Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

Katrina precipita una transformación revolucionaria

A continuación reproducimos el discurso que pronunció Lyndon H. LaRouche, y parte del diálogo que sostuvo con los participantes, en un coloquio auspiciado por el Comité de Acción Política Lyndon LaRouche o LaRouche PAC, el cual tuvo lugar en Washington, D.C. el 16 de septiembre y fue transmitido al mundo por el sitio de internet http://www.larouchepac.com/spanish, con interpretación simultánea al español. La transcripción se ha adaptado para su publicación. El coloquio lo moderó Debra Hanania Freeman, portavoz de LaRouche.

Freeman: A nombre del Comité de Acción Política Lyndon LaRouche, quiero darles la bienvenida. Ustedes estarán de acuerdo conmigo en que nuestra reunión de hoy probará ser histórica, pues las crecidas causadas por el huracán Katrina barrieron de hecho con la poca legitimidad y credibilidad que le quedaba al Gobierno de Bush y Cheney. Fue en medio de esta tormenta que el señor LaRouche surgió de nuevo como la figura clave en Estados Unidos. Ante la parálisis total y el descuido de un gobierno incompetente y demente, él estaba listo para ponerse al frente y orientar, no sólo al partido cuya candidatura presidencial procuró, sino también a nuestros funcionarios por elección.

Por fortuna, hubo miembros del Congreso que respondieron y, de hecho, actuaron cuando el gobierno no lo hizo. Anoche todos fuimos testigos del intento del idiota en jefe de tratar de minimizar el daño por lo que no hizo antes, durante e inmediatamente después que surgió la crisis. Pero la verdad es que su legitimidad ya está tan deteriorada y se ve tan amenazada, que su mensaje a la nación y su expresión de simpatía, junto con un número para llamadas gratis, no bastan para que recupere la legitimidad del cargo.

Por primera vez la gente en Washington entendió que no hay manera de ignorar que tenemos un gobierno demente e incompetente. Sin embargo, la pregunta que encaramos ahora es, ¿qué rumbo tomarán esta nación y el mundo? Reitero, creo que todos estaremos de acuerdo en que en gran parte el rumbo que tome el mundo lo determinará el que tome EU.

Hay muchas otras cosas que podría decir. Haré referencia a algunas más adelante, en el transcurso de la actividad de hoy. Damas y caballeros, sin agregar más, démosle la bienvenida al señor Lyndon LaRouche.

LaRouche: Gracias. Gracias, Debra. Muchas gracias.

Para empezar, mi función aquí, que como saben es internacional, es la de trazar el rumbo que debe seguir esta nación, porque el camino que siga ahora determinará el que siga el mundo. No hay ninguna otra parte de este atribulado planeta que tenga la capacidad de tomar algunas de las decisiones e iniciativas que necesita el mundo. Hay muchas partes del mundo que recibirían con beneplácito lo que yo propongo que haga EU en cuanto a ofrecer conducción, pero esos países no iniciarán eso por cuenta propia. Nosotros aquí en EU tenemos que iniciarlo, porque disponemos de una Constitución y de una tradición que la acompaña, lo que nos da una capacidad que ninguna otra nación en este planeta jamás ha logrado. Ahora mismo parecemos huevos podridos o algo por el estilo, pero ése no es nuestro carácter nacional, porque el carácter de un pueblo no lo define lo que es en un momento dado, sino más bien el carácter que encarna su historia viviente.

Por ejemplo, en mi familia, en lo personal tengo conocimiento activo de una persona que nació hace más de 200 años. Nunca conocí a ese caballero, un tatarabuelo mío, pero era una figura dominante a la hora de la comida en las reuniones familiares allá en los 1920. Él era una leyenda; fue un dirigente en la lucha por los derechos civiles en las Carolinas a principios del siglo pasado (el siglo 19—Ndr.). Lo echaron de las Carolinas y tuvo que irse a Ohio, donde devino en dirigente de la lucha contra la esclavitud y del movimiento clandestino para ayudar a los esclavos fugitivos a huir a Canadá para lograr la libertad.

Lyndon H. LaRouche. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

Así es que, en cierto sentido, esto es típico de mi experiencia, mi experiencia familiar en EU desde que llegaron mis primeros ancestros acá, aparte de un indio algonquino que ya estaba aquí —tal vez hoy no lo noten, pero era un ancestro mío—; ellos vinieron a Norteamérica a fines del siglo 17, de Francia a Quebec, y al estado de Pensilvania desde Inglaterra. Y tuvimos algunos emigrantes escoceses que llegaron en los 1860; uno vino como soldado, blandiendo su espada, y formó parte del primer escuadrón de caballería de Rhode Island en la guerra civil de EU.

Así es que tenemos arraigado en nosotros, en nuestras conexiones familiares y en otras conexiones, la transmisión de ideas de nuestra nación a nosotros, que nos llegan desde los principios de la fundación de esta nación, desde antes de que fuera república, de sitios tales como la colonia de la hermandad protestante establecida en Plymouth Rock, Massachussets, o la colonia de la bahía de Massachussets. Representamos a quienes llegaron de Europa con la idea muy clara de establecer acá un bastión de la libertad como no lo había en Europa; con la intención de establecer acá la libertad como una fuerza que luego regresaría para transformar a Europa.

De ahí, creamos la mejor Constitución que el mundo haya visto: nuestra Constitución federal, nuestra Declaración de Independencia. ¡Éstas son pautas de ley constitucional que ninguna otra parte del mundo ha logrado jamás! Y esto forma parte íntegra de nuestra tradición.

No somos una nación perfecta. No existe tal cosa, ni existirá. Hay naciones en proceso de desarrollarse. Y el desarrollo es algo que representan aquéllos que —siguiendo la tradición nacional o acaso también la tradición de la civilización europea en sus mejores aspectos— están en proceso de tratar de construir formas de sociedad que sean un mejor lugar donde vivir para la raza humana, para nuestros descendientes, que lo que tenemos hoy.

La idea común que surgió de hecho en Grecia, hasta donde sabemos, como la expresa Solón de Atenas, que en cierto sentido sirvió de modelo para nuestra Constitución; la referencia a Solón de Atenas fue el modelo para las ideas de nuestra Constitución, la primera clase de Estado libre en toda la civilización europea. No les fue muy bien: fracasó. Pero luego vino la obra de Platón, quien representaba a Sócrates, y, en La república de Platón se funda la idea que fue la base de esta nación: la idea de una república, de un pueblo dedicado de lo que llamamos el bienestar general, de que el propósito de una nación es velar por el bienestar general de todo su pueblo y, en especial, aun más que el de los vivos, de aquéllos que le siguen.

Y es ese sentido de república, ese sentido de la inmortalidad, del propósito inmortal de la nación, lo que conforma su carácter. Y nosotros aquí en EU hemos recibido una tradición constitucional, no obstante todos los males contra los que hemos tenido que pelear en nuestra república, la mejor del mundo, a pesar de sus notables imperfecciones actuales.

El MJL lleva el concepto de la onda de choque hiperinflacionaria al Congreso de EU. (Foto: Dan Sturman/EIRNS).

Por tanto, lo que tengo que hacer, siendo una persona más vieja —no tanto en años, porque hay algunos que son mucho más viejos que yo, cuando menos unos pocos de ellos, y son muy valiosos—, vieja en el sentido de que mis pensamientos se remontan a no menos de 3.000 años y que, por tanto, las ideas que traigo adentro, las ideas que representan las políticas de las que hablo, tienen al menos varios miles de años y datan desde las ideas de la civilización europea, de la antigua Grecia, la Grecia de los pitagóricos, Solón y Platón; por ello, es desde esa óptica que tengo que referirme a eso, a la Constitución interna dentro de nuestra Constitución, a la intención sobre la que se fundó esta nación, y que tenemos ahora que remediar los males del planeta entero.

Una nación en el purgatorio

Ahora enfrentamos la peor crisis financiera de toda la historia moderna. Esto no es una depresión. El equivalente de la Depresión de 1929 ocurrió en octubre de 1987, y desde entonces hemos ido cuesta abajo. La condición del 80% de la población con el ingreso familiar más bajo de EU viene deteriorándose y, como explicaré en cierto detalle hoy, va de mal en peor. Hay secciones enteras de EU que alguna vez fueron poderosos en términos del progreso industrial y agrícola, como por ejemplo los estados del centro —Michigan, Ohio, Indiana, Illinois, el oeste de Pensilvania–, a los que ¡han destruido! ¡Son un desierto! ¡Las políticas gubernamentales de los últimos 40 años más o menos han destruido en esencia al gran cinturón agrícola, al cinturón granero que era el poder de esta nación!

Cometimos muchos errores en el período de la posguerra. No seguimos del todo el rumbo trazado por Roosevelt. La situación fue empeorando, y después del asesinato de Kennedy, cuando nos metimos de lleno en la guerra en Indochina, empezamos a decaer. Bajo Nixon empeoramos mucho más, y hemos ido cuesta abajo a un ritmo acelerado desde entonces.

Estamos en una condición hoy día en EU, y de modo creciente ahora en Europa también, en la que han destruido la infraestructura y las industrias de las que dependía la riqueza de esta nación. La infraestructura, por ejemplo: los sistemas hidráulicos tienen una vida útil de entre 30 y 50 años. Los sistemas de energía duran un cuarto de siglo o más. Han desaparecido los sistemas viales, ferroviarios y demás: fábricas, sistemas industriales. Aun más importante, las destrezas de la fuerza laboral han desaparecido. No tenemos una fuerza laboral calificada que se aproxime siquiera a las destrezas que tenía hace tres décadas. Nos hemos vuelto una nación posindustrial; algunos la llaman “economía de servicios”. Es una economía a la espera de ser servida. ¡Quizás a la hora del almuerzo!

De modo que somos una nación arruinada, pero todavía tenemos en nuestro aspecto inmortal, en la memoria de lo que éramos, en la prueba de los que éramos las llaves del éxito, las llaves de la reconstrucción.

Muy pocos políticos en Washington tienen esta perspectiva. Muy pocos de los llamados dirigentes de hoy tienen esta visión. Somos como una nación que vive en el purgatorio, ¡a la espera de que nos entreguen al infierno! Vivimos, pero en la fase final de la historia, donde ésta ha llegado a su fin y estamos en el purgatorio, al final de los tiempos, a la espera de que nos entreguen al infierno. Eso es lo que se considera la opinión popular, la opinión convencional hoy día.

Pero toda esta gente que ha estado durmiendo en el purgatorio, y en particular en el purgatorio de los sesentiocheros, enfrenta ahora la destrucción. Suponía que iba a vivir hasta el fin de la historia y que pasaría en silencio a la muerte, sin penas, y que mientras viviría en un nicho de comodidad hasta ser entregada a un destino más feo.

Pero eso se acabó. ¡Ya no hay nichos de comodidad! Ya no hay un lugar seguro al cual huir. No hay donde esconderse. Uno no puede encogerse de hombros. Eres tú. Es tu situación. Es la condición de toda la nación. No tienes a donde correr y esconderte; tienes que levantarte y pelear, gústete o no; no porque quieras pelear, sino porque no te queda de otra.

Ésta es, en resumen, la situación del mundo hoy. Ha ido de mal en peor en las últimas dos o tres décadas. Pero ahora hemos llegado al final del camino. Estamos a minutos, en el sentido de la historia, de la destrucción de la civilización universal. Estamos a minutos de un proceso que podría llevar a un desplome demográfico de los 6 mil millones de personas que hoy habitan el planeta, a una población más o menos del tamaño de la que había en el siglo 14. Los mismos medios de la vida están destruyéndose.

Un equipo de la FEMA busca sobrevivientes tras el desastre que Katrina dejó a su paso. (Foto: Jocelyn Augustino/FEMA).

Lo que vieron en los efectos del huracán Katrina fueron dos cosas: presenciaron los efectos de una parte de la economía que está en condiciones mucho peores de lo que estaba hace 30 o 40 años. Vemos los efectos de mucha gente pobre que no tenían el dinero para irse de Nueva Orleans, que fueron golpeados por la pobreza, la pobreza que les impusieron como condición. Pero también vimos la pobreza del gobierno, la locura del gobierno, la virtual negligencia criminal de parte del Presidente, el Vicepresidente y sus instituciones. Estaban de vacaciones, y debieron haberse quedado allá y dejar en el cargo a otra persona.

Así que tenemos dos crisis: la económica, moral, social que ha venido gestándose por décadas; ¡décadas de errores, décadas de negligencia, décadas de descuido, de corrupción! Pero también nos encontramos en una situación desesperada en la que las instituciones principales del Poder Ejecutivo del gobierno han fracasado de un modo catastrófico o peor, al grado que uno quisiera que ni estuvieran ahí. Pero esas instituciones hacen falta, mas con mejores administradores que nos saquen de este desastre.

Ésa es la situación del mundo en la actualidad. La economía de Alemania funciona por debajo del nivel de equilibrio. Con sus actuales políticas, no puede sobrevivir. Mi esposa, que es candidata a Canciller de Alemania, representa la mejor alternativa que tiene Alemania, porque por lo menos representa las ideas. Hay algunos en torno al canciller Schröder que reconocen la importancia de las ideas de esta clase, y algunos en algunas partes de Europa la reconocen. Pero Europa, por cuenta propia, no puede salvarse, no puede encarar el desafío de los cambios políticos que tienen que hacerse a escala mundial.

Soldados del Ejército estadounidense tratan de quitar una casa de enmedio de una calle inundada en Vermilion Parish, Luisiana. (Foto: Jacqueline M. Hawe/Ejército de EU)

El peligro de una ‘guerra permanente’

En tiempos de crisis como éste, cuando el mundo decae por políticas malas y sus efectos económicos, pasamos a una era muy peligrosa donde puede arder Troya en la forma de guerras de cierta clase.

El tema central, de los varios que abordaré hoy de forma sumaria, es, ante todo, el peligro inmediato más grave de todos: el de la guerra permanente.

Quiero que empiecen fijándose en la portada del próximo número de EIR (“Dick Cheney: Permanent Revolution, Permanent War”: Dick Cheney: revolución permanente, guerra permanente). Les explicaré por qué es importante que hagan eso hoy.

Una de las cosas que tengo que hacer hoy y en los próximos días es dejarle clara a la gente del Senado y otras partes de nuestro gobierno, y de instituciones de influencia, la naturaleza exacta del problema: el problema que representa Cheney, un Cheney que en cierto sentido, y a su manera, es mucho peor y más peligroso que Adolfo Hitler. Y si no lo paramos ahora, pueda que luego no haya nada que valga la pena parar.

El peligro es el siguiente: en tiempos de crisis, cuando las cosas ya no pueden seguir como antes, llega un momento en el que alguien decide imponer una dictadura. Y eso es exactamente lo que el Gobierno de Cheney y Bush (en ese orden), y el Gobierno británico de Tony Blair, están haciendo. Hay una alianza angloamericana para hacer de este planeta un infierno.

Hay muchos opuestos a cosas específicas que reconocen que Cheney y Blair están haciendo en su alianza; una alianza establecida a través de su esposa, Lynne Cheney, quien en realidad es la jefa de la familia. Él antes era el semental de la familia, pero cuando eso acabo, le dieron otro encargo: la Vicepresidencia de EU. Pero, vean la portada de EIR y déjenla en la pantalla, por favor, un momento, porque quiero ventilar este tema a cabalidad (ver la portada). Sabemos que Cheney y compañía —y Cheney dirige esto en el Gobierno porque Bush no sabe ni dónde está parado—, pero Cheney, desde que fue secretario de Defensa con Bush 1, o el presidente “41” del país, tenía un plan de guerra. En ese entonces, en el Gobierno del primer Bush, que era asesorado por varias personas que eran un poco más cuerdas e inteligentes que el actual presidente Bush, esa gente dijo: “No sigas con la guerra en Iraq. No trates de ocuparlo. ¡Salte de ahí! Llega a un acuerdo y sal”. Lo que se hizo.

La política de Cheney en ese entonces era continuar con la guerra y la ocupación, la clase de cosas que sí ocurrieron en tiempos recientes bajo su dirección como vicepresidente. Algunos piensan que era una idea mala, pero no entienden cuál era la idea.

Recuerden que cuando Cheney iba a la guerra con ese pelele de presidente que tenemos, quien le estaba haciendo el trabajo sucio, los militares le advirtieron que, sin un plan de salida, Iraq sería un desastre sin conclusión satisfactoria. Esa advertencia se cumplió. Iraq es un desastre. No hay solución. Nunca habrá un Estado estable en estas condiciones. La gente dice: “Bueno, ¿pero no demuestra eso que Cheney fracasó?” No, no demuestra que fracasó; no fracasó. Fue exitoso. Porque, ¿cuál era su propósito? La gente ingenua piensa que cuando EU va a la guerra es para ganar. La guerra quiere decir que derrotas al contrario, que cambias el país y te vas cantando victoria. Bueno, Bush cantó victoria cuando no la tenía, ¡y Cheney nunca tuvo la intención de lograr la victoria! ¡Rumsfeld nunca pretendió alcanzar una victoria en Iraq! Pretendían que siguiera como va, ¡y pretenden hacer lo mismo con Irán! Pretenden hacerlo con Corea del Norte. Su intención es hacerlo en otras partes del mundo.

Hemos llegado al momento en que ya no tenemos una capacidad militar para librar guerras. Lo que tenemos es una capacidad militar para la destrucción; principalmente desde el aire, con proyectiles o aviones; con armas nucleares, armas nucleares tácticas —miniarmas nucleares—, pero no para en eso.

Su plan es el de una guerra permanente.

Precedentes históricos

¿De dónde vino esta idea? La idea es muy vieja. Veamos esa idea como ha existido en la civilización europea. El primer caso de una guerra de ese tipo en la civilización europea fue la del Peloponeso, que destruyó el poderío de la antigua Grecia. Grecia fue destruida en lo interno por la guerra del Peloponeso. La fase final de esa guerra fue la de eliminar a Grecia en tanto factor dominante en el Mediterráneo en ese entonces, para establecer otro imperio en base a un acuerdo entre Macedonia y el Emperador persa, de la dinastía aqueménida, y crear un imperio en toda la región del Mediterráneo que quedaría dividida en dos partes, con un imperio compartido por el Rey de Macedonia y el Emperador de Persia. Dividir, tomar al río Halys y la línea en el Oriente Medio para dividir el mundo: hacia el este todo hasta la costa del Pacífico sería una mitad del imperio; y al oeste de esta línea, del río Halys en Anatolia, sería la otra parte del imperio.

Los liberales angloholandeses establecieron un imperio con la creación de la Compañía de las Indias Orientales británica a modo de ariete imperial. La Compañía de las Indias Orientales le trajo años de guerra colonial permanente al subcontinente asiático. Procesión real británica en la India del siglo 19. (Foto: clipart.com).

Eso no funcionó porque la Academia de Atenas respaldó a Alejandro, quien odiaba a su padre, y con razón, y rompió el acuerdo y destruyó el Imperio Persa. Entonces, lo del imperio no prosperó por el momento. Pero luego envenenaron a Alejandro y, por tanto, hubo cierto caos en este período, en el período de Tolomeo.

Pero luego regresó: alrededor del 200 a.C. Roma emergió como una fuerza imperial, no como un imperio todavía, aún era una república, pero la intención era imperial. Y la transición al imperio ocurrió a través de guerras civiles y de varias clases en el Mediterráneo, para establecer cuál de tres potencias sería la cabeza del imperio: ¿Sería Egipto? ¿Sería el Oriente Medio? O, ¿sería la misma Roma? Al principio la suposición era que había un acuerdo entre Cleopatra y Julio César, pero eso no funcionó porque mataron a César. Luego sus herederos empezaron a pelearse entre sí y hubo una serie de acuerdos: Marco Antonio trató de casarse con Cleopatra, quien, al parecer, era la mercancía que se intercambiaba a la sazón. Los derrotaron porque el heredero legal de Julio César, quien cambió su nombre, hizo un acuerdo con las fuerzas en el Oriente Medio y derrotaron a las fuerzas de Marco Antonio y Cleopatra, y él, claro, pasó a ser el emperador Augusto.

Tuvieron un sistema imperial que decayó a lo interno, y el emperador Diocleciano dividió el imperio en dos, uno oriental y otro occidental, tal y como se había planeado en los tiempos de Felipe de Macedonia y el emperador persa; un sistema de dos imperios: un imperio en el este y el otro en el oeste, divididos en lo que ahora es Yugoslavia. Eso no funcionó muy bien.

Entonces emergió el período del medioevo en alrededor de 1000 d.C., cuando apareció la oligarquía financiera veneciana como la sucesora de Bizancio y estableció una alianza con la caballería normanda, y juntas rigieron al mundo a través de las llamadas cruzadas, las cuales comenzaron con la cruzada contra los albigenses, la conquista normanda y una serie de cruzadas oficiales, hasta la víspera de la caída de ese imperio en el siglo 14 en la Nueva Era de Tinieblas; el sistema financiero se desplomó.

Pero luego, con el Renacimiento Dorado, surgió una clase de sociedad diferente: la sociedad del verdadero Estado nacional, la Francia de Luis XI, que salió del concilio de Florencia, un Estado nacional establecido en el principio del bienestar general. Ahora bien, había un tipo en la corte de Luis XI llamado Richmond, quien era inglés, y él fue a Inglaterra y tumbó al malparido de Ricardo III, e hizo de Inglaterra el segundo Estado nacional moderno, es decir, uno dedicado al principio del bienestar general.

En ese momento estalló una pelea entre los vestigios de los viejos intereses imperiales y el Estado de nuevo cuño: el Estado nacional moderno. Trataron de destruirlo con guerras religiosas, empezando en 1492 con la expulsión de los judíos de España por el gran inquisidor, hasta 1648, cuando por fin volvió la paz religiosa con el tratado de Westfalia de 1648.

En este período, sin embargo, emergió un nuevo interés imperial: ya no los Habsburgo, sino los liberales angloholandeses; al principio las Compañías de las Indias Orientales angloholandesas, que se lanzaron a establecer un imperio. Por medio de una guerra que organizaron en el continente europeo, llamada de los Siete Años, la Compañía de las Indias Orientales británica vino a ser una potencia imperial en febrero de 1763, con el tratado de París. Y éste fue el origen del Imperio Británico, que empezó como el imperio de la Compañía de las Indias Orientales británica.

El desafío americano

En ese momento hubo la represión contra las colonias americanas y, también, contra el pueblo europeo.

Así que, establecióse una alianza internacional entre grupos intelectuales y morales de primera fila en Europa con los de Norteamérica, que dirigía Benjamín Franklin, lo que resultó en la formación de esta república con el apoyo de la mayor parte de Europa. Pero, luego vino la Revolución Francesa, urdida por los británicos, y desataron a Napoleón para que destruyera a gran parte de Europa con sus guerras, todo lo cual creó una situación que creó infiernos de todas clases para nosotros y otros, hasta que Abraham Lincoln condujo a una victoria contra un títere británico llamado la Confederación: la facción esclavista británica.

Luego EU emerge como una gran potencia influyente en el planeta, y las ideas de EU, de la economía de EU llegaron a Alemania en 1877–1878, con las reformas que Bismarck instrumentó siguiendo el modelo de EU; en Japón, en el mismo período, con las reformas que pusieron a Japón en camino a convertirse en una sociedad industrial moderna; con el desarrollo de Rusia, en particular bajo Alejandro III, el establecimiento del ferrocarril transiberiano y la industrialización de Rusia; y cosas parecidas en otras partes del mundo.

De pronto el Imperio Británico, que parecía haber dominado al mundo en el período de principios del siglo 19, peligraba, no porque hubiera una potencia imperial que lo amenazara, sino porque los países de Eurasia y las Américas estaban en revuelta contra el imperialismo; estaban por el desarrollo, el desarrollo agroindustrial; por liberar a la gente de las condiciones de la esclavitud y la servidumbre, y de otras clases de pobreza.

De nuevo, las fuerzas imperiales encabezadas por Gran Bretaña organizaron una guerra, la llamada Primera Guerra Mundial, con la ayuda del asesinato de un presidente en 1901. Eso a su vez llevó a la Segunda Guerra Mundial, planeada por la misma gente. Pero entonces tuvimos a un presidente, Franklin Delano Roosevelt, quien sabía qué era lo que se traían entre manos. y representaba la tradición del Sistema Americano de sus ancestros. Y quien no sólo encabezó la reconstrucción de esta nación de la Depresión luego de que la economía cayó casi a la mitad bajo Hoover, pero Franklin Roosevelt nos hizo la mayor potencia económica que el mundo jamás haya visto, partiendo de condiciones de depresión económica. Debido a nuestra existencia, Hitler, que hubiera triunfado, fue derrotado. Porque sin el poder de EU y el compromiso de EU, hoy estaríamos diciendo: “¡Heil Hitler!”

Roosevelt nos salvó.

Acaban con el legado de Roosevelt

Pero más tarde la misma gavilla que respaldó a Hitler, en la que había estadounidenses —entre ellos el abuelo del actual Presidente de EU, Prescott Bush, ¡quien fue el tipo que organizó los fondos para salvar al partido nazi de la bancarrota y hacer de Hitler el dictador de Alemania!—; esta gente, una vez muerto Roosevelt, volvió a sus juegos de siempre. No pudieron hacerlo de inmediato, pero lo lograron paso a paso. La mayoría de ustedes no conoce lo que vivimos nosotros bajo Truman. Truman fue el presidente más perverso que pueda imaginarme. Fue el que más hizo, adrede, por destruir a EU. Fue él quien amenazó con meternos en una guerra nuclear preventiva. Fue Truman quien paró el tratado de paz negociado con Japón, para que pudiéramos arrojar las únicas dos bombas nucleares que teníamos como prototipos sobre Hiroshima y Nagasaki. La intención era crear un arsenal nuclear y llevar a cabo una guerra preventiva contra la Unión Soviética, lo que sólo cesó cuando los soviéticos construyeron sus propias armas nucleares y le dieron prioridad a un arma termonuclear.

Y ahí mismo le dijeron a Truman: “¿Sabes qué, Harry? Vete. Regresa a tu pueblo, ¡ya estuvo bueno!” Entró Eisenhower, quien nos libró de ir a la guerra cuando era presidente; de otro modo hubiéramos tenido una guerra nuclear.

Pero luego, cuando Eisenhower salió de la Presidencia de EU, Kennedy no sabía qué era qué, porque su padre había estado del lado equivocado en cualquier caso. Por tanto asesinaron a Kennedy, y pasamos por un cambio en este país.

Éste es el grupo que enfrentamos ahora.

¿Cuál es el asunto? El asunto es que los intereses financieros, los mismos intereses financieros de EU, Gran Bretaña y otros países que llevaron a Hitler y lo que representaba al poder en Europa en los 1920 y los 1930, estos mismos intereses financieros que, a través de gente como George Shultz usan a títeres como Cheney, están empecinados en meternos en guerras de una suerte especial, lo que deberíamos entender de la historia de la experiencia europea con el imperialismo, empezando con la guerra del Peloponeso. El propósito de la operación de Cheney no es librar una guerra para ganarle al adversario y traer la paz. El propósito del imperio, como lo demostraron el Imperio Romano, el Británico y otros imperios, es usar la guerra como medio de gobernar; de aniquilar con la guerra a las fuerzas independientes, y fomentar guerras entre los pueblos por motivos religiosos u otros; de hacer que se peleen entre sí grupos nacionales, regiones nacionales, para gobernar el mundo de la forma en que Roma rigió su imperio con las legiones, como la Europa medieval empleó la guerra bajo el dominio de Venecia y la caballería normanda, como las cruzadas y otras guerras, para controlar a Europa de un modo imperial. Ése es el método que usa el Imperio Británico: la guerra en tanto método de gobierno.

La guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial fue parte de la guerra permanente del Imperio Británico. (Foto: Museo Imperial de la Guerra en Londres).

Parvus, Trotski y la ‘revolución permanente’

El problema que tenemos hoy, y quiero que vean otra vez la portada del próximo número de EIR con estos tres personajes: en el centro está Cheney, y creo que reconocen a ese hampón en toda su belleza y gloria. A nuestra izquierda está León Trotski, y a la derecha un fulano llamado Alexander Helphand, también conocido como Parvus. Estos son los individuos que en su tiempo le transmitieron a Europa la llamada doctrina de la revolución permanente. Es una doctrina que los entendidos asocian con Trotski; los trotskistas tienen la teoría de la revolución permanente.

[regrese]
Portada de EIR (de izq. a der.): León Trotski, Dick Cheney y Alexander Helphand, alias Parvus.

Pero, esto está vinculado con la doctrina de la guerra permanente. ¿Quién le dio a Trotski la idea de la revolución permanente? Alexander Helphand, Parvus. ¿Y quién era Helphand? Helphand era un agente británico de extracción rusa vinculado a un personaje famoso en Rusia, el coronel Zubatov, jefe de la Ojrana, la policía secreta; junto con Jabotinski, Vladimir Zeev Jabotinski, ellos y otros fueron los que establecieron el fascismo en Europa, por ejemplo en Italia. Parvus murió en los 1920, cuando organizaba lo que devino en el movimiento nazi, a la sazón dirigido por [el conde] Coudenhove–Kalergi, con quien trabajaba entonces, cuando murió de causas naturales, o no naturales.

En el período, Parvus traficaba armas, granos, lo que fuera. Él fue adiestrado, reclutado en Gran Bretaña, y desplegado a operaciones británicas como un agente ruso en diversas partes del mundo: organizando guerras, traficando armas y así por el estilo.

En 1905 tenía a Trotski a su cuidado. Lo llevó a Petersburgo, donde el jefe de la Ojrana, Zubatov, organizaba una revolución contra el zar desde dentro del mismo gobierno. Le dio a Trotski un documento que él, Parvus, había escrito sobre la revolución permanente. Lo dejó con Trotski, y éste se metió en problemas. Parvus había desapareció de la escena, y de ahí en adelante Trostki defendió esta doctrina de la revolución permanente.

Esto es lo que representa una suerte de operación de derecha–izquierda para crear inestabilidad, motines, insurrecciones y demás, varias formas de hacer estragos. Es lo que también se conoce como “¡cambio de régimen!” Es decir, lo que hicimos en Iraq. Cambiamos de régimen y el país se va al demonio, y, de continuar las tendencias actuales, nunca se recuperara. La intención es que no logre recuperarse jamás. Quieren extenderlo a Siria, Irán y otras partes: el cambio de régimen permanente; la revolución permanente. Y parte de eso es la guerra permanente.

Eso es lo que nosotros en EU enfrentamos dentro y fuera.

El problema, el reto que enfrentamos hoy, en medio de lo que es una gran depresión económica, un gran sufrimiento, de grandes problemas entre nosotros y en todo el mundo; nuestro desafío principal es que el Gobierno, el Poder Ejecutivo de nuestro Gobierno, está en manos de unos cuantos individuos, de los que Cheney es tan sólo una muestra, que están a favor de un cambio de régimen permanente, de la revolución permanente. Lo irónico de la situación, por supuesto, es que han reclutado a muchos trotskistas, ahora conocidos como neoconservadores o gallinazis, porque evadieron el servicio militar en Vietnam, y más bien quieren que otros libren las guerras, una guerra permanente.

No la guerra para ganarla, en el sentido de una guerra del Estado nacional. Sino la guerra en tanto método de gobierno, para destruir el planeta, para que un puñado de individuos, hablando en términos relativos, controle el planeta entero como un imperio. Éstos son intereses financieros como los que están saqueando a nuestro gobierno, como Halliburton y Bechtel, por ejemplo; esta pandilla. Eso es lo que enfrentamos.

Nuestra gente en el Senado y otras partes no entiende esto todavía. El que no entienda eso, que no entienda lo que en realidad enfrentamos, implica que no respondamos de forma adecuada. Pueda que tenga una respuesta honesta y haga cosas útiles, pero va a toparse con cosas cada vez más grandes de las que ha enfrentado o reconocido hasta el momento; enfrenta algo mucho más mortal que lo que imagina. Y mi tarea es aclararle esos hechos. Vamos a hacer eso, y es por ello que me refiero a la portada de EIR, para documentar con exactitud lo que es, y vamos a circular a nivel internacional la documentación sobre la naturaleza del peligro que enfrentamos. ¿Cuál es el peligro de guerra? ¿Qué significa? ¿Cuál es la política? ¿De dónde viene? ¿Cómo está organizada? ¿Cómo derrotarla?

Si no lo entendemos, perderemos. Por tanto, entender lo que está detrás de la idea de la revolución permanente y de la guerra permanente es decisivo para salvar a esta nación y a la civilización. Por desgracia, sólo relativamente pocas personas entienden esto hoy día.

Al enfrentar algo horrible, mi opinión es que uno debe empezar como lo hizo mi gran amigo François Rabelais de Francia, quien encaró condiciones terribles, o el caso del Don Quijote de nuestro gran amigo Miguel de Cervantes. Cuando uno enfrenta una situación terrible. . . España era un lugar terrible entonces, no había nadie bueno en España; no hay nadie bueno en Don Quijote, todos son chiflados, codiciosos y locos; no hay un solo español bueno en Don Quijote, todos están locos. Sin embargo, Miguel de Cervantes usó el humor, un gran humor como forma de tratar de movilizar a la población española a cobrar conciencia de cuál era su problema; para hacer que anhelara ser más que Sancho Panza, ya saben, pura panza, o que ese viejo caballero loco con un balde en la cabeza, y volver a la realidad e incorporarse a la civilización moderna.

François Rabelais enfrentó una situación similar. Fue un gran pensador, miembro de muchas órdenes religiosas. Era un poder de su época. Fue un gran médico, entre otras cosas (que es de donde sacó parte de su vocabulario), pero él, con su Pantagruel y su Gargantúa, bregó con la situación con humor. Porque, cuando la gente puede reír, reírse de problemas terribles y ver la ironía de la situación, entonces, en lugar de ser presa del miedo y el terror, puede despejar la mente y pensar en serio qué vamos a hacer sobre este problema. La pone en perspectiva, no asustada por el problema, sino con un dominio intelectual del mismo, y el dominio intelectual de la situación es la clave para ser dueño físico de uno mismo.

Veamos algunas de estas cosas. Hay una serie de caricaturas de [Charles] Addams.

Ésta, por supuesto, es una manera de ver lo que pasó en Luisiana (ver caricaturas).

En ésta otra vemos a tres personajes que ustedes reconocerán: George Shultz, arriba, en el cuadro en la pared, mientras que la comprazapatos [Condoleezza] Rice, el Presidente y su jefe, Cheney, alistan el potro de tortura.

Entonces tenemos la tercera: Franklin Roosevelt y estos dos.

El huracán Katrina

Empecemos primero, entonces, por ver la situación de Misisipí y lo que implica, y la de los estados adyacentes, por supuesto. Después volvamos al problema general de la economía en su conjunto. Veamos primero esto de Katrina cómo aparece en el mapa 1, abajo . Esto es lo que ustedes ven; reconocen el área y la concentración de temperaturas.

MAPA 1
(Foto: Guardia Costera de EU).

El próximo es el sistema de diques [que muestra un corte transversal de la zona de Nueva Orleans]. Ésta era la estructura. Tenemos el río Misisipí a una elevación mucho más alta que la propia Nueva Orleans; luego el lago Pontchartrain y el sistema de presas, de diques, que mantenía el agua fuera de Nueva Orleans.

Éste muestra algunos de los diques y canales en aprietos que fueron parte del problema (ver mapa 2).

MAPA 2
Infraestructura de protección contra inundaciones de
Nueva Orleans, sin modernizar

Fuente: Cuerpos de Ingenieros del Ejército de EU.

Este diagrama de los Cuerpos de Ingenieros del Ejército de EU del 2003 muestra la ubicación de los diques y muros de contención en el corazón de Nueva Orleans mique pretendían mejorar, como parte de su plan general para modernizar la infraestructura de protección contra huracanes al grado de poder enfrentar incluso los de categoría 5, que son los más poderosos. El Gobierno de George W. Bush rechazó una y otra vez las peticiones de financiamiento para reforzar y agrandar los diques; Katrina reventó éstos en cinco diferentes partes.

 

Ésta es el área afectada de manera inmediata por Katrina (ver mapas 3a y 3b).

MAPAS 3a y 3b
Caída de las manufacturas a nivel nacional, por condado, de 1975 al 2000, donde destaca la cuenca del gran Misisipí (región delimitada)*
(Porcentaje de la fuerza laboral total que trabaja en las manufacturas)

Fuentes: Oficina de Estadísticas Laborales de EU; mapa de Mapinfo.

*La región delimitada muestra 19 estados de la cuenca de los rios Misisipí, Ohio y Misurí.

Lo que vemos es [la cuenca] del Misisipí; vean las fechas. Veremos esto dos veces, “el cambio en el porcentaje de trabajadores manufactureros en la fuerza laboral”. Los rojos [los más oscuros] son lo más densos, los azules [los tonos más claros], el azul más claro, son los menos densos. Ven que hay cambios, intercambios, no constantes, pero ven el derrumbe general de la fuerza de trabajo en toda la región. Observamos el período entero desde fines de los 1970, con un empobrecimiento en aumento, un empobrecimiento intrínseco de esta región. Y ven que 1990 es un año muy decisivo en todo este proceso.

En la próxima [figura] vemos a los trabajadores de servicios, donde pasamos de una sociedad industrial, agroindustrial, a una sociedad de servicios. Y ven lo que pasa aquí, el efecto opuesto: un aumento de los trabajadores de servicios, que les pagan poco, no son calificados, sin garantías, “nada de nada”; por así decirlo, los “voltea–hamburguesas”, a diferencia de los trabajos productivos que representan más estabilidad, más creación de riqueza.

Veamos a la próxima ilustración (mapas 4a, 4b, 5a y 5b).

MAPAS 4a y 4b
Caída en el empleo manufacturero, por condado, de 1975 al 2000
(Porcentaje de la fuerza laboral total que trabaja en manufacturas en Luisiana, Misisipí y Alabama)

Fuentes: EIR 2005; mapa de Mapinfo.

La marcada caída en el porcentaje de la fuerza laboral que trabaja en las manufacturas refleja el cierre generalizado de toda clase de industrias en la región que abarcan los estados de Luisiana, Misisipí y Alabama, sobre todo las de textiles, procesamiento agropecuario (ingenios azucareros, enlatadoras, algodoneras, empacadoras de carnes), pulpa de madera y papel, y muchas otras. La “transformación” de los estados sureños para instalar nuevas fábricas sin sindicatos y con salarios relativamente bajos no cambió para nada la drástica tendencia de desindustrialización en la región (por ejemplo, las plantas automotrices instaladas en Alabama, como la de Mercedes Benz en 1997, la de Honda en el 2001 y la de Hyundai en el 2005; en Misisipí, la de Nissan en el 2003; y en Luisiana, la de GM en 1978).


MAPAS 5a y 5b
Aumento en el empleo de servicios, por condado, de 1975 al 2000
(Porcentaje de la fuerza laboral total que trabaja en el sector servicios en Luisiana, Misisipí y Alabama)

Fuentes: EIR 2005; mapa de Mapinfo.

Para el 2000, toda suerte de trabajos de servicios, con sus bajos salarios, se convirtieron en la forma de empleo dominante en Luisiana, Misisipí y Alabama. En el llamado sector de la “hospitalidad social”, el trabajo en los casinos encabezó la tendencia, pues estos estados fueron de los primeros en legalizar las apuestas en los casinos flotantes del Misisipí. Los sueldos y salarios semanales promedio en estos estados llegan a sólo 85% del promedio nacional (contando el trabajo industrial y de servicios combinado). De los 12 millones de habitantes de estos estados, 3,6 millones son negros; a nivel nacional, el ingreso medio de las familias negras está por debajo del 70% de la media nacional.

Esta combina a ambos, “los trabajadores de servicios como porcentaje de la fuerza laboral”, y ven lo que pasa. Se expande, debilita, destruye el carácter, en especial a partir del 2000. Eso fue lo que golpeó a esta región.

Vean el sector agrícola. Veamos a los agricultores en su totalidad. No tenemos una versión animada, pero esto es en el 2002; ahora vean la siguiente, los agricultores viejos de “65 años o más”. De nuevo, dependemos de agricultores viejos que, por ende, están abandonando el negocio; y no hay jóvenes que los remplacen. Nuestro abasto de alimentos peligra.

Ahora vean la pobreza en la región que azotó Katrina (mapa 6).

MAPA 6
El huracán Katrina azotó a tres de los estados más pobres de EU
(Porcentaje oficial de pobreza en Luisiana, Misisipí y Alabama, sin contar a la población que vive en prisión)

Fuente: EIR 2005; mapa de Mapinfo.

En términos de hasta dónde el ingreso de la población en los estados que golpeó el huracán está por debajo de la media estadounidense, vemos que Misisipí (con 2,9 millones de habitantes) es el peor caso del país, con un ingreso 30% inferior al de la media nacional; Luisiana (con 4,5 millones) se ubica como el segundo lugar, 22% por debajo; y Alabama (con 4,6 millones) es el quinto (18%). Según el nivel de pobreza “oficial” (que está muy lejos de la realidad), entre el 30 y 45% de la población de 20 condados en estos 3 estados vive en la pobreza. Otras docenas de condados son extremadamente pobres. Sólo diez condados tienen un nivel de pobreza inferior al 15%. Esta población, que carecía de buena salud, transporte, un trabajo decente y buenas condiciones de vida, ya era muy vulnerable de por sí a un desastre.

Lo de la región adyacente, la del Tennessee–Tombigbee, es importante. Lo que implica es lo siguiente: tenemos dos medios de bajar. La mayor parte de nuestros alimentos y exportaciones vienen de una zona que está entre las dos cadenas montañosas, las Rocosas y la de Allegheny; y tenemos los sistemas fluviales que fluyen ahí. Estos ríos no son sólo sistemas fluviales sino también de transporte. La mayor parte de nuestras exportaciones vienen de estas regiones, del oeste de Pensilvania hacia abajo por un lado, y lo demás por el otro, y bajan hacia el Misisipí, a la desembocadura del Misisipí en la región del Golfo. De allí son exportados al mundo. Luego, por supuesto, tenemos algo de transporte que sube en sentido contrario por el río, pero es más lo que baja.

Toda esta región, la región entera, ha estado en proceso de desplomarse en lo económico —desde el oeste de Pensilvania, toda el área de Michigan, Ohio, Indiana, Illinois, Minesota, los estados graneros en general y demás—, está en proceso desplomarse, y lo ha estado por más de 30 años. Éste es en realidad un derrumbe industrial. Han desaparecido, o casi desaparecido, comunidades enteras. En cierto sentido es como Alemania oriental.

El puerto del condado de Lowndes en la región del Tennessee–Tombigbee. (Foto: Administración del puerto del condado de Lowndes).

Todo esto entrañan estos ríos, que son arterias principales de transporte. Volvamos a esto del Tennessee–Tombigbee. ¿Cuál es su importancia? Hace algunos años usábamos un sistema fluvial que formaba la región del valle del Tennessee. Vemos lugares como Florencia, Decatur, Clarksfield, ésta es la zona del valle del Tennessee. Creamos un enlace con el río Tennessee–Tombigbee, que habría de correr paralelo al Misisipí, como una forma adicional de transporte hacia el Golfo. Pero hemos perdido la economía de esta región, de modo que, mientras construían y completaban esta ruta, perdimos su propósito, en el sentido de que habíamos perdido la agricultura, la industria y demás a la que iba a servir.

Uno va a Cairo [Illinois] y encuentra un embotellamiento en el sistema, con la gestión del sistema fluvial, que está desbaratándose. Es un atascadero. Aun si hubiera productos para embarcar, habría problemas, porque el sistema es viejo y necesita repararse.

Ahora veamos el puerto de Nueva Orleans desde esta perspectiva [figura]. Lo que esto muestra sencillamente es qué tan importante era este puerto para nuestras relaciones con el mundo. Tomen esta región de EU, el interior entre las Rocosas y desde el oeste de Pensilvania, de la cordillera de Allegheny para abajo. El flujo de este sistema fluvial para nuestras exportaciones; éste era el poder central interno de EU, y es lo que se destruye.

Ahora veamos el sistema ferroviario [figura]. Ésta está clara, podemos obtener más, tenemos más copias de ésta a las que pueden tener acceso, pero ésta sólo muestra la red ferroviaria, ¡que también está desmantelándose! ¡Vean a Nueva Inglaterra! En términos de carga no hay nada, cuando solía ser el motor principal de la nación en términos de tecnología. ¡Nada!

MAPA 7
Kilómetros de ferrovías en funcionamiento en 1940, 1980 y 2003

Vean los kilómetros de vías férreas en funcionamiento en esta área alrededor de Misisipí (mapa 7). ¡El desplome! El desplome no sólo del transporte acuático, sino del ferroviario, los dos principales. Tenemos camiones por todas las carreteras, lo cual no es eficiente; es muy caro y nada eficiente. Los transportes de riel y agua son los más eficaces y baratos en toneladas por kilómetro. Y algunas cargas van mejor por agua porque el factor de tiempo por tonelada no es tan crucial. Por ejemplo, uno tiende a enviar los productos de alto valor por transporte rápido, pero algo con menos valor por tonelada es preferible transportarlo por agua o riel.

Ahora veamos el sistema financiero y empecemos con un panorama general de los derivados [gráfica]. De nuevo, aquí tenemos una animación en función del tiempo, arriba, del lado izquierdo. Vean lo que ocurre ahora en la relación de la deuda con el producto bruto. Los derivados entran con Greenspan en 1987. Ahora los derivados se apoderan de la economía, listos para devorarlo todo.

Ahora veamos la situación de los bancos comerciales estadounidenses (gráfica 1). Éstas son sus reservas, El patrimonio bancario, los préstamos y arriendos, ése es el negocio del banco; el total de activos. Ahora vean aquí los derivados. Ésa es la naturaleza de nuestra crisis financiera. Esto.

Esto se explica por sí mismo ahora.

Ahora, más o menos para concluir, veamos los derivados federales [gráfica]. Sí, Greenspan, o “Greenchanfle” el inmisericorde [la animación muestra la burbuja a medida que crece].

El toque final que algunos de ustedes apreciarán (foto 1), va con la consigna: “Por la boca hiede el pez”. Tal vez reconozcan a estos personajes.

FOTO 1
“Por la boca hiede el pez”

 

Crece el cáncer financiero

Ahora, para regresar a la situación estratégica que todo esto entraña. La gente pregunta: “¿Ésta es una depresión?” Miren, hay algunos que de verdad son idiotas, que cuando les decimos que hay una depresión responden: “Sí, pero, ¿cómo anda la bolsa hoy?” “Sí, los mercados están bien, miren todos esos derivados”. Y lo que ven como la expansión del mercado es, en su totalidad, derivados financieros. Los derivados financieros son el equivalente económico de un cáncer en el ser humano. “Me siento mejor que nunca. ¡El doctor dice que el cáncer está creciendo!” Porque esto es lo que es.

Pero lo que esto también significa es que la proporción de las obligaciones financieras pendientes es tan grande, que no hay posibilidad de una solución ordinaria en el tribunal de bancarrotas. Por ejemplo, tomemos el ejemplo de las aerolíneas. Lo que tenemos, por ejemplo, en el escándalo del precio del petróleo: lo más probable es que 40 dólares del precio, de casi 80 por barril de petróleo, son pura estafa. Es especulación, y tiene lugar para favorecer los intereses financieros del sur, que concentraron el tráfico petrolero en la región del Golfo para estar cerca de George Bush y el Grupo Carlyle. Y las operaciones económicas de EU con respecto al petróleo se han concentrado en provecho de la familia Bush e intereses afines. Es ahí donde está la especulación.

¡No hubo escasez de petróleo, sino superabundancia! Los puertos estaban inundados de petróleo. ¡No hay tal escasez de petróleo! Y liberar más petróleo de las reservas no resolverá la crisis del precio, ¡porque es pura especulación! Son los especuladores quienes manipulan el mercado para asaltar a los consumidores en las gasolineras con un barril de petróleo de más de 40 dólares.

¿Por qué? Por dos razones: primero que nada, porque a los amigos de George Bush les gusta robar. Por ejemplo, no se les ocurrió qué podían hacer en el caso de Nueva Orleans, ¡hasta que descubrieron cómo robar! Y la forma de robar era mandar a la Halliburton a Nueva Orleans, que es lo que están haciendo. ¡La misma Halliburton, la misma pandilla de Bechtel que armó el timo en Iraq! Corrieron a los ingenieros militares y destruyeron las capacidades que teníamos para enfrentar esas situaciones, para meter a una compañía privada, que se llena los bolsillos. Puede cobrar lo que quiera, sin registro, sin regulación. El Congreso tiene vedado realizar audiencias para ver quién está haciendo qué y para quién en cuanto a esto.

Lo mismo pasa con el escándalo del precio del petróleo. Alguien dice: “Vamos a regularlo. Esto está fuera de control, no hay justificación en términos de la oferta y la demanda ni de cualquier consideración parecida”. Schröder, el Canciller de Alemania, dijo en la reunión de Gleneagles: “Regulémoslo”. ¿Quiénes lo rechazaron? Inglaterra y EU. ¿Por qué? ¡Para robar! ¿Qué estaban haciendo? Bueno, no sólo estaban robando. Ustedes recordaran la crisis de los derivados que golpeó a principios de año. Muchos de los fondos especulativos cayeron en bancarrota a consecuencia de esa crisis. El sistema entero está listo para estallar. De allí que, rescatar su sistema, el sistema de los fondos especulativos, es crucial para la gente que lo controla. ¿Cómo van a rescatarlo? Tendrán que robar. Bueno, el robo de 40 dólares por barril del precio del petróleo, resulta muy bueno para gente que necesita ganancia con desesperación para no irse a la quiebra.

Vean el efecto de esto. Miren las aerolíneas: dos más de las grandes van rumbo a la quiebra. Todo el sistema de pensiones de EU peligra ahora porque estas dos aerolíneas quieren deshacerse de la obligación de sus fondos de pensiones —que no estaban manteniendo—, ¡y quieren echarle la carga al gobierno federal! Esto diluye la capacidad del gobierno federal de mantener el sistema de garantías de pensiones. Pero, ¿por qué tenemos este problema? Porque algunos decidieron robarle a las líneas aéreas. El peligro es que si Northwest, Delta y unas cuantas más desaparecen, ¿que pasa? ¡Que ya no tendremos cómo transportar gente de costa a costa en EU!

¿Quieren un problema de seguridad nacional? Estamos al borde de eso ahorita mismo.

Por otra parte, nos encontramos en una crisis, y no hay forma posible de escaparnos por los métodos administrativos acostumbrados. Sólo hay una manera de que esto pueda funcionar: el gobierno federal tiene que someter a todo el sistema a un proceso de bancarrota. Tiene que someter al sistema de la Reserva Federal a la bancarrota, que es una forma de intervenir el sistema bancario. El gobierno federal debe actuar entonces para evitar que los bancos cierren y asegurar que continúen sus operaciones normales, porque eso afecta la vida de las comunidades, afecta la industria, todo. Tenemos que mantener el flujo crediticio, tenemos que conservar la seguridad financiera necesaria para mantener las comunidades y las industrias.

¡A defender el bienestar general!

También tenemos que actuar en términos de defender el bienestar general. ¡Necesitamos las aerolíneas! El gobierno tendrá que intervenir a todo el sector y reorganizar el sistema, con el reconocimiento de que ¡fue destruido por la especulación y el saqueo! Tenemos que volverlo a armar. Tenemos que reconstruir el sistema ferroviario. Tiene que haber una relación racional entre el transporte ferroviario rápido y el aéreo. Hay que hacer muchas cosas en ese sentido.

Tenemos que proceder a invertir en grande, al estilo de Roosevelt, pero más grande, para crear de nuevo las industrias que hemos perdido. El problema al tratar de recrear la industria perdida es que ya no tenemos la fuerza de trabajo calificada. ¡La perdimos! por políticas del gobierno y relacionadas, durante un período que data de los 1970, en especial de 1977. Con Carter, en realidad con Brzezinski, caímos en la desregulación. Solíamos tener en EU, incluso después de Roosevelt, al principio, una política de “comercio justo”.

Una política de comercio justo significaba que todos los mecanismos del gobierno, las regulaciones de tarifas, toda clase de regulaciones, estaban organizados para asegurar que si alguien hacia algo en el sector privado que fuera útil para EU, útil para su pueblo, queríamos que siguieran funcionando. No queríamos ir por el mundo en busca de mano de obra barata para desplazarlos. Queremos mantener las granjas, las industrias y demás aquí. Queremos una infraestructura económica básica sólida.

Por tanto, lo que hacemos es crear un sistema de tarifas y otros mecanismos similares que aseguren que una industria honesta que genera un producto honesto, recibirá el costo justo de su producción. Fijaremos los precios a ese nivel, y podrá disponer de crédito para cumplir con sus obligaciones de producción y demás, para mejorar y ser más productiva.

De modo que teníamos una política proteccionista conocida como la política de “comercio justo” Queríamos tener, no a esas grandes sociedades anónimas que se tragan a la gente, no a accionistas que saltan de una sociedad a otra todos los días, sino gente con un compromiso de largo plazo con levantar una industria en una comunidad, en un estado. Gente que construye para el futuro. Queríamos empresarios privados, sociedades de pocos accionistas, gente orientada a la producción, en especial la de máquinas–herramienta. Ésta era nuestra fortaleza. Ésta fue la fortaleza que empleó Roosevelt para hacernos la potencia económica más grande que el mundo jamás haya visto, cuando fuimos a la Segunda Guerra Mundial.

Tenemos que hacerlo de nuevo. Podemos hacerlo de nuevo.

Sin embargo, tenemos que reconocer que ése es el problema: que el cambio a una economía de servicios fue una locura. Tenemos que reconocer que el libre comercio es demencial en términos clínicos. Tenemos que reconocer que la globalización es imperialismo. Tenemos que decir: “¡Esto se acabó!”

Tenemos un obligación primaria, que no creo que el candidato a la presidencia de la Corte Suprema entienda, que no creo que desee entenderla. (Me gustaría saber quién es su maquillista. Si ustedes lo han visto en televisión, estarán preguntándose: “¿Quién lo maquilla diario?”).

La Constitución de EU es, en los términos de él, ¡política! Es, en sus palabras, ¡ideológica! Es ¡política! La política de EU, la existencia de la república es un compromiso con el bienestar general. Bienestar General significa la “gente viva ahora y su descendencia”; su defensa. La promoción del mejoramiento de nuestro territorio. La promoción de nuestra industria, de nuestra agricultura: ¡yo quiero manzanas! ¡No quiero fresas australianas! ¡Quiero fresas estadounidenses! Las australianas no tienen nada de malo; debiéramos obtener algunas. ¡Pero nosotros debiéramos tener las nuestras!

Estas ideas que acabo de mencionar, son ideas que eran la creencia normal de la población tras la Segunda Guerra Mundial, después de la experiencia de Roosevelt y el precedente de Hoover. ¡Tuvimos a Coolidge y Hoover! ¡No los queremos de nuevo! Pensábamos que Coolidge y Hoover eran malos, ¡pero no habíamos visto a Bush! ¿Verdad?

Lo cierto es que tenemos que entender que estamos en un momento en el que la existencia misma del sistema del Estado nacional, del Estado nacional soberano, a nivel internacional, peligra. Nuestro propio Estado peligra. Pero, dado que fuimos llamados a la guerra para derrotar a Hitler. . . Muchos de nosotros no entendimos de qué se trataba, pero defendimos al país y peleamos. No peleamos bien porque no estábamos bien entrenados, no éramos gente militar. Teníamos unos cuantos en el Ejército llamados “USA (Useless Sons Accomodated”: hijos inútiles acomodados), gente que no conseguía trabajo, que entraba al Ejército; nadie quería usarla para nada. La tenían ahí para cumplir la cuota.

El general Lucius D. Clay (izq.) le muestra un mapa al presidente Eisenhower en 1955.

Los mejores militares pasaron a la Administración de Progreso de Obras (WPA) bajo [Harry] Hopkins. No como trabajadores de la WPA, sino como gente que estableció el programa de desarrollo económico, de transformar trabajadores ineptos en trabajadores útiles; y establecieron el programa industrial que hizo de nosotros la potencia industrial más grande del planeta. Unos 100 militares, de los que [el general] Lucius Clay fue un ejemplo, pasaron a ese programa bajo Harry Hopkins y levantaron a esta nación. ¡Y lo tenemos que hacer de nuevo, hacer lo mismo de nuevo! Será trabajo arduo, ¡pero podemos hacerlo! Si tenemos una orientación al futuro, si no dependemos de lo que podamos conseguir hoy, si sabemos que nuestra vida es limitada y que no vamos a vivir para siempre, vamos a seguir adelante. Nos preocupa nuestro legado y, por tanto, nos preocupa lo que le dejaremos a nuestros hijos y nietos, y a esas generaciones.[FIGURE 8]

Tenemos una generación de sesentiocheros que ya frisa por los 60 años o más, y está por irse de una manera o otra, creo yo. No tengo mucha esperanza en ella, en su capacidad de sobrevivencia, en su capacidad de sobrevivencia intelectual, no tiene mucho apego a la vida. Su compromiso es más bien con disfrutar del purgatorio como una especie de nicho de comodidad.

Pero surge una generación ahora que ha llegado a la edad adulta, la que se considera entre los 18 y 22, 25 años, y el futuro le pertenece. No de inmediato. Le tomará un poco de tiempo hasta que esté preparada para tomar control de las industrias y cargos parecidos, pero no tomará tanto tiempo. Por consiguiente, nuestro futuro depende de estos jóvenes, y de lograr que los viejos de alrededor de 60 años— quienes son considerados (a mi me consideran) las antigüedades de esta sociedad— cumplan con su deber, y animarlos a encontrar sus almas para que ayuden a reconstruir esta nación que tanto han hecho por destruir con su ideología, su ideología de la economía de servicios. Hay que darle al futuro, que muchos de nosotros no veremos, un futuro. Hay que darle a nuestro pueblo, a los jóvenes que ahora llegan a sus veinte, un futuro, un futuro a sus hijos. Y debemos complacernos en eso.

El Comíte de Acción Política Lyndon LaRouche está circulando decenas de miles de ejemplares del folleto “¡Restablezcamos a esta nación, ya!”, con la propuesta de LaRouche para reconstruir a EU y al mundo tras lo de Katrina.

Piensa en el futuro

Muchos vinieron a EU de diferentes partes de Europa. Vinieron de lugares pobres de Europa porque aquí encontraron una oportunidad, no una oportunidad rica, pero sí una oportunidad de buscar la oportunidad. Vinieron a nuestro país como inmigrantes pobres, más que nada; se hicieron granjeros, obreros y demás, y trabajaron con ahínco. Se afanaron por darle algo a sus hijos, una mejor vida que la que ellos tuvieron, una educación. En cosa de dos o tres generaciones, pasaron a ser algo así como una parte sólida de la población de EU en su totalidad. Construyeron un futuro. Tuvieron la confianza y el coraje de venir aquí y construir un futuro. Encontraron aquí la oportunidad, no una fácil, pero al fin y al cabo una oportunidad de levantar un futuro. Trabajaron para crear un futuro. Trabajaron, sufrieron, se sacrificaron por el futuro de sus hijos y, en especial, para que sus hijos estudiaran y cosas por el estilo, para obtener las cosas que la siguiente generación necesitaba. Y en la medida que envejecieron, vieron con deleite a sus nietos y dijeron: “¡Esto valió la pena!” Ése es el sueño americano; eso es lo que representamos.

Nos encontramos en un momento difícil, escabroso. No contamos con muchas de las cosas necesarias para reconstruir al país. Tendremos que trabajar arduo para reconstruirlo. Pero, si tenemos nuestra moralidad, vamos a pensar en el futuro.

Yo no tendré mucho futuro, quizá unos 10 o 20 años de vida, si me los permite Amelia [Boynton Robinson, dirigente del movimiento de los derechos civiles, quien ahora tiene 93 años de edad]. Pero pienso en el porvenir. Ya tengo unos 3.000 años de historia a mis espaldas, y pensaré como en unos cien. Pienso en qué es lo que irá a pasar en los próximos cien años, y en darle la vuelta a la esquina y cambiar el rumbo cuesta abajo que llevamos, y subir. Tengo que tratar de lograr, con la poca capacidad e influencia que tengo en el mundo, que otros, un poco más jóvenes que yo, acepten el reto y reconozcan cuál es el peligro, que reconozcan que son nuestros soldados.

Muchas gracias.

Diálogo con LaRouche

Las siguientes son tres de las preguntas que le hicieron a LaRouche al finalizar su discurso.

Freeman: Muchas gracias, Lyn. . . La primera pregunta viene de un activista político nacional que tiene mucho que ver con lo que sucede en estos momentos en la región del golfo de México y la desembocadura del Misisipí en general. Él quiere hacerte una pregunta muy específica, dado que también es responsable de asesorar a muchos miembros demócratas del Congreso.

Edificio del Capitolio en Washington, D.C. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

Dice: “Lyn, hay muchas personas que dicen ahora que es muy posible que Katrina haya demostrado indiscutiblemente el fracaso de toda la cultura posindustrial de la globalización. El hecho, sin embargo, es que ahora no somos la misma nación que éramos cuando John F. Kennedy nos movilizó para poner a un hombre en la Luna. Por un lado, no hay ni un solo miembro del Senado tan estúpido como para no vincular su nombre al proyecto de ley Operación Pelícano de Mary Landrieu”.

(Para los que saben, éste es un proyecto de ley que propusieron Mary Landrieu, quien es la senadora demócrata por el estado de Luisiana, y el senador David Vitter, quien es el nuevo senador republicano por ese estado. Este proyecto de ley propone aglutinar el esfuerzo de reconstrucción en un solo paquete para proceder con rapidez, con un financiamiento de unos 183 mil millones de dólares. Para cuando llegue al pleno del Senado, creo que este proyecto contará con el patrocinio de todos sus miembros, con la posible excepción del actual presidente del Senado, el señor Cheney, a quien no se le ha invitado a que lo firme).

La pregunta es: “No hay un solo miembro del Senado tan estúpido como para no vincularse a este proyecto de ley. Pero el problema que enfrentamos es que ahora el dinero y las buenas intenciones simplemente no bastan. Nos comprometimos aquí, pero la cuestión es cómo cumplimos con ese compromiso. De nuevo, no somos la misma nación que cuando Kennedy nos movilizó. Entonces, ¿cómo procedemos? ¿Aprobamos este proyecto de ley? ¿Nada más nombramos gente que lo ponga en práctica? Todavía no me queda claro cómo llevar a cabo una tarea de esta magnitud”.

LaRouche: El problema es que no tenemos un presidente. Tenemos algo que, cuando no está de vacaciones, ocupa el lugar que debería ocupar el presidente.

Por tanto, tenemos una institución de la que dependemos para que dé gran parte de la conducción. En muchos otros sentidos, tenemos ciertas comisiones en la Cámara de Representantes con capacidades y de mucha importancia política en el ambiente. Pero el centro de las decisiones a tomar lo ocupa el Poder Legislativo, que es el principal contrapeso del presidente. Eso le corresponde al Senado.

Tenemos, hasta el momento, una situación en la que la cúpula demócrata del Senado ha permanecido en general unida, y del lado bueno.

Por parte de los republicanos, un número creciente de ellos preguntan qué pasó con el Partido Republicano. Son de todas las tendencias y facciones, por así decirlo, pero en general son patriotas en un sentido muy profundo, en especial cuando los desafían cosas que provocan su brío en cuanto a defender la nación.

Entonces, tenemos de hecho una coalición bipartidista en potencia, con un potencial abrumador, en el Senado, y tenemos a un ex boxeador como dirigente de los demócratas [Harry Reid de Nevada], lo que le ayuda a entender cómo bregar con ciertas cuestiones, es decir, él tiene ese instinto. No sale a pegarle a la gente, pero sí tiene el instinto de cómo pensar en el cuadrilátero.

"Hay que darle al futuro...un futuro". Miembros del Movimiento de Juventudes Larouchistas escuchan el discurso de LaRouche el 16 de septiembre. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

El problema que tienen los republicanos es, en general. . . tienen muchos problemas que tomar en consideración. El problema que enfrentan los republicanos significa que tienen que romper con el partido, en cierto sentido. No romper con el partido, sino que tienen que decidir cómo romper las ataduras del partido con Bush y Cheney. Ésa es una pelea muy difícil, en especial en un año electoral. Se les pide hacer con Bush y Cheney lo que le hicieron a Nixon. Y ésa es una complicación para ellos. No quiere decir que no puedan hacerlo. Significa que no están actuando con la rapidez necesaria, por lo que nos preocupamos: “¿Estarán dispuestos a actuar con la celeridad necesaria para impedir una guerra en Irán, una guerra contra Irán?”

Porque si no lo hacen, entramos a una dimensión nueva: a la guerra permanente a la que me referí, a la revolución o guerra permanente. Ése es el peligro.

El asunto es lograr a largo plazo, si nos lo permiten, con la formación de una coalición bipartidista en el Senado, darle la orientación debida a ciertos aspectos del gobierno. El problema que tenemos es si eso ocurrirá con la rapidez necesaria, porque ahora mismo ése no es el caso.

En ciertas cuestiones ocurre con la rapidez necesaria. La propuesta de Mary Landrieu tiene agarre, pero van a hacer hasta lo imposible para sabotearlo, porque desde la óptica de Dick Cheney, quien tiene que rendirle cuentas a su jefe George Shultz, la Halliburton necesita el dinero, y no habrá ningún beneficio para el pueblo de Luisiana si Halliburton logra meterse como lo hizo en Iraq. Vean lo que hicieron en Iraq si quieren saber lo que hará Halliburton en Luisiana. Entonces, ése es uno de los problemas.

Pero, para regresar al otro problema: el Senado no es una institución eficaz como para remplazar a la presidencia. Es la institución relativa del Poder Legislativo para controlar a la presidencia en todo, menos el dinero, que es responsabilidad de la Cámara de Representantes. Pero no están a la altura de la situación, porque no están a la altura en tanto institución.

Hay que pensar como un presidente

Lo que trato de hacer para entender este asunto, para entender a los senadores, y creo que sí los entiendo, es darme a mí mismo, no la pretensión de ser presidente, pero darles a ellos y también a los pueblos extranjeros un sentido de que hay alguien que piensa como un presidente, que actúa en EU. Ahora mismo hay un vacío. Yo soy el único que está pensando como presidente; por lo menos como el presidente que exigen estos momentos de crisis. Por tanto, mi función es llenar ese vacío.

Mis enemigos, que en gran parte son del sector financiero, y que ganaron su reputación respaldando a Hitler a principios de los 1930, no gustan de mí. Wall Street me odia, y muchos políticos, entre ellos demócratas importantes, le tienen miedo a Wall Street. Por tanto, cuando mi nombre sale a relucir, ¡uno ve gente que se le ponen los ojos en blanco! Hasta gente que está de acuerdo conmigo, al proponérsele reunirse conmigo, dice: “¡Qué, qué estás proponiendo?” ¿Quieres que cometamos suicido colectivo a cuenta de Wall Street!”

Entonces, a pesar de que existe esta situación, de que estoy actuando como debería hacerlo un presidente, mi esperanza era que el ex presidente [Clinton] desempeñara esa función, pero está renuente a hacerlo, y trata de desempeñar otro papel.

Lo que hice hoy, por ejemplo, al plantear este asunto de la guerra permanente, lo que hice al plantear la cuestión de los neoconservadores, lo que hice al plantear lo de esos locos “hijos de Satanás”, lo hago porque éstas son ideas que tienen que difundirse como si vinieran de un Presidente de EU que está ofreciendo conducción.

Y digo cosas con las que mucha gente en el Senado y otras partes está de acuerdo, ¡pero no está lista para decirlas! Dicen: “Éste no es el momento”, “no funciona así”. Pero yo digo: “¡Se nos acaba el tiempo!” Alguien tiene que decir: “¡Se nos acaba el tiempo!” Uno no puede fijar el plan de trabajo y el horario acorde a su nicho de comodidad. ¡Uno tiene que actuar y pensar como un comandante en guerra! ¡Porque estamos en guerra! Estamos en la guerra que describí, ¡en la guerra permanente! ¡La revolución permanente! ¡El cambio de régimen permanente!

Estados Unidos enfrenta su destrucción. Encaramos la alternativa de ser un imperio, con la gente dueña de Cheney, como los jefes de George Shultz, ¡o una república! Tenemos que tomar la decisión pronto. ¿Qué vamos a hacer? Si toleramos, si tratamos de acomodarnos a Cheney, si tratamos de “tranzar” con George Bush, si tratamos de ceder a esos sentimientos, si tratamos de ceder a Wall Street, ¡estamos perdidos! Ya no tendremos una nación. Somos como la gente que dijo: “Hitler desaparecerá”, hasta que Göring le prendió fuego al Reichstag y Hitler devino en dictador permanente.

Ésa es la situación en la que nos encontramos, y tienes que pensar como un comandante en tiempos de guerra para dirigir esta nación ahora: no para librar la guerra, ¡sino para evitarla!

Nadie está listo ha hacerlo. Por tanto, yo estoy en una situación un poco curiosa; ustedes conocen mis circunstancias y mi situación política, pero tengo que hacerlo, porque nadie más hasta la fecha lo ha hecho.

Eso lo sabe muy bien el que hace la pregunta. Él sabe la respuesta, y sabe cual es mi respuesta. Si él quiere salvar a este país, y yo sé que sí lo quiere, él sabe lo que tiene que hacer.

Hay que cambiar la relación de EU con Iberoamérica

Senador Dan Brady de Ohio: Señor LaRouche, esta es la primera vez que asisto a una de las conferencias de esta organización. Siento no tener la confianza para llamarlo "Lyn". Pero usted ha abarcado mucho, al menos para mí, y me ha dado qué pensar respecto a muchos asuntos. Pero como no puedo hacerle 30 preguntas a la vez, quiero enforcarme en una cosa que yo no creo que haya sido mencionada mucho aún: ¿cómo ve los Gobiernos de Sudamérica, en especial los de Brasil y Argentina? ¿Cuáles son las consecuencias y qué papel piensas que podrían desempeñar en el futuro inmediato? ¿En qué circunstancias están hoy día? ¿Cuál es la situación de sus dirigentes. Lo que es muy interesante, creo, ¿cuál es su análisis del Gobierno de Venezuela y de su posición, y las consecuencias de su nueva dirigencia en la economía mundial?

El senador estatal Dan Brady, de Cleveland, Ohio.

LaRouche: Um–hum. Bueno, hay dos cosas que debemos considerar en lo político

Primero que nada, tomemos el caso de [Hugo] Chávez de Venezuela, que sale a relucir mucho. No hace mucho Chávez, con la visita del Gobierno español a esa región, participó en algo muy bueno: una reunión entre los Presidentes de Colombia y Venezuela, la que en sí misma fue una especie de milagro, una reunión que incluyó a Brasil.[FIGURE 10]

Brasil está conectada al Mercosur, la organización de Argentina, Brasil, Paraguay y otros, que es muy importante para nosotros, EU, si pensamos como es debido. Porque nuestro interés a largo plazo en esa región ha sido —desde que John Quincy Adams esbozara la política e incluso antes, cuando el famoso Poinsett de las Carolinas estuvo participando en México—, nuestra política era la promoción de las Américas libre de la ingerencia de los británicos y los Habsburgo, que eran nuestros enemigos y sus enemigos también; para que ellas lograran desarrollarse como un sistema de repúblicas. Pero, al mismo tiempo, no demandamos que estos gobiernos con los cuales cooperaríamos, participaran en base a conformarse, en lo interno, a nuestra pauta. La primera norma era nuestra relación con estas naciones, a diferencia de demandar, digamos, un cambio de régimen o algo, en esos países.

Respecto a Venezuela, no debemos ocuparnos de cambiar de régimen ni en cambiar el régimen de ninguno de esos países, porque eso es negativo en términos de sus efectos. Lo que uno hace es actuar con las cosas que son ventajosas.

Yo tengo ciertos contactos con, digamos, instituciones militares y demás en América Central y del Sur. Conozco su historia. Algunos son patriotas; otros son de la variedad de Pinochet; no precisamente mis amigos.

Ahora enfrentamos una situación en lo inmediato, donde la organización del reverendo Moon se ha metido, junto con la monarquía británica, en una zona extensa de Brasil, en la frontera de Brasil y Paraguay, y ha establecido una operación cuya intención es destruir la soberanía de esas naciones; destruir en lo inmediato el Mercosur. Ahora hay una base militar que en realidad no es una base del pueblo paraguayo, pero que está en Paraguay, y es uno de los centros de esta operación, en la cual Cheney y Rumsfeld, ambos, están muy metidos. Existe la intención de organizar operaciones desde esas bases para destruir a los Estados nacionales de Paraguay, Bolivia, Brasil y otros. Por supuesto, Argentina también está en la lista.

Tenemos un Estado fallido, que creamos en Ecuador; y George Shultz fue clave en ello. Hemos destruido al Gobierno de Ecuador. Hemos arruinado a México desde 1982, con lo que hicimos entonces, y yo participé de forma infructuosa en luchar contra ello.

Por tanto, debe preocuparnos como EU, en un sistema de cooperación en las Américas, de norte a sur. Debemos tener relaciones adecuadas y cooperación con estos países, no en base a estar de acuerdo o no con sus regímenes, sino sobre la base de una relación de largo plazo con la nación y su pueblo como tales.

Nosotros contábamos con un cuerpo diplomático que sabía cómo hacer eso. Teníamos diplomáticos, y todavía tenemos algunos, con esa capacidad, de saber cómo ir a un país donde uno trata con un gobierno, que en un sentido, tiene cualidades de adversario. Pero, no por eso uno busca cambiar el régimen o la guerra con esos países. Más bien, por ser inteligente, uno trata de forjar circunstancias de largo plazo, como la evolución de esas relaciones, y esas naciones seguirán cierta dirección. Uno lo logra por medio de la diplomacia y la economía, no torciendo brazos. Algunas veces, en situaciones específicas, habrá que torcer un brazo, pero hay que ser muy cuidadoso, en especial una potencia como EU, en mostrar sensibilidad y respeto por una nación que es una potencia más débil. No debe amedrentársele; deben buscarse formas más inteligentes de resolver el problema.

Tenemos en el caso del Presidente de Argentina, una persona muy valiosa en este momento. Tenemos la organización de Río, que es valiosa. No hay razón por la cual no podamos tener una relación decente y productiva a largo plazo con Venezuela. Y la mejor manera es tener buenas relaciones. Si pensamos que hay algo mal con ese gobierno, la mejor manera de lidiar con ello es tener buenas relaciones con él, que sean productivas para todas las partes, y no debiera ser muy difícil lograrlo.

Pero lo importante para el período venidero, si salimos de este desastre, es que el centro del mundo será el desarrollo de Eurasia, lo que va a depender mucho de la relación de Europa con Asia, desde la perspectiva de largo plazo, de 50 años de desarrollo, con el desarrollo de los recursos naturales de la masa continental eurasiática.

Fuera de eso, tenemos a las Américas como la segunda región más grande; nuestra región. Y mientras participamos con Asia y Eurasia, nuestra concentración debe ser en las Américas. Porque hay cosas como el desarrollo de los recursos naturales del hemisferio que deben llevarse a cabo de manera coordinada a largo plazo para el beneficio de toda las partes, con precios justos, relaciones justas y todas estas cosas.

Lo que tenemos que hacer entonces, junto con las Américas y Eurasia, es que haya justicia para el África. Ésa es mi perspectiva. Por ejemplo, tome el caso de Brasil: Brasil tiene una historia; recuerde, Brasil abolió la esclavitud, creo que en los 1880. Fue una de las últimas en el mundo en abolir la esclavitud. Los esclavos vinieron sobre todo de África. Si vemos el mapa, Brasil, por supuesto, está cerca de África, y está muy orientada a África. Así que si tomamos estas tres regiones: África, el continente africano, la masa continental eurasiática y las Américas, tenemos un conjunto de relaciones para el largo plazo. Es una situación dinámica, pero no mecánica ni mecanicista.

Así que me siento muy optimista de lo que puede hacerse. En lo personal tengo buenas relaciones con gente de los círculos influyentes en la mayor parte de estos países. Por tanto, me siento muy optimista. Pero, lo que se necesita, lo que se requiere es una diplomacia buena. No como la que seguido tenemos hoy. La buena diplomacia puede hacer milagros.

Por ejemplo, viene una elección en México. Lo que ha ocurrido en tiempos recientes ha sido un error terrible. Tenemos un problema particular con la frontera. Nosotros podemos resolver eso, pero no con la idiotez actual. Tenemos un problema; destruimos a México en 1982. Es decir, destruimos su desarrollo interno y dijimos: “Vamos a usarlo para mano de obra barata”. Luego, de nuestro lado dijimos: “Podemos traer mano de obra barata a través de México, de Centroamérica y México, a EU; la traeremos de manera legal, pero también alentaremos su entrada ilegal”. Combinamos eso con el narcotráfico. Y, en los estados fronterizos, la gente que trata con desesperación de escapar de la pobreza extrema en México al venir a EU, busca cómo conseguir el dinero y la usan de mulas para traer drogas. Pasa todo el tiempo.

Pensamos que tenemos un problema en la frontera, pero ¡nosotros lo creamos! Porque no permitimos que México desarrollara sus proyectos hidráulicos en el noroeste del país. Nosotros nunca hemos participado, hasta la fecha, en desarrollar los sistemas ferroviario, eléctrico e hidráulico que son necesarios para el desarrollo de México como un lugar para la inversión en derecho propio, con el cual cooperamos. Ése es un ejemplo.

De hecho, la forma de convencer a las naciones de América Central y del Sur que vamos por el camino correcto, es cambiando nuestra relación con México. Si nuestra relación con México logra ser una de cooperación para su desarrollo constructivo interno, y el hecho de que tenemos una población de origen hispano muy grande, la minoría más grande de nuestro país, lo que significa que tenemos un interés interno en tener buenas relaciones con esos países, entonces podremos hacer algo. Pero es necesario tener el concepto para lograrlo.

‘Es la voz de la Ciudad de México la que se escucha’

Un miembro del Movimiento de Juventudes Larouchistas de México: Lyn, algunas veces uno puede entender algunos principios, y puede tratar de desarrollarlos, pero uno algunas veces todavía mantiene, quizás, no solo inseguridades, sino debilidades. En ese sentido, yo creo que nuestra misión es sobrevivir aunque no estemos interviniendo directamente. Pero lo que realmente quiero preguntarte es: ¿cómo puedes hacer algo que tú sabes de verdad, parte de tu vida diaria y cotidiana?

El típico cacique mexicano don Cruz Treviño Martínez de la Garza (Fernando Soler, izq.) pretende imponerle aquí a su hijo Silvano (Pedro Infante) lo que tiene que hacer. Escena de la película No desearás la mujer de tu hijo.

LaRouche: Es muy simple: lo estamos haciendo.

Yo siempre he tenido una orientación internacional desde hace mucho tiempo; de hecho, comenzó cuando estaba cumpliendo mi servicio militar en el extranjero, durante la última guerra, la que nos referimos, de la cual regresé en 1946. Y me involucré en la esperanza que significó cierto acontecimiento en India: su independencia, y la colaboración de EU con su desarrollo en tanto nueva nación independiente. Algo que el pueblo de India deseaba mucho en esa época.

Estuve en contacto con muchas fuerzas políticas importantes en Calcuta durante ese período, y desde entonces he estado involucrado mental e intelectualmente con las causas del Tercer Mundo y cosas parecidas.

Así que, yo pienso. . . Como lo definía Schiller, me veo a mí mismo como un ciudadano del mundo y como patriota al mismo tiempo, que es como debemos vernos todos nosotros, me parece. Creo que hay muy poca gente en EU que esté más preocupada por México, por ejemplo, que yo. Tengo una verdadera pasión por México, porque el ex presidente [José] López Portillo y yo tuvimos una gran pelea con [Henry] Kissinger y compañía en 1982, cuando EU violó a México. Y todavía recuerdo esa pelea; aún no se decide, y estoy dispuesto a corregir los errores cometidos desde entonces.

Tengo relaciones similares, por ejemplo, no sólo con México, sino en particular con Perú; con gente en Colombia; con los apuros y ahora las amenazas contra Venezuela; me interesa mucho que se den relaciones apropiadas —y que se mantengan— entre EU y Venezuela. Creo que es urgente para la seguridad del Hemisferio. Me preocupa —y bastante— Brasil; y también Argentina. Me preocupan los apuros del pueblo de Paraguay.

La gente en México tiene que ser generosa. Nuestra juventud tiene que ser generosa. Tiene que dejar de pensar en sí misma. No ser como caciques. Piensen en otros países.

Ahora bien, México es muy importante para todo los Estados de las Américas. La gente de América Central y del Sur mira a México como uno de los parámetros, debido a su proximidad con EU, para saber cuál es la política estadounidense hacia el Hemisferio y hacia ellos. Y lo que México piensa de su relación con EU, y lo que México diga debido a su proximidad en la relación con EU, en términos históricos, es de suma importancia. Entonces, tú, como mexicano, en la Ciudad de México, debes considerarte desde esa perspectiva. No desde el punto de vista de este asunto interno y local. No pienses como cacique. Piensa desde la perspectiva de México en su conjunto. Piensa en términos de la relación de México, en tanto vecino de EU, con otras partes del Hemisferio.

Miren la crisis que tenemos en Brasil ahorita mismo, ¡es una crisis terrible! ¡El Presidente de Brasil está en aprietos! Prácticamente no hay gobierno debido a lo que le están haciendo. Mis enemigos amenazan la existencia de Brasil, que es un blanco de ataque ahorita mismo. La existencia de Paraguay está amenazada, con esta operación. Amenazas constantes penden contra Argentina. La existencia de Ecuador está amenazada. Pende una amenaza —no tan seria, pero amenaza— contra Perú. Hay una amenaza contra Bolivia, una amenaza inmediata contra Bolivia.

Tenemos que preocuparnos por esto; ¡a mí me preocupa todo esto! Si estás en México, como mexicano, tienes que pensar en estas cosas, ¡y pensar cómo piensas acerca de ellas! Evita la mentalidad caciquil.

El modo en que los españoles pudieron dominar a México, fue mediante el sistema del cacique: personas que estaban tan preocupadas por sus intereses locales, que perdieron la pasión por la nación en su conjunto. Y lo mismo vale desde la perspectiva de México hacia otras partes de Iberoamérica: esa pasión por la situación de toda Iberoamérica es la fuerza de México, para ser un mejor mexicano, para ser un mejor patriota mexicano. Ésa sería mi respuesta.

Aborrece la tradición caciquil de México. La idea localista, “mi esto local, mi aquello local”. Piensa en la nación mexicana como una nación unificada cuya capital es la Ciudad de México. Es la voz de la Ciudad de México la que se escucha en todo el Hemisferio, no la de las regiones locales. Es la voz de la Ciudad de México como la capital política de uno de los Estados de las Américas. Ese Estado y esa voz son importantes. Afectan la moral, la actitud, la visión de todo Estado en las Américas. Eso es en lo que debes pensar.

 

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