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Informe: Hijos de Satanás

LA AMERICAN FAMILY FOUNDATION
Guardianes de la ‘cámara de la muerte’ de Bertie el sucio

por Barbara Boyd

A continación reproducimos otra sección del informe Children of Satan III: The Sexual Congress for Cultural Fascism (Los hijos de Satanás III: El Congreso Sexual a Favor del Fascismo Cultural), publicado por LaRouche in 2004, el comité de campaña del ex precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche.

Lord Bertrand Russell, uno de los presidentes honorarios del Congreso Sexual para el Fascismo Cultural (CFC), soltó la sopa al revelar las actividades de ingeniería social de esta red en su libro de 1951, The Impact of Science on Society (El impacto de la ciencia en la sociedad). Pero esta dictadura de control mental no fue una idea pasajera; Russell trabajó en ella por décadas. Russell describe el programa en un libro de 1931, The Scientific Outlook (La perspectiva científica), que es un manual totalitario:

“De modo parecido, los gobernantes científicos brindarán una clase de educación para los hombres y mujeres ordinarios, y otra para los que han de convertirse en los poseedores del poder científico. Ha de esperarse que los hombres y mujeres ordinarios sean dóciles, industriosos, puntuales, irreflexivos y contentos. De estas cualidades, quizá el contento será considerado la más importante. A fin de producirlo, se pondrán en juego todas las investigaciones del psicoanálisis, el conductismo y la bioquímica. . . Todos los niños y niñas aprenderán desde temprana edad a ser lo que se llama ‘cooperativos’, es decir, a hacer exactamente lo que todos hacen. Se desalentará la iniciativa en estos niños, y se les entrenará científicamente para erradicar la insubordinación sin castigarlos.

“Con excepción de la lealtad al Estado mundial y su orden propio”, explicaba Russell, “se alentará a los miembros de la clase gobernante a ser aventurados y plenos de iniciativa”.

Russell hizo una firme advertencia: “En las raras ocasiones en que un niño o una niña que ha pasado a la edad en la cual es común determinar su condición social, muestre tan marcada capacidad como para parecer aparejarse en intelecto a los gobernantes, surgirá una situación difícil que requiere una seria consideración. Si el joven se contenta con abandonar sus viejas compañías e irse con los gobernantes de todo corazón, puede que, luego de pruebas apropiadas, lo promuevan, pero si muestra cualquier solidaridad lamentable con sus antiguos compañeros, los gobernantes concluirán con renuencia que no hay nada que hacer con él, excepto enviarlo a la cámara de la muerte antes de que su indisciplinada inteligencia tenga tiempo de difundir la revuelta. Esta será una tarea dolorosa de los gobernantes, pero creo que no dudarán en ejercerla”.

La American Family Foundation (Fundación de la Familia Americana), o AFF, una organización secreta fundada en 1979 y asesorada por los veteranos de los programas de control mental de la CIA y el sector de inteligencia del Ejército estadounidense —el MK–Ultra, BLUEBIRD, MKSEARCH, etc.—, es la “policía del pensamiento” de la dictadura de Russell. Desde su fundación, la AFF ha funcionado como una agencia destacada en las campañas de propaganda negra de la élite angloamericana contra Lyndon LaRouche. La mentira central de esta campaña es que LaRouche es el líder autoritario de una secta política con ideas antisemitas. El alegato es infundado; se trata simplemente de ponerle a LaRouche la etiqueta de la Escuela de Fráncfort de “personalidad autoritaria”, para intimidar a sus partidarios y contener su influencia. Ésa es la función asignada a la AFF.

La AFF, que aparenta ser una organización “educativa” y “teórica” en una guerra que ella misma le ha declarado a las “sectas” coercitivas, es en realidad un centro de distribución de las “tropas de choque psiquiátricas reesianas” (por el doctor John Rawlings Rees del Instituto Tavistock británico), practicando técnicas coercitivas. Junto con elementos criminales de las agencias policiales y de inteligencia angloamericanas, los socios de la AFF, conocidos como “desprogramadores”, dirigen una de las mayores operaciones de “secuestros a sueldo” de la historia de los Estados Unidos. En el establo de expertos de la AFF, los veteranos de los proyectos del MK–Ultra de la CIA son los que aportan los fundamentos “teóricos”. Para empezar, la combinación de la guerra cultural del CFC y el MK–Ultra fue la que creó las sectas de las “nuevas religiones”, y algunos de los expertos “antisectas” de la AFF estuvieron involucrados de forma directa.

Los ‘fondi’ de Wall Street

A la AFF la financia la élite financiera angloamericana, especuladores de Wall Street como la Casa Morgan, la familia Watson del fundador de la IBM, Thomas “Pop” Watson, un colaborador abierto de Hitler y Mussolini, y la ultraderechista Fundación Scaife de Richard Mellon Scaife, que financia la red de fundaciones y centros de estudios que controlan el partido belicista del vicepresidente estadounidense Dick Cheney. La AFF también recibió fondos iniciales de la Fundación Pew; igual que los Watson, los miembros de la familia Pew, de Filadelfia, simpatizaron con Hitler y financiaron en secreto organizaciones a su favor en los EU en los 1930.

Pero los principales promotores financieros de la AFF en la última década han sido las fundaciones Bodman y Achelis, las cuales aportaron más de medio millón de dólares. Estas dos fundaciones comparten directores y funcionarios, y ambas se ubican en las oficinas de la barra de abogados de Morris y McVeigh en la ciudad de Nueva York. El principal administrador de las fundaciones es John Irwin III, su presidente y tesorero.

Irwin III, un especulador de Wall Street que también es dueño grandes terrenos en Arizona y California, se especializa en administrar las fundaciones de caridad de las “familias” patricias de los EU, incluyendo la fortuna de su padrino, “Pop” Watson, el superagente y colaborador de Hitler que encabezó la IBM desde los 1930. Su padre, John Irwin II, fue asesor jurídico internacional de los intereses Morgan y trabajó con el secretario de Estado Henry Kissinger. Aunque el principal negocio de Irwin III han sido dos firmas de capital de riesgo —Hillside Capital y Brookside—, se le conoce más por administrar fundaciones privadas.

De hecho, todas las fundaciones que patrocinan a la AFF tienen un largo historial de operaciones sucias en la inteligencia angloamericana. Bodman, por ejemplo, financió el infame proyecto de la Nueva Era, el “Templo de la Comprensión” en las Naciones Unidas, dirigido por los adoradores de Lucifer del Lucis Trust. Por la “derecha”, financió al International Rescue Committee (Comité de Rescate Internacional) del ídolo neoconservador Leo Cherne y del finado director de la CIA Bill Casey; el Instituto Manhattan; la Universidad Claremont; y otros nidos de neoconservadores straussianos.

El director ejecutivo de Bodman, Joseph Dolan, también lo es de la Mesa Redonda Filantrópica, creada por la Fundación Bradley para coordinar las becas de todas las “fundaciones conservadoras” de los EU, a fin de ganar la hegemonía ideológica en las universidades de la nación y en sus instituciones políticas. Otra de las fundaciones de John Irwin III hizo campaña pública, tras el 11 de septiembre, a favor del “choque de civilizacaiones” de Samuel Huntington en justificación de la guerra contra el islam.

La historia oficial de la AFF afirma que fue fundada en 1979 por un padre preocupado, Kay Barney, director —ya retirado— de asuntos internacionales de Raytheon, y por el doctor John Clark de la Escuela de Medicina de Harvard, en respuesta a la amenaza que planteaban las sectas violentas y coercitivas, en particular luego del supuesto suicidio en masa de 1978 de los miembros de la Iglesia del Templo del Pueblo del reverendo Jim Jones, en Guyana. En lenguaje contemporáneo, esta versión de la fundación de la AFF es una “leyenda urbana”. En realidad, el negocio de la AFF es el control mental. Tres de sus “expertos”, Robert J. Lifton, Louis Jolyon “Jolly” West y Margaret Singer, no sólo estudiaron control mental, practicaban el condicionamiento coercitivo en los horrendos experimentos secretos, al estilo de los doctores nazis, financiados por la CIA y el MK–Ultra de la inteligencia militar. Un cuarto veterano del MK–Ultra que trabaja con la AFF, el rabí Maurice Davis, de hecho financió al psicótico reverendo Jim Jones de la iglesia suicida del Templo del Pueblo en los primeros años de Jones en Indianápolis.

Sin embargo, en 1977, cuando una serie de audiencias del Senado y de la Cámara de Representantes obligó a la CIA y demás a cancelar los programas secretos de control mental, Lifton, Singer, West, y otros que por años estuvieron en la nómina secreta de la CIA, quedaron libres. Y en la AFF encontraron un nuevo hogar.

Para levantar la AFF se creó un enorme aparato de financiamiento, luego de que muchos hijos de la élite cruzaron la línea de clases y sucumbieron a la contracultura, uniéndose a los moonies, a los krisnas, a los cienciólogos o entidades parecidas que surgieron a raíz de la explosión contracultural de los 1970. Por cada nuevo experimento de irracionalidad que produjo la “Era de Acuario”, había un inquisidor igual de irracional que refinaba y jugaba con las nuevas estructuras de creencias.

La función de la AFF en continuar la tradición del MK–Ultra de control mental no es de sorprender. Una facción de la élite financiera siempre ha preferido que las operaciones de inteligencia estén bajo control privado, y no gubernamental. De hecho, después de la Segunda Guerra Mundial, el abuelo de John Irwin III, “Pop” Watson de la IBM, planificó exactamente tal imperio de inteligencia privada. Un “subdirector de la Agencia de Servicios Estratégicos” (OSS) se le acercó a Watson “con una propuesta de negocios”, escribió R. Harris Smith en su libro OSS. “¿Por qué no formar una organización privada de inteligencia y ofrecer sus servicios a sueldo al gobierno? Los dos hombres reunieron el capital inicial para el proyecto”. Sin embargo, el proyecto se descartó porque la legislación federal, la ley de seguridad nacional de 1947, ya estaba alistándose para crear la CIA. Como mostró el asunto de Irán y los contras en los 1980, la élite financiera nunca abandonó su empeño de emprender operaciones privadas de inteligencia.

La AFF constituye precisamente esa clase de operación privada, que, de hecho, funciona como controlador de experimentos psiquiátricos en vivo realizados por una red de secuestradores a sueldo, estafadores y secuestradores de cadáveres de medios intelectuales limitados y con antecedentes penales, quienes alegan poder “desprogramar” a miembros de sectas aplicando técnicas aversivas de condicionamiento psicológico, al tiempo que están protegidos de que se les enjuicie por sus actividades.

Estos desprogramadores operan en concierto con varios delincuentes y agencias de mercenarios, que en un momento dado representaron quizás la mayor red de secuestros profesionales de la historia moderna de los EU. A menudo, las operaciones de secuestro se cruzaban con las actividades de elementos criminales de las agencias policíacas y de inteligencia de los EU, y esta complicación le permitía a algunos miembros de la empresa delictiva escapar al enjuiciamiento. Miembros de la Liga de Defensa Judía, una organización cuyos afiliados israelíes están en la lista de organizaciones terroristas extranjeras del Deparatmento de Estado estadounidense, tiene grandes capacidades terroristas que los “desprogramadores” relacionados con la AFF aprovechan. También han echado mano de la secta Lubavitcher, del club de motocilistas Ángeles del Infierno, y de ex comandos de las Fuerzas Especiales de los EU y de los Servicios Aéreos Especiales británicos, en operaciones de secuestro. Por ejemplo, Galen Kelly, decano de la fraternidad de desprogramación, quien no tiene ninguna capacitación profesional en psicología ni en nada, usaba terroristas de la Liga en sus secuestros y, hasta los 1990, fue tan venerado por sus patrocinadores, que le dieron un puesto en la junta directiva del Instituto Judío de Asuntos de Seguridad Nacional. Otro miembro directivo de este instituto fue el vicepresidente Dick Cheney.

La AFF, su socia cercana, la Red de Alerta sobre Sectas (conocida como CAN), y su agencia cómplice en los ataques contra LaRouche, la Liga Antidifamación (ADL), pasaron momentos turbulentos en los 1980. La CAN y su desprogramador Rick Ross fueron declarados culpables por un jurado federal, por conspiración y violaciones a los derechos civiles en el abusivo secuestro y desprogramación de Jason Scott, lo que llevó a la quiebra de la CAN. Galen Kelly fue investigado y enjuiciado en un tribunal federal por lo que los fiscales calificaron de industria de secuestros por contrato. Se descubrió que la ADL tenía montada una operación de espionaje político privado a gran escala, con la cual recababa informes sobre miles de estadounidenses y grupos que la ADL consideraba subversivos, o una amenaza potencial a las políticas del demente Partido Likud de Israel. Frederich Haack, el principal exponente y colaborador de la AFF en Alemania y otras partes de Europa, en su carácter de director de educación internacional de la AFF, importó en noviembre de 1980 a Alemania las calumnias de Dennis King y la ADL contra LaRouche, en colaboración con Kurt Hirsch, director de PDI (Iniciativa de Prensa Democrática). Luego de la caída del muro de Berlín, se descubrió que Kurt Hirsch era un agente de la odiada y temida agencia de inteligencia de Alemania Oriental, la Stasi, en particular de la División X de la Stasi.

Como consecuencia de estos escándalos, en los que los fiscales federales calificaron a la CAN como poco más que una banda de extorsionistas y estafadores que se aprovechaban de las susceptibilidades de padres desesperados, y con las muertes de Margaret Singer, del ex presidente de la AFF Herbert Rosedale y otros, la AFF y la red de la CAN se han reorganizado. Ahora los desprogramadores se presentan como “consejeros de soluciones” e “intervencionistas”, y abjuran de las técnicas del pasado. El nombre de “Red de Alerta sobre Sectas” lo compraron los cienciólogos en el proceso de bancarrota al que se sometió a la CAN, y las ex luminarias de la organización ahora operan bajo diferentes identidades y páginas de internet. Pero la AFF ha reclutado nuevos funcionarios y un consejo internacional de asesores que se extiende hasta México, España, Gran Bretaña y otros países de Europa, y anda de un nuevo talante agresivo.

Un breve bosquejo de los antecedentes “profesionales” de los asesores de la AFF y la CAN demuestran mejor la naturaleza del proyecto.

• Rabí Maurice Davis: asesor de la AFF y de la CAN, participante del programa de la CIA MK–Ultra para el control mental en Lexington, Kentucky, y patrocinador de la secta de Jim Jones en Indianápolis antes de su cambio a Guyana y del suicido en masa.

• Louis Jolyon “Jolly” West: asesor de la AFF, psiquiatra participante en los experimentos del MK–Ultra de la CIA con LSD y en el programa de control mental en Oklahoma. West escribió que el gobierno debe suministrar drogas para controlar a la población. “Este método, previsto por Aldous Huxley en Un mundo feliz, tiene el elemento rector de emplear drogas de forma selectiva para manipular a los gobernados de varias formas”. West colaboró directamente con Huxley en experimentos con drogas en los 1950 y principios de los 1960.

En un discurso de 1961 en la Escuela de Medicina de California, en San Francisco, Huxley describió su visión: “En la próxima generación más o menos, habrá un método farmacológico para hacer que la gente ame su servidumbre y para producir dictaduras sin lágrimas, por así decirlo, creando una especie de campo de concentración indoloro para sociedades enteras, de modo que, de hecho, se le quitará a la gente sus libertades, pero más bien lo disfrutarán”, adormecidos por el “lavado cerebral mejorado con métodos farmacológicos”. Luego de los disturbios raciales de los 1960 en los EU, West promovió el implante de electrodos en el cerebro de las personas y la castración química para controlar la violencia y la actividad política.

• La doctora Margaret Singer: asesora de la AFF y de la CAN. Singer se inició como psiquiatra del Ejército estudiando la sociedad china, a los veternaos de la guerra de Corea y a prisioneros de guerra, junto con A.H. Schein y Robert J. Lifton, en los 1950. El ímpetu de estos estudios vino del relato sensacionalista del “periodista” Edward Hunter, “Brainwashing in Red China, the Calculated Destruction of Men’s Minds” (El lavado cerebral en la China comunista, la destrucción calculada de las mentes de los hombres), y de relatos subsecuentes de los métodos de “lavado cerebral” coreanos. Hunter trabajaba para la Oficina de Coordinación de Planes de Frank Wisner en la CIA, y su campaña propagandística se usó para justificar todo el programa MK–Ultra. La Sociedad para el Estudio de la Ecología Humana, Inc., una fachada de la CIA, citó los escritos de Singer. Singer y Jolly West colaboraron seguido, incluso en perfilar la “cultura” hippie de las drogas de Haight Ashbury, entrevistando hippies drogadictos sobre sus experiencias religiosas inducidas por el LSD. Al principio, el LSD vino de la CIA y proyectos de inteligencia relacionados.

• Eugene Methvin: uno de los primeros directivos de la AFF y director de la revista Reader’s Digest. Methvin fue uno de los promotores clave en los 1950 y 1960 del uso de organizaciones privadas para hacer el trabajo sucio del gobierno contra “amenazas subversivas”. Methvin creía que el prototipo de “ataque” apropiado para inducir la opinión deseada en el público sobre grupos e individuos seleccionados, eran los métodos de “culpabilidad por asociación” y “calumnia” de la Liga Antidifamación de B’nai B’rith.

Los totalitarios de la AFF

Al tiempo que la AFF recibía dinero de las fundaciones y atención de los órganos de difusión para sus actividades, la Asociación Estadounidense de Psicológica (APA), en particular, rechazó las teorías de coerción psicológica y las actividades sectarias que proponían Singer y demás a nombre de la AFF, por carecer de bases científicas.

La definición de secta de la AFF viene directamente de Robert J. Lifton y sus descripciones de ambientes “totalitaristas” y líderes carismáticos, mismas que, a su vez, fueron desarrolladas en el marco del MK–Ultra de la CIA, que también se deriva directamente de Hannah Arendt, Theodor Adorno y la Escuela de Fráncfort. Lifton afirma que la premisa dominante en toda secta “totalitaria” es “no tanto que el hombre puede ser Dios, sino que las ideas del hombre pueden ser Dios; que existe una ciencia absoluta de la ideas (y, de manera implícita, una ciencia absoluta del hombre)”. Lifton le da el crédito a Hannah Arendt de la Escuela de Fráncfort como su mentora a este respecto. Un existencialista consagrado, Lifton también caracteriza su obra como el estudio del mal, y comparte con Margaret Singer una fascinación por la creación de la esquizofrenia.

Como se señaló, la Escuela de Fráncfort tomó como su tarea histórica la destrucción de la propia civilización occidental, primero socavando el legado judeocristiano con una “abolición de la cultura”, y creando al mismo tiempo nuevas culturas o contraculturas diseñadas para aumentar la alienación de la población, generando una “nueva barbarie”. En el “proyecto de la personalidad autoritaria”, financiado por el Comité Judío Estadounidense, dizque para investigar el potencial de antisemitismo en los EU, atacaban el “carácter autoritario” del núcleo familiar estadounidense, el “problema” de la creencia monoteísta del pueblo estadounidense en un Dios trascendental, el carácter “fascista” implícito de todas las formas de patriotismo estadounidense, y la excesiva confianza de la cultura estadounidense en la ciencia, la razón y las “ideas abstractas”.

Para transformar a la sociedad racional y productiva que fue el legado de Franklin Delano Roosevelt, proponían “técnicas para vencer la resistencia desarrollada más que nada en el campo de la psicoterapia individual”, y proponían que Eros fuese la principal fuente emocional de “democracia”. Para mantener el “impulso fascista bajo control”, la gente tenía que ser capaz de “verse a sí misma” y “ser ella misma”. Así nació la perversa matriz erótica del abuso de las drogas, la perversión sexual y la glorificación de la violencia que empapa hoy a nuestra cultura. En una de las primeras calumnias periodísticas contra Lyndon LaRouche en el Washington Post, en un artículo de febrero de 1974, el periodista Paul Valentine opinaba que LaRouche debía ser autoritario, porque rechaza “el desenfreno de. . . la contracultura radical”.

No es ninguna sorpresa entonces que, en 1987, la APA rechazara de forma categórica las teorías de Singer y sus amigos de la AFF. Singer, Jolly West y el doctor Michael Langone, un ejecutivo de la AFF y director del Cultic Studies Journal de la AFF, se las arreglaron para integrar un equipo de la APA que estudiara la teoría de Singer de los “métodos ilusorios e indirectos de persuasión y control” (MIIPAC). Pero, cuando el equipo MIIPAC emitió su informe el 11 de mayo de 1987, la Junta de Responsabilidad Social y Ética de la APA publicó un memorando oficial donde establece que “no puede aceptar el informe del equipo [MIIPAC]”, por carecer del “rigor científico y el enfoque crítico equilibrado necesarios para el imprimátur de la APA ”. Esa decisión sigue firme hasta la fecha.

Los métodos de los doctores nazis del MK–Ultra salieron directamente de la Escuela de Fráncfort, el CFC y un proyecto conocido como “el grupo Cibernética”, que era la fachada tras la cual la CIA y los servicios de inteligencia británicos realizaron sus experimentos en masa con drogas psicodélicas, como el LSD–25, el cual a la larga se extendió a las calles de las ciudades y a todas las universidaes de los EU, acarreándonos el cambio al paradigma contracultural de 1966–72.

De lado del gobierno, el MK–Ultra fue creado por la misma gente que creo el CFC: el director de la CIA Allen Dulles y Frank Wisner de la Oficina de Coordinación de Planes (OPC). El MK–Ultra fue uno de una docena de programas de guerra psicológica con nombres similares que usaban el LSD–25, otros alucinógenos, electrochoques, el implante de electrodos en el cerebro, privación sensorial y una variedad de otras técnicas de control mental. A los conejillos de indias humanos a menudo no se les advertía. Docenas de muertes resultaron de esto, aunque la cifra exacta nunca se conocerá, porque el entonces director de la CIA Richard Helms, quien trabajó con Dulles y Wisner, destruyó los archivos en 1977, cuando el Congreso de los EU inició una investigación.

Pero “el grupo Cibernética”, que estaba entrelazado con el proyecto sobre la “Personalidad Autoritaria” del grupo de la Escuela de Fráncfort, era de mucho mayor nivel, y privado. Dos de los directores del proyecto Personalidad Autoritaria, Max Horkheimer y R. Nevitt Stanford, quien dirigía el Instituto para el Estudio de Problemas Humanos de la Universidad de Stanford, estaban directamente involucrados en el plan de manipulación mental con LSD–25.

Horkheimer no sólo fue importante para el CFC, también fue un destacado participante “del grupo Cibernética”, que comenzó su trabajo en la manipulación mental en 1942 financiado por la Fundación Josiah Macy. Al grupo Cibernética también se le conocía como el “proyecto hombre–máquina”, debido a su estudio de la inteligencia artificial en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Los principales participantes del grupo Cibernética fueron Warren McCulloch, del Laboratorio de Investigación en Electrónica del MIT; Gregory Bateson, el antropólogo que llegó a ser el director de investigación del Hospital de Veteranos de Palo Alto, California, donde realizó experimentos secretos del MK–Ultra; la esposa de Bateson, Margaret Mead, la “diosa de la tierra” de la antropología que ganó renombre como proponente del crecimiento poblacional negativo y de las culturas primitivas. Algunos otros mandos del grupo Cibernética estuvieron muy metidos en el CFC: John von Neumann, Norbert Wiener y Paul Lazarsfeld.

Los chamanes del grupo MK–Ultra también desarrollaron los argumentos que hoy usa el enorme aparato narcolegalizador de George Soros. R. Nevitt Stanford, el manipulador mental de la CIA que formó parte de los programas MK–Ultra, plantea su razonamiento en su prólogo del libro Utopiates: The Use and Users of LSD–25 (Utopiáceas: el uso y los usuarios del LSD–25), publicado por el Instituto Tavistock en 1965. “Sólo un puritano inquieto” podría respaldar el que se trate a los drogadictos “como un problema policial en vez de uno médico, al tiempo que se reprimen las drogas inocuas como la marihuana y el peyote junto con las drogas peligrosas”.

La operación ‘Atrapen a LaRouche’

De hecho, los dos agentes primordiales que ha empleado la AFF y la ADL en las operaciones contra LaRouche desde 1978, Chip Berlet y Dennis King, son agentes de bajo rango del cabildo pro legalizador de las drogas creado por el MK–Ultra. En la reunión de la AFF en octubre de 2003, King fue el orador “experto”. El verdadero nombre de “Chip” Berlet es John Foster Berlet, bautizado así por su padre porque admiraba a John Foster Dulles. Al inicio de su carrera, se descubrió que Chip trabajaba para la CIA en la Asociación Nacional de Estudiantes y en la revista WIN, ambos productos de Tom Braden y Cord Meyer del CFC. Al ex maoísta King lo patrocinó directamente Roy M. Cohn, el notorio asesor del senador Joseph McCarthy, en sus primeras actividades difamatorias contra LaRouche.

En 1983 y 1984, cuando los sinarquistas angloamericanos tuvieron necesidad de contener a LaRouche, quien había influído en el entonces presidente Ronald Reagan para que adoptase una política de defensa estratégica y de cooperación con la Unión Soviética, acudieron al asesor de inversiones de Manhattan, John Train, una mano de confianza en el CFC y ex agente de la OSS. Train, quien destacó en la Paris Review del CFC y trabajó con los adláteres de Stephen Spender, congregó a un grupo de periodistas, fundaciones privadas y funcionarios de seguridad nacional del gobierno estadounidense en la Ciudad de Nueva York con el propósito de crear y emprender una campaña de prensa sostenida y a gran escala contra LaRouche. La intención explícita de las reuniones de Train era destruir la influencia política programática de LaRouche, desbaratar su organización política y crear el escenario para emprender enjuiciamientos estatales y federales. De esas reuniones siguió una campaña generalizada de propaganda negra.

En las reuniones de Train había representantes del New Republic, del Wall Street Journal, de NBC televisión, del Reader’s Digest, de la ADL, de la Freedom House (una rama directa del CFC dirigida por Leo Cherne y el agente Melvin Lasky en sus años posteriores) y de Richard Mellon Scaife. Un participante destacado fue Roy Godson, personaje empleado entonces del Consejo de Seguridad Nacional y muy enredado en la operación de Irán y los contras. Godson, hijo del Joe Godson del CFC y heredero de redes controladas por los agentes de la CIA en los sindicatos, Jay Lovestone e Irving Brown, tuvo un papel protagónico en operaciones contra LaRouche que se remontan a 1975. En biografías del jefe de contrainteligencia de la CIA James Jesus Angleton, dicen que tenía entonces una “vendetta” contra LaRouche; y Angleton fue la fuente de algunos de los cuentos que salieron de las reuniones de Train.

La participación de Chip Berlet y Dennis King en las reuniones de Train fue financiada por el agente británico John Rees, un notorio policía derechista y espía del FBI que se mudó a los EU. Y el financiamiento de la poderosa y neoconservadora Fundación Smith–Richarson a la larga diatriba que escribió King contra LaRouche, también se arregló en las reuniones de Train.

A Henry y Clare Booth Luce les encanta su LSD

Acid Dreams, The Complete Social History of LSD: The CIA, the Sixties, and Beyond (Sueños ácidos, la historia social completa del LSD: la CIA, los sesenta y después), por Martin A. Lee y Bruce Shlain; Grove Press, Nueva York, 1985.

‘Maná de Harvard’

“Henry Luce, presidente de Time y Life, fue un hombre muy ocupado durante la Guerra Fría. En su carácter de principal portavoz de Eisenhower, Dulles y Pax Americana, alentó a sus corresponsales a colaborar con la CIA, y su imperio editorial sirvió por mucho tiempo como fuente de propaganda para la agencia. Pero Luce pudo encontrar el tiempo para experimentar con cualquier placer y perspicacia que podía solventar. Un ávido fanático de los psicodélicos, se drogó una media docena de veces a fines de los Ünt1950 y principios de los 1960 bajo la supervisión del doctor Sidney Cohen. En una ocasión, el magnate mediático afirmó haber hablado con Dios en el campo de golf, y descubierto que el diablo estaba en gran medida a cargo de las cosas. Se dice que en otro viaje, el publicador sin oído musical oyó música tan encantadora, que caminó hacia un jardín de cactus y empezó a dirigir una orquesta fantasma.

“El doctor Cohen, unido profesionalmente a la UCLA y al Hospital de Veteranos de Los Ángeles, también drogó a la esposa de Henry, Clare Booth Luce, y a varios otros estadounidenses influyentes. ‘Claro, todos consumimos ácido. Era un grupo creativo: mi esposo, yo, Huxley y [Christopher] Isherwood’, recordó la señora Luce, quien, según se dice, era la grande dame de la política estadounidense de la posguerra. El LSD estaba bien para la señora Luce, mientras se mantuviera como una droga estrictamente para los doctores y sus amigos de la clase gobernante. No le gustaba la idea de que otros también quisieran compartir la experiencia. ‘No querríamos que todos hicieran mucho de algo bueno’, explicó.”—Michele Steinberg.

La American Family Foundation (AFF) es una organización secreta fundada en 1979, y asesorada por veteranos de los programas de control mental de la CIA y de los servicios de inteligencia del Ejército estadounidense.


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