Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

LaRouche en el Salón Berliner
El papel de lo sublime en la política

El 18 de diciembre de 2003 el precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche dio un discurso en el Salón Beliner, un centro de reunión de importantes personalidades políticas y culturales de Berlín, la capital alemana, en una sesión que duró varias horas. El doctor Manfred Böse, director del Salón Berliner, moderó la sesión.

Doctor Manfred Böse

Estimado señor LaRouche, damas y caballeros, de todo corazón les doy la bienvenida a nuestra presentación de hoy.

Para aquellos que no conocen el Salón Berliner, quiero decir unas palabras sobre él. El Salón Berliner revive una vieja tradición, aquí en Berlín, de reunir a personalidades de la política, la economía y la cultura, y patrocina la cooperación económica y cultural. Por lo pronto, el Salón Berliner ha abierto en Moscú y en San Petersburgo, y tenemos planes de abrir también en Pekín para la primavera.

Estoy muy contento de que el señor LaRouche nos acompañe hoy.

Lyndon LaRouche es uno de los aspirantes a la candidatura presidencial demócrata en los Estados Unidos de América, donde las elecciones tendrán lugar el próximo año [2004]. Como economista, durante el Gobierno de Clinton, él presentó a nivel internacional su propuesta de reorganizar el sistema monetario global. En el año de 1982 esobzó, para el Gobierno de Reagan, los rasgos económicos básicos de un concepto de defensa estratégica, más tarde conocido como la IDE [Iniciativa de Defensa Estratégica]. Más aún, él fungió como asesor del Gobierno de Indira Gandhi y de varios gobiernos de Latinoamérica en su lucha por independizarse del FMI, y por el establecimiento de un nuevo orden económico mundial justo.

Desde fines de 2001 el señor LaRouche ha articulado —de forma franca, como ningún otro político estadounidense— su crítica a los planes de la guerra contra Iraq. En los últimos días presentó un llamado para que se retire a las tropas estadounidenses de Iraq. No en poca medida es gracias a estas declaraciones que, según informes oficiales de la Comisión Federal Electoral, el señor LaRouche ocupa ahora la posición número dos, en términos del número de contribuyentes a su campaña, de entre todos los candidatos demócratas.

El señor LaRouche hablará esta noche de la situación económica en los EU, un año antes de las elecciones presidenciales, y hablará del tema "Salidas a la gran crisis económica mundial". Tendremos una discusión tras la presentación.

Señor LaRouche, lo invito cordialmente a comenzar.

Lyndon LaRouche

Entiendo que habrá traducción consecutiva.

*Ubicaré el período que enfrentaremos en un año o dos, en términos de las dos crisis que encaramos hoy. Señalaré algunas cosas terribles que están sucediendo, aunque también me enfocaré básicamente en lo sublime. Porque lo que buscamos en una crisis, en especial una crisis mundial, es la forma de salir de ella, y eso es lo sublime. Cuando uno ve la salida de la crisis, entonces uno aplica esa perspectiva a la crisis misma para determinar qué recursos tenemos para superarla. En esas circunstancias, puedo decir que soy cautelosamente optimista sobre el futuro de la humanidad.

Empezaré identificando las dos grandes crisis que afectan a la humanidad.

Una, es que enfrentamos el lanzamiento de una especie de guerra que, a menos que la paremos muy pronto, se tragará al planeta entero en una suerte imposible de guerra asimétrica con armas nucleares. En estos instantes, por supuesto, el centro de esa embestida bélica viene de los EU; se deriva de una doctrina de guerra preventiva con armas nucleares asociada con el vicepresidente estadounidense Dick Cheney. Toda región del mundo informada prevee esta clase de guerra, este problema.

Cuando pensamos en las implicaciones de esta clase de guerra —si no se le detiene, miles de millones de personas en este planeta morirán—, decimos entonces: "¿Acaso no es cierto que hemos llegado al grado, que tenemos que hallar una solución a la amenaza de guerra?"

Luego, veamos la otra crisis. Ahora estamos en medio de la mayor crisis financiera de la historia moderna. Cosas tan ínfimas como un cambio de 1% en las tasas de interés, o algo por el estilo, podrían ser el detonador que reventaría a la economía estadounidense. En cualquier momento, pronto, puede ocurrir algo así. En asuntos financieros uno no puede hacer predicciones, porque entre las naciones actúa el libre albedrío. Por ejemplo, la impresión de dinero a gran escala por medios electrónicos puede posponer la crisis mediante recursos inflacionarios.

Pero esta crisis misma es inevitable, aunque benéfica, porque nos obliga a considerar la clase de cooperación entre naciones que podría unir al mundo de modo tal, que se decida evitar la continuación de esta guerra. Por ejemplo, ya hay elementos de tendencias de cooperación en Eurasia moviéndose en esta dirección potencial.

El desarrollo eurasiático

Europa Occidental está realmente en quiebra. Pero, existe una solución. La solución tiene dos aspectos.

Primero que nada, Europa Occidental —Alemania, Francia, Italia, etc.—, junto con Rusia, tiene un potencial de cooperar con Asia Oriental, Suroriental y del Sur, lo que podría sentar las bases de un gran crecimiento y prosperidad por toda Eurasia. Por ejemplo, China está enfrascada en la construcción de una serie de grandes obras de infraestructura, que probablemente tome más de 25 años realizarlas, y quizás sean, en su totalidad, las mayores obras de infraestructura consideradas en el planeta hoy día. China está extendiéndose tierra adentro, alejándose de las zonas costeras, para desarrollar el interior, los territorios occidentales. Esta perspectiva implica unos 25 años de desarrollo de infraestructura. China sí tiene alguna capacidad de alta tecnología, y parte de ella será única en su clase en los próximos años, pero no tiene la suficiente. Necesita más tecnología. Tiene una gran población, a la que tiene que mejorar. Esto requerirá el desarrollo de infraestructura y otros avances similares. Esto genera el potencial para que Europa Occidental y Rusia desempeñen un gran papel participando en ese aspecto del desarrollo asiático.

Ahora, vean el norte de Asia, Corea, la Rusia siberiana, cerca de la costa del Pacífico, y Japón. También en esta región, a condición de que negociemos una paz entre las dos Coreas, cosa que creo posible, existe un desarrollo muy importante de Asia. En Asia Suroriental el proyecto de desarrollo del río Mekong, que últimamente ha mejorado, también es un gran motor de progreso para gran parte de la humanidad. La cooperación tripartita entre Rusia, China e India es un fulcro en torno al cual pueden cooperar las naciones de Asia.

En estas vastas poblaciones —se habla de 1.300 millones de habitantes en China, más de mil millones en India, y así de forma sucesiva por todo el Sudeste Asiático— hay una gran necesidad de tecnología. Tenemos que vencer la pobreza. Enfrentamos crecientes densidades demográficas en las zonas habitadas. Sin un desarrollo de la infraestructura y sin mejoras tecnológicas, no podremos enfrentar de forma adecuada estos problemas.

Pero este cuadro de Eurasia tiene su propio eje: existe una gran concentración de materias primas abióticas en el centro y el norte de Asia. Esta zona es en gran medida árida, o tundra, así que para llegar a estas materias primas se requiere el desarrollo de esta región escasamente poblada del norte y centro de Asia. Esta, como demuestran estudios rusos, representa una de las mayores concentraciones de esta clase de recursos en el planeta. Pero ni siquiera esto será suficiente a largo plazo. Tenemos que hacer avances en la ciencia, de modo que podamos reproducir los recursos que requerimos y desarrollar nuevas formas de recursos que remplacen a algunos de los que ahora usamos.

Si podemos llevar la paz a Asia Occidental, a la región de Irán, Turquía, Siria, en general el Oriente Medio, Egipto, entonces tenemos una posibilidad de desarrollar Eurasia; un desarrollo de muy largo plazo.

Ahora bien, no podemos globalizar este proceso de desarrollo eurasiático. La habilidad de un ser humano de asimilar los descubrimientos científicos y otros, depende de un proceso subordinado a la cultura de la persona en esa parte del mundo. Por tanto, la soberanía de las culturas nacionales es esencial para desarrollar a los miembros individuales de la sociedad, de modo que puedan asimilar ideas importantes de una manera organizada. Esto significa que tenemos que afirmar el principio de la soberanía del Estado nacional; el Estado nacional soberano basado en su cultura. Esto significa que nosotros tenemos que contar con una comunidad de Estados nacionales soberanos. Una comunidad basada en principios, no en un gobierno mundial, sino en principios,

Diálogo de civilizaciones

Esto plantea otro problema. Tenemos las culturas de Asia, tenemos la cultura europea, que se remonta a la sombra de las pirámides en el antiguo Egipto; así que tenemos el problema de desarrollar una comunidad ecuménica de principio entre Estados nacionales que representan varias culturas, que no son todas de la misma tradición.

En Europa hay impulsos, en especial desde la cooperación reciente entre Francia, Alemania e Italia, que representan un empujón en esa dirección. No nos llevarán a ese fin, pero son una fuerza propulsora en esa dirección. Tenemos un desarrollo interesante en Rusia, un desarrollo tentador en las recientes elecciones a la Duma [el Parlamento ruso], y esperamos también la elección presidencial de marzo en Rusia.

En este período veremos grandes cambios en la situación mundial. Tendremos un esfuerzo intenso por bregar, en un estira y afloja, a favor o en contra de la continuación de las guerras que Cheney ha emprendido. La crisis financiera que arremete, incluyendo la crisis financiera que está por estallar en los EU, cambiará también el panorama mundial. Rusia surge actualmente, y tenderá a surgir, en la medida que aumenta el papel que desempeña, de lo que lo ha hecho en el período reciente, desde 1988.

Así que, en estas condiciones, tenemos a Europa Occidental, Rusia y el creciente potencial en Asia. Tenemos una crisis financiera mundial. El FMI en su forma actual no sobrevivirá por mucho tiempo. De modo que tendremos que tomar algunas decisiones titánicas en el período inmediato, decisiones que probarán el temple de mucha gente. Pero existen soluciones excelentes a la crisis. Requerirán paciencia y trabajo duro, pero las soluciones existen.

Esto nos lleva a lo otro que es importante: ¿qué hay de los propios EU y su participación en todo esto?

La singularidad constitucional de los EU

Los EU tienen algunos secretos, que en realidad no lo son tanto, sólo que la gente se niega a verlos. Los EU tienen una gran historia, en ocasiones poco entendida, porque los europeos tienden a ver la historia estadounidense desde la perspectiva del sistema parlamentario liberal angloholandés. Los EU son algo totalmente diferente. Para empezar, los EU son, desde su nacimiento, una nación crisol. Aunque está dominada por la cultura europea, es una nación crisol.

En segundo lugar, no somos un sistema parlamentario liberal angloholandés. En realidad smos producto de la influencia de gente como Juan Bautista Colbert y Godofredo Leibniz. Es decir, fue Colbert quien sacó a Francia del período de la guerra de los Treinta Años, para emprender la reconstrucción de Europa en base al progreso científico y económico. Fue Colbert, en su época, quien alentó el desarrollo y la influencia de Godofredo Leibniz. Esto se malogró por las guerras de Luis XIV de Francia, pero el impulso continuó hacia la mismo clase de progreso, incluso de manera notable en Alemania. Por ejemplo, el surgimiento del período clásico alemán de mediados a fines del siglo 18.

Y luego, a mediados del siglo 18, los europeos, los europeos influyentes de todas partes de Europa, vieron a Norteamérica con nuevos ojos. Gente como Abraham Kästner, el maestro de Gotthold Efraín Lessing y otros, adoptó a nuestro científico Benjamín Franklin como el personaje más afín en Norteamérica en torno al cual podían construir un nuevo movimiento. Producto de esto, las mentes más brillantes de Europa desarrollaron la perspectiva de tratar a las colonias inglesas de Norteamérica como una república, una república cuyos cimientos serían la base para introducir la idea de una verdadera república en la propia Europa.

A partir de este proceso, con el apoyo de Europa, transformamos nuestra nación libre en una forma presidencial de república constitucional modelo. La diferencia entre nuestra Constitución y el tipo de constituciones que vemos en otras partes del mundo, es la siguiente. Recuérdese que tanto la Declaración de Independencia como la Constitutión se diseñaron bajo la dirección, la dirección personal, de Benjamín Franklin. Por ejemplo, el principio esencial de la Declaración de Independencia se desprende directamente del Nuevo ensayo sobre el entendimiento humano de Leibniz. La Constitución estadounidense se basa en un principio, no en una colección de leyes básicas. El primer principio, antes que nada, es la perfecta soberanía del Estado nacional. El segundo es la obligación del gobierno de promover el bienestar general de todo su pueblo. El gobierno no tiene legitimidad, a menos que esté comprometido con la defensa del bienestar general de todo su pueblo. Y el tercero, es que la prueba del gobierno y del Estado está en su compromiso efectivo con la posteridad.

Cuando se entiende de manera adecuada, cada parte de la Constitución de los EU, y cada ley federal, se sujeta a este preámbulo. Es decir, el preámbulo no es una introducción, es la ley elemental de un principio fundamental de nuestro derecho constitucional. Y esta es la diferencia entre los sistemas.

También, la clave del sistema, es el sistema presidencial. Y esto es lo que los europeos tienen que entender para realmente comprender a los EU y cómo funcionan los conflictos en nuestro sistema.

La función de LaRouche en la Presidencia de los EU

Por ejemplo, en cierto sentido, yo soy parte del sistema presidencial de los EU. Por una parte, el sistema presidencial lo componen miembros profesionales del gobierno, como el servicio diplomático, los servicios de inteligencia, el Ejército, etc. Pero el sistema presidencial también consta de ciudadanos privados, que formalmente no pertenecen al gobierno, aunque con frecuencia han estado en él y son asesores de la presidencia.

Por ejemplo, tomemos el caso de la IDE, la Iniciativa de Defensa Estratégica. En 1975 descubrí que Zbigniew Brzezinsky encabezaba un grupo de personas que estaban empeñadas en tener un enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética. Respondí a eso emprendiendo una campaña presidencial, denunciándolo. Nuestra denuncia paró la operación y me convirtió en enemigo perenne de Brzezinski. Pero cuando resultó elegido el presidente Ronald Reagan, me invitaron a Washington —en realidad fue antes de que tomara posesión— a discutir con sus círculos mis recomendaciones para el gobierno entrante. Y entre las propuestas que le hice a su Gobierno entonces, estaba la que llegó a conocerse como la IDE, esto es, el discurso que el Presidente dio el 23 de marzo de 1983. En conexión con esto, entre febrero de 1982 y más allá de febrero de 1983 encabecé discusiones tras bastidores con el Gobierno soviético, a nombre del Gobierno de los EU.

Ustedes encontrarán en la historia, en la historia moderna de los EU, muchas figuras y personalidades que desempeñan esa clase de papel con respecto a la presidencia, desde fuera de las instituciones formales de gobierno.

La otra característica de nuestro gobierno es que nunca se ha derrocado a nuestra Constitución. Ningún otro gobierno puede decir lo mismo. No hay ningún gobierno que haya tenido la misma Constitución desde 1789. Por tanto, nosotros no derrocamos a nuestros gobiernos. Mostramos cierta elasticidad. Y, por consiguiente, trabajamos por reformar al gobierno desde dentro, sin crear una crisis para derrocarlo. Porque entendemos que el adherirnos a conservar nuestra Constitución, con su preámbulo, es vital para la seguridad y estabilidad de nuestro país.

Y esa es la forma en que abordamos las cosas.

Bueno, nuestro enfoque es el siguiente: debido a nuestras raíces leibnizianas, a nuestras raíces colbertianas, el Sistema Americano de economía política no es un sistema liberal. Nuestro sistema es en esencia, constitucionalmente, la banca nacional. Es decir, bajo nuestra Constitución, no debemos permitirle a ningún grupo de banqueros que forme un banco central que ejerza alguna independencia del gobierno. Y aunque la monarquía británica, con Eduardo VII, se las arregló para plantar el sistema de la Reserva Federal en Nueva York, la forma en que Franklin Roosevelt bregó con el problema de lidiar con el sistema de la Reserva Federal muestra cómo funciona nuestro sistema en las mejores circunstancias.

Ahora esclareceré el porqué pasé revista a todo esto.

Un nuevo sistema de Bretton Woods

El problema de Europa, con todas sus buenas sugerencias, como el plan Tremonti y demás, que hemos oído últimamente, es que mientras que estos planes hablan de 100 o más miles de millones de dólares en crédito para infraestructura, lo que se necesita en Eurasia, no son cientos de miles de millones, sino billones de euros en inversiones. Para satisfacer los apetitos que este intento de reconstrución de Eurasia genera en torno a la clase de objetivos que indiqué, necesitamos acuerdos, tratados entre gobiernos, a una escala con duración de entre 25 y 50 años, que generen billones de dólares en crédito, para cosas como la infraestructura económica básica, en el desarrollo, digamos de las regiones del norte y centro de Asia, por ejemplo.

Para darles una idea de esto: en el período reciente solíamos calcular que la escala de la producción mundial era de unos 41 billones de dólares, cuando el dólar valía poco más que hoy. En ese tiempo el producto interno bruto de los EU se calculaba en los 11 billones de dólares. A esa escala, tan sólo en el área de la infraestructura económica básica, los EU tienen ahora un déficit en infraestructura, un déficit decisivo, de al menos 4 billones de dólares.

Europa tiene problemas parecidos. Por ejemplo, el sistema de transporte de Alemania. Uno no quiere administrar una economía en la que tus superautopistas son estacionamientos. Eso no es bueno para una sociedad. Es perjudicial para la vida familiar. Cuando tienes transportarte a dos o tres trabajos, eso también es malo para la vida familiar.

De acuerdo, veamos a los pobres en China, veamos a los pobres en India, veamos a los pobres en otras partes de Asia. ¿Cuál es la escala de desarrollo requerida para mejorar la condición de estos pobres lo suficiente, a tiempo? Estamos hablando del orden de los billones de euros.

La función de los EU en esto, con su historia, es que nosotros, por nuestro carácter —si nos remontamos a un reflejo rooseveltiano frente a esta crisis mundial actual—, podemos desempeñar un papel similar desde los EU; no el mismo, sino uno parecido al que desempeñó el Gobierno de Franklin Roosevelt en 1944, en Bretton Woods. En ese momento los EU eran la única potencia en el mundo. Ya no somos la única potencia mundial. Pero lo que hicimos fue usar la fortaleza del dólar estadounidense, la fortaleza de nuestra economía, para lanzar un programa de reconstrucción del planeta.

El ejemplo más exitoso de eso es lo que ocurrió en Alemania, en particular en Alemania Occidental. Se dio porque Hermann Abs, quien no era precisamente estúpido, apoyó la idea de aprovechar el uso que Roosevelt le dio a la Corporación de Financiamiento de la Reconstrucción para sacar a los EU de la Depresión, como un instrumento que en Alemania se conoció como el Kreditanstalt für Wiederaufbau. En esa época, esa fue la forma más eficaz de usar los fondos de reconstrucción en todo el mundo.

Lo que se necesita hora... los EU no son la potencia mundial que eran entonces, pero el principio que usamos, bajo Roosevelt, para la reconstrucción del mundo de la posguerra, para crear un sistema monetario de tipos de cambio fijos, eso funcionaría hoy. No obstante, desde mi perspectiva, eso no sucederá a menos que haya un Presidente de los EU que les diga a las naciones de Eurasia, y otras naciones: "Nos reunimos ahora, y volveremos a hacerlo".

En estas condiciones, si Europa y las naciones asiáticas claves acuerdan con los EU el crear un sistema monetario con tipos de cambio fijos, y someter al viejo sistema a una reorganización por bancarrota, todo lo que Asia ansía se torna ahora posible.

Miremos dos generaciones adelante

Ningún otro candidato a la Presidencia está preparado a la altura del trabajo. Gracias a mi preocupación por el mundo en general, y en particular a mi preocupación por Europa, me doy cuenta de cuáles son las limitaciones de Europa para bregar con algunos de estos problemas. De ahí que la misión global primaria de los EU tiene que ser el reunirse con estas naciones y desempeñar un papel decisivo en hacer posible lo que estas naciones no pueden hacer por sí mismas.

Lo que tenemos que hacer es mirar dos generaciones adelante. Tomemos el caso de China como un ejemplo de por qué proceder así. China se ha comprometido con la construcción de infraestructura para desarrollar sus tierras occidentales. Esto implica grandes obras de infraestructura a un plazo de, quizás, una generación. Los beneficios en términos de la población se verán una generación después. Por tanto, lo que vemos es un ciclo de dos generaciones.

Tenemos también un mundo en bancarrota. La bancarrota no desaparecerá de inmediato. Llevará tiempo salir de ella. De modo que tenemos que llegar a acuerdos de largo plazo, no sólo sobre problemas económicos y financiero–monetarios, tenemos que aprovechar nuestras necesidades mutuas, nuestros intereses afines por la seguridad de este nuevo orden económico, para definir un principio común de relaciones entre estados, en el que planifiquemos a 25 o 50 años, y luego dejar que las dos generaciones siguientes las revisen de ser necesario.

Por último, sobre la factibilidad de esto, tenemos que, con ayuda de muchos de mis amigos en las instituciones de la Presidencia —del modo que les he descrito la Presidencia—, hemos logrado parar en seco algunas de las peores ambiciones del vicepresidente Cheney. Actuamos en concierto, más o menos del modo que les describí. Estas son las personas en las que confiaría, en gran medida, para mi presidencia.

Así que es posible que tengamos éxito. Si botamos a Cheney, si él se va, probablemente tendremos éxito. Y eso no es algo que ocurra después de la próxima elección; tiene que ser lo antes posible. Y puedo decirles que el señor Cheney me considera su enemigo número uno actualmente.

Sólo consideren el problema de la guerra, es como el caso de Federico el Grande en cierta batalla contra los austríacos, en la que lo superaban en número por mucho, y trataban de emprender una clásica operación como la de Cannas en su contra. Él movilizó sus tropas como nunca antes lo había hecho. Flanqueó a los austríacos dos veces en el mismo día y los derrotó. Cuando estás al mando de un gobierno, o anticipas estarlo, a menudo tienes que encontrar dentro de ti las cualidades necesarias para hacer el equivalente de lo que hizo Federico el Grande en esa ocasión en particular: tienes que aprender a flanquear la situación, una o dos veces, incluso en el mismo día.

Lo que Schiller definió como lo sublime, en realidad es otra forma de afirmar el principio de flanquear el problema. Enfrentamos problemas terribles y peligrosos: el peligro de una guerra mundial, el peligro de un desplome financiero. ¿Cómo debemos bregar con estos enemigos? Flanquéalos. Lo sublime.

Diálogo con LaRouche

Pregunta: Si el Partido Demócrata gana las elecciones y usted se convierte en presidente, ¿qué hará en cuanto a Iraq?

LaRouche: Como emití una declaración,[1] que circula ampliamente en parte de la prensa mundial ahora, propuse que la Constitución de 1958 sea un punto de referencia para que Iraq resuelva sus propios problemas, para que mantenga su unidad e integridad en tanto Estado, y dije que, si fuera el Presidente de los EU, me haría personalmente responsable de Iraq, como el presidente en funciones. Pero, a menos que yo fuera el presidente, ninguna fuerza en Iraq confiaría en los EU en estos momentos.

Por lo regular, una fuerza de ocupación tiene una responsabilidad moral de cuidar del pueblo y las instituciones del país ocupado, y de restaurar la paz y la prosperidad lo antes posible. El actual Gobierno estadounidense es incapaz de entender eso; la serie de errores que ha comentido es una muestra de esto. Y nadie confiará en ellos. Creo que ellos confiarían en mí.

Muy bien, pero, entre tanto, lo que digo es que llevemos otra vez el asunto al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Preparémonos para sacar a las fuerzas estadounidenses de ahí. Y procedamos con un problema de responsabilidad, con el acuerdo de una asamblea del pueblo iraquí basada en la Constitución de 1958.

Porque lo que también tenemos que hacer, es que tenemos que bregar con el problema palestino–israelí: lo que hemos hecho con la guerra de Iraq es incendiar a la región de tal modo que, a menos que paremos el conflicto palestino–israelí, no contaremos con la credibilidad para traer ninguna paz a la región.

Recalco que el asunto es lo que hemos hecho: hemos desatado en Iraq una guerra asimétrica a una nueva escala. La desencadenamos en ese país, pero ya la teníamos en Afganistán; amenazamos con esparcirla a otras partes del mundo; e incitamos algo que debe dejarse por la paz. Por tanto, lo que pudimos haber hecho con Iraq antes del ataque estadounidense, no podemos hacerlo ahora por el desastre que creamos, en especial después de que entró [el procónsul estadounidense Paul] Bremer y dijo que se desmantelara al Ejército iraquí, que era la fuerza organizada ahí que podía haber desempeñado un papel en reconstruir la economía. Y así destruyeron la posibilidad de que los EU alcanzaran credibilidad como fuerza de ocupación. Porque quienquiera que sea una fuerza de ocupación, entra, bajo la política estadounidense, y de inmediato invoca a las instituciones existentes del país ocupado para mantener el orden y proceder con el proceso de reconstrucción. Eso, en esencia, es la ley moral de la guerra. Los EU no hicieron eso. Lo traicionaron.

Por tanto, al destapar, con esto que sucede en Israel ahora, al destapar eso al tiempo que [el primer ministro israelí Ariel] Sharon anda rabioso y el sistema se derrumba, crearon la situación en la que el mundo se dirige ahora en una tendencia potencialmente irreversible hacia la guerra asimétrica, en un momento en que Cheney quisiera arrojar algunas miniarmas nucleares sobre Corea del Norte.

Esta es la situación. Ellos quisieran atacar a Siria. Quisieran atacar a Irán. Esta es la situación, y el mundo lo sabe.

Por consiguiente, también tenemos que arreglar el problema israelí. Y creo que la Iniciativa de Ginebra es positiva en el sentido de poder lograr eso. También creo que hay alguna gente alrededor de Sharon que está aterrada por las implicaciones. Porque Israel es hoy una granada nuclear. Bueno, cuando arrojas una granada nuclear, la granada se destruye. Y, así, alguna gente en Israel, incluso de la derecha, comprende esto. Ha llegado la hora que, renuentes o no, tienen que aceptar a los palestinos. Y tienen que bregar con ello.

De modo que esto es, me parece, cuando hablas de Iraq, que tienes que incluir el problema de Israel y Palestina. Porque estamos tratando con una crisis regional. Creo que Europa tiene el temperamento para hacer un buen trabajo.

Y los EU deben ayudar a Europa a hacer el trabajo, en vez de que se le pida a Europa que ayude a los EU a hacer un mal trabajo.

La 'guerra contra el terrorismo'

Pregunta: Gracias, señor LaRouche, por brindarnos su posición sobre estos temas. Yo soy de Jordania, el embajador de Jordania. Y tengo muchas preguntas, pero haré sólo una: si lo eligen, ¿cómo bregará con la guerra contra el terrorismo? Sabemos cómo empezó, pero, ¿sabe usted cómo terminarla?

LaRouche: Bueno, creo que el terrorismo como tal no es el problema. Tome el caso de al–Qáeda, que es una escisión de la vieja Hermandad Musulmana que los británicos, y los israelíes, y los estadounidenses pusieron en marcha bajo lo que se llamó, en los EU, "Irán–contra".

Ahora el problema, que por supuesto amenaza a su gobierno y a otros gobiernos de la región, es que al–Qáeda, en cierto sentido, se ha convertido en el patriota de la prensa árabe. Y de ahí que, lo que se trataba, en cierto sentido, como algo ajeno al mundo árabe —o como algo interno que es ajeno—, ahora se ha convertido, se ha integrado a la resistencia contra lo que pasó en Iraq, lo que amenaza con hacerse contra Siria, lo que amenaza hacerse con Egipto, y así sucesivamente; y al mismo tiempo lo que pasa en Palestina y demás.

Por tanto, el problema es cómo paramos la expansión de esta clase de problema. Hay varios como éste por todo el mundo, que usa varia gente, o que intentan usar ellos mismos. Tenemos que aislar el problema. Y la forma de aislar el problema es con la estabilidad y la paz.

Lo que tenemos que hacer, en general, es que tenemos que tener varias políticas. Una política es parar la guerra en Iraq. Forzar una paz en Israel, porque creo que tenemos la correlación de fuerzas en Israel, y entre los judíos del mundo ahora, que hará presión si los EU ejercen su presión de que se llegue a un acuerdo. Para regresar al menos a lo de Oslo, o a algo mejor. Si detenemos el problema de Iraq, si detenemos esta locura, entonces creo que todaía tenemos una oportunidad de traer estabilidad.

Pero también tenemos que remediar otras cosas. Tenemos que reconocer que tenemos a Irán, Turquía, Siria, Egipto y otros países, que son las piedras angulares del suroeste de Asia. Esta región de Asia debe tener un programa de estabilidad que complemente una paz en Israel, una paz en Iraq. Y creo que necesitamos todas estas medidas.

Guerra asimétrica

¡El peligro viene de los propios EU! Viene de los EU vía Cheney y los mentados neoconservadores, que en realidad es el nombre moderno de "fascistas". Ellos son iguales a Franco, Hitler, Mussolini, etc.; en principio o carácter político, no hay diferencia. Impulsan una política de guerra generalizada; impulsan una guerra asimétrica. Y aquéllos de ustedes que saben lo que es esa guerra asimétrica, por estudios militares y estudios estratégicos relacionados, saben de lo que hablamos.

Sólo imaginen una guerra asimétrica como la que vimos en Indochina, por ejemplo. Imagínenla entablada entre naciones, en donde Rusia se defiende con armas nucleares, China se defiende con ayuda de armas nucleares, India se prepara para defenderse con armas nucleares, y la guerra asimétrica se extiende por toda Eurasia, y alrededor del mundo. Tenemos que parar esta embestida, que está llevando a la gente a... Sólo déjenme abordar algo. El problema es que la mayoría de la gente no entiende este concepto de una guerra asimétrica con armas nucleares. Esto lo entienden los especialistas; e incluso ellos no lo entienden de manera adecuada. Me refiero a una variedad de guerra que puede empezar a brotar muy pronto, que se tragaría a este planeta, ¡y en la que se perderían miles de millones de vidas!

Esto tiene que entenderse, y la gente tiene que entender; no debemos poner los detonadores que echarían a andar esta clase de guerra. Ese es el peligro. Y los gobiernos no alcanzan a apreciar, de forma significativa, cuál es este peligro. Los políticos están tan ocupados discutiendo los temas particulares que les interesan, que pasan por alto lo que podría destruirnos a todos.

Por supuesto, yo abordo este tema ampliamente, y esta es mi especialidad; pero, el asunto es que, sí, necesitamos estas cosas. Necesitamos que se arregle lo de Iraq, pronto. Necesitamos poner este problema palestino–israelí bajo control, rápido. Tenemos que contar con una nueva forma de configuración de estabilidad, que involucre a naciones fundamentales como Irán, Turquía, Egipto, Siria, etc. Y luego unir al mundo árabe, en un sentido en el que pueda funcionar con estabilidad y con la expectativa de desarrollo económico. Necesitamos programas de desarrollo económico que estas naciones entiendan. Necesitamos, por ejemplo, en el Oriente Medio, ¡obras hidráulicas! Sin nuevas fuentes de agua, sin obras hidráulicas, no hemos tenido la oportunidad de alcanzar una paz de largo plazo. Por consiguiente, debemos contar con una perspectiva positiva, al tiempo que encaramos estos dos problemas: el problema de Iraq y el problema palestino–israelí. Tenemos que tener una acción positiva, afirmativa, dirigida a la colaborción. La colaboración tiene que estar dirigida a la economía física, a darle al mundo árabe, en particular, nueva esperanza de paz. Si hay esperanza de paz, la gente no irá a la guerra.

El cambio de paradigma en la historia de los EU

Pregunta: Yo soy un político del Partido Liberal alemán. Vimos con preocupación cómo se celebaron las últimas elecciones estadounidenses, y también nos preocuparon los resultados de las elecciones israelíes. Las políticas que se siguen están llevando, en potencia, a la tercera guerra mundial. Usted propone que el cambio tiene que venir de los EU. ¿Cree que sea posible cambiar la mentalidad estadounidense?

LaRouche: De nuevo, diría que el nuestro es un sistema presidencial, y funciona de una manera que en Europa no se entiende con facilidad. Porque en Europa tenemos gobiernos parlamentarios. Y los gobiernos parlamentarios, en cuanto hay una crisis financiera, ese gobierno parlamentario de desintegra. A veces toma un rumbo dirigista, y a veces se va a la dictadura. Pero, los banqueros tratan de cobrar, el gobierno de derrumba, y eso es lo que sucede, de seguido.

Así que en los EU somos un poco diferentes.

Tenemos una crisis. Usted sabe, la característica de la humanidad es que funcionamos a base de crisis. Esto lo he dicho antes. Creo que la única respuesta competente a lo que preguntó, es la siguiente. Hemos pasado por crisis. Hemos pasado por crisis desde la Revolución Francesa, que marca el comienzo de toda una serie de crisis en la civilización europea extendida al orbe. En vez de la reforma de la Francia agobiada por la crisis, con la constitución propuesta por Bailly y Lafayette, ¿qué obtuvimos? Obtuvimos a Felipe Égalité y Jacobo Necker como agentes británicos; a Danton y Marat de agentes británicos; a toda la turba jacobina de agentes británicos, destruyendo a Francia en favor de la disputa que tenía Gran Bretaña con Francia en tanto potencia en Europa. Luego tuvimos a Napoleón, quien es el primer fascista moderno, y en quien se ha basado todo sistema fascista en el siglo 20, desde entonces.

De manera que lo que tenemos en la historia de los EU, en particular, es una serie de sacudidas. Tenemos la sacudida de la Revolución Francesa y Napoleón. Excepto por amigos individuales en Europa, nos sacaron de ahí. Cuando tuvimos la guerra de 1812–1815, como resultado del Congreso de Viena, nos aislaron del mundo. Y hubo fuerzas que se desarrollaron dentro de nuestro país, que eran traidoras. Luego pasmos, bajo el liderato de Lincoln, por la Guerra Civil, pero surgimos como una potencia en el planeta. Toda suerte de cosas malas empezaron a pasar después de eso, en un intento por destruirnos.

Después, el siglo pasado, ¿qué fue por lo que pasamos? Pasamos por la Primera Guerra Mundial. Miren las lápidas en Europa; vean el efecto de esa guerra. La generación de mis padres peleó esa guerra. Mi generación pasó por la Segunda Guerra Mundial, y por los horrores que eso involucró.

Entonces, cuando pensamos que teníamos paz, al término de la guerra, la derecha dio un vuelco y tomó al Gobierno de los EU; lanzó un bombardeo nuclear totalmente innecesario e injustificado sobre Hiroshima y Nagasaki. Con Truman, los EU empezaron a moverse en dirección a convertirse en un Estado policía. Truman nos metió en la guerra de Corea, con su idiotez, amenazando con la guerra nuclear preventiva, luego contra la Unión Soviética. La Unión Soviética no capituló, China no capituló, y así la guerra de Corea se convirtió en una trampa para los EU.

Luego la Unión Soviética desarrollo el primer arma termonuclear. Tuvimos que suspender la guerra nuclear preventiva, por lo pronto. Le dijimos a Truman que desapareciera. Tuvimos a Eisenhower por dos períodos.

Pero, con Eisenhower fuera, la derecha regresó. Ellos regresaron en la forma de la Bahía de Cochinos, la crisis de los proyectiles, el asesinato de Kennedy. Y después, la guerra de Indochina, que fue la primera guerra asimétrica grande en el continente asiático.

Como resultado de estos efectos, el pueblo estadounidense cambió su carácter, en especial por el terror de estos efectos. La generación joven que entraba a la universidad a mediados de los 1960 se volvió loca. Tuvimos el fenómeno de la contracultura del rock, las drogas y el sexo. Tuvimos el cambio, el cambio ideológico, de pasar de ser una sociedad productora a una sociedad posindustrial. Luego pasamos a una fase, con el cambio de 1971–72 en el sistema monetario, en la que los EU y Gran Bretaña se convirtieron en depredadores puros. Armaríamos un ataque especulativo contra una moneda nacional en el mercado londinense, y luego iríamos al país que atacamos y le diríamos: "Llama al FMI y al Banco Mundial". Nosotros devaluamos su moneda, con el sistema de tipos de cambio flotantes; le impusimos deudas artificiales. Y luego le decimos: "Tu eres nuestra mano de obra barata".

Una sociedad consumista posindustrial

De modo que dejamos de ser una nación productora, y nos convertimos en una nación parásita, como la antigua Roma imperial. Nos chupamos la sangre del mundo.

Luego hicimos eso a lo interno. Cerramos nuestras industrias. Cerramos nuestras granjas. Desde 1977 la condición de vida del 80% de la población de menores ingresos se ha desplomado. Nuestro sistema ferroviario es casi inexistente. Tenemos un enorme déficit en la generación y distribución eléctrica. Todo está derrumbándose.

Por ello, lo que tuvimos fueron 40 años de demencia general de la mayoría de la población estadounidense, en el sentido de tolerar un cambio de paradigma cultural, de ser la principal nación productora, a convertirse en una sociedad posindustrial parasitaria.

Esto es característico de la historia universal. Las poblaciones y culturas enteras adoptan paradigmas culturales dominantes que son clínicamente desquiciados. Estos paradigmas se convierten en la base de la opinión popular dominante. Así que la población reacciona a cada crisis de la forma equivocada, para empeorar las cosas. Lo que hacen es que reaccionan a algo, de la forma que los sesentiocheros reaccionan hoy. El típico estadounidense que anda en sus cincuenta ha abandonado toda perspectiva realista del futuro. Lo que buscan es la satisfacción en lo que a veces dan en llamar su "nicho de comodidad". Lo que hacen es adoptar un "estilo de vida", un "estilo de vida" individual. Si este estilo de vida está a su alcance, eso les da "comodidad". Si todavía no lo alcanzan del todo, la creencia de que lo obtendrán les da "comodidad". Lo que tenemos en la población estadounidense es que el 80% de menores ingresos ya no participa en la sociedad de una forma política. El 20% superior funciona en base al principio del "nicho de comodidad" del "estilo de vida". Y esa es la forma en que han establecido la conducta política y a los partidos políticos en el período reciente.

De manera que esto define un ciclo típico, un ciclo cultural. Ahora hemos llegado al fin del ciclo.

El nicho de comodidad se apagó. El desplome financiero acabará con él. Se requeriría un aumento de 1% en las tasas de interés para que reviente la burbuja de los bienes raíces en los EU. Y las chozas de cartón alquitranado regadas alrededor de Washington, que ahora se venden por entre 400 y 600 mil dólares, podrían caer a 150 mil.

Verán, lo que tenemos ante nosotros es una serie de sacudidas, sacudidas que rompen con el paradigma cultural prevaleciente de los últimos 40 años. En la historia de los EU, esto es comparable a los EU después de los Gobiernos de Coolidge y Hoover, con la sacudida de la Depresión, y pasando a Roosevelt.

De modo que lo que yo represento hoy es un resurgimiento del síndrome de Roosevelt. Tenemos una depresión, como en 1933, aunque peor; pero los mismos principios definen el remedio. Tienes que hacer lo que Lautenbach propuso en Alemania: que tienes que emplear el crédito estatal, o el crédito creado por el Estado, en grandes cantidades.

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[1] Lyndon H. LaRouche, "Restore Iraq's Constitution" (Restauren la constitución de Iraq), EIR, 5 de diciembre de 2003.