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Documentation: Perfil: Leo Strauss
El padrino fascista de los neoconservadores

por Jeffrey Steinberg

En un artículo de Richard Lacayo del 17 de junio de 1996, la revista Time nombró al finado filósofo de la Universidad de Chicago Leo Strauss (1899–1973), como una de las figuras más influyentes y poderosas en Washington; el hombre responsable de la "Revolución Conservadora" de Newt "Newtzi" Gingrich en el congreso de los Estados Unidos y padrino intelectual del anteproyecto "Contrato con América" de Newtzi para la viciosa austeridad fascista.

Si la influencia política de Strauss en la capital de la nación más poderosa de la tierra era increíble en 1996, hoy lo es todavía más. El principal "straussiano" en el gobierno de Bush es el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz, educado por el álter ego y colega de Strauss en la Universidad de Chicago, el profesor Allan Bloom. Wolfowitz dirige el "partido guerrerista" dentro de la burocracia civil del Pentágono, y su protegido, I. Lewis Libby, jefe de la oficina y principal asistente de seguridad nacional del vicepresidente Dick Cheney, dirige un "tenebroso consejo de seguridad nacional" altamente militarista afuera del viejo edificio de oficinas ejecutivas, adyacente a la Casa Blanca. Según el biógrafo de Bloom, Saul Bellow, el día en que el ahora ex presidente George H.W. Bush rechazó la exigencia de Wolfowitz y Cheney de que las tropas estadounidenses siguieran su marcha hacia Bagdad, durante la Operación Tormenta del Desierto de 1991, Wolfowitz llamó a Bloom desde su teléfono privado para quejarse amargamente. Parece que a "Bush 41" le faltó para ser el "superhombre" nietzscheano que Wolfowitz quería.

Sin embargo, el nombre de Strauss también puede resultar ser un riesgo, en particular para aquellos ideólogos neoconservadores que intentan llevar al presidente Bush a una guerra en el golfo Pérsico que no puede ganarse, en su búsqueda de un imperio mundial imaginario, quienes ahora se encuentran bajo un ataque de la poinión pública cada vez mayor.

El 3 de marzo, en una entrevista de radio en el programa de Jack Stockwell en Salt Lake City, EU, que se difundió ampliamente, Lyndon LaRouche señaló a Strauss como una de las figuras intelectuales, junto con Bertrand Russell y H.G. Wells, que llevan a los EU a una desastrosa repetición de la Guerra del Peloponeso, que llevó a la caída de Atenas y a la ascensión del imperio Romano. Días después de la entrevista con LaRouche, la prensa alemana, francesa y estadounidense atacó a Strauss por su papel en la creación de la actual camada de neoconservadores.

La escritora Shadia B. Drury, en su libro en 1997, Leo Strauss y la derecha estadounidense, citó a los siguientes personajes prominentes de Washington entre los protegidos de Strauss: Paul Wolfowitz; el magistrado Clarence Thomas de la Suprema Corte de Justicia; el juez Robert Bork; el propagandista neoconservador y ex jefe de la oficina vicepresidencial durante el período de Dan Quayle, William Kristol; el antiguo Secretario de Educación, William Bennett; el editor de National Review, William F. Buckley; el ex funcionario del gobierno de Reagan, Alan Keyes; el asesor actual sobre bioética de la Casa Blanca, Francis Fukuyama; el procurador general John Ashcroft; y William Galston, asesor de política nacional durante el gobierno de Clinton y coautor, junto con Elaine Kamark, del programa político del Consejo del Liderato Demócrata de Joe Lieberman.

Entre los aliados y protegidos de Strauss en el lanzamiento del movimiento neoconservador posterior a la Segunda Guerra Mundial se encuentran: Irving Kristol, Norman Podhoretz, Samuel Huntington, Seymour Martin Lipset, Daniel Bell, Jeane Kirkpatrick y James Q. Wilson.

Aquí sólo nosotros somos fascistas

Una revisión de la carrera de Strauss revela por qué la etiqueta de "straussiano" conlleva implicaciones bastante sucias. Aunque nominalmente un refugiado judío de la Alemania nazi (de hecho se marchó para obtener una posición mejor en el exterior, bajo la encarecida recomendación del jurista nazi Carl Schmitt), Strauss era un proponente desenfadado de los tres padres más notorios de la filosofía nazi: Friedrich Nietzche, Martin Heidegger y Carl Schmitt. Biografías recientes han revelado el profundo entusiasmo de Heidegger con Hitler y el nazismo, mientras fungió como Canciller de la Universidad de Friburgo, durante la época del Nacionalsocialismo y encabezó el resurgimiento nietzscheano. En 1934, Carl Schmitt, el principal filósofo nazi de derecho, fue personalmente responsable de conseguirle a Strauss una beca de la fundación Rockefeller, que le permitió salir de Alemania para estudiar en Inglaterra y en Francia, antes de llegar a los EU para enseñar en la Nueva Escuela de Investigación Social y, luego, en la Universidad de Chicago. En su larga carrera académica, Strauss nunca abandonó su lealtad a Nietzche, Heidegger y Schmitt.

El sello distintivo de la perspectiva filosófica de Strauss, era su aborrecimiento del mundo moderno, su creencia en un sistema totalitario gobernado por "filósofos", que rechazaban cualquier principio universal de ley natural, pero que veían su misión como gobernantes absolutos que mentían y engañaban a una masa "populista" estúpida, y utilizaban la religión y la política como medios para difundir mitos que mantuvieran a la población general en una servidumbre ignorante. Para Strauss y todos sus protegidos (tenía mas de 100 alumnos de doctorado y los "straussianos" ahora dominan la mayoría de los departamentos de ciencias políticas y de filosofía en las universidades), el objeto de odio más grande eran los propios EU, a los que veían como algo no mejor que una débil repetición patética de la "democracia liberal" de la Alemania de Weimar.

Entre la actual horda de neoconservadores, Michael Ledeed se destaca como el que alardea abiertamente de su "fascismo universal". Para Wolfowitz, Kristol y el resto, su asociación con Strauss puede ser un factor importante de su caída venidera, y justo a tiempo.

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