Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

‘¡Restablezcamos a esta nación, ya!’

por Lyndon H. LaRouche

A continuación aparece la transcripción del discurso que Lyndon H. LaRouche pronunció el 3 de septiembre de 2005, y de parte del diálogo que sostuvo por internet con el auditorio internacional luego del mismo. Las moderadoras fueron Debra Hanania Freeman y Marcia Merry Baker. Más de 310 sitios alrededor del mundo —muchos de ellos congregando a varias personas—estuvieron conectados por internet, y de 50 a 100 se conectaron por teléfono. Hubo participación de Alemania, Argentina (Buenos Aires y Neuquén), Australia, Canadá, Filipinas, Francia, México (Ciudad de México y Monterrey), Perú y Estados Unidos, entre otros. En Estados Unidos hubo asambleas de hasta centenares de integrantes del Movimiento de Juventudes Larouchistas que participaron en la actividad, desde Los Ángeles, California; Houston, Texas; Seattle, Washington; Boston, Massachusetts; y Chesterton, Maryland. El videoarchivo de la presentación puede verse en su totalidad en www.larouchepac.com.

La mayoría de la gente no entiende la naturaleza de la situación, porque no está pensando desde la perspectiva que debe pensar un Presidente de Estados Unidos en un momento como éste. Tenemos una crisis ahora que, más que nada, es una catástrofe causada por el hombre, combinada con lo que de otra forma hubiera sido una catástrofe natural severa, pero controlable. El principal problema a resolver es la catástrofe causada por el hombre. De haber actuado el Gobierno de EU como debía el 2 o 3 de agosto, cuando ya se sabía que un huracán de categoría 4 o 5 golpearía la costa sur del país, un huracán que la región no estaba preparada para encarar. . . Al momento que supimos que un huracán grande, de categoría 4 o 5, venía rumbo a la costa sur de EU, cualquiera en Washington que estuviera pensando hubiera sabido que enfrentábamos una emergencia seria, y que había que tomar medidas urgentes de inmediato, bajo el supuesto de que nos iba a azotar un huracán de esa magnitud.

Eso hubiera requerido: evacuaciones, planes de evacuación, movilizar fuerzas para evacuaciones, tomar ciertas medidas de emergencia para paliar la situación. Debió haberse hecho todo esto. No se hizo nada.

El resultado fue que en vez de que fueran algunos miles de personas heridas y un número limitado de muertes, ahora estamos hablando de miles de muertos, y podría aumentar a consecuencia de las complicaciones; si no atendemos la situación como es debido, las muertes en la región podrían ascender a cien mil o más. Porque, debido a la negligencia, ahora es posible que surjan enfermedades infecciosas, enfermedades transmitidas por el agua y los insectos, que pueden alcanzar proporciones epidémicas, como la influenza aviar. Tenemos que hacer algo ya, o perderemos a mucha gente.

Comparemos, por ejemplo, la situación actual con lo que pasó el 11 de septiembre de 2001, donde el efecto de esa catástrofe se limitó básicamente al día de los sucesos. Hubo secuelas, pero menguaron con rapidez, y los efectos se concentraron más que nada en el período del ataque y en dos zonas: Washington, y más en la ciudad de Nueva York.

Ésta es una situación diferente. Por negligencia y la falta de preparación y capacidad, tenemos una catástrofe, ¡una catástrofe humana que ha venido aumentando de manera acelerada desde que golpeó el huracán! Empeora día tras día. Ése es nuestro primer problema.

Este problema también pone en tela de juicio, a nivel internacional, si EU en realidad sigue siendo una nación. Si todavía hay quien está a cargo; sí hemos de existir como nación; la ex superpotencia está convirtiéndose en un chiste repugnante. Ésa es la crisis; no son los detalles. La gente recomienda hacer esto o lo otro. ¡Cállense! No queremos esas sugerencias. Ya tenemos personas que entienden la situación, que están preparadas para actuar. Son funcionarios; saben lo que están haciendo; no necesitan tus sugerencias de lo que hay que hacer. Necesitan información, indicaciones y cosas por el estilo.

Pero lo que necesitamos es una manera de abordar esto de forma centralizada, de arriba a abajo. ¿Por qué? Porque tenemos que convencer al pueblo estadounidense mismo, y al mundo entero de que esta nación sigue siendo una gran potencia, y que es capaz de enfrentar sus responsabilidades. Restablecer la confianza en EU y su gobierno es el primer aspecto de la catástrofe humanitaria ahora mismo.

Si no podemos convencernos a nosotros mismos de que vamos a resolver esta crisis con éxito, como debe hacerlo una superpotencia, como no se ha hecho hasta la fecha, entonces no tendremos una nación. Y, porque estamos en una situación en la que el sistema monetario–financiero internacional va rumbo al peor derrumbe de la historia moderna, el de EU y su credibilidad, eso sería una catástrofe para el mundo entero.

Por tanto, ¡tenemos que afirmar la responsabilidad que tiene el Gobierno soberano de EU, en tanto superpotencia, de bregar con este problema! Tenemos que organizarnos de arriba a abajo, y si lo hacemos, podemos resolverlo.

Déjenme darles algunas indicaciones.

La evacuación. Lo primero que hay que hacer es sacar a toda la gente de esa zona. Tenemos que sacar a toda esa gente de la región; tenemos que llevarla rápido a lugar seguro. Mucha de ella ya es portadora de enfermedades, enfermedades contraídas por las condiciones a la que se expusieron. Otra está en condiciones agravadas de salud por falta de tratamiento médico. Tenemos que sacarlos de la zona de Nueva Orleáns, en particular, porque ahora ésa es un foco de enfermedades. Hay epidemias a punto de brotar. Tenemos que llevarla a un ambiente más seguro.

Uno de los lugares que tenemos—no estadios, no el Astrodomo y tonterías de esa clase, ésos son juegos de niños, seamos serios—son bases militares. Así que, en vez de andar con juegos, tenemos que llevar a esa gente pronto a bases militares, o improvisar arreglos equivalentes a bases militares. Tenemos algunas bases grandes en el sur de Misisipí, una zona propensa a las enfermedades, por lo que no es lo ideal a largo plazo. Pero hay que sacar a la gente de Nueva Orleáns y lugares parecidos ¡rápido! Hay que mudarla.

Las bases de Misisipí están ahí. Llevémosla ahí. Hay que movilizar lo que se requiera, y mudarla ahora. No hablemos de autobuses, de esto o lo otro, mudémosla ya. Tenemos otras bases. No hay suficientes dispuestas aún, pero hay otras en zonas mejores.

Tendremos que procesar a esta gente. Mantendremos a las familias unidas en la medida de lo posible. Pero algunas de estas personas estarán muy enfermas, y requerirán tratamiento especializado. Habrá que aislar a muchas porque son portadoras de enfermedades peligrosas, que contrajeron en estas condiciones: el cólera, la influenza aviar, enfermedades transmisibles por el agua o por insectos. Eso es una pesadilla en Nueva Orleáns. Tenemos que sacarlas de esa zona infecciosa y llevarlas a lugar seguro. Tendremos que clasificarlas; tendremos que llevar a cabo un “triaje” bueno, no malo. Tendremos que sacar a familias que tienen un perfil de enfermedades, y llevarlas a una zona donde recibirán la atención médica y otros tratamientos adecuados. Así que, tendremos que darles seguimiento, el trabajo social de costumbre para saber quiénes son, dónde están, quiénes son sus familias, a quién hay que contactar y así por el estilo.

Pero la forma de hacerlo es, primero, utilizar las bases militares, que están ociosas pero que siguen funcionando. Olvídense del plan de cerrar las bases militares; conservemos esas bases hasta que tengamos la capacidad necesarias para atender a toda la región. Regresaremos a la gente a la región pero, primero que nada, hay que llevarla a lugar seguro.

En vez de tratar de llevar alimentos al área de Nueva Orleáns—lo que vamos a hacer, pero no tanto—, queremos llevar a la gente a un lugar donde pueda llevársele comida de manera segura, la atención que necesita. Los campos militares son los mejores lugares para esta clase de cosas. También puede improvisarse, y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército lo puede hacer: crear campos nuevos, que serán temporales pero que, por lo menos, cumplirán la función en lo que llega el invierno. Eso por el momento.

Luego empezaremos a reconstruir.

Esto es básicamente una tarea militar. Tendremos que tomar el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y activarlo plenamente y equiparlo, incluso con dinero. Esto costará mucho dinero. Tenemos 10.500 millones de dólares que aprobó el Congreso. Eso va a ayudar, pero no basta. Necesitaremos hasta 100 mil millones de dólares tan sólo para cubrir los costos inmediatos, si es que hemos de mantener viva a la gente. ¡No hablemos de los costos, no hablemos de los 100 mil millones de dólares. Sí, hay que ser realistas, pero dénse cuenta que si no hacemos esto, ya no representaremos una nación; habremos perdido la capacidad de funcionar como nación, ¡en un momento en que el mundo entero está al borde de la peor crisis financiera que haya visto! ¡No podemos permitir que EU se hunda, porque otras partes del mundo no pueden abordar esta crisis global sin nosotros! No podemos resolver todo este problema solos como nación, pero el resto del mundo no podría resolverlo sin nosotros.

Les voy a dar un ejemplo: muchos de ustedes creen en un mito. Creen que somos una nación con problemas, y la prueba es que estamos fabricando cosas en China en vez de en Estados Unidos. Ése es un mito, es un fraude. ¿Por qué están fabricándose cosas en China e India en vez de en EU, y se dan otras formas similares de deslocalización y de la llamada globalización? ¿Por qué? ¿Por qué son mejores que nosotros? ¡No! ¡No lo son! No tienen una política de bienestar general. Miren, hay 700 millones de una población de mil millones en India que son en extremo pobres. Hay una concentración de pobres en China. India y China van muy bien en comparación con la mayoría de las naciones asiáticas. Que el 70% sea extremadamente pobre es en realidad una condición de lujo para la mayoría de los países de Asia. Tenemos naciones que están muriéndose en América Central y del Sur, en parte por nuestras políticas, y en parte por nuestra política de globalización, nuestra política de libre comercio.

Lo que pasa es que estas naciones producen más que nada para nosotros. Utilizan parte de su fuerza laboral para producir para nosotros en vez de para sí mismos. ¿Por qué? Porque tenemos un sistema de salud pública. Tenemos una política de bienestar general. Apoyamos a nuestra gente, la protegemos. Peleamos por sus servicios médicos, por su Seguro Social, por sus seguros, sus pensiones. Esos países no tienen esto. No tienen infraestructura. Por tanto, pueden producir más barato. Pero, ¿a qué costo? Matando de hambre a 70% o más de su propia población.

No están en mejores condiciones que nosotros. Somos estúpidos cuando nos metemos a ese tipo de arreglos. Nos deleita recibir bienes baratos de China sin preocuparnos de los pobres que están produciendo en ese país a precios que no satisfacen los requisitos de la población china. Hacemos lo mismo en India; lo mismo en otros países del Tercer Mundo al sur de nuestra frontera ¿Saben lo que le estamos haciendo a México, a Centroamérica, a Sudamérica con esta política de exportación con mano de obra barata?

¡Y, mientras, estamos destruyendo a EU! ¡Hemos destruido nuestra industria! Vean un mapa de EU, y véanlo condado por condado en los últimos 30 años. ¡Hemos estado destruyendo a EU! Muchos de ustedes viven en zonas que están destruyéndose. Recuerdan donde antes había una fábrica, un pueblo, cuando las cosas funcionaban. ¡Ya no! ¡Ahora estamos convirtiendo a nuestro pueblo en gente del Tercer Mundo! Con niveles de ingresos y trabajos típicos del Tercer Mundo.

El resto del mundo no está mejor parado que nosotros. Estamos actuando como estúpidos. Permitimos que se nos hiciera esto por una política mala. No hay razón de ello.

Lo que tendremos que hacer. . . Y la razón de que tengamos esta crisis en Luisiana, Misisipí y Alabama es porque abandonamos el compromiso constitucional de promover el bienestar general. Por tanto, porque estábamos cortando los costos, los costos del bienestar general, del modo que estábamos tratando de saquear el Seguro Social, ya no manteníamos el nivel de vida y el soporte para estas zonas, que les permitiera responder a muchos de estos problemas. No les hicimos llegar lo necesario a Luisiana, Misisipí y Alabama, aunque sabíamos que lo requerían, ¡porque no queríamos gastar el dinero! Porque estábamos tratando de recortar los fondos de bienestar social para librar, digamos, la guerra en Iraq, o para la nueva guerra que quieren emprender en Irán; cosas por el estilo.

Ahora estamos en una situación en la que la cuestión que nos plantea la crisis apremiante que enfrenta nuestra gente en estos tres estados en particular. . . Pero ése no es el problema. Eso plantea un problema más grande: ¿somos una nación? Y, ¿qué es lo que nos define como nación? Es obvio que el Presidente y el Vicepresidente actuales han fallado en esto. No vamos a botarlos o matarlos por eso, pero hay que reconocer que el Presidente actual ha fracasado, y, por tanto, las otras instituciones de EU que, por fuerza tienen que tomar cartas en el asunto, porque el Presidente no lo está haciendo, tenemos, juntos, que preservar nuestras instituciones, y darnos cuenta que aún somos una superpotencia, que somos la nación principal en este planeta.

Y es hora de que actuemos acorde.

Ésa es nuestra situación.

Una movilización como de guerra

Ahora bien, aquí la mayoría de ustedes, jóvenes, todavía tienen un par de generaciones, unos 50 años por delante. Sus padres no. Sus padres están entrando al último cuarto de siglo de su vida activa en tanto generación, y su vida está languideciendo. El futuro, para bien o para mal, les pertenece a ustedes, a las próximas dos generaciones, los próximos 50 años y después. Si no resolvemos este problema, no tendrán nada para el resto de su vida. La generación de sus padres podrá desaparecer, y de todas maneras lo hará pronto en el próximo cuarto de siglo; la mayoría empezará a desaparecer, a morir. Pero ustedes cargarán con esto otros 50 años. Y, como están las cosas, ahora mismo no tienen futuro.

De allí que, ustedes y su generación tienen que movilizarse para pelear por su propio futuro.

Ustedes (la generación joven—Ndr.) también constituyeron el grueso de las tropas que fueron a pelear en la Segunda Guerra Mundial. Ahora estamos en otra guerra en defensa de esta nación y lo que representa, para regresarle su dignidad a esta superpotencia, en tanto superpotencia; para convencernos nosotros mismos que somos esa potencia. Tendremos que librar esa guerra. Esta guerra que no es con armas como tal. No es una guerra que queramos, no necesitamos esa clase de guerra, pero tenemos que librarla como si lo fuera. Su generación será el grueso de la base de esta movilización general de toda la ciudadanía, tal como a mi generación la llevaron a la guerra, la reclutaron al servicio militar en la Segunda Guerra Mundial. Nosotros éramos el grueso. No éramos muy diestros, pero gracias a Franklin Roosevelt tuvimos la mejor logística del mundo. Teníamos un gran tonelaje por cada soldado que fue a ultramar, en comparación con la pobreza relativa de todos los otros ejércitos del mundo, incluso el ejército enemigo de los alemanes. Comparado con los alemanes, ¡lo que teníamos era muy superior! No porque fuéramos mejores guerreando; ellos eran mejores combatientes que nosotros; estaban mejor adiestrados, por más tiempo. Pero, nosotros teníamos logística, ¡teníamos un tonelaje puro de poder per cápita que no tenía ninguna otra parte del mundo!

Ya no tenemos eso. Pero, ustedes tendrán que ayudar a movilizar a la población de EU; tendrán que ser la punta de lanza que impulse lo que tiene que hacerse.

Ahora tenemos en torno al Senado un grupo bipartidista de senadores, y a otros dentro y fuera del gobierno, gente jubilada, generales y coroneles retirados y a otros, que pueden ayudar como voluntarios a ejecutar y cumplir las tareas requeridas.

¡Podemos salvar a esta nación! Podemos recobrar su dignidad. No podemos revivir a los que murieron por esta prevaricación, o esta transgresión que hubo, pero sí podemos salvar a esta nación. Podemos decir que ganamos esta guerra, y depende de ustedes.

El método que emplearemos es luchar como si fuera una guerra. Coroneles y generales y otros, retirados o activos, tendrán que desempeñar un papel importante, porque saben cómo hacer rápido la clase de movilización que hay que llevar a cabo para enderezar las cosas. Son los que saben cómo construir una base de un día para el otro; y tendremos que contar con más bases para la gente. Ellos son los que saben cómo organizar el transporte colectivo de la noche a la mañana; saben cómo hacerlo. Son los que simplemente están aguardando órdenes, la autorización para actuar, ¡y lo harán como voluntarios! Así que, tenemos que movilizarnos en torno a esto como si fuera una guerra, y decir: “Bueno, mira estamos viendo de entrada, francamente, cuando vemos esto de manera realista, estamos hablando de unos 100 mil millones dólares, mínimo, para salir de esto con nuestra dignidad”.

Y hay que darle al pueblo estadounidense, ante todo, el sentido de que somos una nación, de que todavía somos una superpotencia, de que todavía tenemos dentro de nosotros lo necesario, a pesar de las fallas de algunas de nuestras instituciones. Y recordarle al mundo que seguimos siendo una potencia importante en este mundo. No hemos desaparecido; no vamos a desintegrarnos. Y tendremos que regresar a corregir nuestros errores. Tendremos que regresar al preámbulo de la Constitución federal de EU, y reconocer que la ley fundamental de esta nación está en ese preámbulo, no sólo en cuanto a la defensa nacional, sino en promover el bienestar general de los que están vivos y su posteridad.

¡Hemos violado el principio de la defensa de la nación! ¡De manera flagrante! Hemos violado también la política de promover el bienestar general. Nos estamos condenando a nosotros mismos a que la gente nos desprecie, a menos que hagamos de la política de promover el bienestar general de la población y su posteridad el fundamento del gobierno, ya.

Gracias.

Diálogo

Freeman: Lyn, gracias. Tenemos un par de preguntas que te queremos hacer. Ambas vienen de las reuniones bipartidistas que han venido dándose en Washington en las últimas 48 horas, aunque estas dos nos llegan del lado demócrata.

El orden de batalla económico

La primera pregunta es, bueno, en realidad sobre el orden de la batalla, y dice: “Señor LaRouche, las cuestiones que tenemos por delante en lo que toca a la catástrofe humana y cómo abordarla, son cosas que usted ha dejado en claro. Lo que está menos claro son las cuestiones que tienen que ver con el funcionamiento continuo de la economía, dislocada por este desastre.

“Como creo que usted sabe, ahora tenemos dos grandes puertos severamente dañados por esta tormenta. El puerto de Nueva Orleáns por sí solo da cuenta del 25% del combustible de Estados Unidos, y tomará tiempo, aun haciendo los mejores esfuerzos, para que esas áreas empiecen a funcionar de nuevo. Es obvio que, la forma más eficaz de atender estas cuestiones en el marco de nuestra Constitución, es por acción del Ejecutivo. Pero parece que eso no va a ocurrir.

“Por lo tanto, encaramos la tarea de actuar como congresistas. ¿Puede usted, por favor, darnos su opinión sobre cuál debe ser el orden de batalla? Por ejemplo, ¿deberíamos tomar medidas de inmediato para congelar los precios del combustible y la comida? ¿Qué más debemos hacer para atender esta situación de emergencia temporal?”

LaRouche: Usted se refirió a este asunto de límites, de topes para los precios del combustible y la comida. Encaramos no sólo el problema de los precios sino el de la escasez del suministro, porque hemos dependido demasiado de los productos petroleros que entran por la región del Golfo. Fue un error terrible, fue un error derivado de pensar como empresa privada, y no en términos del interés nacional. Y tenemos que reconocer, como se nos recuerda ahora, que las políticas de EU tienen que basarse en el interés de Estados Unidos en tanto nación en su totalidad, no en el interés de un grupo en la nación ni de un grupo especial con intereses creados. Eso fue un error.

Ahora, vamos a tener que resolver eso. Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es limpiar el río Misisipí y las vías fluviales alrededor de Nueva Orleáns. Tenemos problemas parecidos en el sur de Alabama y Misisipí: tenemos que limpiar esa zona.

Esta es una tarea para el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, por lo que tenemos que aumentar y darle la autoridad de proceder. Ellos pueden hacerlo. Porque ahora viene la cosecha de granos y tenemos que mover ese grano, bajarlo por el Misisipí al Golfo y exportarlo. ¡Será una catástrofe si no lo hacemos! Y la única forma de lograrlo es mandar al Cuerpo de Ingenieros e instituciones relacionadas a limpiar el Misisipí y remover los escombros. ¡Eso hay que hacerlo de inmediato!

Pero alguien tiene que dar la orden. Por tanto, si la Casa Blanca no está dispuesta a darla, entonces el Congreso, un organismo bipartidista del Congreso tiene que legislar y crear instituciones que tengan la autoridad, dotadas de personal que incluyan a militares de preferencia. Hay generales y coroneles jubilados y demás que, pueden activarse para dotar de personal a estas agencias. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército entiende esto: ¡tenemos que acabar con este desorden! Y hay que darle a esta gente la autoridad, los fondos y el respaldo para que actúen y ¡actúen ya! No debatir por otra semana; lo hemos hecho demasiado tiempo; ¡esto hay que hacerlo ya!

Regresando a la otra pregunta, tenemos que hacer otra cosa. Tuvimos aquí un caso en que estaban cobrando 6 dólares por el galón de gasolina, y hay gente que se para al lado de la carretera a mofarse de los Hummers. Pero eso no es lo único. No podemos permitir una explotación especulativa (lo que ahora ocurre en el mercado mundial), que eleve el precio de los productos petroleros de los que dependen esta nación y otras, a precios flotantes. Tenemos que ponerle un tope en EU, y vamos a pedirle a los europeos y otros que hagan lo mismo. Vamos a hablarle a gente en el exterior y vamos a ponerle un tope a los productos del petróleo. Vamos a parar esta inflación, porque se basa puramente en la especulación. ¡Y los especuladores van a tener que incurrir pérdidas!

Vamos a tener energía a un precio que permita funcionar a esta nación. Estamos entrando al invierno; faltan meses, sí, pero ya estamos entrando. ¿Qué tal si no hay calefacción en el norte? ¿Qué les parece que estemos cerrando sistemas eléctricos en regiones enteras del país por falta de hidrocarburos, porque nos hemos hecho dependientes? ¡No!

Organizamos el flujo de lo que necesitamos en cuanto a energéticos, regulamos el precio, le ponemos un tope y trabajamos con otros países ¡para mantener ese precio tope!

También tenemos un problema con el suministro de alimentos; la mayoría de la gente no lo reconoce, pero nuestra cadena alimenticia está muy vulnerable ahora. Por tanto, tenemos que movilizarnos para asegurar que todo mundo pueda comer. Esas dos cosas, ahora. El gobierno federal tiene que tratar de hacer un mínimo de cosas en lo que toca a administración, ¡pero éstas son dos que tienen que hacerse! Porque, si no se hacen, todo el sistema puede volar, todo puede fracasar de no hacerlo.

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