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Informe: Hijos de Satanás
El extraño caso de la baronesa Symons

por Jeffrey Steinberg, con la colaboración de Roger Moore y Karel Vereckyan

El siguiente apéndice detalla una clásica “operación negra” llevada a cabo a través de las actuales redes del Congreso a Favor de la Libertad Cultural (CFLC) y su engendro, la American Family Foundation (Fundación de la Familia Americana), y dirigida de cabo a rabo por los círculos de la Sociedad Fabiana de Londres, quienes son en últimas los creadores del actual dogma imperial de la única superpotencia, dogma que el público asocia más que nada con el Vicepresidente de los Estados Unidos Dick Cheney y los neoconservadores de Washington. Desde el principio las operaciones encaminadas a “atrapar a LaRouche” han sido dirigidas por el aparato del CFLC, comenzando con su fundador Sidney Hook, quien declaró a LaRouche persona non grata luego del debate de diciembre de 1971 en Nueva York entre LaRouche y el profesor Abba Lerner. LaRouche forzó a Lerner a defender abiertamente los brutales programas de austeridad del propio ministro de Economía de Hitler, Hjalmar Schacht, lo que llevó a Hook a proferir su amenaza directa contra LaRouche: “Ahora eres una amenaza potencial; no te permitiremos convertirte en una amenaza real”.

El banquero de Wall Street John Train, fundador, junto con Stephen Spender y Edward Goldsmith, de la revista del CFLC Paris Review, fue el encargado desde el sector privado de la cacería de brujas del Departamento de Justicia contra LaRouche y sus colaboradores de 1984 a 1989. El proyecto del Grupo Cibernética, MK–Ultra, el CFLC y la American Family Foundation fue clave para las operaciones de Train y el Departamento de Justicia de los EU para acallar a LaRouche y a su movimiento político en los 1980, al igual que lo es ahora, como documentamos abajo.

Lean esto como ejemplo de cómo operan los promotores del “hombre–bestia” del “Congreso Sexual a Favor del Fascismo Cultural”.

LaRouche in 2004, el comité de la campaña presidencial de Lyndon H. LaRouche, ha acumulado una vasta cantidad de elementos que prueban que los círculos “nuevo laboristas” de la Sociedad Fabiana británica que rodean al primer ministro Tony Blair y el aparato de inteligencia y trucos sucios del número 10 de la calle Downing, están involucrados en una intervención criminal transatlántica para desorganizar la convención del Partido Demócrata, programada para fines de julio de 2004 en Boston, Massachussets.

Dicho esfuerzo tiene como foco sabotear el desafío que pueda montar el Partido Demócrata contra el Gobierno de Bush y Cheney bloqueando la participación plena del candidato presidencial Lyndon LaRouche en la convención, ya sea como el abanderado demócrata o como el principal vocero político a favor de restaurar la orientación política del “Sistema Americano” de Franklin Roosevelt, que históricamente le ha resultado exitosa al Partido Demócrata.

La clave del temor transatlántico a la voz de LaRouche es la derrota pública infligida por LaRouche al entonces principal economista keynesiano Abba Lerner en un célebre debate que tuvo lugar en 1971 en la ciudad de Nueva York, en el que LaRouche forzó a Lerner a admitir públicamente que la política de Lerner para los 1970 era un eco de la del economista del régimen nazi Hjalmar Schacht. Desde diciembre de 1971 la posición angloamericana ha sido: no más debates públicos con LaRouche. El motivo de esta censura agresiva contra LaRouche de los círculos financieros angloamericanos, deriva de los continuos ataques de LaRouche contra el restablecimiento de las políticas schachtianas de “austeridad fiscal”, a partir de agosto de 1971.

ÜscPara el candidato LaRouche y muchas otras destacadas figuras del Partido Demócrata, sólo si los demócratas adoptan una “orientación rooseveltiana”, junto con un gran programa de proselitismo entre los que Roosevelt llamaba “los americanos olvidados”, el 80% de la población con los ingresos más bajos, podrían asegurar la derrota de la fórmula de Bush y Cheney en las elecciones de noviembre. La oposición de LaRouche a las políticas económicas estilo Schacht de intereses financieros transatlánticos influyentes es, en la actualidad, la cuestión decisiva en la pelea interna que libra el Partido Demócrata en cuanto a su orientación.

ÜecEntre las principales personalidades identificadas como actores en los más recientes esfuerzos por “atrapar a LaRouche” están los miembros de la Sociedad Fabiana y agentes del círculo íntimo de Blair, la baronesa Elizabeth Conway Symons de Verham Dean y su esposo Phil Bassett. La baronesa Symons bien podría ser descrita como la contraparte londinense de Lynne Cheney, la esposa del vicepresidente estadounidense Dick Cheney, y una destacada personalidad dentro de los círculos neoconservadores transatlánticos.

Hay muchos elementos que apuntan a la existencia de vínculos directos entre la Symons y la familia Cheney.

La conexión Cheney–Symons

Como ministra de Estado para Adquisiciones de Defensa del primer ministro Blair de 1999 a 2001, la baronesa Symons aprobó un contrato de casi 500 millones de dólares con la Halliburton Corp. de Cheney, para transportar tanques y otros equipos pesados a los frentes de batalla. A la sazón Cheney ya era vicepresidente; no obstante, sus lazos con su vieja empresa son muy profundos, y en meses recientes han venido a ser motivo de controversia y escándalo, en especial luego de las recientes revelaciones de que Cheney le mintió al Congreso y al pueblo de los EU cuando negó que él tuviera que ver con que la Halliburton obtuviera los lucrativos contratos del Gobierno de los EU. Correos electrónicos del Pentágono filtrados a la prensa hace poco confirman que la concesión de un contrato multimillonario a la Halliburton antes de la guerra para la reconstrucción de la industria petrolera de Iraq, fue “coordinada con la oficina del Vicepresidente”.

Un año antes de celebrarse el contrato británico con la Halliburton, cuando Cheney todavía era el presidente de la compañía, éste había dictado una charla en Oxfordshire, Inglaterra, sobre la deslocalización de la logística y otras funciones militares. Ese congreso contó con la asistencia de varios subalternos de la baronesa Symons en el Ministerio de Defensa. En octubre de 2001 la Symons participó en la negociación y aprobación de un contrato de 200 mil millones de dólares para un avión caza con la Lockheed Martin, en cuya junta directiva figuraba Lynne Cheney. En abril de 2001 Lynne Cheney viajó varias veces a Inglaterra como “enviada cultural” informal del Gobierno de Bush y Cheney, y sostuvo reuniones con intelectuales británicos, y promovió “la alianza angloparlante”.

La señora Cheney había completado su doctorado en la Universidad de Wisconsin con un trabajo sobre el escritor británico neokantiano del siglo 19, Matthew Arnold, quien inspiró la posterior fundación de la Sociedad Fabiana, el arma principal del imperialismo británico en el siglo 20. Contrario a la ilusión popular, son los círculos de la Sociedad Fabiana, hoy agrupados en torno al autoproclamado “socialista cristiano” Tony Blair, quienes ejercen control intelectual sobre la familia Cheney y, a través de ella, sobre el Gobierno de Bush; y no lo contrario. Tanto en el Partido Republicano como en el Consejo de Liderato Demócrata y el Comité Nacional Demócrata, los neoconservadores, a sabiendas o ingenuamente, son todos agentes de los fabianos.

En octubre de 2003 la baronesa Symons compartió un mismo podio en Londres con Elizabeth Cheney, hija de Lynne y Dick, quien a la sazón era una funcionaria de alto nivel del Departamento de Estado para asuntos del Oriente Medio. El congreso fue un encuentro del Foro Internacional de Mujeres Árabes. En junio de 2003 la baronesa Symons había sido nombrada ministra de Estado para la Seguridad Internacional para el Oriente Medio y Asuntos Consulares y de Personal, en el Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad. Fue en este marco en el que surgió como ficha clave en la campaña de calumnias y más contra el candidato LaRouche.

Hasta hace poco su marido Phil Bassett era el jefe de la unidad de inteligencia del número 10 de la calle Downing, y además tuvo un papel clave en el escándalo de los denominados “expedientes Blair”, un elemento central de la campaña de desinformación angloamericana que llevó a la invasión de Iraq el 19 de marzo de 2003. El nombre de Basset figuró mucho en la pesquisa de Hutton sobre la muerte del experto en armas británico David Kelly. El caso Kelly llega al meollo del porqué los que patrocinan a Blair y Cheney en la élite británica están tan empecinados en mantener a LaRouche al margen de la convención demócrata cueste lo que cueste.

Un cuento en dos tiempos

A principios de abril de 2003 LaRouche in 2004 puso en circulación una gran tirada del informe “Los hijos de Satanás: los ‘mentirosos innobles’ detrás de la guerra sin salida de Bush”. Más de un millón de ejemplares fueron distribuidos tan sólo en los EU; otro millón fue descargado de la internet; y cientos de miles de ejemplares fueron distribuidos a nivel mundial en español, alemán, italiano, francés, árabe, ruso, japonés y otros idiomas.

El informe intersecó el creciente alboroto faccional por la guerra angloamericana contra Iraq, y la todavía más amplia cuestión de la doctrina Cheney de guerra nuclear preventiva. La doctrina Cheney había devenido en la pieza central del plan de seguridad nacional y política exterior de los gobiernos de Bush y Blair para disgusto de capas dirigentes en los EU, Gran Bretaña, Europa, Rusia, China y los países en vías de desarrollo, especialmente del mundo árabe e islámico.

Un indicio clave de hasta adónde LaRouche había emergido como un dirigente clave en los EU de la resistencia antineoconservadora contra la doctrina Cheney y la guerra de Iraq, fueron sus reiteradas apariciones de alto perfil en la BBC de Londres durante el período crucial de la guerra en Iraq y su secuela inmediata, en la primavera boreal de 2003, cuando brotó una breve pero intensa lucha política en Londres, que hizo tambalear al Gobierno de Blair. La misma lucha faccional del lado americano del Atlántico continúa en ascenso hoy, y pone en tela de duda la supervivencia de ambos regímenes.

Mientras la oposición a la propia versión de Blair de la doctrina Cheney de guerra preventiva, anunciada por primera vez en un discurso que Blair pronunció en la Universidad de Chicago en 1999, no ha sido aplastada del todo, y ha hecho erupción varias veces desde la coyuntura de julio–agosto de 2003, la oposición dentro de las instituciones británicas ha sido un esfuerzo característico de retaguardia, desde entonces hasta el presente. El resultado de la creciente lucha política que tiene lugar en los EU determinará en gran parte la suerte de Blair. De barrerse totalmente el neoconservador “jardín de infantes de Leo Strauss” en los EU de seguro tumbará a Blair y a toda su facción “neolaborista” en Gran Bretaña.

De ahí la importancia decisiva de las entrevistas de LaRouche con la BBC en la primavera de 2003.

El 3 de abril de 2003 LaRouche fue entrevistado en el programa noticioso de la BBC “Live Five”, sobre su papel destacado en los EU como crítico de la aventura del Gobierno de Bush en Iraq. LaRouche fue identificado como aspirante a la candidatura presidencial del Partido Demócrata.

 El 9 de junio de 2003 LaRouche apareció otra vez en el mismo programa, esta vez por 12 minutos. LaRouche acababa de hacer un llamado para remover Cheney de su cargo, por el papel que desempeñó en los fraudes de inteligencia que llevaron a la invasión de Iraq. El entrevistador, Rhod Sharp, enfocó sus preguntas sobre las imputaciones de LaRouche a Cheney. LaRouche delineó el cometido de una década de Cheney al establecimiento de un imperio global unipolar angloparlante, y al derrocamiento del régimen de Saddam Hussein en Bagdad, empezando cuando era secretario de Defensa en el Gobierno de “Bush 41”. LaRouche develó el papel desempeñado por Cheney en el fraude de que Iraq trató de obtener uranio para construir bombas nucleares de la nación africana de Níger, y vinculó las actividades de Cheney con las de los círculos de Blair, quien, el 24 de septiembre de 2002, emitió un documento oficial sobre los esfuerzos de Iraq por obtener armas de gran poder destructivo, a sabiendas de que contenía esos mismos cargos falsos.

LaRouche le dijo a los radioescuchas de la BBC: “Éste es un asunto muy serio. Como he dicho, es un cargo por el cual puede abrirse un juicio político contra el Vicepresidente de los EU, y yo creo que ahora mismo hay gente en los EU que está dispuesta, si no a impugnar a Cheney, al menos a persuadirlo de que es hora de que atienda su jardín y deje tranquilo al Gobierno”.

Apenas unos días antes de la segunda entrevista de la BBC con LaRouche, la BBC emitió un informe del corresponsal Andrew Gilligan, haciéndose eco de los cargos hechos por el precandidato demócrata. El 29 de mayo de 2003 Gilligan citó a un funcionario anónimo del Ministerio de Defensa, y acusó a Blair y a sus principales colaboradores, entre ellos Alastair Campbell, secretario de prensa de Blair, de haber “sexado” el informe del 24 de septiembre de 2002, con las exageraciones descabelladas de que Saddam podía lanzar armas de gran poder destructivo en cuestión de 45 minutos, y que Iraq había comprado enormes cantidades de óxido de uranio en África. Gilligan antes había filtrado información del Ministerio de Defensa, indicando que la supuesta relación de Saddam con al Qáeda y con los atentados del 11 de septiembre había sido exagerada en demasía por el equipo de Blair.

La coincidencia de las acusaciones de LaRouche contra Cheney con las que Gilligan hizo contra el equipo de Blair fue precisa. Semanas después de lo del 11–S la Casa Blanca de Bush y el número 10 de la calle Downing iniciaron una campaña conjunta de propaganda de guerra, que culminó en la creación del Centro de Información de la Coalición, con sedes en Londres y Washington, y con la misión de crear apoyo para la “guerra contra el terrorismo” angloamericana, incluyendo la guerra contra Iraq, próxima a empezar.

En octubre de 2001 Phil Bassett y Alastair Campbell viajaron a Washington para dialogar con altos funcionarios de la Casa Blanca sobre el proyecto conjunto de propaganda e inteligencia. El 15 de octubre Bassett fue nombrado asesor especial de Blair, lo que reflejaba su papel ascendente en la planificación de la propaganda de guerra. Al mismo tiempo, la Casa Blanca de Bush despachó a Tucker Eskew a Londres, para trabajar con el equipo de Campbell y Bassett. El informe oficial de Blair del 24 de septiembre de 2002, que contenía las mentiras del óxido de uranio y del ataque en 45 minutos, fue producto de los esfuerzos del Centro de Información de la Coalición, seguido de cerca por un discurso pronunciado por el vicepresidente Cheney en agosto de 2002, ante un congreso de los Veteranos de Guerras en el Extranjero, en el que por primera vez presentó la ya refutada acusación de que Iraq procuraba activamente obtener una bomba nuclear. En general, ese discurso de Cheney, junto con el informe oficial de la calle Downing fueron vistos como el inicio de la cuenta regresiva de la guerra angloamericana contra Iraq.

El reportaje de Gilligan puso en marcha un gran esfuerzo de control de daños en la calle Downing. A lo largo de junio de 2003 el despacho de Blair llevó a cabo una investigación frenética para ver de dónde obtuvo Gilligan la información. La conclusión fue que el doctor David Kelly, un destacado experto británico en armas biológicas y químicas, quien trabajó como inspector de la ONU en Iraq el los 1990, era el funcionario del Ministerio de Defensa que había hablado con Gilligan. El mismo Kelly le escribió a sus superiores en el ministerio el 30 de junio, y admitió su contacto no autorizado con Gilligan. Kelly fue obligado a presentarse ante una sarta de comisiones de la Cámara de los Comunes; su nombre fue filtrado a los medios informativos por el ministro de Defensa Geoff Hoon, por orden de Blair, quien presidió una reunión en la calle Downing sobre la estrategia a usar para controlar la incipiente insurrección política.

¿Se suicidó Kelly?

El 15 de julio de 2003 el doctor Kelly rindió testimonio en una audiencia pública televisada de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes. Dos días después Kelly fue encontrado muerto en un área boscosa cerca de su domicilio en Abington, Oxfordshire. La policía y los forenses dictaminaron que se trataba de un suicidio. Empero, el Gobierno británico ordenó una investigación sobre las circunstancias de la muerte del doctor Kelly, la filtración a la BBC y demás, a ser encabezada por lord Hutton.

Mientras que el doctor Kelly fue el blanco inmediato de la furia de la calle Downing, más importante aun era la lucha faccional que libraba la élite británica tras bambalinas, de la que eran emblemáticas el papel que la BBC había asumido hace poco, de promover a Lyndon LaRouche como una voz destacada en los EU, de cordura contra las fantasías imperiales de la alianza neoconservadora de Cheney y Blair, y la insurrección entre los militares, en el Ministerio de Relaciones Exteriores y de los mandarines de los servicios de inteligencia en contra de la falsificación de información para vender la guerra contra Iraq.

Pese a su intensidad, la lucha en la élite británica fue corta. Para principios de julio la BBC, la voz cantante de la revuelta, encaraba un fuerte contraataque montado por la gente de Blair. El 10 de julio Jonathan Powell, el jefe de gabinete de Blair, resumía la situación en un correo electrónico enviado desde la calle Downing: “Ahora enfrentamos a la BBC a ver quién da un paso atrás”. Añadió: “La única manera de que cambien es de que vean que se les ajustan las clavijas”.

Aunque no sería sino hasta la puesta en circulación del informe Hutton, el 28 de enero de 2004, cuando rodarían las cabezas de los principales directivos de la BBC, para mediados de julio de 2003 era claro que la élite británica había decidido cerrar filas en torno a Blair, al menos por el momento. Algunas cabezas sí tuvieron que rodar en la calle Downing. El 29 de agosto de 2003 Alastair Campbell dimitió a su cargo de director de comunicaciones, declarando —de manera poco convincente— que su partida no tenía nada que ver con la investigación de Hutton ni con las audiencias de la comisión de Relaciones Exteriores. En septiembre de 2003 Phil Basset fue trasladado a un puesto menos relevante, como asesor del laborista lord Falconer; esto, en el marco de las embarazosas revelaciones de su papel como redactor principal del desacreditado informe oficial de Blair del 24 de septiembre de 2002.

Pero los indicios más claro del cierre de filas de la élite fue el inicio súbito de un operativo para interrumpir la campaña de LaRouche, a través de montar una campaña difamatoria transatlántica, que estaba programada a hacer plena erupción en víspera de la convención del Partido Demócrata en julio de 2004, así como el papel invertido de la BBC, que se sumaba al esfuerzo de “atrapar a LaRouche”.

El suicidio de Duggan

El 27 de marzo de 2003 la oficina de prensa de la Dirección Policial de Hesse occidental, Alemania, emitió el siguiente comunicado de prensa sucinto: “En el lugar donde la calle Berliner se convierte en Bundestrasse 455, un peatón todavía no identificado, obviamente con intenciones suicidas, se tiró al carril que hace una ligera curva a la izquierda. Cuando el [conductor] de 56 años vio al peatón parado al filo del carril, maniobró hacia el carril izquierdo. El peatón saltó al carril y contra el automóvil 02 (segundo vehículo), y lo impactó en el parabrisas, aproximadamente del lado del asiento delantero derecho. A causa del impacto, el peatón fue arrojado detrás del vehículo, aterrizando en el carril izquierdo, siendo arrollado por el vehículo que se aproximaba de un conductor de 48 años. Debido a las severas lesiones que sufriese en la cabeza, y que le fuesen producidas en el accidente, el peatón falleció en el lugar de los hechos.

“En el desarrollo de la evaluación del accidente, pudo saberse que pocos minutos antes, pero a escasos metros de la escena del accidente, una persona del sexo masculino también trató de tirarse frente a un automóvil que pasaba. El conductor del auto pudo esquivar al peatón, pero lo rozó con el borde del espejo derecho. El conductor vio en su espejo retrovisor que el peatón, quien cayó a raíz del ligero impacto, ya se había levantado y retirado del lugar del accidente. En base a los aspectos idénticos de ambos incidentes, existe la fuerte sospecha de que el peatón con intenciones suicidas se tiró contra el automóvil 02 e intencionalmente causó el accidente”.

La víctima no identificada del suicidio era el estudiante británico de 22 años Jeremiah Duggan. Duggan estudiaba en el Instituto Británico de París, y se encontraba en Alemania asistiendo a un congreso internacional del Instituto Schiller, organización dedicada al resurgimiento de la colaboración republicana transatlántica, y que en tiempos recientes había logrado una posición destacada entre los grupos opuestos a la guerra de Iraq de Cheney y Blair. Luego de la conferencia de tres días del Instituto Schiller, que tuvo lugar en Bad Schwalbach, cerca de Wiesbaden, Duggan había permanecido en Alemania con un gran contingente de jóvenes de diversos países europeos y de los EU, a fin de participar en una escuela de cuadros organizada por el Movimiento de Juventudes Larouchistas. (El Instituto Schiller fue fundado en 1984 por Helga Zepp–LaRouche, una destacada política alemana y esposa del precandidato presidencial demócrata Lyndon LaRouche).

De los informes de los testigos oculares y personas que conversaron con Jeremiah Duggan en los días y horas antes de su suicidio, al igual que las declaraciones que le hizo a la prensa su madre Erica Duggan, el joven había sufrido de problemas psicológicos. A la edad de 7 años, luego del divorcio de sus padres, Jeremiah, y sus padres divorciados, recibieron terapia familiar en la Clínica Tavistock de Londres, una institución asociada de antiguo con experimentos radicales y con la manipulación psicológica de las masas. (Durante la Segunda Guerra Mundial, virtualmente la totalidad del personal del Instituto Tavistock fue absorbido por la División Psiquiátrica del Ejército británico, una experiencia que el jefe de dicha clínica, el doctor John Rawlings Rees, inmortalizó en una serie de conferencias publicadas en la década de los 1950 con el título The Shaping of Psychiatry by War “Cómo la guerra moldeó a la psiquiatría”).

En conversaciones con varios jóvenes que asistieron a la escuela de cuadros, Duggan dijo que le habían diagnosticado que sufría de un desorden obsesivo compulsivo (DOC). El domingo 23 de marzo de 2003 Duggan trató de ubicar una farmacia donde obtener ciertas drogas recetadas. Al día siguiente, el 24 de marzo, conversó con su novia en París, contándole que las conferencias a las que había asistido “habían estado interesantes”. Al otro día, el 25 de marzo de 2003, habló con su padre para desearle un feliz cumpleaños. Nuevamente, no hubo indicios obvios de ningún problema.

La muerte de Duggan, aunque trágica, fue considerada en su momento por su familia y sus amigos como un asunto personal. Las únicas noticias de su muerte fueron la declaración concisa de las autoridades alemanas, y los informes de su funeral que aparecieron en la prensa local en Inglaterra. Ambos padres de Jeremiah viajaron a Wiesbaden, Alemania, el día después de su muerte, habiendo encontrado durante largas horas, una estrecha cooperación de parte de los compasivos representantes del Instituto Schiller.

Las cosas cambiaron abrupta y públicamente para julio de 2003. Pese a que los detalles precisos todavía se desconocen, resulta claro que su madre, Erica Duggan, una maestra jubilada, fue presionada por las redes transatlánticas que habían decidido ponerle alto al papel destacado de LaRouche en la insurgencia contra Cheney y Blair. Para principios de mayo de 2003, de los informes publicados en la prensa se desprende que la señora Duggan fue muy presionada por los círculos británicos y norteamericanos de la American Family Foundation (AFF, Fundación de la Familia Americana), un supuesto centro de intercambio de información “antisectas”, que de hecho fue un engendro de las operaciones de inteligencia de Guerra Fría angloamericanas entre los que se cuentan el CFLC, el Grupo Cibernética, y el Proyecto MK–Ultra.

El 12 de julio de 2003 el diario británico Guardian publicó el primero de una serie de ataques difamatorios, que trataron de vincular a LaRouche y al Instituto Schiller de forma siniestra con la muerte de Duggan. El artículo en Guardian fue escrito por Hugh Muir, un periodista que antes había escrito artículos basados en material proporcionado por el aparato de la AFF. La fiscalía de Wiesbaden emitió una declaración, difundida por Radio Hesse el 16 de julio de 2003, en respuesta a los artículos: “En base a nuestras investigaciones tenemos que concluir que fue un suicidio”.

El 21 de julio de 2003, inmediatamente después de la conmoción por lo del caso del doctor David Kelly, la BBC difundió un segmento de Tim Samuels calumniando a LaRouche y al Instituto Schiller tocante al caso Duggan.

Poco después del inicio de la campaña de calumnias en los órganos de difusión británicos, algunos políticos del Partido Laborista se sumaron de lleno a la campaña de “atrapar a LaRouche”. Rudy Jan Vis, el diputado de la Cámara de los Comunes por el distrito de Erica Duggan, fue el primero en sumarse. Otro laborista, a quien Blair nombró par vitalicio de la Cámara de los Lores, lord Grenville Janner de Braunstone, también se unió a dicha causa. Lord Janner, uno de los vicepresidentes del Congreso Mundial Judío, era más conocido como ocultista, miembro del Círculo de Magia que iniciaron a principios del siglo 20 los allegados del autoproclamado primer satanista británico Aleister Crowley.

Según informes noticiosos, a principios de noviembre el miembro del Parlamento Rudy Vis llevó a Erica Duggan al Ministerio de Relaciones Exteriores a una reunión con la baronesa Symons, la íntima de Blair que también había sido nombrada par vitalicia en reconocimiento de su actividad política a favor del “nuevo laborismo” neoconservador. En una segunda entrevista muy publicitada, luego de dos oleadas sucesivas de propaganda sobre el caso Duggan, la baronesa Symons se reunió con Erica Duggan, con el parlamentario Vis y con lord Janner. De esa reunión, celebrada el 1 de abril de 2004, la baronesa Symons le encargó a un abogado especializado en derechos humanos trabajar con la familia Duggan a fin de exigirle a las autoridades alemanas la reapertura del caso.

Fuentes bien enteradas de la inteligencia estadounidenses han advertido que el “caso Duggan”, ante la carencia de cualquier base legítima para atacar a LaRouche, ha sido tomado por una poderosa facción de la élite británica y de la oligarquía financiera de la City de Londres, como el vehículo para atacar a LaRouche en vísperas de la convención del Partido Demócrata. Temen una irrupción política de LaRouche y quieren prevenirla. El objetivo de la campaña difamatoria de los medios de difusión, al pretender vincular a las organizaciones afiliadas a LaRouche con el suicidio de Duggan, es generar presión en diversos países de Europa continental, y a la larga sabotear en grande la campaña de LaRouche, para meter una cuña permanente entre el precandidato y otras facciones influyentes del Partido Demócrata, las cuales, en concierto, podrían asegurar la derrota de Bush y Cheney en noviembre. La pretensión de la gente de Londres y sus aliados de Wall Street, es asegurarse de que si llega John Kerry a la Presidencia de los EU, LaRouche no esté en ningún lugar cercano a su entorno.

No obstante los esfuerzos hasta la fecha, incluyendo la proliferación de calumnias en los órganos de difusión de Alemania e Italia, y un infundió más extenso propalado por la BBC, las autoridades alemanas han reafirmado su evaluación profesional respecto al caso Duggan, y han expresado su disgusto por el comportamiento de los órganos de difusión británicos, los cuales, se alega, no representan el punto de vista de las autoridades británicas, las que también han efectuado una pesquisa por la muerte de Jeremiah Duggan. Semejante investigación forense es obligatoria en todos los casos de fallecimiento de ciudadanos británicos en el exterior, al margen de las circunstancias de dicha muerte.

El 11 de noviembre de 2003 el diario Wiesbadener Kurier publicó una nota sobre el caso Duggan titulada “Por qué los medios de comunicación británicos probablemente dudan erróneamente de las investigaciones de la policía de Wiesbaden”. El artículo, que incluye declaraciones oficiales de un vocero del fiscal jefe Dieter Arlet, comienza con una pregunta: ”¿Se tiró realmente un estudiante londinense frente a un automóvil con la intención de suicidarse? Los diarios británicos han expresado dudas sobre esta descripción de los hechos de la fiscalía de Wiesbaden, y fundan las mismas en la conclusión de un forense. Pero ese dictamen es de hecho diferente a lo que se informa en Gran Bretaña”.

Luego de revisar los detalles del incidente acaecido en la madrugada del 27 de marzo de 2003, y la investigación efectuada por el forense británico William Dolman, el Kurier continua: “Y aquí el dictamen del forense sobre la muerte de Jerry Duggan no tiene nada que ver con el suicidio del que está convencido la fiscalía de Wiesbaden. Sus informes de prensa sobre el mismo se combinan con fuertes ataques contra la policía alemana. La muerte tiene que estar conectada con elementos derechistas radicales antisemitas”.

Luego, desde la fiscalía, el Kurier informa: “Más de 20 entrevistas fueron concedidas la semana pasada a representantes de la prensa británica por el fiscal jefe Dieter Arlet. ‘Uno se encuentra perplejo por el interés en el caso, el cual, desde nuestro punto de vista, no puede ser considerado de una manera distinta’, dijo el vocero de la fiscalía de Wiesbaden. ‘Nuestro sistema legal requiere hechos concretos; no bastan las meras conjeturas’. De hecho, de acuerdo con su información, parece que no es la policía de Wiesbaden, sino precisamente la prensa británica, la que ha cometido graves errores. El motivo de esta sospecha surge de una investigación realizada por la Oficina de Crimen del Estado de Hesse. Ayer cuestionó al oficial de enlace británico con la Policía Criminal Federal (BKA) sobre los informes de prensa, y el funcionario de la BKA, dijo el fiscal jefe Arlet, se enteró que el forense había cerrado el caso relacionado con la muerte de Jerry Duggan. De acuerdo con el informe de la BKA, el dictamen del forense tenía un tono totalmente distinto al presentado por la prensa británica. Esa versión dice: ‘Jerry Duggan falleció en un accidente de tránsito a resultas de un grave temor’. Para Arlet esta es ‘una caracterización completamente neutral, la cual no da motivos para reabrir la investigación’. No implica una contradicción con el dictamen de la fiscalía. Él explica el hecho de que el término suicidio no aparezca en el dictamen, por la discreción que acostumbran mantener en Gran Bretaña para proteger a los parientes cercanos

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