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¿Quién asaltó a California?
La pandilla de Cheney


El vice presidente Dick Cheney

por Marcia Merry Baker

El referendo revocatorio del 7 de octubre en California no tiene que ver con el gobernador Gray Davis. En primer lugar, se trata de una maquinación de los intereses creados que impusieron la desregulación de la electricidad en el estado —y en la nación—, saquearon la economía de California desde el 2000–2001 hasta la fecha, y que quieren acomodarse para seguir saqueando hasta el tuétano después del referendo.

El responsable de toda esta crisis es el vicepresidente Dick Cheney; el "Svengali" del Presidente, quien, como jefe del "Grupo Especial para el Desarrollo Energético Nacional", dirigió la política energética del Gobierno de enero a mayo de 2001, protegió el saqueo de California, y planificó lo que venía. Por saqueo, nos referimos a la estafa contra el estado de California y toda la serie de delitos —fraude, cargos excesivos, incumplimiento de contrato, manipulación del mercado, perjurio y muchos otros más— cometidos por las empresas piratas de la energía a cuyas redes financieras sirve Cheney.

Reviste la mayor importancia estratégica internacional ver el referendo revocatorio de California por lo que es, derrotarlo y sacar de su cargo a Dick Cheney lo más pronto posible. Esto es lo que está en juego.

¿Y el gobernador Gray Davis? Ocupaba el cargo en el momento de un ataque sin precedentes contra la economía y el pueblo de California. Cualesquiera que sean sus deficiencias por no actuar de forma enérgica, y a tiempo, para denunciar y combatir en todas sus dimensiones la agresión contra su estado, él no es el problema. No cometió ningún delito que justifique su revocación.

Lo importante es la política de saqueo del cartel energético de la "pandilla de Cheney". Esto enmarca de manera correcta la pregunta de por qué Arnold Schwarzenegger es candidato. De hecho, las mismas redes que impusieron el robo energético, y que pretenden continuarlo, lo crearon como un cyborg político.

* Pete Wilson, el jefe de campaña de Schwarzenegger, firmó la ley de desregulación en 1996 cuando ocupaba la gobernación de California.

* Warren Buffett, copresidente del equipo de asesoría económica de Schwarzenegger, hizo su agosto en 2000–2001 elevando el precio de la electricidad que cobraba su empresa Mid–American Energy Holding Co., adquirida para ese propósito en 1999. Ahora se prepara para sacar el gran billete mediante la reciente compra de un gasoducto que va de las montañas Rocosas a California, ¡cuando casualmente el Gobierno de Cheney y Bush acaba de anunciar que se eliminaron las restricciones para la explotación de gas en las Rocosas!

Estos dos casos son representativos de los que integran el grupo de 20 cacas grandes del "Consejo de Recuperación Económica" nombrados en agosto como asesores de Schwarzenegger. En su conferencia de prensa del 15 de agosto, ante una gran pantalla que decía "Recuperación Económica", y flanqueado por Warren Buffett y George Shultz, Schwarzenegger declaró que no tenía ningún nexo con "intereses creados" y que iría a Sacramento a servir "al pueblo"; una reedición exacta del libreto usado por otro artista austríaco fracasado, que en los 1920–30 decía defender a "das volk" de Alemania.

Schwarzenegger aclaró después lo que quería decir por "intereses creados". En un discurso el 1 de septiembre dijo que, "nunca tomaré dinero de los intereses creados, ni de los casinos indios, ni de los sindicatos, ni nada de eso... Claro que sí obtengo donaciones de empresas e individuos, porque ellos respresentan los poderes dominantes".

El material de este informe pone al descubierto los "poderes" que respaldan la broma de mal gusto que es la candidatura de Schwarzenegger, y aporta las pruebas esenciales que muestran los nexos políticos de los que llevan a cabo la desregulación y destrucción de California y la nación. También contiene prontuarios que detallan el historial energético de Cheney, los desreguladores, y quién es Schwarzenegger en realidad.

Pero antes, presentamos una visión de conjunto y algunos conceptos que deben conocer los ciudadanos para derrotar el complot revocatorio.

¿Cómo popularizaron la desregulación en los 1990, y quién se benefició?

Durante los 1990 fueron aplicándose gradualmente los elementos decisivos de la desregulación de la energía (petróleo, combustibles, gasolina, energía nuclear, electricidad, etcétera) en los Estados Unidos, como la creación de un "mercado libre" para la venta de gas natural, mediante una combinación de leyes federales, decretos administrativos y otras medidas. Esto vino después de que en los 1970 y 1980 se eliminaron las regulaciones en otros sectores vitales de la economía estadounidense, como el transporte (ferrocarriles y aerolíneas), las comunicaciones (telefonía), la salud (organizaciones de mantenimiento de salud, u OMS, cadenas de hospitales con fines lucrativos, etc.), la agricultura (eliminando los precios de sostén), las manufacturas (el "libre" comercio global amañado) y demás.

En todos los casos le dijeron al público, con variaciones adecuadas, que la " 'libre' competencia les permitirá obtener bienes y servicios más baratos". Y en todos los casos esto fue la fachada para que los intereses financieros, empleando nuevos métodos, echaran mano de lo que dieron en llamar nuevos "flujos de ingreso", a saber, los pagos de energía. Se le dijo al público (¡y se lo creyó!) que las empresas públicas tradicionales de electricidad y gas eran sus enemigas. Supuestamente estas empresas de servicios público reguladas eran monopolios, que había que romper mediante la desregulación.

En la electricidad, la desregulación total se impidió a nivel federal —debido a la oposición de retaguardia del Congreso y del electorado—, así que sólo se impusieron aspectos parciales, como la ley de 1992 que obligaba a las empresas de transmisión de energía a "abrirse" a cualquier empresa nueva que quisiera transmitir energía por las líneas existentes. Pero, a nivel estatal, Enron se puso al timón de la aplanadora por la desregulación eléctrica, lo que tuvo serias consecuencias. (Enron no era sólo una compañía, sino un instrumento creado por la comunidad financiera internacional —específicamente los intereses de Rothschild y Lazard— para promover la desregulación de la energía, fomentada por los banqueros para ayudar a inyectarle liquidez al sistema financiero, luego de que casi se desintegra en 1998).

En 1996 California aprobó la primera ley estatal de desregulación de la electricidad, apoyada por todas las partes, y promulgada por el entonces gobernador Pete Wilson. A fines de ese mismo año le siguió el estado de Pensilvania, en una sigilosa votación a las 3:00 de la madrugada, para que no hubieran testigos. Enron había inundado de dinero a Sacramento, la capital de California, y a Harrisburg, la de Pensilvania. Otros estados seleccionados también se cuadraron. Luego se supo que el entonces gobernador de Texas, George W. Bush, telefoneó al entonces gobernador de Pensilvania, Tom Ridge, para decirle que a Pensilvania le convenía tratar bien a Enron.

Para fines de los 1990, más de veinte estados habían seguido el ejemplo de California, aprobando diversos tipos de desregulación de la electricidad.

El 2000 fue el acabose

Para el 2000, cuando despegó la desregulación en California, los precios de la electricidad y del gas natural se fueron por las nubes de la noche a la mañana. Entre mediados de junio y fines de julio los precios de la electricidad al "mayoreo" subieron 270% en promedio en California. Mientras que en mayo de 1999 los usuarios de San Diego pagaban a 3 centavos el kilovatio hora, en mayo de 2000 el precio andaba por 17,6 centavos.

La nueva ley de 1996, ordenaba a las principales empresas de servicios públicos en el estado, Pacific Gas & Electric (PG&E) y Southern California Edison, vender una buena parte de su propia capacidad de generación, y, más bien comprar electricidad en el "mercado libre" del estado, llamado "Cal PX", donde las empresas "comerciales" de energía podían comprar y vender electricidad, incluso energía que no era de su propiedad, pero que se comprometían a abastecer comprándola en otra parte. Los precios de la electricidad en el mercado "al mayoreo" se dispararon.

La sola idea de crear un "mercado" de electricidad era un desastre predecible en California, porque se sabía que había una insuficiencia en la capacidad de generación eléctrica en los estados occidentales por no desarrollar la energía nuclear, los limitados gasoductos, y la utilización de todo el potencial hidroeléctrico existente. Pero al margen de la presión de la "escasez" sobre los precios, la compraventa de electricidad se usó como se tenía pensado, para echar a andar un mercado especulativo con precios manipulados.

Durante el verano de 2000, Southern California Edison, PG&E, y algunas empresas municipales de electricidad fueron golpeadas con precios de mayoreo mucho más altos que los de 1999. La nueva ley de desregulación de California no le permitía a estas empresas pasar de forma automática estos aumentos (impagables) del costo de la electricidad a los usuarios, por lo que, mes tras mes, Southern California Edison y PG&E fueron acumulando deudas por miles de millones de dólares.

Mientras, las advenedizas empresas energéticas piratas de la calaña de Enron se llenaban los bolsillos. Enron, de Houston, Texas, se creó en 1985 (mediante la fusión de Houston Natural Gas y Northern Natural Gas) para realizar un saqueo novedoso y creativo en el corretaje de los contratos de energía a futuro, la especulación con el gas natural, y el mercadeo de la electricidad. Otras empresas energéticas famosas de la época fueron Dynegy, Mirant, Calpine y Reliant. Entre las empresas viejas, pero remozadas, se contaban: Williams, de Oklahoma, y El Paso Gas, de Texas.

Emblemática de la serie de adquisiciones y fusiones del cartel de la energía, fue la maniobra de Warren Buffett, principal ejecutivo de Berkshire Hathaway (la empresa tenedora gigante) y ahora copresidente del equipo económico de Schwarzenegger. En octubre de 1999 Berkshire Hathaway compró a Mid–American Energy Co., de Des Moines, Iowa, en un trato leonino por debajo del precio de mercado. Luego se usó a Mid–American para aumentar las tarifas eléctricas, y se transformó en Mid–American Holdings para adquirir gasoductos y otros activos estratégicos, incluso en el extranjero, y para aprovecharse de los precios a futuro amañados, y controlar el abasto de energía.

Las ganancias de estas empresas en el 2000 rompieron todas las marcas, especialmente en California (ver tabla 1). Las empresas energéticas registraron aumentos de tres dígitos en sus utilidades del 2000 con respecto a 1999. Enron Oil and Gas, por ejemplo, aumentó sus ganancias en 570%, Williams en 277%, Calpine en 240% y Dynegy en 210%.

La gráfica 1 muestra cómo lograron estas hiperganancias mediante la desregulación, que desconectó el precio de la energía, del abasto de la misma.

Para fines de 2000 muchas legislaturas estatales procuraron aprobar moratorias temporales a las órdenes de cortar la energía a los hogares que no podían pagar sus recibos (de electricidad, gas, y combustible de calefacción). Por ejemplo, en Iowa, donde la Mid–American de Warren Buffett elevó el precio de las tarifas en 30%, se extendió una moratoria hasta mayo de 2001.

Para diciembre de 2000 la situación en California estaba fuera de cauce. Los precios de la electricidad en el mercado libre (Cal PX) había subido a más de 15 veces de lo que había sido dos años antes, cuando todavía no había "mercado libre". El precio promedio en California en 1998 era de 90,30 dólares por MW hora; pero para diciembre de 2000 el promedio era de 398,97 dólaresa. El 13 de diciembre el precio libre de la electricidad de un día para el otro en el Cal PX llegó a 1.406,76 dólares por MW hora.

Las empresas piratas, luego de causarle a PG&E y a Southern California Edison deudas por 11 mil millones de dólares, anunciaron que le cortarían el suministro de electricidad a esas empresas, anticipando que no pagarían. El Gobierno saliente del presidente Clinton emitió una orden temporal que obligaba a las empresas "comerciales" a seguir suministrando electricidad y gas natural a California, pero la orden expiraba en enero. El 28 de diciembre el gobernador Davis se reunió con Clinton y con el presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan para pedirles ayuda.

En diciembre Lyndon LaRouche —quien realizó una campaña para volver a regular la energía de emergencia— presentó un documento al ayuntamiento de Boston, que en ese momento contemplaba un proyecto de ley para regresar a la regulación. El 3 de enero de 2001 LaRouche realizó una conferencia internacional transmitida por internet en Washington, D.C., donde instó a restablecer la regulación de la energía de inmediato.

La pandilla de Cheney toma el poder

Entonces vino el Gobierno de Cheney y Bush, conocido desde el cominezo como "la casa de Enron". A diez días de tomar posesión, George W. Bush anunció que Dick Cheney dirigiría el recién creado "Grupo Especial para el Desarrollo Energético Nacional".

El financiamiento de los piratas energéticos al Gobierno entrante igualó sus enormes ganancias (ver tabla 2). Por ejemplo, la Enron, y sus principales accionistas Jeffrey Skilling, y Ken y Linda Lay, le dieron 100 mil dólares cada uno al comité para celebrar la toma de posesión de Bush y Cheney en el 2001; el presidente de Reliant Energy, Steve Letbetter, dio otros 100 mil, así como Southern Co. Entre todas, las empresas de electricidad le donaron 845 mil dólares a dicho comité.

En conjunto, Enron le dio 1,61 millones de dólares a los republicanos durante la contienda electoral del 2000–2001, de los cuales, 630.179 fueron en donaciones directas, y 979.850 en donaciones indirectas. Juntas, las empresas energéticas le dieron a los republicanos 2.032.883 dólares en donaciones directas, y otros 2.061.950 en donaciones indirectas (también le dieron a los demócratas sumas menores, aunque importantes).

Estas empresas le dieron 196.395 dólares a la campaña de Bush. Enron fue la principal contribuyente tanto a Bush, a quien le dio 127.525 dólares, como a Gore, con 11.250 dólares. Le siguió Reliant (la empresa del ex secretario de Estado de Bush padre, James Baker), que le dio 35.070 dólares a Bush. El Comité Nacional Republicano recibió 1.366.090 dólares de las empresas energéticas; y de nuevo Enron encabezó la lista, con 713.200 (en todos los casos, los demócratas también recibieron cantidades menores).

En su momento lo más llamativo fue la cantidad de miembros del Gobierno entrante que tenían nexos con Enron y otras empresas energéticas, destacando Dick Cheney, presidente de Halliburton, la empresa de equipo petrolero. Hasta se pensó que el presidente de Enron, Ken Lay, obtendría un puesto en el gabinete. En febrero Lay anunció que dejaba su cargo como director de la empresa, y se quedaba sólo como presidente de la firma, pero el nombramiento al gabinete no se materializó. Sin embargo, ¡Bush le pidio a Lay que le ayudara a escoger a alguien para la presidencia de la Comisión Federal de Regulación de Energía (FERC)! El elegido fue Pat Wood, de Texas, un viejo lacayo del cartel energético.

El Gobierno de Cheney y Bush sentó las bases para el atraco más grande de la historia. El 20 de enero George W. Bush tomó posesión. El 28 de enero, Dick Cheney, recién nombrado jefe del grupo especial, dijo por televisión que no habría ningún cambio en la política de desregulación. En particular, no se repetiría la extensión de dos semanas a la moratoria que el recién inaugurado presidente Bush le concedió a California el 23 de enero, para obligar a las empresas energéticas a suministrar electricidad a las empresas de servicios públicos del estado. Cheney dijo que "el Presidente dejó muy claro que el plazo era definitivo". En cuanto al regreso a la regulación, dijo: "Soy un convencido del mercado... Creo que la teoría de la desregulación es básicamente sólida. Lo que pasó en California es que se aplicó mal".

De ahí en adelante esa fue la postura durante los 4 meses que duró el equipo especial de Cheney, y hasta el momento. El dogma de Cheney era que, si hubo algún problema especial en California, fue resultado de una "mala desregulación", y que se necesitaba más desregulación, no una intervención federal. Esto lo repitieron todos los voceros del Gobierno, el Presidente y, en particular, Ken Lay, presidente de Enron.

Mientras tanto, el saqueo en California aumentó más a principios de 2001 que en el 2000. La gráfica 2 muestra el proceso. De enero a mayo de 2001, mientras el grupo especial de Cheney estaba en funciones, el precio de la electricidad al mayoreo en California se iba por las nubes, en tanto que la generación eléctrica se racionaba en una maniobra a todas luces planificada, lo cual elevó aún más los precios.

La tabla 3 muestra las tasas de utilidades de las empresas piratas que traficaban en California de enero a marzo de 2001. Enron Oil and Gas reportó un aumento en sus ganancias de 448% respecto al mismo período el año anterior; Williams, 172%; Reliant, 104%. Calpine, con amplias operaciones en los mercados de California, registró un aumento de 424%.

La hiperinflación en California se extendió a toda clase de energía. Los precios del gas natural aumentaron en California 489% de marzo de 2000 a febrero de 2001, y Enron y El Paso Natural Gas hicieron su agosto con el gas.

Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial hubo apagones en California, y para mayo se repitieron cinco veces más. Esto fue el resultado directo de la manipulación de los mercados no regulados. En ningún momento durante el invierno o la primavera, la demanda de electricidad en California excedió los 35.000 MW, muy por debajo de la demanda máxima de los cinco años anteriores, que estuvo por encima de los 45.000 MW, y en los que no hubo apagones. Las empresas comerciales de energía redujeron su capacidad en cantidades enormes.

El 1 de febrero, en tanto que el Gobierno federal rehusaba ayudar, la Cámara de Diputados ratificó un proyecto de ley aprobado el día anterior por el Senado estatal, con el propósito de apuntalar el sistema eléctrico del estado. A esas alturas, PG&E y Southern California Edison habían acumulado una deuda de unos 12.000 millones de dólares por los altos precios de la electricidad, y enfrentaban la bancarrota.

El meollo de la ley de emergencia era que el estado intermediaría entre las empresas piratas que comerciaban la energía, y las empresas de servicios PG&E y Southern California Edison, de modo que el estado compraría la electricidad a las empresas proveedoras, y luego se la vendería a menor precio a las dos empresas que la suministraban a los usuarios de California. El estado se comprometió a firmar contratos de largo plazo con los piratas para obtener electricidad a precios menores que las exorbitantes tarifas de mercado. Los piratas se resistieron al principio, pero finalmente aceptaron. En mayo de 2001 el gobernador Davis creó una entidad de administración energética para poner en orden la situación.

A la fecha, California tiene 43.000 millones de dólares en obligaciones de largo plazo por concepto de energía como resultado directo de la estafa del 2001. Las deudas se han manejado mediante feroces cortes al presupuesto, y la emisión de nuevos bonos por varios miles de millones de dólares. El estado pasó de un superávit fiscal de 12.000 millones de dólares en el 2000, a un déficit de 38.000 millones hoy.

Antes de eliminarse las regulaciones, el precio promedio de un kilovatio hora (kW hora) de electricidad en California oscilaba entre los 30 y 35 dólares, pero en la primavera de 2001 se disparó a más de 300 en promedio, y hasta llegó por momentos a 3.700 dólares por kW hora. En el 2000 California pagó 7.000 millones de dólares por concepto de consumo eléctrico, en tanto que en el 2001 pagó 28.000 millones. En total, los piratas energéticos le han costado al estado 70.000 millones de dólares a la fecha.

Las actividades del estado quedaron diezmadas, desde la agricultura (viveros, granjas lecheras y todo tipo de empresas consumidoras de energía), hasta las manufacturas, y el consumo residencial.

El 19 de marzo de 2001, Cheney presentó un informe "provicional" de su equipo especial al presidente Bush, tendiente a bloquear cualquier ayuda federal para enfrentar la creciente crisis energética de los estados del occidente del país. Cheney siguió insistiendo que el centro de la política energética debía ser el "desarrollo del abasto futuro".

La visión imperial de Cheney en esto puede verse en el mapa del suministro de petróleo en Iraq que elaboró el equipo especial de Cheney en marzo de 2001 (ver mapa). La guerra contra Iraq en 2003 ahora "garantiza" estos suministros, en los términos establecidos por el equipo especial, y la propia empresa petrolera Halliburton de Cheney hasta ahora ha recibido del gobierno estadounidense 1.700 millones de dólares en contratos sin licitación, por hacer negocios con los campos petroleros de Iraq.


El Plan de Cheney para acaparar el petróleo de Iraq.
El grupo especial de Cheney ya andaba trabajando con este mapa en marzo de 2001

En abril Cheney se reunió, a nombre del equipo especial, con el presidente de Enron, Ken Lay, entre otros ejecutivos de empresas privadas. De las ocho recomendaciones que Lay le dio a Cheney en un memorando, siete aparecen en el informe final de Cheney. La cuestión fundamental para Lay era que debían eliminarse más regulaciones a la energía.

En el mismo período Cheney se negó a tener contacto con congresistas de los estados occidentales, quienes pedían establecer un precio tope para la electricidad. Sus prácticas secretas y de excluir a dirigentes de las bases del equipo especial continuaron, al extremo que, en abril, seis representantes y senadores le solicitaron a la GAO, el brazo de auditoría del Congreso, que investigara el procedimiento empleado por el equipo especial. En agosto pasado la GAO informó que "el Vicepresidente nos negó el acceso a prácticamente toda la información solicitada".

El 16 de mayo de 2001 Cheney presentó su informe final de 170 páginas, "Energía accesible y ambientalmente segura para el futuro de los EU". El informe subestima la crisis californiana, y pide mayor desregulación, y el control internacional de regiones petroleras prioritarias.

Por su parte, el diario Los Angeles Times informó el 17 de mayo de 2001 que el disgustado gobernador Gray Davis calificó de "obstructora" a la Reliant, y que advirtió que podría expropiar la electricidad que generaban las empresas privadas, o las plantas mismas.

Menos de dos semanas después, el 29 de mayo, cuando el gobernador Davis se reunió con el presidente Bush, durante la visita de este último a California, Bush reiteró la posición de Cheney: la crisis resultó de que California no eliminó por completo las regulaciones, y que Davis tendría que cargar con la culpa.

Salen los piratas de Enron, entran los ladrones revocatorios

A unos meses de la debacle del equipo especial de Cheney, los principales responsables del robo a California tenían problemas porque ya no podían seguir aumentando el ritmo de saqueo, y porque se pusieron al descubierto sus prácticas ilícitas y fraudulentas. En su campaña por la candidatura presidencial demócrata Lyndon LaRouche venía denunciando a los corsarios de la energía, particularmente a Enron, de piratas rapaces y delincuentes.

Luego, el 14 de agosto de 2001, Jeff Skilling, para entonces director de Enron, renunció repentinamente, aunque insistía que la empresa estaba saludable. El 16 de octubre de 2001 Enron admitió que había falsificado sus declaraciones financieras, y anunció una reducción de 1.000 millones de dólares en inversiones, y una baja de 1.200 millones en el valor de sus activos debido a transacciones indebidas. Dos días después, Enron anunció que sus ingresos de los últimos cuatro años eran más bajos que lo indicado anteriormente, y comenzó la desbandada. El 2 de diciembre de 2001 Enron se declaró en quiebra, la bancarrota más grande de una sociedad anónima en la historia de los EU.

Investigaciones posteriores documentaron también el fraude y las prácticas de saqueo de otros piratas energéticos prominentes, tales como Reliant, Mirant, El Paso y Williams. El 14 de diciembre de 2001, la firma calificadora Moody's bajó de categoría a Calpine y Dynegy.

¿Qué sigue? Se preparan nuevas empresas, nuevos planes y nuevas estafas para California y la nación.

Para empezar, el fraude organizado de Cheney sigue adelante con todo desparpajo. El 29 de agosto de 2003, la FERC le impuso a Reliant Resources una multa de sólo 836.000 dólares por el delito de manipular los precios, aunque con esta manipulación Reliant le robó miles de millones de dólares a California en 2000–2001. El estado insiste que le rembolsen lo robado, pero la FERC ha limitado los rembolsos al mínimo.

La multa a Reliant, y otros castigos insignificantes a las empresas piratas, significa que por cada 250 dólares robados al californiano promedio, el estado recibe 3 centavos per cápita de compensación. El Sistema Operador Independiente de California, la entidad que rige la red eléctrica del estado, estima conservadoramente que, sólo por reducir la capacidad eléctrica para elevar los precios —entre la amplia gama de fraudes cometidos en 2000–2001—, Reliant, Enron y otros piratas de Texas le costaron al estado 8.900 millones de dólares.

Lo que está en marcha para la siguiente ronda de fraudes se refleja en el cambio de propietario del principal gasoducto de California, Northern Natural Gas. Propiedad de Enron desde el principio en 1985, el gasoducto fue entregado a Dynegy a principios de 2002 para resolver una disputa con Enron, porque Dynegy no procedió a comprar a la quebrada Enron como tenían acordado. Luego, en 2002, la Mid–American Energy Holdings, de Berkshire Hathaway, de Warren Buffett, adquirió el gasoducto, y se prepara para la siguiente ronda de eliminación de regulaciones en California.

Esto explica el porqué el gobernador Gray Davis estaba en la mira. Ganó la reelección en noviembre de 2002; aunque no por un margen decisivo, pero se atraviesa en el camino. Ya en mayo de 2001, Ken Lay sostenía conversaciones con Arnold Schwarzenegger; en septiembre de 2002, Schwarznegger y Warren Buffett asistieron a la infame reunión en la propiedad de lord Jacob Rothschild en Inglaterra; en cosa de meses, la operación multimillonaria del referendo revocatorio de California ya estaba en marcha.

Así que lo que está en juego en el referendo del 7 de octubre es la existencia económica de California, de la nación, y del mundo. ¿Se revocará a la "pandilla de Cheney"? Al cierre de la edición, el Congreso sostenía audiencias en Washington, D.C., sobre el apagón que afectó recientemente a 50 millones de personas en el noreste de los EU y Canadá. La solución a este problema debe ser la misma que para California: echar a la basura el plan de Cheney. Hay que volver a regular la energía, y reconstruir la nación y la economía.

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