Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

LaRouche por internet

La crisis económica más grande de la historia moderna

A continuación reproducimos el discurso introductorio que pronunció Lyndon LaRouche durante su presentación por internet el 27 de abril desde Washington, D.C., misma que fue auspiciada por el Comité de Acción Política Lyndon LaRouche. La moderadora fue Debra Freeman, vocera nacional del señor LaRouche. (Esta presentación, íntegra, también puede verse por www.larouchepac.com).

Debra Freeman: Buenas tardes, damas y caballeros. Mi nombre es Debra Freeman y, a nombre del Comité de Acción Política Lyndon LaRouche, me gustaría darles la bienvenida a todos a esta reunión.

Yo acostumbro hacer algunos comentarios introductorios. Pero, dada la naturaleza de la situación actual, creo que la mayoría de nosotros reconoce que con la declaración que emitió la semana pasada, de que el sistema mundial describe una curva de colapso a la Weimar (ver artículo pág. 2), las dimensiones de la crisis que allí refirió el señor LaRouche, que movió a muchos de los aquí presentes a estar hoy aquí, y que también ha resultado en un número sin precedentes de reuniones institucionales en torno a la capital de la nación y, de hecho, por todo el mundo, que quieren escuchar lo que el señor LaRouche tiene que decir hoy.

Somos testigos de lo que, sin duda, es la aceleración del derrumbe financiero más grande de la historia moderna. Junto a ello, también tenemos la intensificación de una serie de crisis estratégicas. Yo sé que el señor LaRouche está ansioso por empezar a abordar algunas de estas cuestiones con ustedes, y sé que los oyentes están ansiosos por escuchar lo que él tiene que decir. Así que, damas y caballeros, sin más preámbulos, me gustaría presentarles al señor Lyndon LaRouche.

Lyndon LaRouche: Muchísimas gracias. Gracias a todos.

Esta nación y el mundo enfrentan ahora, en las próximas semanas y meses, la crisis más grande de la historia moderna; una crisis más grande que la Segunda Guerra Mundial. Esto no significa que sea una situación sin remedio, significa que sólo parece no tenerlo. Hay soluciones claras que son obvias para mí, en parte porque he dedicado casi toda una vida a bregar precisamente con estos asuntos y tengo cierta pericia en esto, de la que por desgracia carece la mayor parte de nuestra gente en el gobierno, por ejemplo. Al presente puedo decirles que ni el Congreso de Estados Unidos ni el Senado en particular, tienen comprensión alguna en estos momentos de con qué están lidiando, ni de qué es lo que está por azotar a esta nación y por golpearlos a ellos.

Hasta el día de hoy, ¡no saben qué hacer! Y, si observan lo que están haciendo últimamente, sabrán que no tienen idea de qué hacer. Puede que tengan relojes, ¡pero no saben qué hora es!

Por tanto, trataré de aclarar esto, tanto como sea posible, en términos en los que el lego inteligente pueda entender lo que voy a decir. Y pasaré por una serie de etapas que se pondrán más y más y más desagradables, hasta que demos con la naturaleza de la solución.

Primero que nada, quiero mostrarles, en tanto asunto temático al que me referiré varias veces, este diagrama, que no es más que una representación esquemática de lo que abordé la semana pasada. La curva, por favor (ver gráfica 1).

Una ama de casa alemana de principios de los 1920 alimenta el fuego con billetes sin valor para cocinar el desayuno. Hoy estamos llegando al grado que la gente empezará a fundir las monedas para extraer el cobre que contienen, que es más valioso ya que la propia moneda.

Como la Alemania de Weimar de 1923

Lo que ven aquí es una comparación de lo proyectado, primero a partir de principios de enero de 1923, en Alemania, hasta más o menos fines del año, noviembre de 1923. Y esto apunta de manera específica, categórica, a la parte que empieza alrededor de junio de 1923. Y concluye en esa parte, en el primer caso, con el colapso total del sistema económico y monetario alemán, ambos, a fines de ese año de 1923. Al presente EU, y el mundo en estos momentos, sufre el mismo ritmo de cambio de la curva. No es lo mismo en términos de que sean cifras idénticas, pero sí en términos del ritmo general. El ritmo del colapso de la economía mundial aumenta de manera geométrica, mes tras mes, de modo que para septiembre, a menos que haya un cambio significativo como cuestión de política, en particular por parte del Gobierno de EU, antes de ese mes, para septiembre EU estará en el hoyo y nosotros estaremos acabados en tanto nación por un buen tiempo. Y, obviamente, los miembros del Senado y partes del Congreso, y otras partes del mundo no están prestándole atención a esa realidad.

Acabo de identificar que esta curva que vemos aquí, es un reflejo de lo que Leibniz identificó como el principio de acción mínima física, el cual está ligado a la llamada función catenaria, de que en los procesos físicos existen ciertas clases de procesos que definen la característica de un sistema. Y esta clase de curva a la que acabo de referirme aquí, ¡significa que el sistema actual se acabó! Y está acabado este año, a menos que se intervenga de forma drástica para cambiar radicalmente la situación creada por el Gobierno estadounidense. Lo que significa que tienen que sacar al idiota de la Casa Blanca; y a Cheney primero.

Cheney, según entiendo, podría estar en graves aprietos esta semana o la siguiente. Ya está en marcha. Esta nación no tiene posibilidad de sobrevivir, número uno, a no ser que cambiemos la composición de la presidencia. Porque este Presidente nunca haría lo que se requiere. No tiene los sesos para hacerlo, y le pondría “trabas”; es algo así como el Mortimer Snerd de la Casa Blanca.

Y si Cheney no sale, entonces no pueden hacerse el tipo de cambios necesarios, que son los cambios que son congruentes con lo que Franklin Roosevelt empezó a hacer a principios de marzo de 1933, al momento de tomar posesión. A menos que recurramos a Franklin Roosevelt, y que lo hagamos este año, esta nación no va a sobrevivir. Nos iremos al infierno, y nos llevaremos al resto del mundo con nosotros.

Alguna gente les dirá: “Bueno, EU caerá, y tendrás a este grupo de naciones en torno al euro, en torno a Irán, los países petroleros árabes, ellos establecerán una nueva moneda y resolverán el problema”. ¡No! Jamás sucederá. ¿Que China lo resolverá? No, China no puede resolverlo; ninguna parte de Asia podría bregar con este problema. Europa no puede solucionar este problema.

La única nación que puede tomar la clase de decisiones que salvaría al mundo del infierno, es EU. Y en la memoria de algunos de ustedes o en la de los estudios de otros de ustedes, el único precedente que tenemos para salvar a esta nación y a la civilización son las políticas que adoptó Franklin Delano Roosevelt durante su presidencia. Ésa es la situación que tenemos. Y puedo decirles, como probablemente sepan, que este Senado no tiene traza de hacer eso en este momento. Parecía que estaba dando color para hacer algo el año pasado, pero lo perdieron desde comienzos del presente. Corren en todas direcciones. Son como cucarachas cuando prenden la luz de la cocina: corren en toda dirección posible, excepto una que sea de utilidad.

Sólo les daré un ejemplo antes de proseguir; el ejemplo de la discusión en el Senado sobre el precio del petróleo. Yo no les falto el respeto a estas damas y caballeros del Senado por lo que están haciendo a causa del precio del petróleo, pero están equivocados, muy equivocados, y lo que están haciendo es peor que inútil. No se trata de poner en cintura a las compañías petroleras. Ése no es el problema. No lo provoca una manipulación de los precios por parte de las petroleras. Lo provoca lo mismo que está haciendo subir el precio del cobre, ¡así que la gente está fundiendo los pennies [o centavos de dólar] para aprovechar el cobre! Porque el cobre vale más que el penny. Y lo mismo pasará con sus otras monedas duras: el metal de estas monedas vale más que la propia moneda, y ni qué decir del billete de dólar o del de diez.

De manera que nos encontramos en esa clase de situación. Por consiguiente, el dinero no tiene nada que ver con esto. Veamos esto ahora, y regresaré a ello de inmediato.

De Harding a Roosevelt, a Truman

La historia de EU y de la economía mundial, en lo que llevo de vida, la cual empezó hace mucho tiempo —hace unos 83 años, casi 84—, es la siguiente: yo nací durante el Gobierno de Harding, y luego lo sucedió Coolidge, que era un bueno para nada, y también Herbert Hoover, quien fue un mamón. Estos tipos que seguían cierto tipo de política en conjunción con los británicos y los franceses, mandaron al mundo, con sus manipulaciones, a una depresión general. Sufrimos un crac en EU, un crac de la bolsa de valores. Y la economía estadounidense, su economía física, el empleo y demás, todos estos factores, cayeron a la mitad entre el crac del 29 con Hoover y el momento en que, a principios de marzo de 1933, Franklin Roosevelt asumió la presidencia. ¡A la mitad! Fue un desastre. Y Roosevelt le dio marcha atrás. Fue un cambio de política.

En realidad podemos dividir la historia de EU, la historia moderna, a partir del momento en que Roosevelt toma posesión en marzo de 1933; tuvimos una recuperación constante con Roosevelt. No fue fácil, pero las medidas que llevaron a la recuperación estaban plenamente en marcha. La dirección de Harry Hopkins fue parte de esto con Roosevelt. Pero, al mismo tiempo que Roosevelt tomó posesión, apenas una semana antes, Adolfo Hitler se había convertido en el dictador de Alemania. Y todo el mundo que tenía algún sentido de las cosas y estaba bien informado, supo que el orbe iba camino a una nueva guerra mundial. Es decir, la nueva guerra mundial se convirtió en casi una certeza antes de que Roosevelt tomará de hecho posesión como presidente. Cuando Roosevelt empezó a organizar la recuperación, tuvo que hacer dos cosas: no sólo tuvo que revivir la economía estadounidense, sino prepararse para una intervención de EU en la Segunda Guerra Mundial. Nuestra recuperación durante los 1930 también fue, al mismo tiempo, una recuperación de movilización de guerra. Tuvimos que erigir la maquinaria con la cual impedir que los nazis conquistaran el mundo; y sabíamos que nos veríamos arrastrados a entrar en la guerra, y tuvimos que prepararnos.

Así, se llevaron a cabo milagros relativos jalando a gente que andaba con el rostro demacrado por la pobreza; hombres que hubieran tenido trabajo, que de pronto andaban con el rostro demacrado, no porque no pudieran comprar gasolina, ¡sino porque no podían conseguir comida! Venían de una recesión profunda, una depresión profunda de varios años, antes de que Roosevelt llegara al poder. Y tuvimos que movilizar de nuevo a esta gente que estaba abatida. Y pasamos la mayor parte de los 1930 tratando de poner a la gente en pie otra vez. Como parte de este proceso, Roosevelt apoyó a John L. Lewis en lo que vino a conocerse como el Congreso para la Organización Industrial, a fin de lograr que operaciones privadas, así como públicas, pusieran en acción la economía, a sabiendas de que nos dirigíamos a la guerra.

Ahora bien, si observan el debate en Europa antes de que Hitler subiera al poder e inmediatamente después, todos en una posición de importancia en Europa sabían esto; todos en EU en una posición de importancia lo sabían: estaba preparándose una guerra. También se entendía que, a no ser que se movilizara a EU para inclinar la balanza, los nazis ganarían la guerra. Y nosotros salvamos al mundo de un imperio nazi, gracias a la movilización de Roosevelt, gracias a la movilización de nuestro pueblo.

También nos endeudamos profundamente. Teníamos unas 17 millones de personas en servicio militar durante la Segunda Guerra Mundial, pero una población de más de 130 millones. Teníamos a unos 17 millones de los adultos, adultos jóvenes y otros, participando en el servicio militar. No éramos los mejores soldados del mundo, no éramos la mejor fuerza de combate del mundo, pero teníamos toneladas de apoyo logístico, contra cientos de libras de matériel de la oposición. Aplastamos a la oposición con logística, con ingeniería, y con Detroit y la industria automotriz, que fabricaba aviones y casi cualquier cosa que puedan imaginar. Y fue este poder aplastante del poderío económico de EU el que financiamos con una gran deuda, para salvar al mundo del infierno. Y lo hicimos con los métodos de Roosevelt.

Ésa es la primera etapa de nuestra historia hasta 1945. Luego Roosevelt murió. Y aún no sepultaban a Roosevelt, cuando Truman lo traicionó. Truman y compañía no pudieron hacer lo que les vino en gana, porque en ese momento todo el mundo dependía de la economía estadounidense. Europa era un desolladero. Ninguna otra parte del mundo tenía una moneda que valiera la pena negociar; sólo el dólar de EU. Y Truman nos traicionó; nos metió en una guerra. El plan de Roosevelt era organizar las Naciones Unidas para romper con el sistema colonialista, el sistema imperial, a fin de fomentar la creación de un sistema de Estados nacionales soberanos en este planeta, cuya soberanía fuera igual, si no su poder y tamaño. Y se suponía que las Naciones Unidas fueran una agencia que ayudara a países otrora colonializados a desarrollar una verdadera ciudadanía cabal entre las naciones.

Truman le dio la vuelta a eso, con Winston Churchill y compañía. Salieron a reprimir al pueblo de Indochina. Reactivaron tropas japonesas sacándolas de las prisiones, les devolvieron sus armas y las hicieron ocupar Indochina de nuevo, hasta que los franceses y los ingleses pudieran llegar y remplazarlos. Los holandeses, con el apoyo británico, ¡cometieron genocidio en Indonesia! Y cosas parecidas sucedieron en muchas partes del mundo. A la larga, a muchas naciones de África y otras partes les dieron una independencia nominal, pero nunca fue una libertad verdadera; fue servidumbre. “Puede que recibas una limosna si te portas bien”, esa clase de “independencia”. Eso es lo que hizo Truman.

Nos metió en una guerra innecesaria con la Unión Soviética y otras fuerzas. No había necesidad de eso, teníamos la situación bajo control. Nada nos amenazaba. Éramos la única potencia de importancia en el planeta. No teníamos que hacer nada, excepto lo que Roosevelt se había propuesto; pero nos metimos en un lío. y Truman tuvo que mantener la cosa andando. Así que por fin se botó a Truman, por representar semejante amenaza para la humanidad. Y lo remplazó Dwight Eisenhower, un hombre —dicho sea de paso— cuya candidatura demócrata yo había apoyado en 1947, y quien me respondió diciendo que no era su momento. Pero sí regresó en los 1950. Nos salvó del trumanismo; no nos salvó de todo, pero sí evitó que pasáramos a una guerra nuclear y sí tomó varias iniciativas que nos fueron muy útiles.

1964, cuando empezamos a hundirnos en el infierno

Con Kennedy ocurrieron algunas cosas buenas, pero eso pronto se acabó, al igual que él. Y entonces, en 1964, empezamos a hundirnos en el infierno: empezamos a destruir lo que había sido el progreso continuo de la economía estadounidense desde que Roosevelt tomó posesión en 1933, hasta más o menos el comienzo de la guerra de Indochina, de la intervención de EU en Indochina.

En ese momento, empezamos a destruir la economía estadounidense. La destrucción se volvió oficial en la primera forma, con el Gobierno de Nixon. Nixon, aparte de llevar a un gobierno fascista al poder en Chile y otras cuantas delicadezas como esa, dio el primer paso para destruir el sistema monetario–financiero internacional, en el que se había fundado la fortaleza de EU y la recuperación de posguerra de las naciones.

Entonces, en la segunda mitad de esa década, hacia el final, tuvimos a Brzezinski. Brzezinski, con la Comisión Trilateral, trajo a Carter, quien no sabía ni qué hora era. Lo hicieron presidente, y en gran medida dirigieron el Gobierno en su lugar. Y lo que hizo Brzezinski con la Comisión Trilateral, fue destruir todo el sistema proteccionista de regulación del que había dependido la recuperación económica de EU con Roosevelt y después. Miren sus aerolíneas, miren el número de compañías aeronáuticas que habían sido aerolíneas orgullosas, poderosas y eficaces antes de 1981, y que rápidamente se fueron a la bancarrota. ¿Se acuerdan de Pan American? ¿Se acuerdan de Eastern Airlines? ¿Qué les pasó? ¿Qué pasó con muchas industrias que se vinieron abajo? ¿Qué pasó con la industria transportista? Se convirtió de una industria en un sistema esclavista, de esclavitud carretera. ¿Mmh? Empezó a destruirse la agricultura. Y si ven el mapa de EU, año tras año, condado por condado, verán una tendencia de 1977 en adelante, de una destrucción sistemática de la economía física de EU, condado por condado por condado, industria por industria por industria.

Ahora nos están destruyendo.

¡Y la intención era destruirnos! Era la intención de los británicos. Somos una nación única. No hay ninguna nación en este planeta como la nuestra, en nuestra forma constitucional. Por ejemplo, no tenemos un sistema monetario; tenemos un sistema crediticio. Lean la Constitución: la creación de dinero en EU la regula el Congreso. El gobierno federal tiene el monopolio de la emisión de dinero. Este monopolio se ejerce sólo con el acuerdo y consentimiento del Congreso, específicamente de la Cámara de Representantes. Ésta es la forma en que creamos crédito. La forma correcta de dirigir este sistema, según nuestra Constitución, es con un sistema de banca nacional. Es decir, que con la facultad del Gobierno de EU de crear crédito y la de regulación, el gobierno federal debe centrarse en un sistema de banca nacional, en vez de lo que tenemos como el sistema de la Reserva Federal. Eso puede remediarse: el sistema de la Reserva Federal está por quebrar; por tanto, si el gobierno federal interviene el sistema de la Reserva Federal por bancarrota y lo administra, entonces lo convertiremos en un banco nacional, en un sistema de banca nacional. El sistema de banca nacional organiza el crédito, tanto en la cuenta pública como —para poder administrar el crédito y el sistema bancario— el sistema bancario privado, de modo que nuestro sistema pueda generar el crédito, el crédito de largo plazo para la inversión en el progreso tecnológico, en bienes de capital, en la infraestructura que requerimos para aumentar las facultades productivas del trabajo per cápita. Eso se destruyó.

Europa nunca tuvo eso en realidad. Lo intentó en algunas ocasiones, en particular bajo la protección del sistema de Bretton Woods. Europa, hasta la fecha, es un sistema monetario. No hay tal cosa como un gobierno soberano en Europa, ni en Europa Occidental ni en Europa Central. Cada uno de estos gobiernos está sometido a un cartel financiero privado, llamado “sistema de banca central independiente”. ¡Los gobiernos de estas naciones están sometidos al gobierno de sistemas de banca central independiente!, de los que es típico el Banco de Inglaterra; o sea, un consorcio de carteles financieros internacionales fundados en el modelo veneciano, basados en lo mismo que la Liga Lombarda, controla el gobierno y el crédito de la nación.

Ahora bien, el europeo típico, que no entiende muy bien la economía, dirá que los principios de la reforma de Roosevelt fueron keynesianos. En realidad, ¡Roosevelt derrotó a Keynes en lo de la organización del sistema de Bretton Woods! Porque nuestro sistema no se basa en la banca central, la banca central independiente. Nuestro sistema constitucional, por nuestra Constitución, es el poder del crédito, el poder de emitir dinero y la regulación del mismo, ¡es un monopolio del gobierno federal que lleva a cabo el Poder Ejecutivo con el consentimiento del Congreso! Específicamente, la Cámara de Representantes, porque ésta es la agencia que dice si el Gobierno de EU puede contraer deuda o no. Y si la Cámara de Representantes está de acuerdo, y el Gobierno federal requiere esto, y nosotros queremos reconstruir nuestra economía —como hoy, ¡de la ruina en la que está!—, sometemos al sistema a una reorganización por bancarrota, porque el sistema bancario entero de EU, el sistema bancario privado está irremediablemente en quiebra, ¡incluyendo el sistema de la Reserva Federal! Por consiguiente, la tarea es que el gobierno lo someta a bancarrota.

¿Qué vamos a hacer?

¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a equilibrar el presupuesto? No, vamos a equilibrar las mentes primero.

Vamos a congelar cosas, vamos a someterlas a una reorganización por bancarrota. Las cosas que tienen que seguir funcionando, entre otras las pensiones y cosas parecidas, seguirán funcionando con el respaldo del crédito de EU, del Gobierno de EU, lo que pueda abarcar. Mantendremos a estas instituciones funcionando. Tomaremos grandes categorías de esta deuda que no pueden pagarse, las vamos a congelar y a reorganizar. Por ejemplo, cierta categoría de deuda, la llamada deuda de los fondos especulativos o de los derivados financieros, no es deuda honesta, Olvídense; es deuda de apuestas, no tiene sustento en la realidad. Congélenla; ya veremos qué podemos hacer con ella más tarde.

Pero tenemos que mantener las industrias andando ¡y creciendo. Tenemos que desarrollar nuestra agricultura, tenemos que desarrollar la infraestructura, tenemos que contar con empleo productivo. Queremos a la gente empleada, no para que reciba un cheque, queremos a la gente empleada, con un cheche, para que produzca riqueza. Porque la seguridad del crédito del Gobierno de EU, al prestarse, es la riqueza creada a resultas de la inversión de ese crédito. Nosotros creamos sistemas hidráulicos, creamos sistemas de transporte, creamos sistemas eléctricos, creamos sistemas educativos. También proporcionamos crédito para el desarrollo de la industria, de esas industrias que necesitamos, que son la alternativa que tenemos en ese momento.

Eso es lo que vamos a tener que hacer, y eso es lo que el Congreso no está preparado para hacer. Porque la única forma de enfrentar la crisis que tenemos ahora, no una mera depresión como la de 1929 —ésta es nueva— es que tenemos que recurrir a esta clase de métodos, métodos que tienen como modelo el precedente que Franklin Roosevelt demostró que funciona para una crisis menos grave que la que enfrentamos ahora, pero que funcionarían igual de bien en las circunstancias actuales.

Como ven en el Senado y otras partes del Congreso, por no mencionar la Casa Blanca, no hay indicios de ninguna preparación intelectual o emocional para someter a votación la clase de medidas que salven a este país y su población de que los manden al infierno, cuando se los ha amenazado ahora con mandárseles al infierno en los meses inmediatamente ante nosotros.

Y esta curva que les mostré es clave para entender lo que esto significa. Ése es nuestro problema.

El problema es que a mediados de los 1960 tuvimos una división de la generación que nació en el período de la posguerra, de la clase media–alta y la clase trabajadora. Teníamos gente llegando a la madurez, o sea, a la vida adulta joven en ese tiempo que habían nacido hacia el fin de la guerra o poco después. Se les vino a conocer como los sesentiocheros: se volvieron locos, se quitaron los pantalones y todo lo demás en las calles, anduvieron desvariando por ahí, hicieron toda clase de cosas, produjeron antimúsica en abundancia, todo esta clase de cosas. Y odiaban a la clase trabajadora. El sesentiochero, el rasgo secundario del sesentiochero era el odio que mostraba contra el trabajador común.

Esto dividió al Partido Demócrata, porque significó que la facción liberal antiguerra de los sesentiocheros se oponía orgánicamente al interés vital del tipo de la misma edad o un poco mayor que trabajaba en la fábrica produciendo cosas o al granjero. Era en contra del trabajo; era una añoranza por una sociedad posindustrial, una añoranza por disfrutar el placer, la opulencia, la comodidad y la satisfacción sexual, en una sociedad que en realidad no producía riqueza, sino que la obtenía del extranjero, de la mano de obra barata.

Y, porque teníamos más dinero, podíamos obtener esos productos ¡sin tener que trabajar en realidad por ellos! E hicimos nuevas leyes y regulaciones para destruir la capacidad de desarrollar nuestro potencial energético, de mantener nuestra infraestructura económica básica. Vean las tablas que hemos proyectado en varias presentaciones e informes; vean a EU, condado por condado, en busca de las característica de la vida en esos condados a lo largo de este período, desde mediados de los 1960 o incluso antes, hasta ahora. Nos hemos convertido en una sociedad posindustrial; ya no producimos lo que necesitamos.

secciones enteras del país, por ejemplo, la región la región del oeste del estado de Nueva York, el oeste de Pensilvania, Ohio, Michigan e Indiana (ver mapas 1a y 1b), y tomen un pequeño aspecto de esto; no es el fundamental, pero sí uno bueno como ilustración. La mayor parte de la gente que trabajaba en la industria automotriz y otras parecidas en estos estados, tenía el hábito de contar con una casa. Invertían en una hipoteca y compraban una casa. La mayor parte de estas cosas ahora siguen hipotecadas, en términos de la General Motos, y no sólo los empleados de la General Motos; GMAC es acreedor de un montón de hipotecas. Estas hipotecas las tienen trabajadores automotrices u otros en industrias parecidas, o jubilados que viven de su pensión.

Ahora tenemos justo en esta zona, en la región de Washington, D.C., una de las burbujas de bienes raíces más grande de la historia, que está por estallar; de hecho, está empezando a menguar. Y en poco tiempo descubrirán que toda esta región alrededor de Washington Post (es adonde uno va a morir, saben), toda esta región, en especial el condado de Loudoun en el norte de Virginia, ¡va a desintegrarse! Ya está desintegrándose. ¡Está condenada! Secciones enteras del país, la burbuja de los bienes raíces en la costa oeste de EU, en California, regiones enteras en otras partes del país, están viniéndose abajo.

Pero ahora tenemos otra: GMAC. Están tratando de vender GMAC —y desprenderla— a algunos tiburones. Pero, ¿qué va a pasar con GMAC? ¿Es acaso una posesión preciada? ¿Qué pasa cuando empiezas a desemplear a la gente en el sector automotriz y otros relacionados en los estados que mencioné —el oeste de Nueva York, el oeste de Pensilvania, Ohio, Michigan e Indiana—? ¿qué pasa? Esta gente pierde su ingreso; les quitan sus pensiones. ¿Qué pasará con las hipotecas? Tendremos que se encenderá la mecha de un colapso de todo el sistema financiero estadounidense a consecuencia de estas cosas, ¡como en estos estados! Tendrán que tomar una región como el norte de Virginia, ¡donde la gente tiene una deuda más grande que el valor de la propiedad que ampara la hipoteca! Hasta el 60% de las hipotecas recientes caen en esa categoría en el condado de Loudoun, que es el de más crecimiento en términos de la especulación con bienes raíces en toda esta zona.

En otras palabras, estamos en un momento en que todo está a punto de caerse. En Europa ven que no hay ningún país en Europa Occidental o Central que no esté funcionando por debajo del nivel de equilibrio, substancialmente por debajo. Italia está en bancarrota. Francia está lista para desintegrarse; está chupándole la sangre a Alemania. Y Alemania está por desplomarse. A lo mejor no se desplome, pero está por desplomarse. Los otros países europeos están en condiciones parecidas.

China. ¿Ustedes dicen que China es una gran potencia? Pero, ¿de qué depende China? China abastece de mano de obra barata para la producción de productos que se venden. . . ¿Dónde? En Europa y EU. India es parecida. Otros países de Asia son grandes vendedores para China o India. ¿Qué pasa si el mercado estadounidense y el europeo se caen? ¿Qué pasa con China? ¿Qué pasa con India? ¿Qué pasa con Asia en general? Ya no digamos lo que pasaría con África.

Viven en mundo que está a por irse a consecuencia de la estupidez, de la necedad, en especial desde 1964 en EU, luego del asesinato de Kennedy, que es el hito —del 64 al 68— cuando cambió la orientación de la toma de decisiones en EU, cuando el Partido Demócrata se dividió entre los obreros y los llamados sesentiocheros, los sesentiocheros callejeros. Así fue que entró Nixon. Así fue que vino esta ofensiva fascista que está imperando en el mundo hoy.

Nosotros mismos nos hicimos esto

¡Nosotros mismos nos hicimos esto! Nosotros, en tanto nación, nos lo hicimos! Teníamos el poder. Éramos la principal potencia del planeta; desperdiciamos ese poder. Traicionamos nuestro legado, traicionamos al mundo, porque éramos la única nación en este planeta que cuenta con un sistema constitucional que puede estar a la altura de esta crisis. Ningún gobierno europeo es capaz, al presente, sin nuestra ayuda, de intervenir su sistema de banca central por bancarrota. Somos el único sistema que puede hacer eso, a menos que quieran dar inicio a una dictadura, gobernar por la fuerza, y ésa no es una idea muy buena. Por lo general no funciona muy bien, como lo demuestra la Revolución Francesa, así que no lo hagan.

Pero somos la única nación que sigue siendo el líder mundial; y piensen en algo acerca de esto: ¿qué somos? Somos las Américas. ¿Cómo cobramos existencia en tanto fenómeno hoy, las Américas, incluyendo a EU? Porque gente de Europa, al percatarse de que la corrupción oligárquica —que es el rasgo característico de los Estados europeos— era tan poderosa en esos Estados que no podías establecer una sociedad justa en Europa, dejaron ese continente, en parte a partir del siglo 16, y más en el 17, y se mudaron a varias partes de las Américas. La gente huyó de España para escapar del horror que era España en esa época, para llegar a las Américas, a encontrar un lugar dónde llevar lo mejor de la civilización europea, para entablar relaciones con la gente que ya vivía ahí, en particular los peruanos y los mexicanos; había cerca de dos millones de mexicanos en aquella época, indígenas, y fueron parte crucial de la cultura. Así que tenían a una población mexicana hispano–indígena, y algo parecido en Perú. Y esta gente fue a las Américas a tratar de construir naciones, que concretarían aquí, en este hemisferio, lo que no podía hacerse en Europa debido al papel imperante que tenía la oligarquía.

Nosotros, en nuestro país, es lo mismo. Tuvimos algunos vagos desgraciados que se colaron por la puerta, pero también tuvimos gente como la de la colonia de la bahía de Massachusetts y otras colonias, que se dedicaron a establecer en estas costas sociedades fundadas en los principios, en los mejores principios de la civilización europea, pero libres de la maldición de la oligarquía.

A consecuencia de la Revolución Francesa y lo que siguió, las guerras subsiguientes, somos la única nación, con la excepción de algunas cosas que pasaron en México y otras partes después, pero somos la única nación, la nación primordial en este planeta, que representa la tradición de lo mejor de la civilización europea. Somos una representación más veraz de eso, que cualquier país de Europa, porque no nos gusta una oligarquía. ¿Acaso dices, “¡Oh! Tienes que respetarlo porque es el barón de tal y tal; es el conde de tal y cual”? Lo que dices es: “¡Qué conde ni que nada! ¡Échenlo de aquí!” Aunque somos zafios y asnos, sabemos cosas mejores que decir: “Necesitamos barones y vizcondes y duques y qué sé yo”. No necesitamos una oligarquía. Y nuestra idea de tener un pueblo libre, es un pueblo libre del imperio, sea por fuerza o por corrupción, de la oligarquía.

Y en Europa, por supuesto, la oligarquía, la rancia oligarquía simplemente gobierna mediante la corrupción. Anda por ahí, contamina el ambiente. Es simplemente una cosa indecente.

Pero este país nuestro fue fundado por Europa, por europeos, a fin de traer aquí lo mejor de Europa para mezclar lo que representábamos con la gente que ya vivía aquí, y para formar naciones que serían naciones verdaderas, sistemas representativos de gobiernos, sistemas dedicados al progreso, a mejorar el bienestar general de la población. Somos la única nación en este planeta que todavía ejerce esa tradición de una manera activa, aunque se esté sepultado bajo los arbustos (o los Bush, por el doble sentido de la palabra en inglés—Ndr.).

Si podemos reactivarnos, si podemos revivir lo que muchos de nosotros revivimos en los 1930 y 1940 con Roosevelt —cuando después de un mal período de corrupción, los 1920, volvimos a ser nosotros mismos por un tiempo—, que reconstruimos una nación arruinada como la potencia más grande de este planeta, hicimos posible grandes mejoras en la situación mundial, que continuaron hasta mediados de los 1960, hasta que empezamos a arruinarlo. Aún tenemos dentro de nosotros, dentro de nuestro legado cultural y nuestras instituciones constitucionales, la facultad, la autoridad para volver a hacer de lo que ya hicimos antes.

El problema es que lo perdimos.

Y la única forma en que lo recuperaremos es cuando a una generación muy asustada —incluyendo una en el Congreso a la que está por aterrarla lo que trata de pretender que jamás sucederá, pero que está sucediendo— se le sacuda para reconocer que tenemos que cambiar, y dejen de decir: “No, no puedes para esto. es inevitable”. Ustedes han oído el aserto: “Es inevitable. Puede que tengas razón, pero no vas a pararlo. Va a pasar. No puedes detener la globalización. No puedes parar esto, no puedes parar lo otro”. Y cuando te das cuenta de que tu existencia depende precisamente de ponerle alto a algunas de estas cosas, y la mayoría de tus amigos y vecinos se dan cuenta de que el precio de la comida es más alto que el del alquiler —lo cual está por ocurrir, si no lo enfrentamos—, entonces se levantarán sobre sus patas traseras, si es que hay alguien por ahí, si hay gente que represente una calidad de liderato en la que la gente confiará.

Y lo que me preocupa es tratar de que al menos algunos de nuestros senadores y otros se comporten de formas que ganarán esa clase de confianza de nuestro pueblo. La forma en que han venido comportándose este año, hasta ahora, no genera mucha confianza. Lo que están haciendo en estos momentos genera mucha confianza.

Por ejemplo, este asunto de la inflación. Regresen a esta imagen de nuevo, de esta curva.

Bueno, ¿qué que está ocurriendo aquí? El precio del cobre, el precio del oro, el precio del cinc, el precio del petróleo, ¿tiene algo que ver con la estafa que llevan a cabo las compañías petroleras? ¡No! Entonces, ¿por qué los senadores se hacen tontos solos pretendiendo que ése es el caso? No es sólo el petróleo; es el oro, el cinc, el hierro, el cobre y demás. ¡Tienen a pandillas armadas asaltando deshuesaderos! Es un fenómeno en EU y en Europa. ¿Por qué? Por cierto sistema que está operando, ¡y estos miembros del Senado y otros no están dispuestos a enfrentar la realidad!

Cómo se escaparon los financieros de su crac de 1987

En 1987, les dije a los muchachos que íbamos a tener una depresión en octubre, a principios de octubre de 1987, y ocurrió puntualmente. ¿Qué hicieron estos idiotas? Llamaron a Alan Greenspan, a quien se había nombrado como el nuevo encargado del sistema de la Reserva Federal. Y Alan Greenspan dijo: “No hagan nada hasta que yo llegue. Tengo un plan”. El plan eran los derivados financieros.

El derrumbe financiero de octubre de 1987 fue un derrumbe de depresión clásico, como el que tuvimos en 1929. En cosa de dos días nos hundimos en los abismos de 1929, todo de un solo golpe. Esto fue el pánico. Los bancos no tenían fondos. Los bancos prácticamente se habían quedado sin efectivo, que es como pasó, sin activos. Lo que hizo fue que empezó a imprimir dinero falso, llamado “derivados financieros”; autorizó una forma ilícita de dinero llamada derivados financieros. Son apuestas colaterales. Tienes a un par de jugadores de dados, ahí en el callejón. Ya saben, dos tipos están jugando, y enseguida otro par está apostando a ver quién va a ganar, ¿verdad? Son apuestas colaterales, apuestas colaterales de juego. ¡Son los derivados financieros!

Y, ¿qué hicieron? ¿Cómo metieron de vuelta el dinero al sistema bancario? Con derivados financieros. Hicieron que el sistema de la Reserva Federal fuera con [las agencias hipotecarias semiprivadas] Fannie Mae y Freddie Mac, y le dijera a estos amigos: “Empaqueten hipotecas”. En otras palabras, un banco tomará un grupo de hipotecas que posee, las clasificará, las compilará, hará una descripción de ellas y las pondrá en un paquete. Y ofertará esto como un activo financiero. Éste es un paquete de hipotecas. Lo toman ahora y lo botan en Fannie Mae o Freddie Mac.

¿Ahora que pasa? Que el sistema de la Reserva Federal viene ahora y subsidia la compra de Fannie Mae y Freddie Mac de estos paquetes de hipotecas. Como consecuencia de esto, Fannie Mae y Freddie Mac agarran este dinero de la Reserva Federal ¡y lo botan en las arcas de los bancos!

La especulación con bienes raíces se convirtió en parte integral de la forma en que estaba apuntalado el sistema bancario. En otras palabras, ibas y le decías a los bancos que salieran y adquirieran hipotecas: “¡Ándenle muchachos! Vayan y agarren hipotecas. No me importa cómo le hagan. Tienen que agarrar letrinas, enderezarlas, y llamarlas mansiones, “macmansiones” o algo. Sáquenle una hipoteca. ¡Rápido muchachos! Y que algún imbécil la firme”, para hacerlo oficial.

Ahora tomen un manojo de estas cosas en el banco, y hagan lo que llaman “empaquetarlos”, los ponen juntos con un mismo envoltorio, y marchas para pasarle esto a Fannie Mae o Freddie Mac o a la Fannie de alguien más, ¿eh? Y ahora viene la Reserva Federal y, con esta operación de derivados financieros con la que está funcionando, mete ese dinero de vuelta al sistema bancario, el cual se mete ahora a esta operación de los derivados financieros, en muchas clases de apuestas que antes se consideraban ilegales.

Entonces, lo que hemos tenido es esta suerte de sistema especulativo, que es parte integral de esta operación para inyectarle el dinero de vuelta a estos bancos quebrados por medio del empaquetamiento de hipotecas a la Fannie Mae y a la Freddie Mac. ¡Este sistema iba a estallar! Ésta es una burbuja, es una clásica burbuja a la John Law, como la del John Law de principios del siglo 18. Tuvimos una en Inglaterra y una en Francia. La burbuja de la isla de los mares del Sur y la burbuja del Misisipí. Es la misma clase de cosa. Es un timo de Ponzi. Es una estafa de club piramidal; lo mismo. Pero es una estafa de club piramidal que le apuesta a otra estafa de club piramidal, la cual le apuesta a otra estafa de club piramidal. . . hasta la estratosfera.

Luego se imprime el dinero, el cual por lo general se registra en la categoría [del agregado monetario] M3. Y noten cómo ya no puedes saber qué es el M3. ¡Oficialmente decidieron esconder las cifras! Porque, de publicarse las cifras, mostrarían cuánto dinero está imprimiendo el sistema de la Reserva Federal con su maquinita de dinero, y bombeándoselo ahora al sistema para rescatar y financiar a estos intereses financieros.

Cualquiera sabe esto, cualquiera que conozca el sistema: cuando eriges este tipo de burbuja, una superburbuja a la John Law, capa sobre capa, la cosa va a reventar. Entonces, si eres un banquero inteligente, ¿qué estás haciendo? ¿Cómo te vas a salir de la burbuja, a la que harás que reviente? ¿Por qué no has de irte abajo junto con la burbuja? Tienes que encontrar dónde aterrizar fuera del sistema. ¿Cuál es esa pista de aterrizaje? El oro, la plata, el hierro, el cinc, el cobre, ¡el petróleo!

Éstos son activos físicos llamados recursos naturales, son activos que podrán mercarse en el futuro. De modo que lo que hacen es acaparar el mercado con la posesión de estos recursos. Disparan el precio hasta las nubes, porque pujan uno contra otro para hacerse de estas materias primas, y las comercian de aquí para allá, día tras día. Todo lo hace este puñado de financieros. ¡De ahí sale esta curva! Así que, cuando observan la curva de la inflación, no se fijen en los abarrotes; muy pronto tendrán una inflación en los abarrotes, ya la están teniendo, como muchos saben. Se va a poner feo, como lo ha estado la inflación en la vivienda. ¿Mmh? Pero, esta inflación ocurre donde los futuros dirigentes la quieren; ellos controlarán estos activos, controlarán los bienes raíces, controlarán los sistemas hidráulicos, controlarán el agua. Controlarán la comida. Serán sus dueños, y decidirán quién de ustedes vive o quién muere.

Es una pista de aterrizaje.

¿Ven ahora cuál es el problema con el Senado?

Éstas no son compañías petroleras que tratan de “estafar al público”; oh, ¡ellos lo hacen todo el tiempo! Pero eso no es nada nuevo; esa parte no es nada nuevo. Lo nuevo es que su plan es hundir la economía mundial entera en una crisis de desintegración, de la que ellos saldrán, en la que los gobiernos estén quebrados e indefensos, y ellos saldrán como los dueños de todo lo que esté a la vista. Y sus sistemas bancarios —¡no los gobiernos!—, ellos vendrán y te embargarán. Y no habrá nada que los proteja. Ése es el juego.

Félix ‘Rojete’

Esto es lo que Félix “Rojete” (también conocido como Félix Rohatyn) dice, ¿mmh? Llámenlo “Rojete”, para abreviar. Félix Rojete no es simplemente un personaje interesante y excéntrico de Vermont (hay otros personajes excéntricos que viven en Vermont, pero él no es una vaca; él es mucho menos útil).

Rohatyn es un protegido de la gente que creó el sistema nazi. El sistema nazi en Francia lo representaba una organización llamada Banque Worms. El Banque Worms era una operación subsidiaria de Lazard Frères. A estas firmas no las clausuraron cerradas cuando vino la desnazificación. ¡Ellos eran los dueños! Los nazis fueron al paredón o les pasaron otras cosas, pero a las personas que los activaron, que eran sus dueños, ¡nadie los tocó! De hecho, se quedaron con los activos. Como todo los Werke de Göring en Austria, en Linz, Austria. Eso no era propiedad de Göring. Nominalmente, Göring lo controlaba, ¡pero!, ¿quién tenía el título de propiedad sobre Göring? ¿Quién tenía el título de propiedad sobre los Werke de Göring? Los banqueros sinarquistas.

Y a la llegada de Truman, nadie los tocó. Conservaron sus activos; siguieron en el poder. Y volvieron de nuevo a las andadas.

Félix mismo está ligado a todo un grupo de esos personajes en Francia, quienes son sinarquistas de hueso colorado. A él mismo lo adiestró Lazard Brothers, que era una rama estadounidense de Lazard Frères, la misma organización que creó al Banque Worms, el cual fue parte clave de la operación Laval–Hitler en Europa.

Félix “Rojete” Rohatyn (Caricatura: Claudio Celani/EIRNS).

Y su política es. . . ¡Él lo dice! Pero los necios del Congreso, del Senado en particular, no le prestan atención a esa realidad. ¡Él lo dice abiertamente! Su intención es cancelar el gobierno y poner el poder del mundo y la economía mundial, y a la población, en manos de los gigantescos conglomerados financieros, que, según él, son más poderosas que los gobiernos y tienen que ser más poderosas que los gobiernos. A las personas las están convirtiendo en siervos. Éste es un sistema de un regreso a la servidumbre, de regreso al sistema de los siglos 10 al 14 d.C., esa clase de sistema. ¡Éste es tu enemigo! ¡Y lo llaman demócrata! ¿Quién necesita demócratas así? También es republicano; es intercambiable. Es bisexual.

De modo que éste es el problema: el problema es que nuestra gente, que supuestamente son nuestros valientes dirigentes que contienden por la presidencia y otros cargos del poder, están sentados matando el tiempo, jugando en esencia a tirar aros con la realidad, cuando el sistema entero está por venirse abajo.

Lo clave nos trae de nuevo a esta curva: lo que esta curva significa, es que mientras este sistema funcione con las reglas que lo hace ahora, las leyes actuales, las instituciones actuales, y demás, este sistema, a menos que se introduzca un cambio en el ínterin, esto se derrumbará para septiembre. Este país puede estar acabado para septiembre, a menos que hagamos algo. Y mi trabajo es tratar de educar al educable. Hay gente en este país y en otros cuantos lugares que puede entender a lo que me refiero; es decir, tienen cierta competencia técnica para entender de lo que estoy hablando.

Hay dos cosas que tenemos que hacer: tenemos que reunir a esta gente bienintencionada y tener cierto entendimiento de lo que estoy hablando, para plantearle a sus amigos del Congreso y en otras partes lo que les estoy diciendo hoy. Para explicárselos. Y también para plantearles el concepto de la alternativa. Si yo fuera Presidente de EU, sabría exactamente qué hacer. No soy Presidente de EU, así que tenemos que deshacernos del que tenemos y encontrar a otro que pueda hacer el trabajo. Pero tenemos que contar con una política para que ese presidente la aplique, y que el Congreso la apoye y la lleve acabo. En esas condiciones, podemos lograrlo. Sé cómo hacerlo. Tenemos gente capaz de entender qué hay que hacer. Podemos desempolvar los registros del Gobierno de Roosevelt, en particular la operación de Harry Hopkins, para revivir el empleo en este país. Podemos salvar a esta nación. Y si la salvamos, podemos conseguir el apoyo del mundo. Podemos salir de este lío, luego de aprender una lección muy dolorosa y muy mala. ¡Podemos lograrlo!

Pero tenemos que entenderlo, y, por ende, la clave está en movilizar al mayor número de nuestras instituciones políticas y otras para que tengan un entendimiento coherente de lo que tiene que hacerse ahora. No lo que tiene que hacerse como alguna “idea” a debatirse en términos académicos aquí o allá, sino ¡lo que tenemos que hacer ahora! ¡Esto es guerra! No una guerra con el propósito de matar gente, sino una guerra de instituciones. ¡Tenemos que ganar esta guerra, en tanto guerra! ¡Tenemos que declarar la guerra y ganarla ya!

Y mi tarea es ayudarles, y a la gente que escucha esto y a otros, para que se unan y se den cuenta de que tenemos que actuar.

No preguntes qué están haciendo los europeos. Pregunta qué están haciendo, pero no te esperes a que digan que están dispuestos. Nosotros, EU, seguiremos adelante y haremos lo que tenemos que hacer. Y sé que si decidimos hacerlo, tendremos apoyo en todas las Américas. Tendremos apoyo de otras partes. Y los europeos nos verán y dirán: “¿En qué andan, amigos?” A medida que todo empeore, recurrirán a nosotros.

Y no tendremos ningún problema tratando con China al respecto. Tal vez tengamos diferencias, pero no un problema. Tampoco tendremos ningún problema con India en cuanto a esto. No tendremos problemas en esto con Eurasia en general. Con los oligarcas sí, los barones y los duques, y las otras especies extrañas, sí. Pero, si asumimos el liderato, nos decidimos, y mostramos que vamos en serio, que no vamos a renunciar, que vamos a pelear por esto hasta que ganemos, se nos unirán. EU tiene que dar el liderato una vez más; no la dictadura, sino el liderato. Si estamos dispuestos a poner orden nuestra propia casa, y a proponerle a otras naciones y otros pueblos que queremos cooperar con ellos haciendo precisamente esto, tendremos gente de todo el mundo que acudirá a nosotros, como lo hicieron cuando Roosevelt asumió su papel en sumar a la gente con la esperanza de que podíamos derrotar a Hitler. Porque eso es lo que significaba en ese momento. Una vez que Roosevelt actuó y la población vio a EU moverse para detener a Hitler, entonces cobró ánimo y respondió. Y paramos a Hitler; lo acabamos.

Ahora tendremos que hacerlo de nuevo. Lo hicimos antes, podemos hacerlo de nuevo. Éramos pobres entonces, somos pobres ahora. Mejoramos entonces, podemos mejorar ahora.

Y de esto es que se trata.

 

 

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