Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

 

LaRouche habla desde Berlín

Un momento histórico mundial

A continuación reproducimos la transcripción de la videoconferencia por internet que dio Lyndon LaRouche el 6 de septiembre desde Berlín, Alemania, con un público enlazado directamente desde Washington, D.C. La reunión que patrocinó el Comité de Acción Política Lyndon LaRouche fue moderada por Jessica Tremblay y Jonathan Tennenbaum en Berlín, y por Debra Freeman en Washington. Para ver la videoconferencia, que contó con interpretación simultánea al español, visite www.larouchepac.com/spanish o www.larouchepub.com/spanish.

Jessica Tremblay: Buenas tardes. Mi nombre es Jessica Tremblay y soy representante del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) acá. Y, por supuesto, buenos días en Washington, D.C. Ésta es una videoconferencia internacional, y es la primera vez que esta clase de reunión se lleva a cabo de manera simultánea en Berlín y Washington, D.C., así que es un acontecimiento histórico y un gran honor poder presentarles al señor LaRouche en este momento.

El señor LaRouche escribió hace unas tres semanas, para su discusión, un documento titulado “Dinámica y economía”, que se envió a muchos dignatarios e instituciones internacionales para iniciar una debate sobre la solución a la crisis financiera internacional. Muchas de las preguntas que escucharemos serán parte de este proceso de deliberación respecto a la solución a la crisis financiera internacional, y representan el diálogo en curso con el señor LaRouche.

Creo que lo más importante que hay que decir es que el señor LaRouche ha señalado, en cuanto al intercambio que tendremos hoy y su presentación, que será de un significado histórico mayor que el de octubre de 1988, cuando pronosticó la caída de todo el sistema soviético del CAME. Y, si pensamos qué tan importante fue eso y lo que significó para la historia, creo que éste será un día muy especial. . . .

Entonces, Lyn, ¿estás listo?

Lyndon LaRouche: Muchas gracias.

El ciclo de la historia mundial que está llegando a su fin en estos meses, empezó con la muerte del presidente Franklin Roosevelt en abril de 1945. Mi primera presciencia del hecho de que éste era el comienzo de un nuevo ciclo de la historia, una ruptura con el antiguo, me ocurrió la noche que nuestra unidad militar —que en ese entonces estaba de paso por India, camino al norte de Birmania— recibió la noticia de la muerte del presidente Franklin Roosevelt. En el transcurso de ese día muchos de los soldados se me acercaron y me preguntaron si tendrían la oportunidad de hablar algo conmigo esa noche. Entonces, al ocultarse el sol, salimos y nos reunimos, y la pregunta era muy sencilla: “¿Qué significa la muerte del presidente Roosevelt para nosotros ahora?” La pregunta en realidad no me sorprendió mucho, pero sí estaba sorprendido. Y me escuché a mí mismo decir —y aún recuerdo mi respuesta, porque me asombró, hasta la fecha—: “En realidad no estoy muy seguro. Pero sí sé que entramos a esta guerra bajo la conducción de un gran hombre, y ahora al país lo dirige un hombre muy pequeño. Temo por nuestro país”.

Cortejo fúnebre del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt el 14 de abril de 1945. Sus enemigos aprovecharon su muerte para impulsar una nueva era imperial. (Foto: Biblioteca del Congreso de EU).

Ése fue el comienzo de un nuevo ciclo, el ciclo actual de la historia mundial.

Más de un año después, a mi regreso del servicio militar en el norte de Birmania, estuve asignado por un tiempo en Calcuta antes de regresar a Estados Unidos. Conocí a un buen número de personas, simplemente porque yo era así. Tan sólo tomé el directorio telefónico, busqué todos los partidos políticos en Calcuta, e hice citas para reunirme con los dirigentes de esos partidos, con cada uno, para averiguar que pasaba realmente en ese país. Y en el transcurso de eso, luego de reunirme con un buen número de dirigentes de la región de Bengala, se dio el caso una mañana en que se reunió un grupo de personas en la zona de tranvías de la parte norte de Maidan, entre Darma Hata y el empalme Chwringhee, algunas de las cuales yo conocía. Se dirigían a una manifestación rutinaria al palacio del gobernador general, ubicado en esta calle larga que viene desde Darma Hata, y se trataba de una manifestación de rutina, de protesta a favor de la independencia de India y cosas por el estilo.

Pero este día en particular, los guardias, que iban armados con largos palos de bambú con puntas de metal —llamados lathee—, los usaron para atacar a las personas, y mataron e hirieron a varias de ellas con esas armas singulares. Esto resultó en una protesta muy grande, porque el estado de ánimo del país era realmente explosivo en esos días. Entonces, al día siguiente hubo una afluencia de gente enorme para protestar.

Ahora bien, el Maidan —que todavía está ahí— es una zona céntrica, como un parque, en Calcuta. Y la calle principal, Chowringhee, que era entonces la calle más próspera, de comercios, corría hasta una intersección con la calle Darma Hata, que cruzaba y nos llevaba rumbo al palacio del gobernador general. La gente se bajaba de los trenes, y muchos tomaban Darma Hata hacia el cruce con Chowringhee. En este cruce había estacionados policías británicos con metralletas. Y cuando llegaron los manifestantes, abrieron fuego a punta de metralleta contra la multitud.

Al día siguiente, cuando salí a ver lo que había pasado el anterior, las calles todavía estaban cubiertas con charcos secos de la sangre de esa gente.

En consecuencia, en ese momento la población entera de Bengala prácticamente inundó Calcuta y la policía paró los trenes para que la gente no pudiera llegar. Pero millones de personas empezaron a marchar alrededor de la ciudad, día y noche. Y yo salía a la zona de Maidan, como soldado; los británicos se habían ido, sólo habían quedado los estadounidenses ahí, aparte de los indios. Y presencié esta manifestación gigantesca marchando, marchando de lado a lado, marchando nada más, marchando. Y una consigna de los hindúes era “¡Jai Hind!” Y luego otros en la misma marcha respondían, “¡Pakistan Zindabad!” Y marchaban juntos, por su libertad y contra esta monstruosidad que representaba la intervención británica en todo el Imperio Británico, en especial en los países que no lucían lo bastante blancos como para satisfacer a la monarquía británica.

‘Tendremos métodos estadounidenses’

Y, como Roosevelt había muerto. . . Y Roosevelt tenía la intención, como se lo había advertido una y otra vez a Churchill, al terminar la guerra: “No vamos a usar los métodos británicos; el mundo se va a regir con métodos americanos. ¡Vamos a liberar a las colonias! Vamos a ayudarlas a que se desarrollen, incluso el sur de África”. Y tenía planes para África, para su desarrollo. “¡Ya no tendremos tus métodos, Winston! ¡Tendremos métodos americanos!”

LaRouche, quien estaba en Calcuta al final de la Segunda Guerra Mundial, fue testigo de la lucha de los indios por independizarse del Imperio Británico. Muertos y heridos en las calles de Calcuta tras el “Día de Acción Directa” el 16 de agosto de 1946, luego de que las tropas británicas abrieron fuego contra los manifestantes; entre tres mil y cuatro mil personas murieron ese día. (Foto: www.kolkataweb.com).

Pero al momento que Roosevelt murió, murió ese plan. Y Churchill y el nuevo Presidente de EU, Truman, hicieron una serie de cosas para impedir que eso ocurriera.

Vino la recolonización. El Ejército holandés, el maravilloso holandés, entró a Indonesia a reprimir al pueblo libre. El Gobierno británico, con apoyo de EU, sacó a los prisioneros de guerra japoneses de los campos de prisioneros en Indochina, ¡y los liberaron! Mientras que EU, con Ho Chi Minh, había liberado a Indochina de la ocupación japonesa. Ho Chi Min, un aliado estadounidense. Y ésta fue la política en África y otras partes. La represión de las aspiraciones de los pueblos, mientras que Roosevelt había buscado la libertad de los pueblos oprimidos, y ayudarlos ahora con el aparato de guerra estadounidense produciendo el material necesario para auxiliar a estos países en el desarrollo de su infraestructura, en el desarrollo de sus economías, y a que alcanzaran el objetivo pleno de la libertad. Esto había cambiado.

Varias décadas después de estos acontecimientos, un amigo mío que había sido el jefe de campo de las operaciones de la [Oficina de Servicios Estratégicos] OSS en Italia, me platicó sobre su visita a la antesala de la oficina del presidente Roosevelt, adonde había acompañado al jefe de la OSS, el general Donovan, a una reunión con Roosevelt. Luego, según me lo describió, Donovan salió de la reunión muy triste y le dijo a Max [Corvo]: “Se acabó”. Y mi amigo dijo de ese momento: “Un mal momento para EU y el mundo en general se convirtió en la experiencia de décadas de la historia mundial desde el día en que murió Franklin Roosevelt”.

Entre tanto, ya para agosto de 1945 otros acontecimientos habían confirmado mi presciencia de abril de ese mismo año, sobre la suerte de la nación con Truman. El mismo veterano de la OSS que había acompañado al general Donovan a esa antesala del despacho del Presidente, también había sido testigo en Italia (porque él estuvo a cargo del espionaje contra los fascistas allá) de las negociaciones que se llevaron a cabo con el representante del emperador Hirohito de Japón. Esto fue a principios de 1945. Hirohito, el Emperador de Japón, había usado canales diplomáticos de la Secretaría de Estado del Vaticano y, específicamente, de la Oficina de Asuntos Extraordinarios de dicha secretaría, que en ese entonces encabezaba monseñor Montini, a quien más tarde el mundo conoció como el papa Paulo VI. Y en estas negociaciones que presenció mi amigo entonces, el Emperador y otros países aliados habían negociado los que a la larga terminaron siendo los términos de la rendición que vino en 1945, después del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki.

Pero Roosevelt ya había muerto.

Truman, que no sabía de las armas nucleares hasta el momento de convertirse en presidente, adoptó la política del hombre más perverso del siglo pasado: Bertrand Russell. Bertrand Russell propuso que las armas nucleares —porque él participó en el aspecto científico del lado británico— debían usarse para emprender un ataque nuclear contra la Unión Soviética, para lo cual no había armas disponibles después de lo de Hiroshima y Nagasaki (por motivos que explicaré). Y el propósito de eso, como el propio Russell afirmó y publicó antes que era la política británica y la de Truman, era el plan de guerra preventiva contra la Unión Soviética mediante un ataque nuclear, en momentos en que ellos creían que la Unión Soviética no tenía armas nucleares. Y este ataque tenía un sólo propósito, no el de derrotar a la Unión Soviética, sino de forzarla a someterse al gobierno mundial, a un imperio mundial, a la eliminación del Estado nacional soberano mediante las armas nucleares.

Y fue al final de la guerra que EU, después de la rendición alemana, más o menos en ese período, tenía tres artefactos explosivos nucleares que podían usarse como armas. Uno era simplemente un producto experimental de laboratorio, que fue la famosa bomba de prueba de Los Álamos. Había dos más: uno era una bomba de uranio, un prototipo de laboratorio, no un arma de producción en serie; el segundo era una bomba de plutonio que, también, era un producto de laboratorio, no para su producción en serie. Entonces, EU, con un Japón que tenía que rendirse, porque la principal isla japonesa estaba totalmente aislada, tanto por las fuerzas soviéticas que iban llegando a Manchuria como por la Armada estadounidense y el Ejército, la Fuerza Aérea y los submarinos estadounidenses, impuso un bloqueo: ni un solo navío japonés podía entrar ni salir de la isla principal de Japón. Y la isla principal japonesa estaba desplomándose en lo económico, porque dependía de las materias primas importadas del continente, a las que ya no tenía acceso.

Entonces, se hizo esto: ¡el bombardeo absolutamente innecesario de Japón! ¡Sin ninguna justificación militar! ¡Fue un crimen contra la humanidad! Posponer la rendición de un adversario derrotado y bombardear a la población con un arma de gran poder destructivo de nuevo cuño, no para ganar la paz, no con el propósito de ganar una guerra, sino con el fin de emprender una plan de imperialismo nuclear, ¡para eliminar la institución del Estado nacional soberano del planeta! Y ésa fue la política. Y ésa fue la política del presidente Truman.

El presidente Franklin Roosevelt enfrentó al primer ministro Winston Churchill en Yalta, el 4 de febrero de 1945. Roosevelt le dijo a Churchill, explica LaRouche: “No vamos a usar los métodos británicos; el mundo se va a regir con métodos americanos. ¡Vamos a liberar a las colonias! Vamos a ayudarlas a que se desarrollen, incluso el sur de África”.

Así, en abril, cuando tuve el mal presentimiento sobre la muerte de Franklin Roosevelt, tuve más que razón.

Tan pronto murió el presidente Roosevelt, la política estratégica del Gobierno de Truman siguió plenamente la de Winston Churchill, quien ya estaba de salida como primer ministro en ese entonces. Pero Churchill, Truman y sus cómplices acordaron seguir exactamente lo que dije: la política de Bertrand Russell; de Bertrand Russell, el hombre más perverso del siglo pasado. Hitler no era nada comparado con Bertrand Russell; sólo que no tuvo la oportunidad de demostrarlo.

Y el plan en ese entonces, al igual que hoy, de la misma facción, es un plan de imperialismo llamado “globalización”. Maastricht, por ejemplo, es un instrumento de la globalización. Maastricht es un instrumento del imperialismo. La política era establecer un gobierno mundial.

Ben Bernanke, que es el jefe de la Reserva Federal de EU, no es muy inteligente que digamos, por lo menos a como actúa. Dice que va a establecer un imperio mundial estadounidense, un nuevo Imperio Romano en todo el mundo, que, en cierto sentido, es su propia comprensión confusa —como tiene una comprensión confusa de todo lo que habla— de lo que es su propósito. El modelo del imperio, que los británicos adoptaron con lord Shelburne tras el tratado de París de 1763, la política del imperio, no era la del Imperio Romano, sino la del Veneciano. Y esto se ve hoy con toda claridad, pero Bernanke es demasiado estúpido como para reconocer esa política. También es estúpido en cuanto a algunas otras cosas, en especial la economía.

Pero el plan era uno veneciano, una política que se estableció en alrededor de 1000 d.C., cuando Bizancio empezó a desplomarse y la oligarquía financiera veneciana tomó control de un grupo que llegó a conocerse como la caballería normanda, a la que antes Bizancio había usado contra Carlomagno y su legado. Carlomagno había colaborado de manera estrecha con el califato de Harun al–Rasid de Bagdad, quien había colaborado con los judíos del Oriente Medio según el sistema de Carlomagno, en tanto política hacia los judíos, quienes tenían una política de cooperación con Harun al–Rasid y Carlomagno.

Ben Bernanke estrecha la mano de Bush, luego de prestar juramento como presidente de la Reserva Federal de EU en enero pasado. Bernanke afirma querer establecer un imperio mundial estadounidense, pero “es demasiado estúpido como para reconocer esa política. También es estúpido en cuanto a algunas otras cosas, en especial la economía”. (Foto: Kimberlee Hewitt/Casa Blanca).

El plan veneciano es el choque de civilizaciones

Pero los venecianos y la caballería normanda declararon una política contra el islam, igual que la política de Washington hoy, la del choque de civilizaciones. El choque de civilizaciones, que la agencia de inteligencia británica, la llamada oficina de asuntos árabes, estableció como la política del choque de civilizaciones, es la que hoy existe contra el islam, la misma que los venecianos y sus aliados instituyeron en las cruzadas hace poco más de 1.000 años. Y junto con eso vino, a su vez, una persecución general de los judíos y la negación de sus derechos en toda Europa. La misma política de Hitler. Y Hitler sacó esa política de la caballería normanda, que se la hicieron llegar al gran inquisidor Torquemada de España, quien se la hizo llegar al resto de Europa.

Así es que la política contra el islam, contra los judíos en varios países, es la misma: la política de la organización de las cruzadas venecianas, hasta la fecha. Ése es el enemigo, es gobernar al mundo con el método del terror de dividir y conquistar. Y ésa era la política en ese entonces.

Ahora bien, después de eso las circunstancias y los tiempos cambiaron con rapidez. En el transcurrir de los acontecimientos, después de 1948, Truman fue forzado a retracatarse y no buscar la reelección, porque la guerra de Corea era un desastre; la Unión Soviética había desarrollado armas nucleares, y lo había logrado por sí misma, independientemente de cualquier cosa que le robaran a EU. La Unión Soviética sí consiguió el modelo del arma nuclear estadounidense; lo consiguió de los británicos, a través de Canadá. Stalin tenía una alternativa, y dijo: “Si vamos a usar armas nucleares o a mostrarlas, probémoslas con el modelo estadounidense; y si fallan, culpémoslos a ellos”, cuando ellos tenían un modelo ruso que funcionaba muy bien. Y el hecho de que los soviéticos habían desarrollado este tipo de tecnología antes que EU, se demostró con las pruebas de la primera explosión termonuclear de hidrógeno, que era de clase militar en cuanto a su alta calidad.

Así, estos acontecimientos cambiaron las cosas. A Truman le dijeron: “¡Hucha, hucha muchacho!” Y parte del aparato anterior de Roosevelt, el presidente y general Dwight Eisenhower, tomó el liderato de la presidencia y, es probable, nos ahorró lo que sería una guerra nuclear en los 1950.

Pero luego el plan continuó, que es lo que tenemos que entender hoy. El plan continuó a pesar de lo que hizo Eisenhower. Eisenhower advirtió sobre esto en el momento en que dejó la presidencia, en su famoso discurso de despedida, donde habló de un complejo militar industrial controlado por intereses privados. ¡Ésa es la política del Gobierno de Bush!, ejércitos privados para suplantar a los ejércitos oficiales; arruinar y destruir los ejércitos regulares de las fuerzas armadas de los países y remplazarlos con ejércitos privados, como si fuera un sistema de la SS privada. Ésa es la política del Departamento de Defensa de Rumsfeld; ésa es la política que se lleva a cabo en Iraq; ésa es la política que se pretende aplicar contra Irán; ésa es la política que se pretende para el Sudoeste de Asia y más allá. Así que el plan continúa, no obstante la resistencia a eso por parte de fuerzas en torno a Eisenhower.

Luego vinieron otros acontecimientos. Tuvimos a Macmillan, a Harold Macmillan, el Primer Ministro del Reino Unido. Se armó un escándalo para sacarlo del poder. Y una vez fuera, tras un intervalo indecente, pusieron a Harold Wilson, quien destruyó la economía británica y sentó el precedente para ayudar a destruir el sistema que Roosevelt había establecido a nivel mundial.

Entonces, ése es el cuadro: sale Macmillan; empiezan a atacar a De Gaulle, a quien los nazis trataron de asesinar en varias ocasiones. La Organización del Ejército Secreto eran los nazis, el sector de Francia que estaba a favor de Hitler dentro del Ejército francés, los sinarquistas de Francia que llevaron a cabo las intentonas de asesinato contra De Gaulle. Lo sacaron de todas maneras, de otro modo, pero eso fue lo que pasó.

Adenauer, por presión británica, fue forzado a retirarse de manera prematura, para hacerlo a un lado. Y luego, a mediados de los 1960, sacaron a [Ludwig] Erhard y establecieron un Gobierno de coalición en Alemania para permitir que EU, a través de John J. McCloy, pusiera a su “favorito” como Canciller de Alemania: Willy Brandt. Willy Brandt no hubiera conseguido empleo alguno, ni para tirar cenizas, si no fuera por John J. McCloy.

Así que se produjo un proceso de destrucción de las reliquias de las instituciones sobre las que estaba fundada la civilización europea, en sus mejores momentos, en su proceso de recuperación del período de la guerra; fue un proceso de destrucción de la civilización y sus instituciones.

El Comité sobre el Peligro Actual y el TNP

En este proceso hay ciertas personas que se engañan creyendo que el Tratado de No Proliferación es un instrumento adecuado para impedir la guerra termonuclear. No lo es. Lo que hay que entender es el plan de Bertrand Russell de emprender ataques nucleares contra la Unión Soviética. Ese plan no ha desaparecido. Está bien vivo. Nunca se detuvo. Cuando esta idea de la guerra preventiva de Russell fracasó, optaron por abordarlo de otra manera, que fue la idea de acelerar la capacidad de proyectiles de largo alcance que transportaran armas termonucleares. Usaron esto para crear el Tratado de No Proliferación en respuesta al incidente en Cuba, ¡pero el plan nunca desapareció!

Ahora bien, hay una organización en EU que sigue saliendo a flote, que representa esa política: se llama Comité sobre el Peligro Actual. Ésta apareció por primera vez en los 1940, con Truman. Luego la escondieron, en el sentido de que Eisenhower dijo: “Desháganse de eso”. Reapareció de nuevo, en este contexto.

Luego, en 1976, durante la elección presidencial —yo fui candidato presidencial en ese entonces—, el Comité sobre el Peligro Actual se reorganizó en torno a un grupo de la Comisión Trilateral, que también incluía a Scoop Jackson, un dizque demócrata (una especie de demócrata de la Edad de Piedra, ahora fallecido, que probablemente esté más pétreo que nunca). Lo revivieron de nuevo. Yo había obtenido correspondencia privada entre estos individuos, de lo que querían hacer. Querían montar un enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética una vez que Brzezinski estuviera a cargo del Gobierno de Jimmy Carter. Así que yo advertí de esto en televisión nacional, en particular en un famoso mensaje de media hora que di en octubre, en el que lo desenmascaré y lo acabé. ¡Y ellos quisieron asesinarme!

El senador Henry “Scoop” Jackson, un demócrata nada más de nombre, recibe una copia del semanario New Solidarity de LaRouche en febrero de 1975. “Scoop” fue una figura decisiva en restaurar el Comité sobre el Peligro Actual. "Querían montar un enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética una vez que Brzezinski estuviera a cargo del Gobierno de Jimmy Carter",
pero LaRouche dejó al descubierto la operación en un discurso por televisión nacional que dio en 1976.
(Foto: EIRNS).

Ahora de nuevo, con el tipo que controla en realidad al Gobierno de Bush, que es George P. Shultz. . . Es el tipo que puso a Pinochet en el poder en Chile, el peor totalitario del mundo. ¿Quieren encontrar a alguien que no cree en la democracia? Hablen con George P. Shultz; él es quien creó al actual Gobierno de Bush; él fue quien convenció al pobre de George Bush de que buscara la presidencia; él es el que diseñó y creó el Gobierno de Bush; él fue el patrocinador de Condoleezza Rice; él es el que impulsó a Cheney, lo patrocinó y lo llevó al poder.

Él controla y se encubre hoy tras el Comité sobre el Peligro Actual, el comité de la guerra.

El peligro de que logre, con sus cómplices, que Cheney vaya a la base aérea de Offutt para emprender un ataque aéreo preventivo, sin previo aviso, contra Irán, sigue siendo uno de los grandes peligros hasta el momento. Este peligro podría llevarnos a un enfrentamiento nuclear.

De hacerse lo que tienen planeado, lo que están haciendo. . . Uno se afana en un enfrentamiento nuclear, pero de una nueva variedad en la que el mundo se despedaza con la guerra asimétrica de la suerte que vemos ahora en el Sudoeste de Asia, que está diseminándose por todos lados, y seguirá ocurriendo, a no ser que lo paremos.

Esto va a continuar, y hay la intención de usar armas nucleares. El Comité sobre el Peligro Actual significa guerra nuclear, si se permite que sigan adelante con sus planes.

De modo que la gente hoy tiene que darse cuenta de que no puede decirse que podemos escondernos tras del Tratado de No Proliferación. Y, de hecho, el asunto es que al Gobierno de EU no le importa si Irán desarrolla armas nucleares o no. No les importa. Preferirían que lo hicieran, porque la intención del Gobierno de EU, es decir, del Gobierno de Bush, respecto a Irán, no es que estén molestos con su programa nuclear. ¡No les molesta en lo más mínimo! ¡Mienten! ¡Lo que les molesta es la existencia del Gobierno iraní! Su programa no es uno de no proliferación; su programa es de cambio de régimen. Y el cambio de régimen quiere decir lo que dijo Bernanke: un imperio mundial.

Pero no está hablando de un Imperio Romano, porque es muy estúpido y no sabe de lo que habla en realidad. Es un imperio a la veneciana, que hoy en día, si es que entendemos la historia, es el modelo, es de veras el modelo liberal angloholandés.

El modelo liberal angloholandés quiere decir sofistería; quiere decir gobiernos que no tienen principios; sólo tienen la sofistería. Hacen lo que les da la gana. La razón de esto es: “Deja que el dinero rija al mundo”. Ésa es la política de John Locke, la de Bernard Mandeville, la de los británicos en general, la política de los holandeses. Simplemente vean a la población holandesa y traten de encontrar a alguien mayor de 70 años en Holanda vivo. Eso es el liberalismo.

Ésta es la clase de política con la que estamos bregando: la idea de que los banqueros gobernarán al mundo, o que grupos financieros deben gobernar al mundo y que los gobiernos no sean más que juguetes de eso. Eso es lo que tienen en Europa, por ejemplo, en la forma del mentado sistema de banca central independiente. Y un sistema de banca central independiente no es una institución del gobierno; es una institución privada que, debido a que los gobiernos se someten a los banqueros, el Estado no hace nada que el sistema de banca central independiente no le permita. Si lo hace, pueden tumbar al gobierno. Y los gobiernos parlamentarios son muy fáciles de tumbar. Así que si uno tiene un gobierno parlamentario y está sometido a un sistema de banca central independiente, su gobierno puede ser derrocado casi de manera instantánea, cada vez que no se complazca al sistema de banca central independiente, que son los financieros que lo controlan.

Ésa es la situación de Europa ahora. Éste es el significado de Maastricht; es un paso hacia el imperialismo, hacia la destrucción de la soberanía de todo país europeo. Y quieren hacer lo mismo con EU, y con el resto del mundo también.

Ése es el problema.

Una crisis de desintegración general del sistema

Ahora bien, para entender esto, lo que quiere decir es que la política que se introdujo durante el período de Truman por presión de los liberales angloholandeses contra la política de Roosevelt inició un cambio en la historia mundial, inició un ciclo de la historia que viene de marzo de 1945, de la muerte de Franklin Roosevelt, hasta el presente. Lo que tenemos ahora en el mundo es una crisis de desintegración general de ese sistema. Y como el sistema se está desintegrando, los banqueros al nivel más alto, que entienden esto, están empezando a realizar cambios fundamentales en las formas de gobierno y otras cosas de inmediato. Porque el viejo sistema se acabó. Puede ser cuestión de días o semanas para que todo el sistema financiero del mundo se venga abajo, y no habrá ninguna parte del mundo que escape a este derrumbe, al derrumbe de EU y Europa.

Consideren nomás la secuencia: ahora mismo el detonador probable del derrumbe es la burbuja de las inversiones en bienes raíces británicas y estadounidenses con repercusiones en Europa, que las vemos ahora en Alemania, en especial en el período reciente, con las liquidaciones de activos de los fondos especulativos, el Heuschrecken. Si esto se viene abajo, esta inflación —organizada por Londres, por el Banco de Inglaterra, sus círculos, y el sistema de la Reserva Federal de Alan Greenspan— depende en su totalidad de la inversión hiperinflada de los bienes raíces. Esta burbuja está a punto de venirse abajo. Una vez que la burbuja de los bienes raíces se venga abajo, todo el sistema lo hará. Estamos en un momento en que podemos decir que el mes de septiembre quizás sea el momento para una desintegración total de reacción en cadena del sistema. Esto implica, ya, al sistema trasatlántico, pero también quiere decir Asia, India, China. Porque estos países, en Asia, dependen ahora del mercado que representa la avalancha de dinero fácil que fluye desde Japón hacia las operaciones del mercado de dinero en Europa y las Américas.

Por tanto, si este sistema se viene abajo, entonces, en consecuencia, las exportaciones de China se vienen abajo, las exportaciones de India se desploman de conformidad. ¡No hay soluciones asiáticas! Algunos afirman que si Europa y EU se derrumban, eso quiere decir que Eurasia prosperará. ¡No! ¿Cuanta gente pobre hay en Asia? ¿Qué porcentaje de la población de India y otros países asiáticos es pobre, en extremo pobre? ¿Cuántos pobres hay en China? Puede que existan millonarios y multimillonarios en estos países, pero también hay una gran cantidad de pobres; y la gente pobre es mucho más importante que la rica, porque ellos son la mayor parte de la población. Si hay una reacción en cadena, una crisis social en estos países, se irán también al pozo junto con Europa y EU.

El intercambio de LaRouche con quien pronto sería el presidente Ronald Reagan (aquí en un debate como candidatos en Cóncord, Nueva Hampshire, en 1980), llevó a este último a adoptar su propuesta de la IDE en marzo de 1983; más tarde, LaRouche pronosticó atinadamente la caída de la Unión Soviética y la reunificación de Alemania en un discurso histórico que dio en octubre de 1988 en el hotel Kempinski de Berlín. (Fotos: Stuart Lewis y Dean Andromidas/EIRNS).

Por consiguiente, ése es el problema que enfrentamos. El problema que enfrentamos es que, a no ser que se tomen medidas que sean factibles, racionalmente factibles, para impedir este crac mediante un cambio fundamental e inmediato del sistema económico y monetario–financiero internacional, no queda mucha esperanza para la vida en este planeta por algún tiempo en el futuro.

Esto, como dije, es a manera de introducción.

Ahora déjenme volver la atención a algo que ocurrió a mediados de este transcurso, por así decirlo, desde el fallecimiento de Roosevelt hasta el momento actual de la crisis, del ciclo completo. Regresemos, primero que nada, a febrero–marzo de 1983, y luego a octubre de 1988, y consideremos ese período. Para entender eso, por ejemplo, veamos lo que pasó entonces, el 12 de octubre de 1988, en el hotel Kempinski Bristol. Ustedes lo verán en pantalla. [Lo que sigue es la trascripción de algunos extractos del discurso de 1988.]

El pronóstico de LaRouche de 1988

“El propósito de estar aquí en Berlín, como ha dicho Volker, es para que conste en actas en esta ubicación geográfica y política, una declaración formal, una declaración breve sobre la política de EU, un cambio en la política de EU sobre la perspectiva de la reunificación de Alemania. Esta declaración, entre sus otros efectos, será parte integral de un programa a escala nacional de media hora que se transmitirá en EU antes de las próximas elecciones, y que tendrá algún impacto en ellas.

“También debo aclarar, antes de leer la declaración, que soy un economista en la tradición de gente como Leibniz, Alexander Hamilton de EU y Federico List de Alemania, por supuesto. Mis principios políticos son los mismos de Leibniz, List, Hamilton y, claro, por ende, son congruentes con la política de Federico Schiller y Guillermo de Humboldt. Y, como los fundadores de mi república, debo decir que tengo una fe incólume en el principio de las repúblicas de los Estados nacionales absolutamente soberanos. Por consiguiente, me opongo y trataré de impedir con todos los medios a mi alcance el intento de destruir las soberanías de los Estados nacionales independientes por medios tales como Europa 1992 y cualquier otra cosa que pudiera socavar la soberanía de cualquier nación.

“Sin embargo, al igual que Schiller, creo que cualquier persona que aspire a ser un alma bella debe ser al mismo tiempo un verdadero patriota de su propia nación, pero también un ciudadano del mundo. Por estos motivos, en los últimos 15 años me he vuelto un especialista en los asuntos exteriores de mi país. Como consecuencia de este trabajo, he logrado una influencia creciente y significativa en algunos medios en torno a mi propio gobierno sobre el tema de la política exterior y la estrategia de EU. Mi papel durante 1982 y 1983, al colaborar con el Consejo de Seguridad Nacional para darle forma a la adopción de la política que después se conoció como la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), es un ejemplo de esto.

“Aunque los detalles son confidenciales, puedo asegurarles que hoy hablo en momentos en que mi influencia sobre la toma de decisiones en parte de las instituciones estadounidenses es más grande que nunca en estos momentos. Por tanto, puedo asegurarles que la declaración que voy a leerles, sobre el tema de la propuesta y las perspectivas de la reunificación de Alemania, es una propuesta que será estudiada con mucha seriedad entre los círculos institucionales pertinentes de mi país.

“Ahora la declaración misma.

“En condiciones adecuadas, muchos estarán de acuerdo hoy en que ha llegado el momento de que se den los primeros pasos hacia la reunificación de Alemania, con la perspectiva obvia de que Berlín pueda reanudar su papel como la capital de la nación”.

La IDE vs. el derrumbe económico

El trasfondo es el siguiente: como dije antes, en 1976 conseguimos este documento del Comité sobre el Peligro Actual, que planteaba una amenaza, una amenaza nuclear a la entonces Unión Soviética, como una artimaña, una finta, una maniobra política. Eso, debido a mi reacción a ello —que sí cambió parte de la política del Gobierno de Carter, porque nosotros lo destapamos, no pudieron llevarlo a cabo—. Quisieron deshacerse de mí, pero yo empecé a trabajar en una organización que habíamos fundado en ese período, la Fundación de Energía de Fusión, que representaba a algunos de los principales científicos de EU y otros países. Por tanto, teníamos una capacidad científica que nos permitió definir las alternativas al uso de andanadas de proyectiles balísticos como método para controlar los asuntos mundiales.

Esto llegó a ser parte de mi campaña presidencial para la designación del candidato del Partido Demócrata en 1980. En ese proceso, me reuní personalmente con Ronald Reagan, entonces candidato, y luego tuve otro acercamiento con él, ya como presidente. Y tuve una cierta relación con la gente de Reagan en esa época. Tuvimos una entrada con un funcionario del Gobierno soviético en la ONU, quien dijo que su gobierno estaba interesado en averiguar si habría otras opciones para discutir con el nuevo presidente. Así que yo envié un mensaje a la gente pertinente en las instituciones de la presidencia, y les dije que un funcionario soviético nos había abierto esa puerta y recomendaba que el Gobierno de EU adoptara la alternativa de deliberar, lo cual sería del interés de ambas partes.

Así que el Gobierno de EU, a través del Consejo de Seguridad Nacional, aceptó la idea de que yo fuera el interlocutor de estas negociaciones confidenciales con el Gobierno soviético, mismas que sostuve entre febrero de 1982 y febrero de 1983. En estas conversaciones, yo planteé la situación y propuse que los Gobiernos soviético y de EU, junto con otros, tenían la capacidad de desarrollar un nuevo sistema que, con su acuerdo, podría impedir el uso de un ataque nuclear como táctica exitosa para cambiar la política mundial. En ese tiempo, en este proyecto estaban oficiales de alto rango destacados en Alemania, Francia, Italia y EU, y otras personas pertinentes vinculadas a mí en ese período. Todo parecía ir bien, hasta que Andrópov fue ratificado como el nuevo Secretario General de la Unión Soviética. Tuvimos nuestra última conversación con el representante soviético en Washington, y me dijo que su gobierno, con Andrópov, rechazaría la oferta. Yo le expuse exactamente cuál sería el ofrecimiento, lo que yo pensaba, y le dije lo siguiente: “Si el Presidente de EU acepta mi propuesta —y le expliqué lo que sería la oferta, en mi opinión—, y si él se la presenta al Gobierno soviético; y si el Gobierno soviético luego insistiera en rechazarla, el Gobierno soviético se derrumbará en cuestión de cinco años”.

Y sí se vino abajo como en cinco años.

Así que yo soy bastante bueno en esta clase de cosas, de pronósticos, y esto es muy pertinente para la situación que estamos discutiendo aquí hoy. Esto fue parte del ciclo. Esto fue un momento que demostró que uno puede cambiar el ciclo. Uno puede cambiar el ciclo mediante acuerdos entre los gobiernos, en particular el concierto poderoso de gobiernos que, si acuerda cambiar la política, puede cambiar el ciclo. El problema es que desde que se introdujo esa política, a la muerte de Franklin Roosevelt en abril de 1945, ¡el mundo ha estado funcionando conforme a ella!

Se han dado cambios en muchas cosas, pero el plan ha seguido igual, la política estratégica. Eso nos ha llevado al momento en que todo el sistema mundial, en este momento, está al borde de un desplome de reacción en cadena. No estamos hablando de un crac financiero ni de una depresión, sino de la desintegración de la economía mundial. Porque el problema hoy es que, a consecuencia de varias cosas —y voy señalar cuáles son los problemas—, entre fines de los 1980 y hoy la gente diez años mayor que yo en general ya ha muerto o se volvió inactiva. En Europa y EU, las han remplazado en los cargos de conducción con gente que proviene del estrato social del 20% de mayores ingresos en sus poblaciones respectivas.

O sea, la gente que nació entre 1946 y 1957 —por ejemplo, durante la recesión estadounidense de 1957—, a la que le lavaron el cerebro en general, como una política de lo que se llamaba el Congreso a Favor de la Libertad Cultural; el lavado de cerebro de una generación entera, desde su infancia hasta este período, resultó en el mismo tipo de efecto visto en la Grecia antigua, en la antigua Atenas, cuando la secta de Delfos incorporó el condicionamiento a través de la educación de la juventud ateniense y demás culturas griegas. De modo que Atenas cometió un crimen contra la humanidad en la isla de Melos, un genocidio contra la isla de Melos, y toda la cultura griega se vino abajo a consecuencia de la continuación de dicha política, que desembocó en lo que se conoció como la guerra del Peloponeso. Y Grecia jamás se recuperó, hasta la fecha, de esa política de Atenas.

“Antes de que se inventaran los sesentiocheros, la gente solía pensar que lo que hacía con su vida iba a hacerse realidad en sus hijos y sus nietos. Lo que es bello para mí, es el hecho de que mi vida podía mejorar las cosas para la generación venidera”. La heroína de los derechos civiles Amelia Boynton Robinson, una nonagenaria, estudia el globo terráqueo con un joven amigo. (Foto: Richard Welsh/EIRNS).

Los sesentiocheros lavados de cerebro

De manera similar, las mismas fuerzas tras el Gobierno de Truman introdujeron la misma política, conocida como Congreso a Favor de la Libertad Cultural, que tuvo mucho peso especialmente en Francia, en Alemania, por medio de los remanentes del movimiento existencialista, y en EU. Tuvimos un lavado cerebral de sofistería, la versión moderna de la sofistería de la Grecia clásica en estos países. Y tienen el problema de que ahora hay gente de una perversidad igual de inmoral que la de los nazis. Pero los nazis tenían acceso a un conjunto de recursos, de administradores que eran competentes en lo técnico. Los nazis eran un peligro, porque en lo tecnológico eran muy competentes; los alemanes eran tecnológicamente competentes, los más competentes de Europa. Cuando se toma lo más apto de una población, de una economía, en lo tecnológico, se tiene una maquinaria que, si se orienta a lo perverso, es muy poderosa y muy eficaz en hacer el mal. De hecho, sin la alianza de EU con José Stalin ¡no hubiéramos derrotado a los nazis!

Fíjense ahora: hoy en Alemania y otros países europeos, al igual que en EU, a la generación que se retiró o murió hace unos 10 o 15 años, que era competente, la ha desplazado una generación de la que es típico Ben Bernanke, ¡una generación de gente de una incompetencia peligrosa! Son perfectamente capaces, en ciertas circunstancias, de usar armas para controlar el mundo; pero no podrían sostenerlo, no podrían mantenerlo en lo económico.

Y ése es nuestro problema: que tenemos esta sofistería. Ellos dicen: “Bueno, lo que le importa a la gente es la opinión pública”. Tenemos la enajenación del 80% de la población de abajo por parte del 20% de arriba. La política estadounidense la decide en lo principal el estrato del 20% de mayores ingresos; ¡y ya va para el del 3% de ingresos más altos! Y eso es lo que estamos tratando de romper dentro del Partido Demócrata; es exactamente eso, que el Partido Demócrata regrese a la orientación de Roosevelt y regrese al pueblo, a la gente común, para inspirarla y elevarla. Regresar a las regiones pobres del mundo, donde la población es pobre, y ganársela para darle una vida que debiera ser accesible para ellos, una mejor forma de vida. No fundar la política en la opinión pública, sino en hacer el bien para la mayoría de la población, hacer el bien para las próximas generaciones de pueblos enteros.

Y es aquí donde radica el problema.

Hay incapacidad; la incapacidad dice que, “si tengo dinero, no me importa”. Hay padres de familia que andan entre los 50 y 65 años, que a veces tienen hijos, y uno a veces se pregunta cómo le hicieron, porque no parecen importarles mucho. Los consideran más como una molestia, un problema que tienen que controlar. Y ese problema es lo que impera en la sociedad.

El otro aspecto de esto, que va de la mano, es que la economía no está basada en el dinero; ésa es la gran ilusión. El dinero es un instrumento necesario para organizar el circulante en la sociedad. Pero, como se demostró con Roosevelt, con un sistema de regulación el dinero no tiene ningún valor intrínseco. La esencia del liberalismo británico, del liberalismo angloholandés en Europa, es que el dinero sí tiene un valor intrínseco. La base de su valor es algo así como el juego de azar, del modo que lo describen Mandeville y otros de esa inclinación. Hay sistemas que dicen que uno tiene que someter la política económica a que cumpla los requisitos de la circulación del dinero. En tanto que Roosevelt hizo exactamente lo contrario: establecimos un sistema de regulación, en términos de prioridades, en términos del sistema fiscal, etc., que mantuvo la economía en equilibrio.

Inversión en la infraestructura a gran escala

Miren, lo decisivo que tenemos que hacer ahora mismo, es que tenemos un mundo que está en un estado de colapso, de desplome físico y económico; la infraestructura en Europa se viene abajo; la infraestructura de EU está derrumbándose. Ya no podemos mantener a la población actual en las condiciones peresentes con estos sistemas. Tenemos que cambiar. Tiene que haber inversiones a gran escala en la gestión de aguas; grandes inversiones en el sistema de transporte, en lugar de tener todos esos automóviles que embotellan el tráfico. Debe haber inversiones en la salubridad; inversiones para desarrollar el territorio, plantar más árboles y demás cosas por el estilo.

Como 50% de cualquier economía bien organizada, una economía moderna, tiene que destinarse a sectores que no sean ni trabajos de oficina, en un sentido, ni poco calificados, sino cosas que sean inversiones en la infraestructura económica básica, que son inversiones que tienen un promedio de vida física de entre 25 y 50 años, y son posibles por el patrocinio del gobierno en la creación del capital que se ha de prestar para invertirse en estos proyectos y también en inversiones privadas que sean contribuciones a la sociedad, y luego, al regularlas y protegerlas con garantías de precios por medio de niveles de precios justos, no de libre cambio. Si va a invertirse en una empresa, no la llevas a la quiebra bajando los precios tanto que no pueda con su propia inversión. ¡Se regula! Uno regula los gravámenes. Uno regula los precios, como lo hicimos con Roosevelt.

Nosotros produjimos, desde el momento en que Roosevelt asumió el cargo y al final de la guerra, ¡la maquinaria económica más grande del mundo jamás vista! Nosotros no derrotamos a los nazis porque fuéramos mejores soldados. No. Derrotamos a los nazis porque teníamos toneladas de materias primas, en tanto que ellos, apenas cientos de libras. Contribuimos a la capacidad soviética para destruir al Wehrmacht con materias primas; con tanques y muchas otras cosas, como aviones, la capacidad de fabricar aviones, la capacidad de construir tanques; logística.

Por tanto, puede decirse que 50% del ingreso nacional debe considerarse para la reinversión y el mantenimiento de la infraestructura económica básica. Nada de libre mercado.

En la iniciativa privada uno busca el ingenio. Uno quiere el producto del productor ingenioso, creativo y útil. Uno quiere dar oportunidades. No se quieren demasiadas industrias grandes. Uno quiere lo que se llama industrias medianas, no de accionistas, en las que el propósito de la inversión no es el de producir ganancia para el accionista. El propósito de la inversión es permitirle a un empresario levantar una empresa que sea útil a la sociedad, y cuya razón de existir no sea simplemente hacer montones de dinero, sino que sea un éxito, el éxito para las generaciones venideras de una industria que sea útil para la sociedad.

Lo clave en esto es que la gente no entiende qué es el valor. El valor no es monetario. El valor monetario pertenece a un sistema esclavista o a una forma degenerada de sociedad. La fuente de la riqueza no es la especulación ni la competencia de precios. La fuente de la riqueza es fundamentalmente la ciencia. La fuente de la riqueza es el dominio de los principios de la naturaleza por parte de la mente individual, que ningún animal puede descubrir; es la aplicación de estos descubrimientos de principios para aumentar el poder del hombre, per cápita y por kilómetro cuadrado, sobre el territorio de la sociedad.

Lo mismo es cierto en la cultura, la cultura clásica, que es el modo de desarrollar las relaciones de la gente con otros, que les permita cooperar y ser más productivos, que les permita pensar como solían hacerlo (incluso en las culturas más pobres, la gente acostumbraba pensar). Antes de que se inventaran los sesentiocheros, la gente solía pensar que lo que hacía con su vida iba a hacerse realidad en sus hijos y sus nietos. Lo que es bello para mí, es el hecho de que mi vida podía mejorar las cosas para la generación venidera, y que yo pueda vivir de ese modo, en que tengo el sentido de participación en la inmortalidad, lo cual se logra de maneras parecidas con el arte clásico.

El desarrollo de una cultura bella

El desarrollo de una cultura bella, de un pueblo bello, no bello porque tenga tatuajes o porque usen cacharros en la cara o cosas así, sino bellos porque sudan y trabajan y se sacrifican para asegurarse de que la siguiente generación sea mejor, más capaz que su generación. Y ellos van a ver que sus nietos son mejores, en términos de oportunidades y capacidades, que cualquier otro que conozcan. Ellos dicen: “Mi vida no es en vano. Mi vida significa algo”.

Pero vivimos en una cultura corrupta. ¿En qué sentido? Corrupta como la de Zeus, el Zeus olímpico, como lo describe el Prometeo encadenado de Esquilo. Vivimos en una cultura que dice: “Sé práctico. ¡No me hables de teoría, no me hables sobre cultura! Yo quiero tener lo mío ahora. Yo quiero tener satisfacción sexual. Yo quiero entretenimiento. Yo quiero algunas drogas para arreglarme la cabeza, para que no me moleste, que no interfiera con mi placer”. ¿Hmm?

Hemos arribado a una sociedad que trata a la gente como animales: “No pienses. No descubras. No seas creativo. No pienses en la inmortalidad. No pienses en las generaciones futuras. Sólo piensa en como irla pasando, ¡y a gozar!” ¿Hmm? ¡Esto es lo que le hemos hecho a la gente! ¡Ésta es nuestra cultura!

Miembros del Movimiento de Juventudes Larouchistas participan en una escuela de cuadros en California. “Tenemos que crear una generación que tenga un componente sobresaliente de gente que sea el cimiento del desarrollo futuro de la ciencia. . . ciencia, como una forma de pensar sobre lo que uno va a realizar, lo que uno va a lograr”. (Foto: Alexandra Phillips/EIRNS).

Pero si no progresamos, si no hacemos avances científicos y tecnológicos, ¡entonces las generaciones venideras serán peores que nosotros! Lo cual es la tendencia actual. Si no desarrollamos la cultura, la siguiente generación será más bruta que nosotros, y eso no es inmortalidad.

Por ende, el valor económico, ante todo, viene del valor económico físico. La capacidad de brindar un mejor nivel de vida físico a los miembros de la sociedad, per cápita y por kilómetro cuadrado; eso es un valor. Esto se logra en lo fundamental mediante el progreso científico y tecnológico. Pero el progreso científico y tecnológico no funciona a menos que haya progreso cultural. Y, por tanto, la sociedad depende de estas consideraciones; de que la forma en que se transmiten las ideas en una sociedad se fundamente en la cultura. Y la forma en que uno se desarrolla, es que uno mejora la cultura. Las culturas están ligadas a los idiomas. La cultura —porque involucra la comunicación— significa que uno tiene que usar el medio del lenguaje como lo hicieron todos los períodos clásicos del idioma. Uno no emplea simplemente palabras con significados literales, como si fueran piezas que uno usa para jugar, sino que las palabras están colmadas de ironía, plenas de contradicciones, plenas de ingenio sobre qué tan disparatada fue tu idea, qué tan irrelevante es para la realidad.

Y, mediante el gran drama clásico, mediante el trabajo musical, uno se da cuenta de que una nota no se canta; no existe tal cosa como una nota fija. Es una función irónica de la coma pitagórica, en el contrapunto. Lo que uno ve en la partitura no es lo que uno debe escuchar, sino algo mejor que resulta de la interacción y la dinámica de ello.

Lo otro es esto: que este tipo de modo de pensar mecanicista sobre el hombre, que hoy domina en la sociedad y permite que ocurra mucho de lo perverso, se denomina opinión mecanicista de Descartes. Se piensa en la gente como pequeños guijarros, se piensa en los objetos como guijarros; llevamos la estadística de detalles, guijarros que no significan nada.

Los sistemas reales son los que llamamos dinámicos. Por ejemplo, los sistemas vivos, ¿en qué se diferencian de los sistemas inertes? En la dinámica. Los mismos elementos que reaccionan en los sistemas vivos existen en los inertes, pero reaccionan de manera diferente. Pero, ¿por qué? Debido a la dinámica, como señalara Vernadsky. La sociedad no es una colección de individuos “haciendo esto”, que interactúan todo el tiempo. La sociedad es la interacción de la gente, la interacción de procesos. Por tanto, uno tiene que pensar de forma dinámica.

Piensa dinámicamente; el reduccionismo no funciona

Vean la economía de todos los peritos en estadística. ¿Qué hacen ellos? Siguen los métodos estadísticos. Los métodos estadísticos son métodos reduccionistas cartesianos; no funcionan. Todos los economistas, en el sentido del pronóstico económico, todos los que conozco, son unos ineptos, porque piensan en términos estadísticos. Se les enseña a pensar en términos estadísticos. Son incompetentes.

El Movimiento de Derechos Civiles Solidaridad (BüSo) pugna por la reindustrialización de Berlín en la campaña por la elección municipal del 17 de septiembre. Berlín está perdiendo su industria gracias al régimen de Maastricht de la Unión Europea y, por tanto, no puede generar el ingreso suficiente para mantener a su población. (Foto: James Rea/EIRNS).

Uno tiene que pensar en términos de la dinámica. ¿Cómo puede uno mejorar el proceso total de la sociedad, el proceso de cooperación en la sociedad, en la producción, en el trabajo? Ésas son las cuestiones, y ésa es mi especialidad, esta cuestión de la dinámica. Y lo que estamos haciendo ahora, por ejemplo —y simplemente para terminar, porque sé que queremos tener más deliberación y tengo mucho más que decir, pero no se puede embutir todo en una sola ocasión—, nos estamos dirigiendo a jóvenes entre los 18 y los 30 años, y los ponemos en un programa educativo que se fundamenta en la dinámica. En la ciencia física, empiezan con el estudio ancestral de la esférica, que en realidad es otro nombre para la astrofísica, transmitida como método de los egipcios a los griegos. Ésta es la obra de los pitagóricos, la obra de Platón y cosas parecidas. La tradición de la Academia de Platón, con gente como Eratóstenes en Egipto y demás. Empezamos con eso. Luego los pasamos realmente a la física riemanniana. Y la totalidad de la ciencia física moderna se ubica en esencia en el método de Kepler, cuando este proceso que él inició en la ciencia sistemática avanzó gracias a Riemann, de la dinámica riemanniana.

Sabemos que hemos perdido la generación científica, principalmente mi generación y otros más viejos; ya fallecieron. La generación a la que se educa ahora en las escuelas y universidades, en general es una inepta en la ciencia. No es su culpa, sino que se les ha educado de manera incompetente. Se les ha educado bajando el nivel, al modo de los sesentiocheros, a una cultura posindustrial que ya no entiende la ciencia física.

Así que tenemos que ver a los que andan entre los 18 y 30 años, si pensamos en el futuro y en los planes. Tenemos que asegurarnos de que se les eduque y se desarrollen para pensar en términos de la dinámica, en esos términos. Tenemos que crear una generación que tenga un componente sobresaliente de gente que sea el cimiento del desarrollo futuro de la ciencia. Ciencia, no como algo contemplativo; ciencia, como una forma de pensar sobre lo que uno va a realizar, lo que uno va a lograr.

Hemos llegado al grado que los sistemas estadísticos mecanicistas que son populares y se enseñan hoy día —como ese pobre idiota Bernanke, que no sabe otra cosa—, esos sistemas no funcionan. Si te adaptas a ellos, eres un tonto, te suicidas culturalmente. Debe crearse, como en el caso de Berlín aquí. . . Berlín es emblemático de este problema —en gran medida debido a Maastricht—, pero Berlín no es capaz de generar suficiente ingreso como para mantener a su población actual, debido a que carece de industria. Está perdiendo su industria, y sin industria no se puede crecer. ¡Ni siquiera puede seguir existiendo! ¡Eso está fuera de debate! El problema sólo es debatible desde la perspectiva de la gente que odia a Alemania, que quiere acabar la industria, o de gente tonta que no quiere trabajar, que no quiere producir nada. Pero es un hecho que la palanca que uno tiene cuando realiza trabajo creativo, como funciona en una industria moderna tecnológicamente progresista, ¡crea más riqueza de la que se requiere para emplear a la gente que la produce! Creas un nivel de vida más alto en el empleo de la gente que produce, que en cualquier otra cosa.

La peor economía es una de servicios, una economía de servicios no calificada, una condenada por su propia voluntad.

¡Pero ésta no es una característica de Alemania, de Berlín o de cualquier otro lugar! Es una característica de Europa y EU, que fueron lavados del cerebro por el Congreso a Favor de la Libertad Cultural, los sesentiocheros a los que se les lavó el cerebro para creer en: “¡Quítate la ropa, bota el cerebro y vete a divertir!” ¡No creen en producir! No existe la satisfacción de los logros, no existe la satisfacción intelectual. ¡Sólo quieren entretenimiento! Porque todo lo que hacen es de por sí aburrido. Sólo les emociona si no lo hicieron ayer. ¡Ya no les da placer y satisfacción la capacidad de entender lo que es una idea real! La alegría de trabajar porque a uno le guste trabajar. No se trabaja porque uno necesita el dinero. Sí, uno necesita dinero para vivir, ¡pero trabaja porque le gusta! Uno tiene una sensación de que eso es importante, de que está haciendo algo importante por la humanidad. Uno puede caminar con orgullo por la calle como una persona que está haciendo algo por la humanidad y que no le avergüenza la vida, vivir.

Y le hemos hecho eso a toda una generación, a la generación que nació entre 1945 y 1957. En general, la destruimos, en especial a aquéllos a los que se les dijo que serían parte de la clase más alta, que iban a ser más listos yendo a las universidades (no iban a saber nada, pero serían muy listos); que iban a estar al frente, a ser importantes, con un ingreso mayor que el del resto de la población; que mirarían con desprecio al resto de la gente como fracasados, al 80% de menores ingresos, que es hoy la situación en Europa y EU.

‘Dejen de ser simios’

Lo que tenemos que hacer es simplemente reconocer esta clase de hechos, de que nos encontramos en una cultura que tiene características dinámicas y hay ciertas personas en ella que han organizado para que esta sociedad funcione en torno a ciertas ideas, ciertos sistemas de organización que han causado este ciclo, desde la muerte de Roosevelt hasta el presente, este derrumbe general de la civilización en todo el mundo. Y nunca nos liberaremos de este desastre, a menos que nos levantemos y digamos: “Dejen de ser simios”. ¿Hmm? Pónganse de pie y digan: “Vamos a cambiar al sistema mundial ahora mismo”. Lo podemos hacer; porque cuando la gente se da cuenta, como ha ocurrido antes —todas las grandes revoluciones han hecho esto—, de que no puede seguir por el rumbo que lleva, que no existe la posibilidad de vivir con este sistema en los próximos diez años ni cinco años, ¡ni siquiera dos!, ¡entonces saben que tienen que cambiar! Y ése es el momento en que ocurren las revoluciones.

Ahora bien, las buenas revoluciones no son las sangrientas. Las buenas revoluciones se basan en las ideas y en el valor de éstas. Y el problema que tenemos ahora, el problema más grande que veo, es que tenemos gente que no carece de inteligencia, sino de valor. No se atreve a dar la cara para ejercer la clase de liderato que se requiere, a “quemar las naves”, por así decirlo, ni chocar con la autoridad que está deteniendo a la sociedad. Y decirle a la autoridad que la está deteniendo: “¡Eres un obstáculo! ¡O cambias o te quitas de ahí!”

Éste es el momento en que haces revoluciones industriales, revoluciones culturales, los grandes avances. Eso fue lo que ocurrió en Alemania con Moisés Mendelssohn y Gotthold Lessing, quienes inspiraron a una Alemania que iba camino al desastre, al igual que el resto de Europa con el liberalismo, y causaron una erupción en Alemania: los clásicos alemanes, que rejuvenecieron otras partes del mundo, incluso a a EU, aun a Francia y otros lugares.

Una revolución de ideas, como la representa la obra de Gauss, la obra de Leibniz, la de otros; la obra de Beethoven, la de Mozart. Esta clase de revoluciones tiene que ocurrir, y prosperar y cambiar a la sociedad para que deje de hacer lo que se considera convencional: encontrar a los líderes que sean valientes, que tomarán la palabra, porque lo que dicen es la verdad y lo saben, no porque busquen aprobación con lo que digan.

Y es ahí donde nos encontramos hoy día.

Yo podría decir mucho más, pero creo que eso es suficiente.

 

 

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