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LaRouche desenmascara una operación sinarquista pro terrorista; ¿quién dijo yo?


Como el Quijote del grabado de Gustavo Doré, Antonio Caponnetto anda "dando tumbas la cabeza abajo" con sus ataques a LaRouche.

por Dennis Small

En la edición de noviembre de 2003 de MSIa Página Iberoamericana, vol. I, no. 1, que ahora circula en México, un grupúsculo de ex colaboradores del precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche repite las mentiras que han esparcido respecto a la naturaleza de su rompimiento con LaRouche en agosto de 2003. Su nueva publicación insiste que su separación "no se produjo por discrepancias acerca de la sinarquía internacional", y que "apoyamos entonces y aún ahora las ideas de Lyndon H. LaRouche en estas materias", sobre el Fondo Monetario Internacional, el libre comercio, etc., etc.

Mienten en ambos respectos.

Como los directores de Executive Intelligence Review aclararon en su momento, en una nota publicada el 5 de agosto pasado, Marivilia Carrasco y Ángel Palacios en México, Lorenzo Carrasco y Silvia Palacios en Brasil, y Gerardo Terán y Diana Olaya de Terán en Argentina, "rompieron política y filosóficamente con él [LaRouche] en cuanto al asunto sustancial de su campaña pública continua, a partir de 1984, contra el sinarquismo, el nombre formal del fascismo universal".

Su constante encubrimiento de la verdadera naturaleza de esas discrepancias —y el hecho de que ellos se asociaron con las perpectivas expresadas por una camarilla sinarquista aglutinada en torno a la persona del fascista español Blas Piñar y a una revista carlista argentina llamada Maritornes— apunta a una cuestión que puede representar un problema significativo de seguridad internacional en las Américas.

Por lo general, cuando grupos o facciones abandonan una organización, plantean los motivos de su separación; y a menudo con bombo y platillo. Pero en este caso, el clan Carrasco contra LaRouche niega y miente sobre el motivo verdadero de su rompimiento, que ellos mismos ya habían declarado fue por su apoyo al sinarquismo. Las preguntas obvias inmediatas son: ¿por qué operan bajo banderas falsas? ¿Por qué no admiten las razones verdaderas por las que rompieron? ¿Quién o qué intenta disimular su actuación tras bambalinas en esta operación? Y, dadas las documentadas conexiones terroristas de las redes sinarquistas en cuestión, y el hecho de que se le está dando impulso a nivel internacional al terrorismo, ¿cuál es la trampa aquí?

En estos momentos EIR investiga las respuestas a estas y otras preguntas, para las que el siguiente informe es de pertinencia urgente.

Obligamos al enemigo a dar la cara

En un artículo que publicó EIR el 22 de agosto de 2003 como parte de un reportaje especial (ver Resumen ejecutivo de la segunda quincena de noviembre de 2003), titulado"LaRouche Warns: Cheney Gang Needs Another 9/11" ("LaRouche advierte que la pandilla de Cheney necesita otro 11 de septiembre"), LaRouche declaró: "Piénsese en el efecto de un ataque terrorista a los EU, comparable en sus efecto psicológico al del 11 de septiembre, ¡pero achacado esta vez a poblaciones hispanas, en vez de árabes!" Un segundo artículo publicado en ese mismo reportaje documentaba que, en Europa continental, un aparato fascista internacional refaccionado, con importantes extensiones en Argentina, México y Venezuela, como cabezas de playa para las Américas, se puso en marcha en una reunión celebrada en Madrid el 16 y 17 de noviembre de 2002. Esa reunión fue organizada por Blas Piñar, el principal fascista de España en la actualidad, y también contó con la participación destacada del neofascista italiano Roberto Fiore, de Forza Nuova.

Un tercer artículo informó que la revista argentina Maritornes se fundó en noviembre de 2001, como vehículo ideológico para la promoción de dicho aparato fascista internacional en España y en la América hispanohablante.

La denuncia de LaRouche funcionó: obligó al enemigo a salir a descubierto, justo cuando el vicepresidente estadounidense Dick Cheney, herido políticamente, busca con la mayor urgencia que haya otro incidente terrorista como el del 11 de septiembre.

En las últimas semanas del 2003, los indiciados arriba citados empezaron a aullar en protesta contra LaRouche y sus colaboradores. El 10 de diciembre el primer director de Maritornes, Víctor Eduardo Ordóñez, escribió que fue "una mendacidad y una infamia" llamarlo fascista, puesto que él es de los "católicos romanos que de ninguna manera podemos comulgar con un ideario totalitario como son el sistema y la doctrina elaborados por Mussolini" (ver los artículos que siguen).

Pero Ordóñez es un fascista. Al igual que el grupo Carrasco que recientemente rompió con LaRouche, pretende ocultar lo que él mismo ha hecho evidente. Por ejemplo, como secretario de redacción de la revista argentina Cabildo, Ordóñez cita de manera prominente en esa publicación a Corneliu Codreanu, el fundador fascista de la notoria Guardia de Hierro de Rumania en 1927, que combatió hombro a hombro con las tropas de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Resulta significativo que Codreanu es también santo de la devoción de las organizaciones sinarquistas mexicanas que el grupo Carrasco explícitamente defiende contra los ataques de LaRouche. Fascismo, ¿quién dijo yo?

Luego, el 17 de diciembre de 2003, el miembro del consejo editorial de Maritornes, Antonio Caponnetto, también despotricó una divagante diatriba semipsicótica contra LaRouche y Gretchen Small, la autora del artículo sobre Maritornes que Resumen ejecutivo de EIR publicó y que tanto lo ofendió. Rehusando responder de manera directa a las pruebas presentadas sobre la reunión fascista internacional de noviembre de 2002 en Madrid, Caponnetto trató de esconderse detrás del sarcasmo: la autora del artículo de Resumen ejecutivo llama "nazifascistas a todos aquéllos que no coincidan con sus bellaquerías ideológicas. Nazifascistas seríamos entonces todos, desde Blas Piñar y Lefevbre, hasta Chesterton ('fascista británico', sic) y Don Sixto, sin olvidarse de Widow y la hija de Wilhelmsem—acusada de portación de apellido".

Lo que es más revelador, Caponnetto —quien es director de la misma revista Cabildo que promueve al nazi Codreanu— sólo atinó a escupir el siguiente veneno antiamericano: "Da pena verla [a Gretchen Small] agitar al voleo sus manecillas gringas queriendo golpear la honra de la Hispanidad; o farfullar anglosajones rencores contra el Catolicismo, o restregarse el seso para argüir destratos sobre el dichoso Medioevo, o rubricar sin pudicia que 'nunca existieron glorias en el Imperio Español'. Da pena pero no sorpresa... He aquí el pecado mayor de la pequeña Gretchen: su prosaismo tosco, cerril, calvinista, grotescamente norteamericano".

Los desvaríos de Caponnetto contra LaRouche se publicaron en la edición más reciente (la #76) de la revista Arbil, una publicación española cuya vena ideológica queda de manifiesto en su promoción continua de la obra del ideólogo contrarrevolucionario católico español del siglo 19, Juan Donoso Cortés. Donoso Cortés, cuyo trabajo revivió y usó ampliamente Carl Schmitt, el "jurista de la Corona" del régimen nazi, argüía que "la institución de los sacrificios sangrientos" es "la más universal" de todas las instituciones y los dogmas humanos. Las naciones más civilizadas y las tribus más salvajes, escribió, creen en "el ofrecimiento de una víctima pura en perfectísimo holocausto". Fascismo, ¿quién dijo yo?

Y a mediados de diciembre en Italia, Roberto Fiore, figura destacada en la nueva internacional fascista organizada desde lo de Madrid, también mostró su verdadera cara: anunció que su agrupación Forza Nuova se había unido con otros dos grupúsculos para formar una alianza electoral, con miras a las próximas elecciones europeas, con nada menos que Alessandra Mussolini, la nieta del Il Duce. La señora Mussolini será la candidata principal de la lista, y el cartel de la coalición la retrata a ella junto con Fiore y los otros dos dirigentes neofascistas, bajo el lema de: "Juntos por un movimiento social". En Italia, el nombre de "movimiento social" claramente trae a la memoria al viejo Movimento Sociale Italiano (MSI), fundado por antiguos miembros de la separatista república Salò.

Es sabido que cuando la señora Mussolini, quien es integrante del Parlamento italiano, topó con oposición dentro de su propio partido a esta alianza, recibió el apoyo de la princesa Pallavicini, en representante de la rancia nobleza negra de Italia y Europa. Fascismo, ¿quién dijo yo?

Mussolini, Fiore, Caponnetto y Ordóñez forman parte de una operación sinarquista más amplia que ahora está en marcha, y que LaRouche ha empezado a desenmascarar. Sus raíces son carlistas españolas, su orientación es fascista, y su actual despliegue político estratégico está ligado al terrorismo. Es útil ver esto desde la perspectiva del caso de la revista argentina Maritornes.

El abolengo de la puta

La moza de la venta Maritornes, de quien la revista argentina toma su nombre, es un personaje del gran libro de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Pero hasta una puta tiene su abolengo; y en este caso es bastante revelador.

La revista Maritornes se fundó en Buenos Aires como un proyecto directo de las redes carlistas españolas dedicadas, explícitamente, a darle marcha atrás a la independencia de las naciones iberoamericanas restaurando ahí al Imperio Español. Es más que probable que dinero español también haya desempeñado —y siga desempeñando— un papel central en esta operación.

La Hermandad Monárquica Nacional del Maestrazgo de España, uno de los reductos carlistas importantes de ese país, engendró una sucursal en Argentina en 1996, a la que llamaron la Hermandad Tradicionalista Carlos VII, en honor del pretendiente español —con base en Venecia— al trono quien encabezó la tercera guerra carlista en los 1870.

La raison d'être de la Hermandad argentina es "estudiar y difundir el pensamiento carlista", y su divisa es la de los carlistas españoles que los engendraron: "Dios, Patria, Fueros, Rey". Seguido ellos se describen como "caballeros católicos", que defienden a la Tradición en contra de "las logias masónicas que inspira el judaísmo revolucionario"; denuncian a la "nefasta" Revolución Americana; y consideran a los "mártires" carlistas de los 1800, a los cristeros de México de fines de los 1920 (controlados por el sinarquismo) y a la "cruzada" fascista de Franco en España, como los momentos álgidos de la defensa de su "tradición".

A cinco años de la formación de la Hermandad argentina, sus máximos dirigentes se desplegaron para establecer a Maritornes, a la que dieron a luz en 2001:

Rubén Calderón Bouchet, presidente honorario del consejo directivo de la Hermandad, integra el consejo editorial de Maritornes.

Elena María Calderón de Cuervo, hija de Rubén Calderón Bouchet e integrante del consejo directivo de la Hermandad, es la actual directora de Maritornes.

Rafael Gambra, un español bien metido en la rama española de la Hermandad y secretario personal de S.A.R. Don Sixto de Borbón, el actual pretendiente carlista al trono español, también integra el consejo editorial de Maritornes.

Miguel Ayuso, también español y uno de los "grandes pensadores" tras la Hermandad española, también forma parte del consejo editorial de Maritornes.

Víctor Eduardo Ordóñez, el primer presidente de Maritornes, quien se apresuró a defender a su revista de los embates LaRouche, era, y es, un prominente colaborador de las publicaciones de la Hermandad argentina.

Por supuesto, hay otros miembros del consejo editorial de Maritornes que quizás no sean miembros con credencial de las susodichas hermandades carlistas de España y Argentina, pero que comparten su perspectiva fascista y le dan una importante dimensión internacional a la operación. Tal es el caso del notorio Blas Piñar, el protegido de Franco que organizó la ya mencionada reunión internacional fascista de noviembre de 2002 en Madrid. Otro caso crucial es el de la integrante estadounidense del consejo editorial de Maritornes, Alexandra Wilhelmsen, hija y heredera política de Frederick Wilhelmsen, el fundador de la universidad Christendom College en el norte de Virginia, EU, un centro de carlismo y sinarquismo católico vinculado a William Buckley. Y el italiano Francesco Maurizio di Giovine, también en el consejo editorial de Maritornes, en su juventud fue un militante camisa negra neofascista, y en los 1970 lo arrestaron como parte de una investigación judicial de una ola de masacres teroristas derechistas. Di Giovine es hoy un historiador e importante promotor del acontecimiento contrarrevolucionario paradigmático para la ciénaga fascista y tradicionalista de Italia: la Restauración "sanfedista" de la monarquía Borbón en 1799, con la intercesión del cardenal Fabrizio Ruffo.

¿Otro 11 de septiembre?

El potencial terrorista sinarquista más amplio que ya estaba representado en la asamblea de Madrid, se hace más nítido con estos nuevos elementos de la investigación que realiza EIR. A esta luz, considérese la importancia de un artículo publicado el 26 de octubre de 2001 en el boletín de la Hermandad Tradicionalista Carlos VII de Argentina —apenas seis semanas después del 11 de septiembre— que celebra de manera escalofriante esos ataques terroristas.

El artículo, escrito por el uruguayo Álvaro Pacheco Seré, presidente delegado en Uruguay de la Hermandad española y parte del consejo directivo de la casa editorial de la Hermandad argentina, cita el infame discurso de 1849 de Juan Donoso Cortés, en el que insta a la instauración de una dictadura, en tanto ejemplo destacado de cómo los carlistas por siglos se han mantenido firmes contra "el Enemigo", y reconoce que ésta es una guerra religiosa continua contra "este antinatural y antijurídico sistema mundial... impuesto en base a la satánica sustitución de Dios por un 'Hombre' impenitente".

Pacheco continúa: "El histórico 11 de septiembre de 2001 alteró la marcha de los sucesos mundiales". Los EU —que "nunca fueron Nación en el sentido clásico. Fueron hijos de una idea: la libertad, tal como la concibe la Revolución"—, sintieron los embates de los grupos revolucionarios que los propios EU fomentaron en contra de otros. Citando a algún español que, en 1981, dijo que la construcción de las torres gemelas de Nueva York representaba el restablecimiento de las columnas de los templos masónicos, Pacheco dijo: "Visto desde el pensamiento tradicionalista, el 11 de setiembre de 2001 se presenta así como 'El día que se abatieron las columnas'.... La destrucción de las dos columnas y la herida a la estrella trunca del Pentágono parecen significar que algunas altas instancias, secretas e irreconocibles, decidieron que allí ahora se niega la Revolución".

"Reina la anarquía", continúa Pacheco, que es una situación que la ley positiva no puede resolver. "La angustiante desorientación generalizada hace vislumbrar y desear el cumplimiento de las promesas sobrenaturales, hechas por Nuestra Señora en Fátima sobre la conversión de Rusia, y por San Pablo en Carta a los Romanos sobre la conversión del pueblo judío", señaló en tono febril. "El pacifismo, el ecumenismo y la civilización del amor predicados por el mundo moderno masonizado y, con él, por la Iglesia desde el Vaticano II, han visto cuestionados sus falsos fundamentos. Desde luego, se intensificarán los estudios teológicos sobre el Apocalipsis y los Mensajes marianos. Dios tiene sus designios. Hay que acatarlos y pedirle humildemente Fe, Esperanza y Caridad".

Con todo lo escalofriante que resulta este respaldo sinarquista "derechista" a los acontecimientos del 11 de septiembre, su pleno significado estratégico sólo se entiende cuando se pone al lado de una celebración sinarquista "izquierdista" de lo mismo, protagonizada por la más notoria "defensora de los derechos humanos" argentina y proponente del terrorismo, Hebe de Bonafini, cabecilla de las Madres de la Plaza de Mayo. Bonafini y compañía, por un lado, y la turba carlista de Maritornes, por el otro, siguen promoviendo sangrientas guerras religiosas de uno contra el otro, como lo hicieron a lo largo de la "guerra sucia" de los 1970 en Argentina. Y, no obstante, no podrían estar más de acuerdo en cuanto a lo del 11 de septiembre.

Bonafini, en respuesta a una pregunta sobre los ataques terroristas del 11 de septiembre que le hicieran el 9 de octubre de 2001 en una entrevista con Radio 10 en Argentina, dijo: "¿Qué voy a decir, que no me voy a poner contenta porque alguna vez la sangre va a ser vengada? Sí, me puse contenta, y lo vuelvo a repetir. Por primera vez le pasaron la boleta a Estados Unidos por lo que hizo toda su vida.... Me puse contenta de que, alguna vez, la barrera del mundo, esa barrera inmunda, llena de comida; esa barrera de oro, de riquezas, les cayera encima".

Fascismo, ¿quién dijo yo?

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