Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

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Para fines de referencia:

EL TIEMPO COMO TIEMPO FÍSICO

por Lyndon H. LaRouche, Jr.

12 de junio de 2011


La discusión [ayer] se inició con la consideración del problema de comunicar la noción de tiempo físico. [Un colega] inició la discusión con su informe sobre las dificultades percibidas para comunicar el concepto de tiempo físico, a diferencia de una noción simple de tiempo físico relativo como una variante de tiempo del reloj. Sky Shields presentó una reseña amplia de las dificultades que se perciben. Yo respondí a estas intervenciones. Lo que sigue es una recapitulación de la cuestión esencial que he subrayado, lo que, espero, producirá lo que se puede tomar como un planteamiento más eficiente de los aspectos esenciales de mi razonamiento en cuanto a asuntos de principio físico.

[HORIZONTAL RULE]

El problema que planteó la discusión del sábado, constituye en esencia una tendencia popular, aun entre los seguidores de Max Planck y Albert Einstein, de derivar la noción de "tiempo físico" de una manera que se aferra a algún residuo andrajoso de la noción de tiempo del reloj. El problema que esto plantea radica en la falta de la ruptura requerida con las presunciones ontológicas que producen esta dificultad.

Lo que había hecho con este tema, había sido mi idea de buen tiempo atrás que estos asuntos se tienen que abordar sobre la base del supuesto operativo de que la medida de algo que se asemeje a la noción de una secuencia parecida al tiempo, debe derivar los descubrimientos requeridos de la norma de la creatividad humana, en tanto principio que subsume todo el conocimiento válido del hombre respecto al universo. De ahí, por ejemplo, la noción irónica de tiempos relativos que ha planteado el trabajo de V. I. Vernadsky respecto a las respectivas funciones, aparentemente parecidas al tiempo, de la litosfera, la biosfera y la noosfera.

Actualmente, las definiciones atinentes de las que tengo conocimiento existen principalmente en la forma de un hecho que se niega tercamente a desaparecer, y que todavía sigue a la espera, cuando los planteamientos de Vernadsky y sus seguidores relevantes (me) parece que lo han dejado.

Para mí, como señalé en la discusión del sábado, debemos usar la norma de la creatividad humana per se como la métrica apropiada mediante la cual se resuelve la noción general relativamente inmediata de un concepto de la creatividad física humana, parecido al tiempo y a lo ontológicamente físico, como la métrica adoptable de un principio ordenador respecto a los acontecimientos que se pueden caracterizar como "desarrollo" en nuestro conocimiento de nuestras creencias respecto a la ciencia física.

Más aun, la función creativa de la mente humana ha de ubicarse (y se ubica) primordialmente en la composición artística clásica, en el principio de la metáfora, que presta su imagen de creatividad a los descubrimientos de la ciencia física. Con eso, como se dijo en la primera década del siglo anterior, se manda a desaparecer al "tiempo como tal y el espacio como tal" del léxico físico-científico.

Eso exige que le prestemos atención a un tipo de problema más que crucial: las implicaciones destructivas de presuponer que "los cinco sentidos" son el punto de referencia para nociones de la realidad, en vez de ser meramente las sombras proyectadas, sombras que, si se toman en y por sí mismas, desorientan al crédulo para que crea que esas sombras, o cualquier sombra específica meramente, sean la forma de verdad eficiente de las supuestas "certezas sensoriales" de una realidad que subyace esencialmente.

Aquí, esta cuestión se funde con el dominio del patrón del exterminio de especies que ha plagado a la Tierra en una parte de los últimos 500 millones de años. Que la noción del tiempo del reloj y sus símiles sea remplazada por la métrica de la pauta de las extinciones inherente a la evolución concurrente de la biosfera a los niveles superiores de especies que se añaden, durante el mismo tiempo que ocurren las formas de extinción en masa periódicas y otras. Esto se correlaciona con el papel decisivo de la antientropía contraria que la remplaza, en el universo del hombre.

La justificación para escoger esa manera de abordar la noción de cronología, es que la humanidad es la especie característicamente dominante en la Tierra, y por lo tanto se ha convertido, en el curso de los recientes millones de años, en la especie viviente dominante en nuestro planeta. El surgimiento de la humanidad en tanto especie ahora subsume la totalidad de la colección de especies en nuestro planeta. Eso ejemplifica la característica del nuevo "reloj" que se requiere.

Los efectos de la creatividad humana aportan la tasa de desarrollo aplicable, lo cual aporta el tempo de todo el progreso científico y el progreso relacionado en la Tierra. Sin embargo, la autoridad superior de la función de la metáfora, a la vez subsume esa creatividad humana, que es el fruto del papel de la mente. La metáfora, que existe solo mediante dos o más especies contendientes de experiencias ostensiblemente físicas, es el paradigma de la imaginación creadora, incluyendo la imaginación científica.

Dicho eso aquí hasta ahora, abre la gama de discusiones que deben seguir. La discusión procede, así.

El principio de la metáfora

"El principio de la metáfora" es el principio físico de la función de los poderes creativos de la mente humana.

Una vez que en la sociedad moderna hubimos adoptado la cualidad singular de fundar los cimientos de una forma competente de ciencia física moderna, que se estableció por primera vez con la Docta ignorantia del cardenal Nicolás de Cusa —el método del seguidor declarado de Cusa, Johannes Kepler, en su Armonías— hemos tomado en cuenta un principio muy crucial del método científico, método que es esencial para el ulterior desarrollo de toda la ciencia moderna.

Incluyendo el tema de lo que se denomina "tiempo".

El método es el derivado de un descubrimiento de principio por medio de evidencias sensoriales que son mutuamente contradictorias, cuando se expresan como producto de experiencias sensoriales sistémicamente contradictorias, como descubrió Kepler así el principio de la gravitación universal.

La dificultad crucial a superar en este respecto, radica en el error todavía popular hoy día de creer en lo que se denomina "certeza sensorial". Considera, al respecto, la evidencia de lo que la ciencia europea moderna había logrado como progreso, en efecto neto, de manera notable desde el trabajo de Filippo Bruneleschi y Cusa. Mientras que el sacerdocio tipo Babilonia, que por lo general impera y que opera como un elemento subversivo dentro del terreno de la ciencia moderna, todavía anda chachareando sus cánticos de alabanza a la memoria de los cinco sentidos, la civilización ha descubierto por otro lado una multitud de lo que se debe clasificar como equivalentes adicionales de los sentidos, como en la forma de instrumentos científicos, y, todavía más significativo, descubrimientos semejantes a -e influenciados por— los del trabajo de Cusa, su seguidor Leonardo da Vinci, Kepler y demás. Los dirigentes originales de la Ecole Polytechnique de Francia, tales como Gaspard Monge y Lázaro Carnot, la obra de los hermanos Guillermo y Alejandro von Humboldt, y de Carl F. Gauss, Lejeune Dirichlet, y el gran adelanto encabezado por Bernhard Riemann, son referencias sumamente notables para fines de trazar las conexiones que subyacen al tema que he identificado aquí.

En esta configuración que acabo de delinear, el tiempo como tal no existe. El desarrollo creativo, y las tasas de desarrollo creativo, sí existen. En cuanto a todo eso, la humanidad, y la tasa de progreso cualitativo de la humanidad, progreso equivalente a los efectos del progreso físico-científico, son la métrica del tiempo, en vez de que el tiempo abstracto mida a la humanidad.

El tiempo no es una causa física; es un reflejo de los efectos físicos y relacionados de las tasas relativas de progreso físico de un mundo como lo conoce la vivencia del hombre en la Tierra ahora. El tiempo, considerado así, es comparable a la noción de Albert Einstein de un universo definido de acuerdo a la noción de la vivencia de la humanidad de un universo "finito, pero no limitado".

La cuestión decisiva de método

Al final de cuentas es urgente que, en vez de interpretar efectos, medidos en términos de categorías de la percepción sensorial, tenemos que ampliar el listado para incluir todos los "precursores" como una sola norma de aproximación abierta de todas las consideraciones que pudieran ser pertinentes para definir el conjunto de tales principios que son relevantes para la interrogante implícita que plantea la ciencia. Esta decisión ha llevado a la mente calificada como científica, mucho más allá del alcance de cinco categorías de percepción sensorial. La apreciación de las implicaciones de ese alcance ampliado saca al significado mismo de la vivencia humana de la esfera de la simple percepción sensorial. Mientras que el sistema viejo, basado en los cinco sentidos, había definido la identidad de la mente humana individual en gamas relativamente bestiales de la vivencia humana, la mente del hombre se ubica ahora como basado en todos los parámetros fundamentales de la vivencia humana actual.

Ésta es la más grande de las cuestiones de método científico planteadas a una humanidad terriblemente amenazada bajo las circunstancias.

Esta consideración específica por la experiencia, a la luz de lo que he recomendado aquí como la verdadera cualidad de la mente humana, es, en mi planteamiento, el más grande de todos los principios de una definición verdaderamente moderna, y de verdad útil, de la identidad de uno mismo en el momento actual.