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El terror global 'antiglobal'
por Silvia Palacios y Lorenzo Carrasco
Silvia Palacios y Lorenzo Carrasco, corresponsales de Executive Intelligence Review en Brasil, escribieron el estudio siguiente especialmente para el libro Terror contra el Estado nacional, que EIR ha puesto en circulación a fines de 2001.
Como lo señala Lyndon LaRouche en un capítulo anterior, el movimiento antiglobalista mundial no es sino una versión moderna de la revuelta de las turbas jacobinas de la Revolución Francesa, manipulada por el imperio británico, y que sirvió de base al "zoológico rebelde" que el primer ministro lord Palmerston organizó más tarde, a mediados del siglo 19, con el propósito de desestabilizar a los regímenes de sus ex aliados de la Santa Alianza. Era el mismo esquema: utilizar turbas jacobinas producto de las medidas económicas liberales, para terminar de desmontar regímenes monárquicos caducos.
De la misma manera, la oligarquía financiera del eje Londres-Nueva York, y las familias agrupadas a su alrededor en todo el mundo, ante su inminente quiebra financiera, azuzan hoy día a las nuevas turbas de sans-culottes, surgidas de entre las masas de miserables que producen la globalización y el libre comercio, para eliminar del mapa mundial cualquier vestigio de genuina resistencia nacional a sus programas demenciales. El mismo modus operandi que el imperio británico siguió cuando promovió las ideas de Carlos Marx desde el Museo Británico para socavar las ideas y programas del sistema americano de economía política, verdadero enemigo del libre comercio.
Así como la Revolución Francesa tuvo sus mecenas entre los círculos financieros de Jaques Necker y el duque de Orléans, que fomentaron a ideólogos y propagandistas como Jean-Jacques Rousseau, el movimiento antiglobalista no se queda atrás y cuanta con dos grandes familias del Establishment oligárquico: la familia Goldsmith, y George Soros, que financian el movimiento antiglobalización y fomentan la difusión de nuevos ideólogos, como el profesor Toni Negri, fundador de las Brigadas Rojas en Italia, famosas por el asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro.
El movimiento antiglobalista tiene raíces comunes con el fenómeno del nuevo terrorismo, que sería mejor catalogar de "guerra irregular postmoderna". Una de sus características más peculiares es que sus demandas no se circunscriben al ámbito del Estado nacional soberano, al que desprecian, sino que son demandas de intereses particulares de grupos locales elevadas a problemas mundiales (globales) cuyas soluciones exigen la estructura de un gobierno mundial. Es una amalgama de organizaciones formales que vienen de las luchas insurreccionales anteriores, a partir de la década de los sesenta, con el oscuro enjambre de organizaciones no gubernamentales (ONG) que proliferaron a partir de los ochenta. Estas últimas son de lo más diverso, desde las que supuestamente defienden los derechos humanos, generalmente contra las fuerzas armadas nacionales, hasta organizaciones ambientistas e indigenistas que oponen sus demandas a los intereses del desarrollo económico y de infraestructura, para exigir intervenciones supranacionales en defensa de supuestos derechos de una humanidad tan difusa donde la idea de una "aldea global" en que las poblaciones y sus intereses son reducidas a tribus.
Como se comentó en las páginas de Folha de São Paulo el 24 de septiembre, los ataques terroristas del 11 de septiembre a los Estados Unidos se pueden considerar "la primera guerra de una ONG", ya que no se puede identificar detrás del acto a ningún interés de un Estado nacional, sino que se trata de "un acto de guerra practicado por un grupo ubicado en la zona gris entre la empresa privada y la ONG. Era tal vez inevitable, con el agotamiento de los Estados nacionales, que hasta la guerra, el acto más tradicional de la soberanía, fuese absorbida por los nuevos formatos de actuación social".
En este nuevo formato, como lo plantea Toni Negri en su libro Imperio, que se vuelve ya la biblia del movimiento antiglobalista, el surgimiento de un imperio mundial anglosajón vigoriza la acción de grupos y organizaciones no gubernamentales orientados ya no en defensa de los valores nacionales demolidos por la propia estructura de globalización, sino de causas étnicas o de intereses difusos, de lo que bien puede denominarse demandas de una "sociedad civil global". Es decir, el imperio aumenta el potencial insurreccional. Este movimiento, que se extiende rápidamente a través de fronteras físicas y morales, es lo que se formalizó con la creación del Foro Social Mundial en Porto Alegre en enero de 2001.
Las preocupaciones sociales de la especulación financiera
Pero por debajo de todo la espuma de esta turbulencia social, no muy lejos de la superficie, aparecen los tentáculos de un pulpo financiero directamente vinculado al aparato financiero angloamericano y a una rama francesa enraizada en sus propias tradiciones colonialistas, de donde surgió la estructura de control social de lo que hoy se conoce como ciencias sociales, desconectadas tanto de la ciencia física avanzada como de la economía, de la cual dependen las condiciones de bienestar social.
[FIGURE 71]Como dijimos, los dos focos más visibles de este control son las redes de George Soros y la familia de financieros anglofranceses Goldsmith, ambos vinculados directamente a los círculos íntimos de las finanzas de la Corona británica.
Soros comenzó su carrera de filántropo de las causas de la "ciudadanía global" primeramente promoviendo la causa de los "derechos humanos", a través, principalmente, de la organización Human Rights Watch. Para él, el desarrollo de una estructura supranacional de derechos humanos era fundamental para debilitar a las fuerzas armadas de Iberoamérica, ya que, como su propio hermano Paul lo declaró, no hay garantías para los inversionistas extranjeros mientras exista una estructura fuerte del Estado nacional y sus fuerzas armadas.
La campaña "en pro de los derechos humanos" dirigida a satisfacer estos propósitos contra el Estado nacional soberano y erigir una estructura de gobierno mundial surgió a mediados de los setenta, como proyecto del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York (CFR) y su criatura la Comisión Trilateral. El régimen del presidente Jimmy Carter se encargó de la primera fase de ejecución, desestabilizando en especial a los gobierno resueltos a realizar grandes obras de infraestructura y energía, desde Irán hasta Brasil. Al mismo tiempo, las fundaciones del Establishment angloamericano promovían a personajes como el cardenal Paulo Evaristo Arns como grandes campeones de los derechos humanos.
Bajo la dirección del asesor de seguridad nacional Zbignew Brzezinski, la política del Establishment siguió los lineamientos de Bernad Lewis, profesor de Oxford que imaginaba un "arco de crisis" desde el norte de Africa hasta el Extremo Oriente para supuestamente contener la amenaza soviética. Como parte de esta política, se comenzó a fomentar y patrocinar a sectas fundamentalistas como la de la del ayatola Jomeni en Irán y a grupos insurreccionales y terrorista en Afganistán. Se creó así la reserva de terroristas mercenarios que son el componente principal del fenómeno del nuevo terrorismo. De esa época datan todas las redes insurreccionales de América Central.
El esquema suponía que los recursos ilegales canalizados a estos grupos deberían provenir del tráfico internacional de drogas, lo que explica el empeño del régimen de Carter en la legalización de uso de drogas sicotrópicas. De ahí parte el crecimiento de los grandes carteles de drogas, desde los afgansis que dominan el tráfico de heroína hasta los grandes carteles del hemisferio ocidental, en especial los de Cali y Medellín, que dominan el tráfico de cocaína.
Más recientemente y como parte de las campañas por la "ciudadanía global", George Soros vuelve a aparecer promoviendo los "derechos humanos" ligados a la legalización de las drogas, de la mano de notables de la teología de la liberación como el obispo brasileño Pedro Casaldáliga. Por ejemplo, en junio de 1998, Soros y una parvada de otras "personalidades" publicaron en el New York Times una carta abierta al secretario general de la ONU, Kofi Annan, para pedir que la Sesión Especial de la ONU sobre el asunto de drogas considerase legalizar su consumo. Firmaban, entre otros, el actual ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo; el brasileño Luiz Inacio Lula de Silva, dirigente Partido de los Trabajadores (PT); el obispo Pedro Casaldáliga, gurú del Movimento de los Sin Tierra (MST); el peruano Javier Pérez de Cuéllar, ex secretario general de la ONU y ex primer ministro en el gobierno de Javier Paniagua; Diego García Sayan, actual ministro de Relaciones Exteriores del Perú; y, de Colombia, el actual ministro de Economía, Juan Manuel Santos.
Por lo anterior no debe sorprender la creciente intimidad de George Soros con el movimiento antiglobalista, en especial después de la creación del Foro Social Mundial en Porto Alegre, cuando se prestó a la opera bufa del debate entre el Foro Mundial de Davos, que él representaba, y el Foro Social, representado por João Pedro Stedile, líder del MST, y Bernard Casen, director de Le Monde Diplomatique.
Este antecedente le facilitó al líder de Timor Oriental, José Ramos Horta, el pedido que hizo en una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera, el 27 de junio, de que "la gente de Porto Alegre" se una a los "Robin Hood de los tiempos modernos, George Soros, Bill Gates y el presidente del Banco Mundial", que "manifiestan una sincera preocupación por ayudar a los pobres".
Rotas las apariencias de contradicción entre sus talentos de especulador y sus "inclinaciones humanísticas", se crearon las "condiciones objetivas" de una alianza abierta de George Soros y el Partido de los Trabajadores, de Brasil. Este canal directo, según el Jornal do Brasil lo construye Cristóvão Buarque, el ex gobernador del Distrito Federal, con la ayuda del presidente del Banco Central, Armínio Fraga, ex empleado y amigo íntimo de Soros. El pretexto formal del vínculo sería la participación de Buarque en un programa escolar para la India, que Soros financia. A cambio, Buarque propone mantener a Arminio Fraga en el Banco Central, en caso de que el PT gane las próximas elecciones presidenciales. Como parte de estas negociaciones, se anunció que Soros participará de la segunda reunión que el FSM celebrará en Porto Alegre, en enero de 2002.
El abrazo de Grasso
Pero no imaginemos que las sensibilidades "sociales" e insurreccionales de la especulación financiera mundial se restringen a los círculos del mecenas antimilitarista George Soros. Un caso aún más escandaloso lo tenemos en la visita del presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York, Richard Grasso, a la selva amazónica colombiana, el centro mundial de la producción y refinación de la coca, visita registrada en la prensa mundial con su fotografía abrazado con el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes, no casualmente el encargado de las finanzas del grupo narcoterrorista.
A su regreso a Nueva York, el 29 de junio de 1999, Grasso declaró en una conferencia de prensa, que "el asunto de nuestro viaje a Colombia tiene que situarse en el marco de una iniciativa del sector privado. . . El presidente [Andrés Pastrana] estaba muy interesado en que alguien del sector privado, particularmente del mercado de capitales, fuese a Colombia y se reuniese con las FARC. . . Fue una experiencia extraordinaria, en el sentido de que el comandante tiene formación de ingeniero en la antigua Unión Soviética. Es muy refinado. . . Y sabe muchísimo de inversión y mercados de capitales, y de la necesidad de estimular al capital extranjero a ir a Colombia. Estaba muy interesado en cómo podrían venir las compañías colombianas a los Estados Unidos y obtener capitales para invertirlos en el país".
Lo que la visita de Grasso pone de manifiesto es la necesidad que el sistema financiero mundial tiene de la liquidez, el dinero vivo, que proviene del narcotráfico. No sabemos si Grasso le mencionó a Reyes las virtudes de inversionistas del grupo de Osama bin Laden, pero en realidad no hay nada nuevo bajo el Sol, porque se trata de los mismos procedimientos urtilizados para financiar el movimiento terrorista en Afganistán y a los grupos de los contras en Nicaragua bajo el gobierno secreto que comandaba George Bush como vicepresidente de los Estados Unidos. Cabe destacar que la Guerra de Afganistán fue abundantemente financiada, entre 10.000 y 20.000 millones de dólares, con dinero proveniente de los carteles de Cali y Medellín, que, después de perder a sus principales capos, fueron absorbidos por las FARC, convertidas en el tercer narcocartel de Colombia, el más poderoso.
La familia Goldsmith, otro manantial de `sentimiento social'
Otra de las fuentes de financiamiento del movimiento antiglobalista es la familia del fallecido financista James Goldsmith y su hermano Teddy, fundador de la revista The Ecologist. Los hermanos Goldsmith tienen un negro historial vinculado a ciertos círculos de los servicios de inteligencia angloamericanos, precisamente con la red que creó y apoyó el crecimiento de los muyajedín de la Guerra de Afganistán, que, como mencionamos, incubó al más irracional fanatismo terrorista islámico actual.
La familia Goldsmith, dando muestra de sus proclividades sociales, tiene, como Soros, como propia la estructura de ONG antiglobalistas, como el llamado Foro Internacional Sobre Globalización (IFG), y es una de las fuerzas centrales en la organización de las actividades del FSM. La relación con el Partido de los Trabajadores es directa y sin mediador. Por ejemplo, luego de las multitudinarias manifestación de Génova, el presidente municipal de Porto Alegre, Tarso Genro, que tuvo la misión de ser el portador de la carta de Porto Alegre entregada a los representantes del Grupo de los 8 (G-8), tuvo una cena privada con Teddy Goldsmith en su castillo en Siena.
Para Iberoamérica, el papel de Goldsmith es todavía más significativo, por la relación que mantiene con los círculos colonialistas franceses, fundamentales en la arquitectura de los movimientos insurreccionales del siglo 20 en la región. Es este "componente frances" el que ha dado el fermento cultural, en especial a través de las ciencias sociales antropología, sociología, etnología, etc, y las ideas filosóficas del existencialismo al desconstruccionismo del movimiento insurrecional, incluida la teología de la liberación.
Además de fijar la agenda por ejemplo, el "problema étnico" o "antropológico", "indigenista", etc, estas redes han tenido una actividad funcional. Por ejemplo, la familia Schlumberger de Menil se han ensuciado las manos patrocinando revueltas continuas en América Central, en alianza con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), órgano oficial de la Iglesia Anglicana. Respaldó a la guerrilla centroamericana por medio de su fundación en Houston, Texas, que también promovía a los gurúes de la existencialista teología de la liberación, como el cardenal retirado Paulo Evaristo Arns, considerado una especie de "capellán" del Foro de São Paulo, y uno de los creadores del PT. Además, la familia De Menil es célebre porque fue la que compró el barco Granma que transportó a Fidel Castro y sus compañeros de la Sierra Maestra de México a Cuba.
Forman parte de este aparato colonialista, las redes políticas de la familia Mitterrand, a la cual estuvo vinculado Regis Debray, teórico del foquismo guerrillero de los sesenta. La viuda del presidente François Mitterrand, Danielle, ha ganado fama por su activismo insurreccional, su visión "etnica" del mundo y su demanda de limitar la soberanía de los Estados nacionales. En un tiempo, estuvo obsesa con crear enclaves como el que se pretendía darle a los kurdos en el norte de Irak, al final de la Guerra del Golfo. Danielle es una entusiasta de ensayos separatistas en Iberoamérica, como el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de Chiapas, México al que también aplaude el magnate Teddy Goldsmith, y del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST), de Brasil. Tanto los zapatistas como el MST y las FARC son parte oficial del FSM.
Un falso Bretton Woods
Una de las características del movimiento antiglobalista son los sofismas con los que esconde cualquier verdadera solución a la crisis económica mundial, como si meras medidas redistribucionistas pudieran salvar de la bancarrota al sistema financiero, con el cual nunca se proponen romper, y al mismo tiempo aliviar la miseria agravada por el globalismo. Ese es el caso del famoso impuesto Tobin, que grava el flujo de capitales, como si una parte de la especulación que está matando a las naciones pudiera ser canalizada para resolver los problemas sociales y así soslayar la tarea de una urgente reconstrucción del sistema financiero mundial que destruya efectivamente una gran parte de esa masa de capital ficticio. La propuesta legítima de hecho la existencia de la burbuja especulativa.
Hace poco, un personaje de las altas finanzas, el veterano banquero Felix Rohatyn de la antigua casa Lazard Freres, irrumpió en esta atmósfera mostrando grandes afinidades con Bernard Cassen, director del periódico Le Monde Diplomatique, fundador de la Acción por la Tributación de las Operaciones Financieras en Apoyo a los Ciudadanos (ATAAC) y una de las estrellas del movimiento antoglobalista mundial. Cassen cobró fama con sus propuestas de una vaga moratoria de la deuda externa y la aplicación del denominado "impuesto Tobin", que gravaría las actividades financieras especulativas.
El 20 de agosto, en el Financial Times, Rohatyn publicó un artículo bajo el título "De regreso a Bretton Woods", que apenas esconde la evidencia de una apropiación fraudulenta de la idea de Lyndon LaRouche de convocar una nueva conferencia de Bretton Woods, que altos círculos políticos del mundo entero consideran viable. Rohatyn propone que esta reformulación ocurra, no dentro del ámbito de las naciones, sino de los intereses del inoperante campo del movimiento antiglobalista. Por eso, Rohatyn afirmó que "una nueva conferencia de Bretton Woods, con amplia participación del sector privado y de las ONG, ayudaría a interrumpir una tendencia que, seguramente, empeoraría de no darse paso alguno". Es decir, una propuesta dirigida tácitamente para Cassen y su grupo antiglobalista, que se han creado la imagen de ala moderada de un violento zoológico antoglobalista. Por eso Rohatyn diferenció de los "nihilistas" a los participantes "no violentos" de Génova, en referencia directa a los miembros de ATAAC.
Le Monde Diplomatique, la gran tribuna publicitaria de Bernard Cassen, es por sí mismo una conjunción de intereses financieros globalizados, como se puede ver por su lista de propietarios. Uno de ellos, Marc Ladriet de Lacharriere, director del conglometado Fimalac, fue una pieza clave en la restructuración de Le Monde de 1994 a 1996, que le dio un nuevo estatus semiautónomo a Le Monde Diplomatique. De Lacharriere está asociado al recién nombrado director de Le Monde, Jean Marie Colombani, que comenzó su carrera periodística siendo un derechista intransigente en el periódico de asuntos geopolíticos Spectacle du Monde, cuando éste era propiedad de Fimalac. Hoy, Colombani supervisa el trabajo de Cassen y de Le Monde Diplomatique. Con gruesos créditos de Credit Lyonaise, De Lacharriere colocó a Fimalac en la economía financiera virtual adquiriendo agencias de clasificación de crédito británicas y estadounidenses, transformándola en la tercera del floreciente mercado financiero de los Estados Unidos.
Toni Negri y el `nuevo 68 global'
Al comentar este proceso de insurrección antiglobalista organizada por el Foro Social Mundial (FSM) y otros fuerzas, que se expresó en las protestas durante la reunión del G-8 en Génova, el ministro de Salud de Francia lo calificó de un nuevo "mayo de 1968 global", en referencia al movimiento estudiantil que fue utilizado como ariete para desestabilizar a regímenes como el del general Charles de Gaulle en Francia, que constituía la principal fuerza política contra las tentativas de romper los tratados de Bretton Woods. Su caída marcó el inicio de un cambio de fase mundial, que permitió la desregulación de la economía a partir de las reformas de agosto de 1973.
Así mismo, el movimiento de 1968 fue decisivo para la propagación mundial de la contracultura del rock, la depravación sexual y las drogas, un cambio en el paradigma cultural del mundo que gestó una revuelta en la estructura de creencias de las poblaciones, sembrando la ideología antiautoritaria de los movimientos estudiantiles y abriendo el camino para minar las instituciones del Estado nacional soberano. La llamada alianza "Rainbow" preparó el ascenso de la "nueva izquierda" a los centros de decisión política, esa "nueva izquierda" formada en las ideas de la Escuela de Francfort y en el tribalismo africano de Franz Fanon, de donde surgió la base de militancia que hoy forma la capa dirigente del Foro Social Mundial.
Con este "nuevo 68" entramos a una segunda fase más barbara, a un mundo en que se puede tolerar un fascismo maltusiano, donde se aceptan como valores fundamentales la homosexualidad, el culto a la fealdad, el ecologismo, etc. En suma, una inversión satánica de valores.
Este puente entre la "generación del 68" y la "generación global" de las luchas antiglobalistas de hoy está encarnada en el profesor italiano Antonio "Toni" Negri, cuyas ideas se han vuelto centrales para la formación de una nueva ideología post Estado nacional. Uno de sus propagandistas ha sido precisamente el Le Monde Diplomatique de Bernard Cassen. Por ejemplo, en la edición de agosto-septiembre de 1998, Negri escribió un artículo en que justifica el terrorismo de Italia de los años setenta y defiende la guerra irregular de las Brigadas Rojas con la mentira de que la nación italiana vivía un "estado de guerra civil".
El vínculo Cassen-Negri comenzó a la manera de un amistoso diálogo que salió de las fronteras de Francia y se extendió a otros países. En Brasil, este debate "crítico" fue divulgado por el periódico Folha de São Paulo. Negri puso sus miras en reclutar a lo que consideraba la "intelectualidad de izquierda" de Europa, que, frente a la globalización, se había propuesto defender algún tipo de nacionalismo y que él identificaba con "el personal de Le Monde Diplomatique", es decir, el grupo de su director Bernard Cassen, uno de los fundadores del Foro Social Mundial. En sus críticas, Negri les advirtió que no se dejaran encantar con el "canto de sirenas" de las propuestas "keynesianas" para resolver asuntos como el desempleo, que aumentaba en Europa y en otros lugares. En lugar de eso, Negri los instó a "actuar globalmente; no sólo pensar, sino actuar globalmente".
Sus críticas surtieron efecto, y esto resultó exactamento en la formación del Foro Social Mundial en la ciudad de Porto Alegre en enero de 2001, en lo cual Cassen y su grupo desempeñaron un papel central. Más tarde, el 24 de julio, después de los disturbios de Génova, el New York Times publicó un comentario editorial de Negri y su compinche Michael Hardt en el que explican que el nuevo movimiento de protesta no va en contra de la globalización. "Los que protestan están unidos contra la forma presente de globalización capitalista", dice, "pero la vasta mayoría no está contra las corrientes y fuerzas globalizantes como tales. No debía llamársele movimiento contra la globalizacion. Es un movimiento de globalización alternativo".
Convertido ahora Negri en heraldo de la muerte del Estado nacional, su ideario se viene divulgando por todo el mundo. Hace poco, en una entrevista con el diario mexicano La Jornada publicada el 12 de julio de 2001, Negri afirmó que "la globalización es un proceso extremadamente importante, definitivo e irreversible; es una situación en la cual el poder capitalista se reforma ante la imposibilidad de sobrevivir a las viejas formas". Y agregó: "Nosotros interpretamos el 68 como un punto nodal en el siglo, en el cual el viejo equilibrio fundado sobre los Estados nación se deteriora".
Negri fue el fundador e ideólogo del movimiento terrorista italiano Autonomisti, en 1978. En 1979 fue aprehendido, acusado de ser el jefe verdadero de las sanguinarias Brigadas Rojas y autor intelectual del asesinato del ex premier italiano Aldo Moro, cuyo gobierno nacionalista fue sometido a un brutal proceso de desestabilización dirigido por fuerzas exógenas, entre ellas la del ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger. En el curso de las investigaciones, los jueces italianos reunieron pruebas de que las Brigadas Rojas eran en parte controladas como un operativo de inteligencia de la logia masónica P-2, con sus ramificaciones en los servicios de inteligencia de la OTAN.
Negri escapó a Francia en 1983, donde vivió hasta hace poco, protegido por la corte de la familia Miterrand. Los dos fiscales más notables que actuaron en el caso de Moro y las Brigadas Rojas, Rosario Priore y Ferdinando Imposimato, así como el ex jefe de la inteligencia militar Fulvio Martini, señalaron en la época al clan Miterrand como los protectores de Negri y otros 150 terroristas refugiados en Francia.
Negri fue formado por Norberto Bobbio, padre intelectual de la Nueva Izquierda italiana, y por Sabino Acquaviva, un sociólogo de la Universidad de Padua. En 1963, Negri fundó en Padua el grupo maoísta Potere Operaio Veneto-Emiliano, que devino Atonomia Operaia, de donde provienen los grupos anarquistas italianos que se enfrentaron con la policía en los disturbios violentos de Génova, y que también son redes simpatizantes del movimiento zapatista de México.
Su papel de gurú en el terrorismo italiano se puede condensar en su siguiente pensamiento de su época de profesor en Padua: "Nada revela mejor la enorme positividad histórica de autoafirmación de los trabajadores que esta continua actividad de francotirador, de saboteador, de faltista, de marginal, que vivo yo".
Imperio
Para sentar las bases histórico-filosóficas de las acciones y la ideología de la red antiglobalista mundial, Negri escribió, en colaboración con su discípulo estadounidense Michael Hardt, su obra más reciente, Imperio. Considerado un Manifiesto Comunista del siglo 21, es en realidad un demencial compendio de fascismo moderno, que ataca a fondo el concepto del Estado nacional soberano, despectivamente calificado de "objeto arqueológico".
Imperio, publicado por la Universidad de Harvard, es una apología del gobierno mundial que Negri promueve. El libro presenta una falsa disyuntiva muy conveniente para el poder angloamericano: que el enfrentamiento, en la globalización, es entre el Imperio por un lado y las naciones oprimidas por el otro, y no el verdadero conflicto entre los mecanismos de un gobierno mundial y el Estado nacional soberano.
Negri afirma: "Insistimos en afirmar que la construcción del Imperio es un paso adelante, en el sentido de dejar atrás cualquier nostalgia de estructuras de poder que lo preceden y rechazar cualquier estrategia política que implique el regreso a los viejos acuerdos, como, por ejemplo, intentar resucitar el Estado nacional en busca de protección contra el capitalismo global. Sostenemos que el Imperio es mejor, de la misma forma en que Marx insistía en que el capitalismo es mejor que las formas de sociedad y modos de producción que lo precedieron. De la misma forma podemos ver hoy que el Imperio se deshace de los crueles regímenes de poder moderno y aumenta el potencial de liberación".
Es este odio al Estado nacional lo que explica la comunión de intereses entre la oligarquía y el movimiento antiglobalista.
Según Negri, "comúnmente se acepta que la noción de internacional que la modernidad europea propuso y volvió a proponer continuamente, por lo menos desde la Paz de Westfalia, está en crisis". Es decir que el Estado nacional soberano está quebrantado, y lo que él propone es regresar a la idea imperial del orden prewestfaliano, Ya que precisamente los acuerdos de Westfalia, firmados en octubre de 1648, pusieron fin en Europa a la Guerra de los Treinta Años, reorganizando a los quebrantados Estados en una "comunidad de naciones" respetuosa de la soberanía de dichos Estados. "A partir de esta guerra temeraria, Europa se vio libre e independiente. Por ella, aprendió a reconocerse en una comunidad de naciones; y esta intercomunicación de Estados, que se originó de la Guerra de los Trenta Años, puede sola ser suficiente para reconciliar al filósofo con sus horrores". Fue como el filósofo Federico Schiller conceptuó el significado histórico de tan lastimoso episodio de la historia humana.
Cuando propone un orden postwesfaliano que legitime el retorno a la idea imperial, Negri complemente de hecho, desde un punto de vista izquierdista, la tesis del "choque de civilizaciones" del profesor de Harvard Samuel Huntington. A las guerras étnico-religiosas de un Occidente imperial contra la civilización musulmana u otras, que promueve Huntington, Negri añade la dinámica interna del Imperio, sustituyendo la tesis de la lucha de clases dentro de los Estados nacionales con el tipo prewesfaliano de movimientos sociales, es decir, las guerras religiosas mundiales. La tesis es muy apreciada por las huestes de la teología de la liberación. El gurú de esta corriente, el teólogo brasileño Leonardo Boff, se autoconcibe como una especie de Martín Lutero de la nueva era global.
Dicho de otra manera, para legitimar una "rebelión global", que es la estrategia de los antiglobalistas, Negri afirma la supremacia del Imperio sobre el Estado nacional. Así, la masa heterogénea ya no media sus necesidades a través del Estado nacional, no lo puede hacer sino a través de continuas oleadas de rabia globalizada, que al mismo tiempo que ayuda a destruir lo que resta del Estado nacional, es un elemento causal del Imperio. "La constitución del Imperio no es causa sino consecuencia del ascenso de esos nuevos poderes", afirma Negri.
"La constitución de la multitud aparece primero como un movimiento espacial que la constituye en lugar ilimitado [. . .] Movimiento autónomo es lo que define el lugar propio de la multitud. Cada vez menos los pasaportes y documentos legales serán capaces de regular nuestros movimentos a través de las fronteras. La multitud funda una nueva geografía a medida que los flujos productivos de cuerpos definen nuevos ríos y puertos. Las ciudades de la tierra se volverán de inmediato grandes depósitos de humanidad cooperativa y locomotiva para la circulación, residencias temporarias y redes de distribución en masa de activos seres humanos". Bella justificación para el trabajo esclavo de una masa de flagelantes antiglobalistas como los que deambulabán por la Europa medieval. Las ideas que expone Negri en Imperio no son originales de su mente alucinada, sino que son, como decíamos, la contraparte de las ideas del choque de las civilizaciones gestadas por el grupo de geopolíticos de la Universidad de Harvard al que pertenecen el ex secretario de Estado Henry Kissinger, y Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional en el gobierno trilateral del presidente James Carter. Igual que Negri, este grupo geopolítico, junto con sus contrapartes británicas, contempla el orden mundial considerando que el fin de la Guerra Fría representa el fin del orden fundado a partir de la Paz de Wesfalia y, por lo tanto, se regresa al principio del Imperio.
Por ejemplo, Henry Kissinger vive obseso por los tratados de Westfalia; desde su obra Diplomacy, publicada en 1994, decreta la "crisis sistémica del sistema de Wesfalia", concepto que ratificó en una obra más reciente titulada "Does America Need a Foreign Policy?" (2001). En esta última se trasluce un diálogo tácito con Imperio, de Negri y Hardt.
Kissinger afirma: "De esta matanza brotó el sistema del Estado moderno, definido por el Tratado de Westfalia de 1648, los principios básicos del cual le han dado forma a las relaciones internacionales hasta la fecha. El tratado se cimentó en la doctrina de la soberanía, que declaró el comportamiento interno y las instituciones de un Estado fuera de la competencia de otros Estados.
"Estos principios fueron una expresión de la convicción de que era menos probable que un gobernante nacional fuese arbitrario que un ejército extranjero en campaña inclinado a la conversión. Al mismo tiempo, el concepto del equilibrio de poder trató de fijar límites mediante un equilibrio que le impidiese a cualquier nación volverse dominante y confinase las guerras a zonas relativamente limitadas. Por más de doscientos años hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial el sistema de Estados que surgió de la Guerra de los Treinta Años consiguió sus objetivos (con la excepción del conflicto ideológico del período napoleónico, cuando el principio de no intervención se abandonó, de hecho, por dos decenios). Cada uno de estos conceptos está hoy día bajo ataque, al extremo en que se olvida que su propósito fue limitar, no ampliar, el uso arbitrario del poder.
"El orden westfaliano está hoy día en crisis sistémica. Sus principios se ponen en entredicho, si bien todavía no aparece una alternativa convenida. No sólo los Estados Unidos, sino muchos países europeos occidentales han abandonado la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados para dar paso a un concepto de intervención humanitaria universal o jurisdicción universal.
"Al mismo tiempo, el propio concepto del Estado nacional, hasta ahora dominante, sufre una metamorfosis. Fiel a la filosofía dominante, cada Estado se autonombra una nación, pero no todos lo son, desde el punto de vista del concepto decimonónico de nación como unidad lingüística y cultural. De las "grandes potencias" de comienzos del nuevo milenio, sólo las democracias de Europa y Japón satisfacen esa definición. China y Rusia combinan un núcleo nacional y cultural con atributos multiétnicos. Los Estados Unidos hallan cada vez su identidad nacional en la multietnicidad. En el resto del mundo, los Estados de composición étnica mixta son la norma, y la cohesión de muchos de ellos se ve amenazada por grupos étnicos subyugados en procura de autonomía o independencia con base en las doctrinas de nacionalismo y autodeterminación decimonónicas y de comienzos del siglo 20. Aun en Europa, el descenso de la natalidad y el aumento de la inmigración introducen el problema de la multietnicidad.
"Pero el globalismo económico no es un sustituto del orden mundial, aunque pueda ser un importante componente suyo. El propio buen éxito de la economía globalizada generará dislocaciones y tensiones dentro de las sociedades y entre ellas, que ejercerán presión sobre las dirigencias políticas del mundo. En tanto, el Estado nacional, que sigue siendo la unidad de responsabilidad política, se reconstituye en muchas regiones del mundo sobre la base de dos tendencias en apariencia contradictorias: o fragmentándose en sus componentes étnicos o disolviéndose en agrupaciones regionales más amplias".
Además de la afinidad de ideas, Negri y Kissinger también muestran empatía en su odio viceral al ex primer ministro italiano Aldo Moro, asesinado por las Brigadas Rojas.
En realidad, las ideas que defiende Negri en Imperio son parte de un febril debate que se traba entre los círculos estratégicos angloamericanos en torno a la nueva geometría de las relaciones jurídicas internacionales en un mundo globalizado, debate que se intensificó después de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Un ejemplo significativo de la insania de este debate es la proposición de reintroducir el concepto de imperio, defendida por el británico Robert Cooper, flamante asesor especial en asuntos de terrorismo del gobierno del primer ministro Tony Blair de Inglaterra. Según un artículo publicado el 25 de octubre en el Daily Telegraph, a Cooper se lo considera el "profeta del nuevo imperialismo", que rotula de "imperialismo defensivo". El artículo cita la afirmación de Cooper de que "la no existencia de un imperio es históricamente inusitada. La cuestión es saber si esto puede durar. Hay tantas razones teóricas como prácticas para creer que no. Parace que existen todas las condiciones para un nuevo imperialismo". Según la periodista Rachael Sylvester, Cooper afirma que la "globalización es una forma de nuevo imperio, [argumento] que, irónicamente, también ofrecen Michael Hardt y Antonio Negri en su `nuevo manifiesto comunista', Imperio".
Por otro lado, Negri en su argumentación tramposa, intenta trazar un paralelo de sus tesis con las de La Ciudad de Dios de San Agustín, pero en ningún momento se refiere a la idea central de la justicia y el bien común que deben reinar en la ciudad mundana para aspirar a ascender a la Ciudad de Dios. Para él, es la "ciudad mundana de la multitud" la que constituye el motor social dentro del Imperio. "Las luchas de clases y los procesos revolucionarios del pasado socavaron los poderes políticos de naciones y pueblos, el preámbulo revolucionario escrito en los siglos XIX y XX preparó la configuración subjetiva del trabajo que hoy se realiza. . . La multitud no se forma simplemente por la acción de juntar y mezclar naciones y pueblos indistintamente; es el poder singular de una nueva ciudad".
Continúa Negri: "Una mitología material de la razón comienza por tanto a formarse y construírse en los idiomas, en las tecnologías y en todos los medios que constituyen el mundo de la vida. Es una religión de los sentidos que separa a las masas de todos los residuos de poder soberano y de todos los `largos brazos' del Imperio. . . La mitología de los idiomas de la multitud interpreta el telos de una ciudad mundana, separada por el poder de su propio destino de qualquer vinculación o subordinación a una ciudad de Dios, que perdió todo honra e legitimidad". Es decir, satanismo puro es la nueva religión del imperio.
Estas son las bases en que fundan las acciones sin fronteras del Foro Social Mundial (FSM). "El derecho general de controlar su propio movimiento es la demanda definitiva de la ciudadanía global. Esa demanda es radical en la medida en que desafía al aparato básico de control imperial sobre el rendimiento y la vida de la multitud. Ciudadanía global es el poder del pueblo de reapropiarse del control sobre el espacio y, así, de diseñar una nueva cartografía".
El Foro Social Mundial,
jacobinismo itinerante
A pesar de que el movimiento antiglobalista se viene incubando desde hace más de diez años lo cual abarca, notablemente, el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, México, en enero de 1994, su articulación mundial sólo se hizo visible en fechas más recientes. Sus primeras manifestaciones fueron los motines urbanos ocurridos el Día del Trabajo (Primero de Mayo) en el centro financiero de Londres en 1999, seguidos, en noviembre de ese mismo año, con mucha más publicidad, por la violentas manifestaciones de la ciudad de Seattle, Estados Unidos, en ocasión de la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Estas manifestaciones alcanzaron su clímax violento en la ciudad de Génova, Italia, en julio de 2001, durante la reunión del Grupo de las 8. Este proceso de prototerrorismo planificado creciente iría a expresarse con mayor intensidad durante la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial a realizarse a final de septiembre de 2001 en Washington, pero fue interrumpido por los ataques terrorista del 11 de septiembre.
La escalada, que se venía dirigiendo informalmente, culminó con la fundación, en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, del Foro Social Mundial (FSM), en una reunión realizada del 25 al 30 de enero de 2001, en paralelo con la reunión anual de Davos, Suiza, que año con año reúne a la crema y nata de las finanzas internacionales. Con la participación de delegados de 122 países, la reunión de Porto Alegre, tuvo por objetivo central crear una dirección internacional para coordinar a aquel movimiento heterógeneo y darle direccionalidad.
Por Iberoamérica, confluyó a la reunión la red continental narcoterrorista-separatista integrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de México y el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) de Brasil, con el apoyo del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, todos también integrantes do Foro de São Paulo (FSP), Se les sumó un fuerte contingente francés, encabezado por Danielle Miterrand, y una representación de la ETA, que creó la organización Hemen ETA Munduan como su brazo oficial para actuar en el movimiento mundial contra la globalizacion.
Tal constelación de fuerzas jacobinas recibió la bendición de la red de intelectuales europeos de la teología de la liberación que en el pasado ya tuvieron una intervención decisiva en la creación de la estructura de creencias que educó a los dirigentes iberoamericanos en el diálogo marxista-cristiano del cual surgieron los movimientos guerrilleros más notorios de las últimas décadas, como el FSLN de Nicaragua, el FMLN de El Salvador, el ELN de Colombia, y otros más. Dos figuras de la Universidad Católica de Lovaina participaron de los trabajos del FSM: el veterano simpatizante de las causas terroristas François Houtart y el economista italiano Ricardo Petrella, también consejero de la Comisión Europea. Según el, en Porto Alegre nació "un bebé que con el tiempo comenzará a hablar".
La realización del Foro fue posible gracias a la colaboración política y financiera de varias fundaciones internacionales y la generosa contribución del gobernador de Rio Grande do Sul, Olívio Dutra. El gobierno del PT, que incluye la presidencia municipal de Porto Alegre, convirtió al estado en una base de apoyo para los cerebros del Foro de São Paulo, como la socióloga Martha Harnecker, viuda del comandante Manuel Piñeiro (alias "Barba Roja"), quien fuera jefe de la división América del servicio de inteligencia cubano. El gobernador Dutra se empeñó en dar garantías de seguridad a los grupos narcoterroristas, como las FARC de Colombia.
Meses más tarde se fundó oficialmente un Consejo Internacional del FSM, en reunión celebrada del 9 al 11 de junio en la ciudad de São Paulo. Simbólicamente, en 1990, São Paulo también fue la sede escogida para la fundacion del Foro de São Paulo (FSP), creado por iniciativa del Partido Comunista Cubano, el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) y las redes de la teología de la liberación del cardenal de São Paulo, Evaristo Arns, con el propósito de congregar y reorientar las acciones de la izquierda iberoamericana tras la caída del Muro de Berlín. La acción concebida por la inteligencia cubana, en una reedición de la previa Conferencia Tricontinental, permitiría romper el aislamiento del régimen de Fidel Castro e impulsar la campaña del líder del PT, Luiz Inacio Lula da Silva, por la Presidencia de Brasil.
De hecho, el FSP camina en paralelo con las actividades Foro Social Mundial. Este último permite la participación abierta de representante de las FARC y los zapatistas, ademas de ser un instrumento de mayor movilidad y expresión internacional antes restringida a los confines iberoamericanos. Por ejemplo, Fray Betto, director de la revista América Libre, órgano oficial del FSP, ahora es también miembro del Centro de Justicia Social, filial brasileña de Global Exchange, una de las ONG más destacadas del FSM, que funciona como una organización central con varias ramificaciones, entre las que se cuentan el MST y el EZLN. Global Exchange reúne todas las demandas de los llamados movimiento de defensa de los derechos humanos, y su director en Brasil es James Louis Cavallaro, quien fuera director de Americas Watch, organización patrocinada por George Soros.
Fuerza supranacional
A partir de su fundación oficial, el FSM consolidó su presencia internacional con agresivas intervenciones, más allá de sus golpes publicitarios inicales, y se convirtió en una fuerza jacobina intinerante copiada, sin sombra de dudas, de la experiencia de las Brigadas Internacionales que actuaron en la Guerra Civil Española. Ya con este formato, el FSM se desplazó a la ciudad de México, para recibir, al 11 de marzo de 2001, al "subcomandante Marcos" y un puñado de dirigentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en lo que imaginaban sería la marcha triunfal del movimiento zapatista. La marcha, que se inició en el estado de Chiapas diez días antes, culminó con una manifestación en el Zócalo, la plaza principal de la ciudad de México, que reunió a una masa de cien mil personas.
La intervención de fuerzas internacionales del FSM en asuntos internos que competen a la soberanía del Estado nacional fue tan escandalosa que ni los reportajes de la prensa dejaron de notarlo. Por ejemplo, el 12 de marzo el periódico Folha de São Paulo informó que "algunos simpatizantes se quejaron de los guardaespaldas de Marcos, franceses y anarquistas italianos que impidieron que la población se acercara".
Al apoyo internacional a la marcha del "subcomandante Marcos" se sumó prominentemente lo que podemos denominar la "brigada francesa" del FSM, integrada por notables como la "viuda negra" de las causas separatistas, Danielle Miterrand, el activista que se disfraza de campesino, José Bove, y el director de Le Monde Diplomatique, Bernard Cassen. El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil envió una delegación integrada entre otros por la diputada estatal de Rio Grande do Sul, Luciana Gerno, representante de las facciones más radicales del PT y quien llevaba la representación de su padre, el presidente municipal de Porto Alegre, Tarso Genro. Luciana le trasmitió a Marcos una invitación a asistir a la segunda reunión del Foro Social Mundial, a realizarse en Porto Alegre en enero de 2002. Si acude, podría abrazarse con George Soros para realizar lo que pudiere denominarse "el segundo abrazo de Grasso" .
Quien medió la relación de Marcos con los dirigentes del PT en Rio Grande do Sul fue personalmente Bernard Cassen, quien le comunicó a Tarso Genro la intención de Marcos, ya que "una visita de Marcos sería para confirmar el papel dirigente de Porto Alegre en el movimiento mundial contra el neoliberalismo", como él mismo lo declaró desde París. "Marcos pretende fundar", agregó Cassen, "una organización política que no será un partido". Más tarde se vino a saber que el "subcomandante Marcos" aceptó ser el representante mexicano de la ATAAC, dirigida por Bernard Cassen.
Después de su despliegue a la ciudad de México, las brigadas internacionales del FSM se trasladaron a Génova, Italia, en agosto de 2001, en ocasión de la reunión del Grupo de los Ocho. Esta fue la primera vez que el FSM y una amplia coalición de organizaciones no gubernamentales se presentaron como un frente amplio antiglobalista para protestar ante la reunión de los representantes de las naciones más ricas del mundo. La protesta culminó con manifestaciones violentas desatadas, principalmente, por una serie de grupos terroristas italianos cuyos orígenes se remontan al conglomerado de los autonomisti, de donde surgieron más tarde las Brigadas Rojas.
Los Overoles Blancos, los nuevos autonomistas
Los denominados Overoles Blancos, que se unieron al Bloque Negro terrorista en los tumultos de las calles de Génova, Italia, son la continuación del movimiento autonomista de los setenta. Cuando, en 1979, el procurador de Padua Guido Calogero expidió una orden de aprehensión contra Antonio Negri y 150 líderes y miembros del grupo Autonomia Operaia, el movimiento terrorista pareció quedar neutralizado. En realidad, se sumergió, reorganizándose en torno de los llamados "Centros Sociales" centros proterroristas inundados de drogas, frecuentemente financiados por los gobiernos municipales, apoyados por el Partido de Refundación Comunista (PRC) de Italia.
El líder de los Centros Sociales del Nordeste, heredero directo de Negri, es Luca Casarini, también líder de los Overoles Blancos, que escoltaron al "subcomandante Marcos" en su marcha de Chiapas a la ciudad de México. Casarini inició su carrera en los años setenta, en el grupo de Negri en Padua. Hoy sus manifestaciones públicas dejan claro que Negri sigue siendo su eminencia gris. Según le declaró al diario La Repubblica el 4 de agosto de 2001, "el conflicto social es necesario contra la violencia del Imperio".
El liderazgo de Negri en el Centro Social de Génova también es patente por el lenguaje que usan. Su "Llamado" a las manifestaciones de la reunión del G-8 decía que si las autoridades no permitían el acceso de los manifestantes al centro de la ciudad durante la cúpula, los participantes debían formar una "multitud".
Por otro lado el líder del PRC Fausto Bertinotti viajó a Chiapas en 1996, al mismo tiempo que se creaba la organización Ya Basta miembro oficial del Foro Social Mundial, una red de apoyo al zapatismo que en Italia comparte sus oficinas con los Centros Sociales. El PRC y los Centros Sociales crearon un sistema mediante el cual potenciales reclutas son enviados a Chiapas a trabajar en algún proyecto de infraestructura primitivo.
En 1975, la red Autonomía-Centros Sociales de la región de Veneto fundó la Radio Sherwood. Con la internet, la radio se convirtió en la Tribuna Sherwood, que divulga regularmente artículos de Negri y otros ex autonomisti, como Oreste Scalzone. Junto con Franco Berardi, otro líder del grupo que huyó a Francia, Scalzone continúa escribiendo para la revista Derive/Approdi, destinada a miembros de los Centros Sociales.
El `Proyecto Chávez' de Londres
Una de las más peligrosas expresiones de esta estrategia oligarca dentro de Iberoamérica es el caso de Hugo Chávez, actual presidente de Venezuela.
El fenómeno Chávez, con todo y su retórica radical, en realidad es un refrito de la trillada estrategia británica de arrear turbas violentas y enardecidas contra las instituciones del Estado nacional, para así poder imponer sin resistencia su política económica usurera. Esta vez, empero, los británicos han añadido una nueva dimensión: las drogas.
El propio Chávez presenta su movimiento como una versión moderna de la revuelta jacobina en Francia en el siglo 18, una "revolución" pergeñada y financiada de principio a fin por banqueros londinenses. Chávez afirma también que su principal precursor venezolano es Ezequiel Zamora, líder militar liberal del siglo 19 a quien Londres aprovechó para lanzar la cruenta Guerra Federal y destruir la facción hacepatria que se oponía a la usura. Las élites financieras internacionales de hoy se valen de Hugo Chávez y de su popularidad entre las masas venezolanas como instrumento para lo mismo, con el mismo fin.
Michel Camdessus, director gerente del Fondo Monetario Internacional, explicaba en enero de 1998, en una conferencia de Transparencia Internacional realizada en París, que el tipo de reformas que el FMI exige que se practiquen por todo el mundo requiere, para su realización, el equivalente de una Revolución Francesa:
"Si me permiten parafrasear las palabras de Duc de Liancourt, camarero mayor de Luis XVI [decapitado más tarde], el 14 de julio de 1789, yo diría: `No es progreso, Su Majestad, ¡es una revolución!' Dichas reformas requerirán un vasto cambio en la forma nacional de hacer negocios, en la cultura empresarial y la conducta gubernamental. . . Como todas las revoluciones, ésta será exitosa sólo con la presión implacable y en última instancia irresistible de la sociedad civil".
En cuanto a Chávez mismo, Richard Wilkinson, embajador británico en Venezuela, declaró a un grupo selecto de empresarios británicos en octubre de 1998, apenas dos meses antes del triunfo electoral de Chávez: "Su popularidad y su legitimidad. . . [son] condiciones indispensables para las medidas duras que el próximo presidente tendrá que tomar".
Y ¿qué "medidas duras" le pide Londres a Chávez?
Primero, Chávez debe alinear completamente a Venezuela con la política de saqueo económico y "globalización" del FMI. Hasta ahora Chávez ha cumplido, pronunciándose como un entusiasta seguidor de la doctrina de la "Tercera Vía" que plantea el primer ministro británico Tony Blair, y adoptando todas y cada una de las medidas que le ha exigido el FMI.
Segundo, Chávez debe desatar a sus seguidores enragé, convocando (ilegalmente) una Asamblea Constituyente para reescribir la Constitución venezolana de pé a pá, demoliendo hasta el último rezago de resistencia política e institucional que pueda oponérsele. Este operativo seguirá el ejemplo de la Constituyente colombiana de 1991, cabalmente financiada por los carteles narcotraficantes.
Tercero, Chávez debe esgrimir su movimiento jacobino para aliarse con la insurgencia narcoterrorista de las FARC y el ELN conocida como el "tercer cartel" en el vecino país colombiano, que se encuentra ya en camino de establecer una república cocalera independiente, internacionalmente reconocida, al sur de Colombia.
Cuarto, tanto los británicos directamente, como su viejo amigo Fidel Castro, preparan a Chávez para que se convierta en nuevo líder de "la revolución" por toda Iberoamérica. En tanto líder carismático militar, Chávez tiene el encargo especial de desmantelar las instituciones castrenses de todo el continente, objetivo largamente acariciado por Londres, denunciado en 1993 por EIR con su libro El complot para aniquilar a las Fuerzas Armadas y a las Naciones de Iberoamérica, ampliamente difundido en la región.
Una de las más crueles ironías del caso Chávez es que en un principio cobró fama por un conato de golpe del 4 de febrero de 1992, contra el odiado gobierno de Carlos Andrés Pérez, uno de los mejores aliados de George Bush entre los jefes de Estado de Iberoamérica. Aunque el golpe fracasó, Chávez se tornó héroe nacional, y muy merecidamente, dados los sangrientos esfuerzos de Pérez por embutirle la política del FMI a la población venezolana.
Como resultado de ese golpe fallido, Chávez cayó en prisión, para salir de allí, a los dos años, con la personalidad totalmente cambiada. Como lo comentara en su momento Lyndon H. LaRouche, "las opiniones del coronel Hugo Chávez han pasado por una milagrosa metamorfosis durante sus breves vacaciones en la cárcel". Esa transformación, de factor independiente a agente manipulado, al parecer tuvo que ver con una combinacion de odiosas circunstancias personales que debió sufrir en su calabozo, con la intervención coordinada de varios agentes del poderoso clan Cisneros de Venezuela, que de aquel tiempo en adelante pasaron a ser cada vez más íntimos asesores controladores, podría decirse de Chávez.
Sea esto como fuere, Chávez salió de la cárcel directamente a los brazos amorosos de Fidel Castro. En 1994, durante una espectacular visita a La Habana, Chávez fue ungido por el dictador cubano como el nuevo Ché Guevara, joven y dinámico líder de una nueva revolución continental. De inmediato, Chávez se dio a la tarea de fortalecer sus lazos con partidos y movimientos afiliados al llamado Foro de São Paulo por toda Iberoamérica.
Encontrándose de visita en Argentina al año siguiente, acompañado por su nuevo asesor, el charlatán nazicomunista argentino Norberto Ceresole, Chávez asumió con gusto su flamante papel de portavoz de las insurgencias narcoterroristas del continente. Alabó a las FARC y al ELN por su creación de una república cocalera en Colombia: "Hay un Estado dentro del Estado", dijo, "donde el Estado colombiano no tiene presencia, las leyes que se cumplen no son las leyes del Estado colombiano, [y] las Fuerzas Armadas que por allí patrullan no son las Fuerzas Armadas colombianas". Símile modo, apoyó el levantamiento "zapatista" en México, al que llamó "la rebelión indígena de Chiapas; nosotros desde el primer día. . . nos solidarizamos con Chiapas, creemos que este fenómeno tiene similitud con el nuestro. . . Creemos que fue una rebelión legítima lo de Chiapas".
Además de Castro, los británicos también acudieron a recibir a Chávez cuando salió de su prisión. Desde entonces, Chávez ha sido el consentido de la embajada británica en Caracas, que lo protege y promociona directamente. Por todo ese tiempo Chávez no podía sacar visa para viajar a los Estados Unidos, ni siquiera cuando tenía en mano una invitación de la sucursal neoyorquina de J.P. Morgan, el banco favorito de Londres. No fue sino hasta las postrimerías de la campaña presidencial de 1998 que las redes anglófilas estadounidenses, encabezadas por los compinches del vicepresidente Al Gore, se sumaron visiblemente al "proyecto Chávez", asegurándole que, de resultar electo, los Estados Unidos le darían la bienvenida.
Entre las primeras acciones presidenciales de Chávez, electo en diciembre de 1998, estuvo la de brindar apoyo venezolano a la guerrilla narcoterrista en Colombia.
A mediados de junio de 1999 Chávez viajó a Wall Street para cerrar la otra parte del trato, ofreciendo a Venezuela como vaca de ordeño para el saqueo colectivo de los cientos de financistas que lo agasajaron en esa ocasión. Chávez anunció entonces las siguientes medidas, que demuestran el pánico de su gobierno por tratar a toda costa de evitar la bancarrota:
• La emisión de bonos nacionales denominados en dólares, semejantes a los infames Tesobonos en México, que desembocaron en la explosión de la deuda de ese país a fines de 1994.
• Autorizó establecer en Venezuela cuentas bancarias en dólares, así como préstamos en dólares por la banca venezolana.
• Procederá avante la privatización de los sectores eléctrico, petroquímico y de gas y aluminio, así como la inversión extranjera en el sector petrolero nacional.
Tras la estelar actuación de Chávez, el financista venezolano Gustavo Cisneros cantó sus alabanzas en público, por haberse "comprometido" con esos conciliábulos de "importantísimos empresarios". Ahora Chávez tendrá que cumplir sus promesas, sonreía Cisneros: pagar la deuda externa, permitir la inversión extranjera, y establecer un marco jurídico de garantías a la inversión privada.
El siguiente 21 de marzo Chávez se dirigió a la sesión de clausura de la novena mesa redonda anual de la revista londinense The Economist, realizada por quinto año consecutivo en Venezuela. Chávez no hallaba palabras para expresar cuán "honrado" estaba de dirigirse a un cónclave auspiciado por las potencias financieras de la city de Londres. (En sus propias palabras: "yo me siento de verdad honrado, verdaderamente honrado"). Instando a los presentes a que viesen a Venezuela como "su casa" les aseguró que su proyecto nacional "no es el nacionalismo aquel viejo, arcaico. . . [sino] un proyecto nacional, pero con mirada, por supuesto, hacia el mundo". Ofreció como ejemplos de las oportunidades de inversión que ya se están ofreciendo las minas de níquel y oro que ya explotan compañías británicas y canadienses en Venezuela.
Entre disparatadas referencias a Zaratustra, Galileo, Camus, Vivian Forrester y Descartes, Chávez habló de "esos días inolvidables que pasamos en Londres", y de cómo, en la fase "caliente, caliente" a la que pronto entrará Venezuela con su Asamblea Constituyente, su gobierno vuelve la mirada hacia "países que tienen experiencia. Díganme: la Inglaterra; el Reino Unido. ¡Qué experiencia!" Para concluir, hizo el siguiente llamado apasionado a los buitres convocados por The Economist: "Bienvenidos, no se vayan, permanezcan aquí. . . Aquí está renaciendo un país y ese país se abre y está a la orden de ustedes".
Otros ejemplos en Iberoamérica
Veamos otros ejemplos del despliegue múltiple del FSM. En Colombia, el 16 de septiembre de 2001 se realizó en la Universidad Nacional de Bogotá una teleconferencia con nada menos que Antonio Negri, que habló desde su prisión domiciliar de Italia, donde cumple pena de 12 años. Esta presentación fue parte de un seminario que tuvo como propósito poner en marcha en ese país la agenda antiglobalista contra el Estado nacional que puede sintetizarse en lo siguiente: ataque de las fuerzas armadas; y ataque a los grandes proyectos de desarrollo económico e infraestructura, utilizando la llamada carta ambientista-indigenista.
En paralelo con la videoconferencia se realizaba en la misma ciudad de Bogotá el primer Encuentro Internacional "Voces del Mundo con Colombia", en el que participaron cuarenta conferencistas intinerantes del FSM para discutir variados temas: "Economía, armas y guerra entre los Andes y la Amazonía"; "Cultura, identidad, autenticidad, dignidad", y "Propuestas de futuro para la paz desde la sociedad y el movimiento popular", entre otros.
Negri comenzó su exposición con una pregunta: "Cuál es el papel de la periferia?" Su respuesta fue categórica y en las línea de su libro Imperio: "El Estado nacional no puede convertirse en mito para organizar la resistencia. Es cierto que hay una forma de resistencia y permanencia del Estado nacional, pero existe una tendencia cada vez más importante a que la función central la determinen países como Estados Unidos, Japón y Rusia; pero de la relación entre el centro y la periferia saldrá la resistencia."
"La periferia", agregó Negri, "ya no se puede considerar como lo que antes conocíamos como periferia. No hay que convertir al Estado nacional en un fetiche para organizar la resistencia. Debemos apoderarnos de las redes sociales y de las organizaciones cívicas y construir las alianzas necesarias. Hay que organizar globalmente".
A la pregunta: "¿Cuál es la lógica del sistema?", Negri respondió: "En el sistema se puede asesinar y esto produce invulnerabilidad, pero a su vez esto genera suicidio. . . ¿Cómo podríamos salir de este estado? ¿Cómo se puede construir y articular una acumulación de elementos de ruptura? Al interior del sistema existe un conjunto de luchas y deseos fundamentales no satisfechos y esto lleva a una ruptura o a un proceso que trata de romper el sistema. Dadas estas fuerzas de desestabilización hay que encontrar la forma política apropiada de articular este proceso. Por ahora sólo existen implicaciones negativas, y el socialismo no está a la orden del día, pero la resistencia global en Seattle y Génova son precedentes importantes en este sentido".
Después de Negri, disertó su colega de luchas, el profesor Ulrich Duchrow, de la Universidad de Heilderberg, Alemania, quien hizo presencia física en el auditorio para abordar el tema del Estado Benefactor (Welfare State). Al referirse a los modelos alternativos, Duchrow dijo: "A fin de dirigir la economía a satisfacer las necesidades, hay que admitir que no tenemos un plan detallado". No obstante, enunció las mismas propuestas de Bernard Cassen y el FSM, a saber: impuesto Tobin, un gravamen a los capitales transnacionales en sus transacciones financieras y reintroducir el control del flujo de capitales.
Pero para que no haya duda de que estas medidas no significan regresar al Estado nacional de bienestar general, los profesores colombianos Hernando Gómez Serrano y Fermín González se encargaron de explicar que de lo que se trata es de seguir los principios maltusianos ecológico-fascistas, dirigidos a detener a toda costa la ejecución de grandes obras de infrastructura vitales en el continente. En particular, pusieron de blanco el proyecto de integración fluvial de Sudamérica, proponiendo utilizar para ello el terrorismo étnico.
La brigada del FSM escasamente tuvo tiempo para recoger sus maletas y partir rumbo a Cochabamba, Bolivia, en donde tuvo lugar, del 16 al 24 de septiembre, un encuentro denominado Tercera Conferencia Internacional Acción Global de los Pueblos, convocada por una de las ONG más activas del movimiento antiglobalista y que congregó a representantes de dieciséis países. Lo singular de la reunión de Bolivia es lo que bien puede llamarse "narconacionalismo".
La manifestación más clara del tipo de fuerzas que congrega el FSM fue la intervención de Felipe Quispe, líder del movimiento por la legalización de la coca de Bolivia. Al referirse a los actos terrorista del 11 de septiembre, declaró: "Necesitamos ese tipo de acciones para destruir al enemigo. . . El imperialismo está matando al mundo". Quispe envió públicamente sus "saludos fraternales y revolucionarios a los que ejecutaron el ataque" en Nueva York y Washington.
La reunión de Cochabamba se celebró en el corazón de la región cocalera de Bolivia, donde los participantes realizaron una manifestación conjunta con miles de cocaleros, en la población de Chimore. Ahí anunciaron que se proponen arreciar sus actividades en Iberoamérica y convertir al movimiento cocalero en una fuerza de masas uniéndolo a los jacobinos "antiglobalistas" internacionales.
En la manifestación, Evo Morales, coordinador de la conferencia de Cochabamba y desde hace mucho abogado de la narcolegalización, anunció que los "antiglobalizadores" habían decidido que, "a partir de esta fecha, empezará la defensa mundial de la coca", con lemas como "la coca no es cocaína" y "coca sí, Coca-Cola no".
No sólo algunos miembros radicales del FSM justifican los ataques terroristas del 11 de septiembre. El brasileño Frei Betto, director de la revista América Libre, también los justificó, con la línea de razonamiento de que, "si los Estados Unidos sufren ataques tan violentos e injustos es porque. . . humillan a pueblos y grupos étnicos". Quienquiera que sepa la historia de América Latina sabe que, por 200 años, los Estados Unidos han "propagado el terror" en nuestros países, y "la violencia atrae violencia", escribió en un artículo del periódico brasileño Folha de São Paulo.
Fascismo ludista contra la agricultura moderna
En un artículo publicado en la edición de otoño de 2000 de la versión francesa da revista The Ecologist, propiedad de Teddy Goldsmith, en cuyo consejo editorial figuran las organizaciones ecologistas de más calibre del mundo, René Reisel, asesor del líder campesino francés José Bové una de las estrellas del Foro Social Mundial y marioneta de la familia Goldsmith afirma explícitamente que tal movimento se basa en las acciones de los ludistas ingleses, que respondieron a la Revolución Industrial destruyendo los telares mecánicos.
Y es que, en verdad, los principales protagonistas del FSM, y desde luego sus patronos, comparten una misma concepción bestilizada del hombre y de la naturaleza. Creen en las ideas tribalistas de la "Madre Tierra", recreadas por el sociólogo francés Franz Fanon, cuyo discípulo brasileño Paulo Freyre es uno de los principales ideólogos del MST. En esencia es una lucha contra el progreso científico y tecnológico; de ahí que las campañas ambientistas de corte maltusiano sean parte central de la militancia y la ideología del Foro Social. Por eso es manifiesta su enemistad con la modernización agrícola; por eso promueven programas semejantes a los atrasados propuestos por el Banco Mundial, las llamadas "tecnologías autóctonas" en los países del Tercer Mundo.
Como parte de las actividades de la reunión de fundación del Foro Social Mundial en Porto Alegre, el activista francés José Bové, famoso por participar en las manifestaciones violentas contra varios restaurantes McDonald en su país, y el dirigente del MST, João Pedro Stédile, liderearon la invasión de una propiedad de la empresa Monsanto, en el estado de Rio Grande do Sul, con un grupo de 600 activistas, destruyendo dos hectáreas de siembras experimentales de semillas de soya y maíz modificadas genéticamente.
No es la primera vez que el MST coloca como blanco de ataque a los alimentos transgénicos, en alianza con el grupo Greenpace, campeón mundial en la lucha contra ellos. Los emesetistas han lanzado una campaña intermitente, cuya presión ha surtido cierto efecto: lograron imponerle al gobernador petista Olívio Dutra, patrocinador del Foro, su exigencia de declarar al Estado zona libre de los transgénicos. Dutra es tan amigo de Greenpace que en 1999, días después de asumir el cargo, se paseó en su navío.
El 30 de enero, jactándose del espetáculo con Bové, Stédile declaró que su organización le declarararía la guerra a las empresas multinacionales que producen transgénicos. Semejante embestida es parte de la operación internacional lidereada por la organización proterrorista Vía Campesina, y el plan consiste en "ocupar, arrancar y quemar", como declaró, en Porto Alegre, Rafael Alegría, secretario de operaciones internacionales de la organización, domiciliada en Honduras. El MST ha acumulado una buena experiencia en acciones proterroristas ecologistas. Por ejemplo, en julio de 2000, en Recife, capital del estado brasileño de Pernambuco, sus militantes invadieron y atacaron con cocteles Molotov un carguero atracado en el puerto con 38.00 toneladas de maíz transgénico argentino. El líder del MST en Pernambuco, Jaime Amorim, declaró que el verdadero objetivo era incendiar el maíz transgénico, pero no lo consiguieron.
De hecho, en las deliberaciones del FSM se intensificaron los esfuerzos por activar una "internacional campesina", cuyo núcleo principal sería el MST, movimento originado por la teología de la liberación y apoyado descaradamente por la monarquía británica, a través de las organizaciones "filantrópicas" de la Iglesia Anglicana, como Christian Aid y el Consejo Mundial de Iglesias.
Por otro lado, es patente que el MST actúa según el plan de la "multitud" transfronteriza mencionada por Antonio Negri en Imperio como característica de los nuevos movimientos sociales. El 21 de octubre, el periódico argentino Página 12 afirmó que, 10 días antes, cerca de 250 militantes del MST intentaron cruzar el puente internacional entre la ciudad brasileña fronteriza Uruguaiana, ubicada en el estado de Rio Grande do Sul, y el Paso de los Libres, en la provincia argentina de Corrientes. El periódico agrega que éste no es el primer incidente, pues hubo otro semejante seis meses antes.
Según el periódico Folha de São Paulo del 28 de enero de 2001, los principales representantes de los movimentos de agricultores participantes del Foro se hospedaron en el Convento de los Capuchinos, donde cerca de 150 militantes se reunían todas las noches para tratar del futuro del movimiento. Al mismo tiempo, Vía Campesina anunció acciones internacionales en varios países, como cierre de carreteras con tractores, así como paralización de naves en los puertos y trenes en las fronteras, para protestar contra la importación de alimentos transgénicos.
Por otro lado, las acciones de Porto Alegre sirvieron para sellar la alianza del MST con José Bove léase Teddy Goldsmith, como se refleja en el viaje a Francia, a finales de febrero de 2001, del secretario de agricultura de Rio Grande do Sul, José Hermeto Hoffman, miembro honorario do MST, para testificar a favor de Bové en un proceso judicial que se le incoó por la destrucción de arroz transgénico en Montpellier. Bové es un producto acabado de la "nueva izquierda" proterrorista. Hasta ha recibido entrenamiento en Libia. Su carrera de activista ambiental comenzó en 1995, cuando se unió a Greenpeace y Rainbow Warriors para realizar protestas antinucleares.
Un artículo publicado el 1 de abril de 2001 en el suplemento cultural de Folha de São Paulo, de Michael Lowry, de la Escola de Altos Estudios de la Sorbona, califica al MST y al EZLN de verdaderos representantes de una revolución "campesina arcaica" contra la modernidad. Orientándose por el trabajo del historiador marxista inglés Eric Hobsbawm, Lowry muestra su fascinación por los movimentos campesinos de "resistencia", que clasifica de "milenaristas primitivos" y ejemplos históricos de "protestas antimodernas (anticapitalistas)".
El ejemplo principal es la rebelión de los trabajadores agrícolas ingleses de 1830, precisamente los bautizados de "ludistas", que tanto facinan a los patronos del FSM, "un movimento de protesta de masas que utilizó métodos arcaicos: incendios, destrucción de máquinas".
Enseguida, Lowry indica: "Parece que Hobsbawm abrió un camino de investigación apasionante. Citaría dos ejemplos sacados de mi propio campo de investigación: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional de Chiapas y el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil. Ambos son movimientos campesinos de protesta contra la modernización capitalista, ambos poseen componentes milenaristas que se aproximan a los fenómenos estudiados por el historiador inglés. El EZLN nació de la fusión del guevarismo, que no deja de tener una dimensión milenarista, con la rebelión arcaica de comunidades indígenas mayas y con el mesianismo cristiano de las comunidades de base. . . En cuanto al MST, que tiene sus raíces socioculturales en la Pastoral de la Tierra de la Iglesia Católica, en las comunidades de base y en la teología de la liberación, también se caracteriza por una mezcla pasmosa de religiosidad popular, revuelta campesina arcaica y una organización moderna en la lucha radical por la reforma agraria".
Resulta que la selecta Escuela de Altos Estudios es un granero que ha alimentado la ideología de odio a la civilización cristiana occidental que guía a carniceros como Pol Pot de Campuchea, asi como a buena parte de los antropólogos que crearon al sanguinario Sendero Luminoso en Perú.
En esta perspectiva se debe resaltar que con el MST colabora una bien organizada red de antropólogos que azuzan a los grupos indígenas de Brasil contra el desarrollo, aglutinados en torno del influyente Instituto Socio-Ambiental (ISA), creado por personalidades de peso dentro de la estructura del ambientismo mundial. La directora actual del ISA, antropóloga Neidi Esterci, es egresada precisamente de la Escuela de Altos Estudios Sociales de la Sorbona. En su vida "académica", se destacan trabajos claves para justificar y desencadenar varias modalidades de conflictos por la tierra. Un ejemplo es su trabajo "Conflito no Araguaia: peões e posseiros contra a grande empresa", publicado em 1987.
Este tipo de iniciativas ecologistas maltusianas cuenta con el apoyo de varias redes de la monarquía británica como se ve en el apoyo irrestricto de Teddy Goldsmith, quien inició su militancia ecologista precisamente contra la energía nuclear y que patrocina generosamente cualquier iniciativa que promueva la llamada agricultura orgánica, causa en la que se empeñan varios miembros de la familia real inglesa. Goldsmith sustenta sus actividades en convicciones fascistas que lo llevan a afirmar que su "enemigo es la sociedad industrial, la tecnología como tal. Para mí el ideal son las sociedades tribales, porque las respuestas a los principales problemas de la Humanidad protección ambiental, control de recursos y de crecimiento demográfico son una parte integral de su cultura, y no separadas de ella, como en la sociedad occidental".
Desde finales de la década de los ochenta, el fallecido James y su hermano Teddy Goldsmith dedicaron sus esfuerzos a financiar a una serie de ONG, fundaciones y programas piloto específicamente dedicados a impulsar la "agricultura orgánica o natural". En 1991 el periódico inglés The Independent informó que James, "un millonario del ramo alimentario, va a financiar la formación de una alianza agrícola verde, va a donar 1.800 millones de dólares para la creación de la Safe (Sustaintable Agriculture Food and Enviroment) que reunirá a pequeños agricultores, agricultores orgánicos y entidades ambientistas". Con esto en mente, financian y promueven a las figuras políticas de su conveniencia y, en consecuencia, campañas como la que pretende prohibir hasta la invesigación gubernamental o privada de semillas genéticamente tratadas.
James Goldsmith vivió muchos años en México, donde compró una zona de bosque tropical para realizar un programa piloto de conservación ambiental en el estado de Colima. En público y en privado, Teddy Goldsmith alardeaba que "uno de nuestros hombres en México es Gustavo Esteva". Desde mediados de los ochenta afirmaba que en el futuro México se dividiria en tres partes, cada una con moneda propia, y que se crearía una relación "subnacional". Estas fueron sus palabras años antes del surgimiento del EZLN. Más tarde, "su hombre", Gustavo Esteva, un maoísta radical, se convirtió en asesor oficial del zapatismo y colaborador de la revista The Ecologist, en cuyas páginas el "subcomandante Marcos" ha sido presentado como el "tipo de líder del futuro".
Al mismo tiempo, los hermanos Goldsmith han mantenido un interés especial en Brasil, que se manifestó públicamente por lo menos desde que la rica y estratégica región amazónica quedó en la mira del poder angloamericano en el nuevo orden que le impusieron al mundo el presidente George Bush y la primera ministra Margaret Thatcher, en condominio con el fallecido presidente François Mitterrand de Francia.
En 1989, en medio del fuego cerrado que la cúpula de la oligarquía británica abrió contra Brasil, sir James Goldsmith se reunió con la primera ministra Margaret Thatcher "para examinar la posibilidad de que la Gran Bretaña sea la autora de convocar una asamblea general extraordinaria de las Naciones Unidas para tratar la cuestión amazónica", informó el Jornal do Brasil el 7 de mayo de 1989.
En reconocimiento del papel prominente que desempeñaba la familia en las causas del ambientismo, James Goldsmith fue entrevistado por la revista brasileña Istoe-Senhor en 1991. Interrogado sobre qué tipo de financiamiento recibirían los grupos o personajes involucrados en las causas verdes de conservación y agricultura natural, James respondió tajante: "No pretendemos dispersar esfuerzos apoyando todo y nada al mismo tiempo. Tengo experiencia en los negocios; en consecuencia juzgaré las acciones por los resultados y no por la buena publicidad". O sea que, con su experiencia financiera, la familia Goldsmith sabe que invirtiendo en el FSM y sus satélites, su causa maltusiana y contra la soberanía de las naciones está bien encaminada.