización moderna. La cuestión de la "guerra justa" es clara. La cuestión de lo que es una guerra "injusta", está clara. Se sabe que la guerra preventiva es una perversidad por lo cual la gente va al patíbulo, ¡en lugares como los juicios de Nuremberg! Y a pesar de ello, la gente aboga de nuevo por una "guerra preventiva", del mismo modo que Bertrand Russell abogó públicamente por una entre 1945–1946. El mismo Bertrand Russell responsable por el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki. Lo llamaban "pacifista", porque los muertos son muy pacíficos, en especial los muertos radioactivos.

De modo que este ha sido el problema. El problema es que nuestra moral, nuestra economía, se ha desintegrado, nuestra cultura se ha desintegrado, porque la gente se ha dejado engañar; la mayoría de la gente, la mayor parte del tiempo. Y sólo un raro puñado de gente no ha sido engañado. La mayoría dice, "cuida tu trasero, vigila tus espaldas. No te enfrentes a la opinión popular. Debes escuchar la opinión popular".

Luego, hay otra faceta de esto: ¿Cómo se engaña a la gente? ¿Cómo te conviertes en un tonto? Dices, "bueno, no puedo preocuparme por estas cosas tan grandes. Tengo que pensar en mis bases locales. Tengo que pensar en mi vecindario, en mi pueblito, en mis bases especiales, en mi funcionamiento". ¿Cierto? "No me puedo involucrar en la alta política. Debemos comenzar desde la base, ya sabes. ¡La base!" O sea, desde el fondo. Y cuando escarban hasta el fondo lo suficientemente duro y por bastante tiempo, ¿dónde acabas? ¡Más en el fondo! Que es lo que le pasa a la gente que hace eso.

Una tragedia clásica

Lo que enfrentamos aquí, en el arte clásico como "tragedia clásica". Los EU, en particular el pueblo de los EU, representan una tragedia clásica. Ahora los idiotas, que no saben como enseñar o que saben como mal enseñar, les dirán que las tragedias implican las fallas de los dirigentes. La sociedad está constituida por esta pobre gente decente, honesta —gente de opinión popular— que es engañada por dirigentes que la traicionan. "¡Pero la gente siempre tiene la razón! ¡Pero ahí están esos dirigentes confabulados para traicionarlos!" ¡No es cierto! No es verdad. ¿Quién eligió a esos dirigentes? ¿Quién eligió a los dirigentes por los que votaron? ¿Los que los traicionaron? ¡Ustedes! Ustedes los eligieron, ya sea votando, o no votando por ellos. Ustedes los eligieron, al no usar la cabeza en lo que hacían, en su decisión del voto, o en su decisión de no votar. Probablemente se quedaron ahí como populistas, diciendo, "yo nunca voto. No quiero ser responsable de lo que le pase a este gobierno".

Así que el problema aquí, es que la tragedia siempre es la gente. Y todas las grandes tragedias clásicas han recalcado eso, las que tienen algo de bueno. Excepto que, en algunas escuelas, tratan de convencerlos de que no es así. Pero, la causa de la caída de la humanidad siempre es la "opinión popular". Como en el antiguo Imperio Romano. La corrupción del antiguo Imperio Romano era la corrupción de la opinión popular, la vox pópuli, la opinión del pueblo.

Ahora, no digo que la gente es corrupta por naturaleza. No lo es. Todo lo contrario, diría. Pero la gente se comporta como si fuese corrupta por naturaleza, y así es que nos metemos en estos líos, llamados "tragedias". Y luego, la gente, que se ha corrompido en este sentido, elige líderes que no ofendan su corrupción. Dirigentes como Lieberman, son propiedad del hampa. Líderes como el senador McCain, son propiedad del hampa. Gore, si acaso sabe de quien es propiedad, en realidad el hampa es dueña de él, el crimen organizado internacional ligado a Rusia.

¡Así que el pueblo elige gente propiedad del hampa! Todo el grupo que dirige la política de guerra del gobierno de Bush, ahora es gente propiedad, por completo, de una muy bien conocida hampa internacional, ¡gente como Marc Rich! ¡Cómo la pandilla de Lansky! Como la pandilla de Bronfman, como Max Fisher y demás. ¡Esa canalla! ¡Estos son los delincuentes! Sólo que son demasiado ricos como para meterlos a la cárcel (o si no, probablemente se apoderarían de la cárcel y la controlarían.)

Bueno. ¡Pero la gente vota por las opciones de este tipo de criminal! Los políticos de su propiedad, como McCain. La riqueza familiar de McCain viene de la familia Bronfman. ¡El Consejo del Liderato Demócrata lo creó el hampa! Gore era una influencia a favor del hampa internacional, llamada la "Mafia rusa". Y así por el estilo.

Pero, ¿por qué ocurrió esto? Había otros dirigentes, había otra gente en el escenario. ¿Por qué no resultaron electos? Algunos eran excepcionales. Pero, ¿por se eligió a estos tipos? Porque la gente votó por ellos. La gente votó por ellos. O la gente pensó, "debo seguirle la corriente al periódico local. Debo seguirle la corriente al programa local de televisión. Los órganos de difusión". La gente se dejó corromper.

La corrupción de la 'opinión popular'

Y esto constituye gran parte de la historia humana: imperios, naciones, culturas que se autodestruyen eligiendo dirigentes de conformidad con su preferencia de pautas culturales. Esto es lo que destruye a los EU, desde adentro. Nos apartamos del nivel de opinión pública que desarrollamos bajo el liderato de Franklin Roosevelt, al sacar a esta nación de una depresión sin esperanzas y al salvar al mundo del dominio de Adolfo Hitler. Bueno, Roosevelt no era un hombre perfecto, ¿y quién lo es? Pero su liderato fue la diferencia que organizó un movimiento dentro de los EU, para rescatarlos de una depresión terrible, para rescatar al mundo de Hitler y lo que eso representaba, y para sacar a los EU de una depresión, en 1929–1933, y surgir de la guerra como la única potencia económica mundial —realmente como la única potencia mundial— con el mayor nivel de productividad del planeta.

Y entonces comenzamos a destruir lo que habíamos construido. Yo estuve ahí, lo vi. Sé exactamente cómo sucedió. Vi la corrupción de la gente, vi la corrupción de la gente a mi alrededor, que había estado a favor de Roosevelt, que no toleraría esto. Pero en cuanto se dio el viraje hacia la derecha en los EU, en 1945, 46 y 47, gente que yo pensaba que era humana, se pasó al otro bando. Y se convirtieron en los padres de la generación de la generación del 68. Y eso es lo que le sucedió a nuestra sociedad.

Hemos llegado a un punto en el que mi experiencia es única, en el sentido de que yo he peleado por algunos años contra este mentado liderato, de los partidos, del gobierno y demás. Y tenido razón sobre estas cuestiones. Y, mirando hoy atrás, a lo que sucedió durante ese período, se sabía que yo tenía razón. Estuve en lo correcto cuando dije lo que le sucedería a Carter, en 1976, de resultar elegido, bajo la dirección de Brzezinski. Estuve en lo correcto sobre lo que se proyectaba para Bush, cuando lo lanzaron para presidente en 1979–1980. Tenía razón sobre el asunto de Mondale. Tuve razón en otros asuntos. Estuve en lo correcto en el año 1992; estuve en los correcto en 1996; estuve en lo correcto en 2000. Y los acontecimientos lo muestran, claramente, ahora mismo. Pero, ¿por qué? ¿Por qué? Algunas personas estaban de acuerdo conmigo, no hay duda de eso.

¿Pero por qué éramos tan pocos? ¿Por qué la gente no podía ver que iba camino al abismo, como lo describí en el período pasado desde 1996? ¿Por qué no se me escuchó? ¡Por la opinión popular!

Un momento de oportunidad

Dios obra de formas misteriosas, como dicen. Y tenemos que entender esto, y levantarnos por encima de la perspectiva de la historia del "pequeño yo". El progreso de la humanidad ha sido de degradación, de ciclos de degradación, seguidos por esas crisis en las que el hombre a recuperado el juicio y dado un paso ascendente. Y luego, a menudo, después de eso, el hombre se desliza de nuevo hacia la degradación.

La referencia clásica en esto es una carta que escribió Solón de Atenas, el hombre que liberó a los atenienses de un sistema horrible y que, a edad avanzada, luego de viajar por varias partes del mundo —a Egipto y a otras partes— regresó a Atenas y la encontró de nuevo en un proceso de depravación. Y escribió esta carta, la cual de hecho inspiró, en gran medida, a los fundadores de los EU: una carta sobre el concepto de la república. Tal como la República de Platón fue realmente la base, la iniciativa, para concebir aquello para lo cual se fundaron los EU.

Lo que ha ocurrido en la historia, es que, de vez en cuando, en momentos de crisis, ha surgido un liderato capaz de dirigirse a la gente, y se da cuenta de que "hemos estado equivocados". Cuando la gente llega a un momento en que se da cuenta de que "hemos estado equivocados, de que la opinión popular ha estado equivocada" —como la opinión popular sobre el dinero ha probado estarlo para mucha gente recientemente— se convence de que estamos en una crisis. El peligro de grandes guerras absurdas azotando a este planeta, convence a la gente de que algo anda mal, de que está ocurriendo un cambio drástico.

Pueden decir que lo que vieron reflejado en el Consejo de Seguridad la semana pasada sobre la cuestión de la guerra contra Iraq, es que vieron algo cercano a una revolución en naciones y gobiernos que varios meses antes nunca hubieran pensado que tendrían el coraje para ponerse de pie, como lo hicieron entonces. No hicieron un trabajo perfecto, pero se levantaron. Hay una revolución en marcha en este mundo. Si tendrá éxito o no, no está claro.

Pero en momentos de gran crisis, como la que se cierne sobre la humanidad por lo que ha sucedido los últimos 40 años en los EU, llegas a un momento en que la humanidad tiene la oportunidad de rectificar su error, en el que la gente llega a despertar, como decía Lincoln, en un punto en el que ya no puedes engañar a toda la gente todo el tiempo. Nos encontramos en un período tal. Hemos llegado a un momento en el que ya no es posible engañar a toda la gente. Por tanto, este es uno de esos grandes períodos de la historia, un período de oportunidad para cambiar. No se trata de una pulsación automática de cambio, es una oportunidad de cambio. Y en tales períodos, el destino de la humanidad depende principalmente de un puñado, o de un puñado relativo, de líderes; siempre ha sido así. Y hay un motivo para ello.

El sentido de inmortalidad

Por consiguiente, yo diría —para llegar a mi conclusión aquí, mi conclusión fundamental— que la humanidad nace buena, es lo mejor que se haya inventado en el universo. Pero no necesariamente madura así de bien. Y, por tanto, nos hacemos susceptibles a las "enfermedades infantiles" de la humanidad entre los adultos. Nos hacemos corruptos, como los niños malos en un patio escolar. Y como un patio escolar bajo la tiranía de niños abusadores, creamos ahí una sociedad corrupta, o en esa sociedad. Entonces, llega el momento en que la gente ya no tolera esa tiranía y la reconoce como errónea, y se abren a la posibilidad de cambiarla, de cambiar las reglas. Pocas veces hemos visto eso. Pero luego, a menudo pierden esa oportunidad y se escabullen por detrás.

Por ese motivo, hasta ahora, la historia de la humanidad ha dependido del liderato. Por ejemplo, en el cristianismo, la ejemplificación de dicho liderato es la persona de Jesucristo. Ésa es la imagen de la necesidad del liderato: cautivar a una humanidad quebrada, que se encuentra en la edad de Tiberio —y de Augusto antes que él— bajo el imperio del mal. Bajo el imperio de un mal que se ha apoderado de la sociedad de la región mediterránea. Y, en medio de esta maldad, alguien llega, como un líder, como un modelo de liderato, y sacrifica su vida, de una forma descrita por Sócrates, en los escritos de Platón sobre Sócrates: sacrificar su vida voluntariamente; no escapar de la muerte, sino mantenerse firme y exponer su vida por el bien de la humanidad futura. ¡Eso es un líder!

Ninguna otra cosa es un líder, en tiempos de crisis. Tal como recordamos a Martin Luther King, a este respecto, en su discurso. Se mantuvo firme, y murió; no sólo por los afroamericanos, murió por toda la humanidad a imagen de Cristo, quien lo inspiró.

O el comienzo de la civilización europea moderna, que fue posible gracias a una jovencita (no tan pequeña, pero una joven): Juana de Arco. Juana de Arco se negó a retroceder en su misión, y su valor, cuando la Inquisición la iba a quemar viva, inspiró a Francia para crear el primer Estado nacional moderno e inspiró, en gran medida, el Renacimiento que inició en Italia, el cual creó la sociedad moderna y nos sacó del oscurantismo del medioevo.

Es siempre el tipo de liderato excepcional, que tiene cierta calidad específica, una calidad que llamada "sentido de inmortalidad", lo que se requiere para convertirse en líder, en un líder efectivo, en tiempos de crisis.

¿Qué ocurre? Tienen, por ejemplo, a gente como Bill Clinton. No tengo ninguna enemistad contra Bill Clinton, es un tipo muy bueno. No siempre es muy bueno para escoger novia, pero. . . es un tipo brillante; de cualquier modo todavía juega un papel útil, a veces. Pero el asunto es que se echó para atrás, se acobardó. No tiene, al menos no todavía, ese sentido de inmortalidad que se requiere para convertirse en líder en tiempos de crisis, como éste.

Ahora bien, ¿qué es esta misteriosa cualidad de liderato, que, para los cristianos, ejemplifica Cristo; que ejemplifica el caso de Sócrates; que ejemplifica la descripción que hace Moisés Mendelssohn del caso de Sócrates; que ejemplifica, en nuestro tiempo, el martirio de Martin Luther King por la humanidad, y el hecho de que no hubo nadie, en una posición encumbrada, que retomara el papel de liderato que él representaba en el momento en que cayó?

¿Cuál es esta misteriosa cualidad de liderato? ¿De dónde viene? ¿Cómo funciona? ¿Qué tiene que ver con el Movimiento de Juventudes?

La naturaleza del hombre

¿Cuál es la naturaleza del hombre? Hablo del hombre, los derechos humanos, la naturaleza humana. ¿Cuál es la naturaleza del hombre? Ciertamente, el hombre no es un cerdo, como a veces sospechamos, en algunos casos. No, el hombre tiene. . . hay algo diferente acerca del hombre, absolutamente diferente a cualquier otra forma de vida animal. ¿Qué es? Es exactamente de lo que no encuentran en los órganos de difusión hoy día. No lo obtienen en sus escuelas primarias, secundarias o universidades. Así que salen de estas universidades, de estas escuelas secundarias, sin ninguna clase de comprensión del tema más importante de todos: ¿cuál es la diferencia entre el hombre y una bestia? Ni la más remota idea. ¿Cuál es la diferencia? Muy simple, pero no tanto. Lo he abordado muchas veces, pero debe abordarse de nuevo, porque la lección no se ha aprendido todavía y a veces debemos seguir enseñándola hasta que se aprenda.

Como seres humanos, tenemos lo que llamamos "percepción sensorial". Algunas personas lo llaman "conocimiento". No es conocimiento. Lo que percibes con tus sentidos no necesariamente es verdad. Y la mayor parte de lo que detectas con tus sentidos, descubres que no es verdad. Por tanto, ¿cómo conoces algo? Algunas personas dicen, no conoces nada, sólo tienes opinión. ¿Cómo conoces algo? Bueno, ¿qué son tus órganos sensoriales? Tus órganos sensoriales son parte de tu organismo físico, tu organismo vivo. ¿Saben lo que sucede fuera de su piel? ¿Tienen alguna idea, directamente, de lo que sucede fuera de su piel? ¡No! Ninguna. Lo que ustedes conocen, es lo que el mundo externo estimula en sus órganos sensoriales. Y si intentan extrapolar a partir de eso para suponer que lo que perciben con sus sentidos, con su percepción sensorial, es el mundo real, se meten en muchos problemas.

Así que, con el paso del tiempo, descubrimos que adquirimos conocimiento de un mundo, fuera de los sentidos. Consideren el caso que a menudo he ilustrado: la gravedad. ¿Alguna vez han visto "una gravedad"? ¿Han saboreado alguna? No, es un principio universal que descubrió Kepler de un modo muy específico, como lo señala en su Nueva Astronomía de 1609. Nunca puedes olerlo, nunca puedes tocarlo, nunca lo ves; es un principio universal. Pero puedes probar su eficiencia.

O consideren otro principio, el principio de acción mínima, el cual Fermat aclaró por primera vez y luego Huyghens y Leibniz lo desarrollaron como un principio acción mínima universal. ¿Puedes verlo? ¿Puedes olerlo? ¿Puedes saborearlo? No, ¡en lo absoluto! ¡Pero existe! Puedes conocerlo; puedes utilizarlo. Es un poder en y sobre el universo. Por tanto, conoces esto, porque puedes probar que, guiado por este principio, en vez de simplemente por tus sentidos, puedes aumentar el poder del hombre en y sobre el universo. Eso es lo que conoces.

Ahora bien, ningún animal puede hacerlo. La humanidad si, al descubrir principios de este tipo, principios universales —o aproximaciones de principios universales—, mediante un método descrito por Platón en su colección de diálogos, llamado el "método socrático" o el "método platónico". Mediante estos métodos, la humanidad puede descubrir principios universales y su aplicación para tal efecto, que aumentamos el poder humano sobre la naturaleza, per cápita y por kilómetro cuadrado.

Por ejemplo, si el hombre fuese un simio superior, a lo cual se asemejan algunos de nuestros políticos, en cierto sentido (o quizás no tan superior), entonces la especie humana, en las condiciones existentes en este planeta durante los últimos 2 millones de años, nunca habría pasado de varios millones de individuos de muy pobre cualidad; banales, burdos, toscos, qué sé yo, con una vida corta. Ahora tenemos más de 6.000 millones de individuos humanos sobre este planeta. Eso representa algunos órdenes de magnitud. Eso es reflejo de la diferencia entre un ser humano y un simio: precisamente la facultad de descubrir y aplicar principios universales y de compartir su descubrimiento con otros, de modo que la sociedad cambia su comportamiento para aumentar el poder de la humanidad en y sobre el universo.

Por tanto, tenemos otra cualidad de la humanidad: Nacemos y morimos. Ésa es otra cualidad. Ahora bien, ¿cómo juntamos esas dos cosas? Mediante las relaciones sociales y a través del descubrimiento y transmisión de principios universales, somos capaces —como la gente solía pensar a ese respecto— de que una generación pueda sacrificarse para llevar a la generación de sus hijos y la de sus nietos a una condición superior de vida. Por tanto, al compartir el conocimiento y transmitirlo, elevamos a la humanidad de un estado más pobre a uno superior, la liberamos de condiciones de opresión y la elevamos a una condición más noble. Y lo más noble que hacemos es, como dice el Nuevo Testamento sobre los talentos: usamos el "talento" de la mortalidad que se nos da, lo invertimos, al disponer de él de tal modo que nuestras vidas significan algo para aquéllos que se han ido antes que nosotros, y para los que vienen después. Así, hemos dispuesto sabiamente de nuestro talento.

Lo que podemos hacer, que logra eso, es compartir el descubrimiento de principios universales. Revivir los grandes descubrimientos que hicieron personas que vivieron miles de años antes que nosotros, para transmitir esos descubrimientos, por la educación y otros medios, a nuestros contemporáneos; y para compartir con las generaciones futuras y también transmitirles, el conocimiento de cómo continuar este proceso de aumentar el poder del hombre en y sobre el universo.

La cuestión del liderato

Ahora, la cuestión del liderato aquí, es esta: si eres una persona tal, que ubicas tu identidad en el pasado y el futuro de la humanidad, entonces eres un reflejo de lo que la humanidad te ha dado, en términos de este tipo de conocimiento, y eres una encarnación de lo que el resto de la humanidad recibirá de ti, en el futuro; tienes un sentido diferente de identidad que si pensaras en términos de qué placeres y dolores gozarás en el espacio de tu vida mortal. La gente que sólo se preocupa por su vecindario, por sus placeres y dolores inmediatos, ¡no es capaz de ofrecer liderato! Porque puede comprársele, a toda. Puede comprársele con la sensación de placer dentro de los confines de la vida mortal. El placer y el dolor pueden comprarla.

En tanto que, si te ves a ti mismo como un instrumento de la humanidad pasada y de la humanidad futura, y ves tu vida mortal como un nexo entre el pasado y el futuro de toda la humanidad, ¡no pueden tocarte! No pueden tocarte. Que es lo que Martin dijo en ese último discurso. ¡No pueden tocarte! ¡Pueden quitarte la vida! ¡Pueden matarte! ¡Pueden matarte de hambre! ¡Pueden aprisionarte! ¡Pero no te pueden tocar! Porque lo que tú eres, no puede tocarse, de ese modo.

Por tanto, debes tener un sentido de inmortalidad, como Juana de Arco. Juana de Arco tenía un sentido de la inmortalidad. ¡No pudieron tocarla! Le dijeron, "¡Te quemaremos viva!" ¡No pudieron tocarla! La quemaron viva, y ella cambió la historia; ¡como se propuso hacerlo! Ella cumplió con su misión, por la humanidad. Y ese es el sentido de inmortalidad. En el arte clásico, se le llama lo "sublime".

Lo trágico, es la persona confinada a la vida mortal como tal. La persona que piensa, "sólo lo que disfruto y siento en la vida mortal es importante". Semejante persona puede comprarse, con placer y dolor. A quienes encuentran su realidad, no en el placer y el dolor de la vida mortal, sino en las ideas que éstos expresan, como quien enarbola lo que las generaciones anteriores nos han dado, y lo que le dan a las generaciones futuras, no puede tocárseles. Puede confiarse en ellos. Quienquiera que no piense así, no puede confiarse en él, porque puede comprársele, como se compra a mucha de nuestra gente estos días.

Y, así, lo más importante, que tiene que ver con el asunto del movimiento de juventudes, lo más importante es producir entre los jóvenes, cuando están entrando en la madurez, una sentido, verdadero y profundo, de inmortalidad. Eso se logra, precisamente, olvidándose de todo lo que normalmente se enseña, haciéndolo a un lado. Puedes llegar a conocer las cosas mucho mejor, de manera más rápida y mejor, reviviendo los actos de descubrimiento. Los grandes actos, por ejemplo, de descubrimiento científico, de la ciencia física. Revive esos actos que realizaron grandes personas antes que tú. ¡Reprodúcelo! ¡Repite la experiencia! No hables de Arquímedes. Reexperimenta lo que sucedió en su mente cuando hizo el descubrimiento! ¡No hables sobre cómo interpretar el arte! ¡Vívelo! ¡Experimenta el proceso de composición del arte! ¡Experimenta haciéndolo!

No lo interpretes. No te pongas un disfraz, como Lawrence Olivier, quizás el peor actor del siglo pasado. Él decía, "¡mírenme! ¡Mírenme! ¡Mírenme!" Ningún gran artista dice, "¡mírenme!" Un gran artista dice "no me miren a mí. Experimenten lo que hago. Experimenten lo que hago. Y luego, sorpréndanse si me ven parado en el escenario, a esta humilde persona, después de hacerlo. Porque yo sólo soy un vehículo de esto; lo que ven, es al vehículo. ¡Yo lo hago!"

Así que lo que debemos hacer, por tanto, es inculcar en nuestra gente un sentido de este "indicio", como decía el pobre Wordsworth, "de inmortalidad". El indicio de inmortalidad viene de este sentido de amor por toda la humanidad, el tipo de cosas que se le atribuyen a Cristo: amor por toda la humanidad, y de hacer cosas necesarias para toda la humanidad.

Piensen, por ejemplo, en gente del pasado que sufrió. No pueden tocarla, no pueden alcanzarla, como gente mortal. No pueden regresar con ellas y estrechar su mano. Lo que pueden hacer, es entender el significado de su vida, la lucha de su vida, y como concretar aquello que hubieran deseado como consecuencia de haber vivido.

Por otra parte, no pueden tocar el futuro, excepto con el mismo método. Lo tocan al participar en descubrimientos científicos. Lo tocan también con el arte clásico, el verdadero arte clásico, en el que la cuestión es penetrar en este proceso de la mente. ¿Cómo comunica una persona un descubrimiento de principio a otra mente? Eso es el arte clásico, como el caso que he empleado con frecuencia de la cúpula de la [catedral de] Santa Maria del Fiore, en Florencia, donde tienen el principio del arte, el gran principio de toda gran escultura, escultura clásica, que es el principio de acción mínima, el principio de la catenaria, que se expresa en la capacidad de construir la cúpula en esas condiciones. Así, tienes la unidad de la ciencia y la unidad del arte clásico, en un solo acto. Y la comunicación de estas ideas, es una cuestión de arte. De este modo disfrutamos estas cosas; se convierten en una forma de arte para nosotros. Mientras que pensamos en la ciencia clásica como la relación individual del hombre con el universo físico, debemos pensar en el arte como el mismo concepto aplicado a la relación del hombre con el hombre al desarrollar y transmitir ideas sobre el universo, e ideas de cooperación.

Un gran momento

Así que a lo que hemos llegado, es a un momento de gran tragedia, de gran tragedia potencial y de gran oportunidad. Hemos llegado a un momento, como lo ejemplifican los acontecimientos de la semana pasada en las Naciones Unidas y en otras partes, en que la humanidad está conmocionada. Vemos que la gente se moviliza como no lo había hecho en mucho tiempo. Los gobiernos y otros, que creías que nunca se habían dado por vencidos en esto, que creías que capitularían ante la inevitabilidad de una guerra. Y aunque la guerra aún no se ha parado, tenemos una afirmación de la humanidad, implícitamente de la mayoría, la gran mayoría de la humanidad, que dice: "No debe permitirse que ocurra esta guerra!" Ese es un gran momento.

Debemos percatarnos de que estamos en un momento tal. Nos encontramos en un momento de gran tragedia y ante el desafío de despertar a la humanidad, de un modo que no ha sido posible en los últimos tiempos, quizás en los últimos 40 años. Por tanto, la pregunta es, ¿podemos conducir esta situación, en la que tenemos la oportunidad para cambiar? ¿Podemos generar la chispa del verdadero liderato en este proceso? Mi opinión, a partir del estudio de la historia, confirmada por algunas reacciones de los jóvenes que han estado trabajando con nosotros en los últimos años, es que podemos hacerlo. Pero la clave es que tienen que inspirar a los jóvenes, quienes lo desean, para que se conviertan en un instrumento de la humanidad.

Y tienen que usar su sentido de ser un instrumento de la humanidad, para sacar a los viejones, mejor conocidos como sus padres (los que tienen menos de 50 años), y convencerlos también para que se unan al movimiento, para darle un sentido a su vida de miembros de la generación del 68, que en su mayoría no saben de que se trata su vida.

Ya saben, el típico miembro de la generación del 68, entre los 55 o 60 años de edad, que dice, "tenemos niños, mami".

"No, ese niño es de tu otra esposa".

"Ah. Sí, ¿para qué querríamos hacer eso?"

Y los jóvenes de hoy, los hijos de esos matrimonios, o dizque matrimonios, dicen, "sí, también nos preguntamos lo mismo".

Y lo que tenemos es una generación del 68 que, en general, ha perdido su nexo con la humanidad; lo cual, si los jóvenes pueden obtener esta noción de lo que es el liderato, como lo he abordado hoy, y pueden inspirar a la generación de sus padres y a otros con un sentido de lo que es el liderato; y si nosotros en los EU, en particular, podemos mostrar que representamos la continuidad de esta nación, su verdadera misión histórica para la humanidad, creo que encontraremos que el mundo está listo para nosotros. Está listo para que juguemos un papel importante, una vez más. Y, nosotros, que hemos sido los más sucios, podemos llegar a estar entre los mejores.

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[1] Lyndon H. LaRouche, "An Open Letter to the DNC: The State of the Political Parties" (Carta abierta al Comité Nacional Demócrata: el estado de los partidos políticos), EIR del 21 de febrero de 2003.